Iván Salinas me envía la noticia del nuevo número de la revista Retors.net, dedicada a ofrecer al lector francés traducciones de textos previamente inéditos; la revista ofrece ahora un dossier sobre nueva literatura hispanoamericana con textos en edición bilingüe: español/francés. Ya sabemos de los cuellos de botella, la insularidad, el aislamiento de nuestros países: mientras otra cosa pasa, bien podemos leer allá lo que sucede acá… y varios de los textos son de lo más interesante.
(Creo que esto no lo había dicho: hace tiempo, Iván tradujo (mejoró) mi novela corta «Shanté», que apareció también en Retors en dos partes: 1 y 2).
Raquel heredó de su madre la Enciclopedia Femenina Nauta, publicada en 1969 por la editorial del mismo nombre. Está dividida en seis tomos: «La decoración», «La belleza femenina», «La vida sexual», «El bebé y el niño», «La casa» y «La cocina». Del último hemos sacado varias recetas de lo más sabroso, pero teníamos la impresión de que el resto de los tomos serían conservadores y moralizantes. Qué sorpresa descubrir que el título del primero es realmente La decoración y que se trata de un libro independiente, sólo integrado en el paquete de la enciclopedia. Qué sorpresa descubrir que la autora, Mercedes Salisachs, es una escritora todavía en activo a sus 94 años y que desarrolló el grueso de su carrera literaria (con muchos conflictos contra la censura y los prejuicios de la época) en la España de Franco. Qué sorpresa, a pesar de los argumentos que la descalifican en muchos lugares (Wikipedia la llama «la gran narradora de la burguesía profranquista de la segunda mitad del siglo XX», lo que desde luego es para salir huyendo), encontrarle pasajes como los que siguen, dedicados a «las casas perversas».
Leyéndolos pensé en Neil Gaiman en su etapa mejor, en el ensayo sobre la jardinería que escribió Joseph Conrad o en los textos de Malcolm de Chazal. Su aliento es mágico en ese sentido dificilísimo: eleva lo trivial y lo transforma:
La perversidad de las casas suele venir condicionada casi en su totalidad a la falta de ayuda en la evolución de las mismas. Su perversidad es una pura reacción contra el abandono o el desdén del que han sido objeto.
Por lo común las casas perversas tuvieron un origen glorioso: la mayoría de ellas fueron exponentes directos de los adelantos de su época. Cuando las construyeron se les contemplaba con orgullo, se procuraba cuidarlas y se les concedía categoría de monumento.
De ahí que, a mayor abundancia de lujo y comodidades anteriores, mayor sea su perversidad posterior. Es cosa sabida que lo que damos por hecho, cuesta más de realizar que aquello que de antemano sabemos que ha quedado por hacer.
Por tal motivo, cuando las casas que se realizaron gloriosamente entran en la fase de desastre, son mucho más desastrosas que las casas realizadas sin pena ni gloria. (…)
Cuando alguien penetra en una de esas casas, lo primero que percibe es un cuadro torcido. Discretamente lo endereza, pero a la salida comprende que el asunto no dependía de su buena voluntad sino de la descentralización del clavo. En realidad casi todos los cuadros de las casas perversas están torcidos. Es el común denominador que mejor las unifica. (…)
Las pantallas, torcidas por la rotura del eje, cubren la bombilla a medias y deslumbran al que se sienta frente a ellas. Los ceniceros jamás se encuentran al alcance de la mano, y las mesitas auxiliares sirven para encaramarse en ellas cuando hay que cerrar los ventanales.
En este tipo de casas es muy frecuente abrir una puerta y quedarnos con el pomo en la mano, impulsar un cajón hacia adelante y comprobar que la madera se ha hinchado, y si queremos cerrarnos en un lugar excusado, descubrir que el pestillo no funciona. (…)
En suma: las casas que, tras un largo periodo de gloria, se convierten en casas perversas, existen principalmente para torturar. Porque, aunque conserven su aureola de casas magníficas, se las abandonó a su arbitrio y evolucionaron solas. Nadie les quiso echar una mano. Fiados en su prestigio, los herederos consideraron que sus cualidades iban a ser eternas, pero las saturaron de desgana y las convirtieron en casas rencorosas, vengativas y malhumoradas.
Los buenos sentimientos de sus habitantes resbalaron por ellas sin contagio.
En fin, una nueva autora problemática para el catálogo de rarezas.
Qué maravilla el trabajo de 9000vs0006:
Este otro enlace lleva a una serie larga de imágenes suyas.
Varios amigos y conocidos de alrededor de treinta me han comentado recientemente sus deslumbramientos literarios. Todos dicen más o menos lo mismo: «Qué más se puede decir si X ya lo dijo todo», «La novela de Y marca un antes y un después», «Con el libro de Z me hubiera bastado para el año entero» y así por el estilo. Yo escuchaba sin opinar (cuando mucho, con cierta pesadumbre). Entonces recordé que yo decía lo mismo (de otros autores, claro; probablemente, incluso, de autores menos brillantes, menos celebrados, hasta menos buenos) a los quince o los dieciséis. Ahora sigo sin opinar. Opine usted si quiere.
Pero antes, escuche: Clara Rockmore interpreta a Saint-Saëns en su theremin:
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6 comentarios. Dejar nuevo
Hoy en Las Historias: deslumbrados, casas perversas, traducciones al francés, diseño. Y música de theremin. http://bit.ly/aceOcQ
Hola que tal, la vez pasada leia unos comentarios Alberto y creo eres escritor ¿no es asi?
me da muchos gusto el saberlo por que igual pretendo hacerlo
y hacercarme a un circulo con personas como tu es maravilloso
encontre esta pagina sin buscarla apesar de que llevaba mucho tiempo
tratando de encontrar un sitio como este
bueno, es todo
solo escribia por lo magnifico que es saber que hay muchas personas
escribiendo y leyendo que es mi pan de cada dia.
Hola, Alejandro, y bienvenido. Ojalá te encuentres a gusto en tus visitas por acá.
Sobre tu pregunta, sí; algunos critican que uno diga «soy escritor» pero a mí me parece el mejor trabajo del mundo. 🙂
Saludos…
Tsss… Clara Rockmore. La descubrí en Ohm: the Early Gurus of Electronic Music con su versión del Vals Sentimental de Tchaikovsky. A ella con otra miríada de locos haciendo glorias. Uff…
Por cierto, Alberto, ya que haces mención a casas perversas, no sé si has leído House of Leaves, de un tal Mark Z. Danielewski, y de ser así, qué opinas de esta obra. Yo estoy comenzando a leerla y, sin ser del todo original, creo que trata de una manera especialmente inquietante el tema de la casa encantada. Saludos.
Es otra maravilla, ¿no, Oliver? Una gloria, tal cual.
Fernando: sí, conozco el libro, y de hecho estuve a punto de mencionar a Danielewski en relación con Salisachs. Creo que el libro es extraordinario, pero mucho de su virtud está en la tipografía y el diseño. No le quita nada pero en efecto, no es tan original literariamente como podría parecer.
Saludos…