Para este ejercicio, imaginar libremente a dos personajes, A y B, muy distintos entre sí y enfrentados en algún conflicto grave. Luego, escribir una diatriba (un “discurso o escrito violento e injurioso contra alguien o algo”; la cita es del diccionario de la Real Academia) de A contra B y en la que lo dicho dibuje tan perfectamente como sea posible el carácter de B. Es importante que B no intervenga nunca y que no haya descripciones ni explicaciones: sólo las palabras de A, para que sepamos todo de B desde el punto de vista de A.
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Las Historias es un sitio de Alberto Chimal, escritor mexicano. Contiene una antología virtual de cuento en constante crecimiento y otros contenidos en archivo.
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Aburrido, dices tú. ¿Cómo es eso? Explícate.
Estoy en el escenario, veo que lo disfrutas y que hasta aplaudes espontáneamente. Te ríes. Si te vieran. Te ven arriba, y quizá hasta piensen que te parezco ingenioso, o encantador… cualquier cosa, carajo. Química, le llaman.
Y luego para que vengas y digas ‘aburrido’.
Eso jode a cualquiera.
Ya sé que es la misma rutina de siempre. Tedio, dices tú. El Tedio. Y yo me pregunto cuántas no lo darían todo por estar en tu tedioso lugar. La suerte que tienes. Cuántas no querrían subir al escenario luciendo radiantes, –y nunca quejándose por el corsé o por las pelucas, sino todo lo contrario: con las vértebras alineadas en perfecta hilera, preguntarían faltas de aliento: ‘¿cuál corsé?’ –y subirían, todas güeras, a la plataforma.
Eso es la fama, ¿lo sabes? La fama real. Respiración artificiosa y sonrisa contenida. Y viceversa. Al mismo tiempo y al revés volteado.
Profesionalismo. La gente espera que subas y que te serruchen. O que te aten a la rueda y que te avienten cuchillos de carnicero. Que una flecha atraviese la manzana en tu cabeza. Caray, con que desaparezcas de vez en cuando. ¿Sabes la mucha práctica que requiere acostumbrarse a las medidas de una nueva asistente? No tienes idea.
A fin de cuentas, es un trabajo de equipo. Hay que ceder, en algún punto. Por ejemplo, yo noté que el año pasado te pasaste un poco de servidas con el recalentado navideño. Mandé aflojar las medidas de los vestidos. Tolerancia dimensional, le llaman. Luego dijiste que no sabías nadar, y fui entonces yo quien se metía encadenado al contenedor para escapar. Trabajo en equipo. Ceder.
Y no es que esté en contra de la diversión. Aquí entre nos, tu movida con Gary el domador es secreto seguro. Soy una tumba. Yo también fui joven. Yo también hice locuras, eh.
¿Te conté de la vez que salí con la mujer barbuda después de perder una apuesta?