Taller literario

Seis ejercicios complejos de escritura

Está terminando la clase magistral (o taller intensivo) que vengo dando cada año en Under The Volcano: un proyecto binacional que ofrece clases de escritura creativa, en español e inglés, desde Tepoztlán. Debido a la pandemia hemos tenido sesiones híbridas (con parte del grupo en el sitio y otros en línea), pero el arreglo ha funcionado en general, y entre otras cosas el trabajo con el grupo ha dado lo que sigue: seis ejercicios de escritura más complejos que los habituales que publico en Facebook y Twitter de lunes a viernes.

Cada uno de estos ejercicios fue pensado para una persona en especial, considerando sus intereses y fortalezas como escritor/a, con la idea de ir en contra de ellos: de invitar a salir de la proverbial «zona de confort». Pero cualquier otra persona, me parece, puede intentarlos también. Adapto un poco las instrucciones para omitir detalles muy específicos.

  1. Escribe un parlamento largo en el que un personaje declare lo que sabe acerca de una catástrofe que, desde su punto de vista, sea un acontecimiento del pasado remoto. Es importante que la voz del personaje pueda ser entendida como algo que realmente se está diciendo en el mundo narrado, y no como un artificio para comunicarnos su pensamiento. Además, la actitud del personaje ante la catástrofe debe ser de interés o curiosidad, pero no de profunda emotividad, porque no la vivió.
  2. Redacta una escena muy emotiva, lo que tú prefieras, con uno o más personajes, pero usando una perspectiva estrictamente externa, es decir, sin comunicar jamás lo que están pensando. Únicamente puedes consignar sus movimientos, sus palabras, el ambiente, observados desde un solo punto fijo. Como una cámara de vigilancia. (La intención aquí es dificultar a quien escribe la comunicación de la interioridad de los personajes.)
  3. Para especialistas en no ficción. Escribe un texto de pura ficción (no tomes conscientemente nada de tu propia experiencia) de al menos dos páginas de extensión. Para hacerlo más interesante, prueba a que tu estilo de redacción imite el de alguno de tus libros favoritos, para hacer un experimento deliberado de intertextualidad.
  4. Escribe un texto de ficción de atmósfera melodramática, melancólica o alegre. Si puede haber fragmentos alternados con cada una de estas tres emociones, mejor todavía. No puedes llevar a tus personajes a sufrimientos o patetismo profundos. Un gran ejemplo de este tipo de historia –en la que hay sufrimiento, sí, pero como recuerdo, a veces amargo y a veces agridulce– es «El festín de Babette» de Isak Dinesen. El objetivo es explorar más variedades de sentimientos.
  5. Escribe una narración de final abierto (en la que algunas acciones de los personajes en el mundo narrado queden sin resolver) y de ambiente estrictamente realista, en el que no haya acontecimientos que puedan ser sobreinterpretados. Si quieres experimentar con un segundo nivel de significación, prueba a emplear metáforas visibles, es decir, objetos o vistas estrictamente «reales» que puedan contribuir a la atmósfera de los acontecimientos. Ejemplo: un florero con flores lozanas cuando una relación sentimental empieza, y que se ve vacío cuando ésta termina.
  6. Escribe un capítulo de novela que describa una atmósfera particular (ominosa o inquietante, incluso, si lo prefieres) pero no contenga ningún suceso importante para la vida de sus personajes. Aquí se trata de ensayar textos más extensos que un cuento y retardar la aparición de sucesos impactantes. (Puedes imaginar, por ejemplo, que el capítulo es el anterior a donde va a ocurrir algún suceso terrible e imprevisto: nadie lo sabe aún.)

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