Taller literario

Taller literario: salir del cementerio

Esto viene del famoso capítulo 41 de Rayuela (1963), de Julio Cortázar:

«Después de todo», pensó Oliveira, «los juegos en el cementerio los puedo hacer yo solo».
      Fue a buscar el diccionario de la Real Academia Española, en cuya tapa la palabra Real había sido encarnizadamente destruida a golpes de gillete. Lo abrió al azar y preparó para Manú el siguiente juego en el cementerio.
      «Hartos del cliente y de sus cleonasmos, le sacaron el clíbano y el clípeo y le hicieron tragar una clica. Luego le aplicaron un clistel clínico en la cloaca, aunque clocaba por tan clivoso ascenso de agua mezclada con clinopodio, revolviendo los clisos como clerizón clorótico.»
      -Joder -dijo admirativamente Oliveira. Pensó que también joder podía servir como punto de arranque, pero lo decepcionó descubrir que no figuraba en el cementerio; en cambio en el jonuco estaban jonjobando dos jobs, ansiosos por joparse; lo malo era que el jorbín los había jomado, jitándolos como jocós apestados.
      «Es realmente la necrópolis», pensó. «No entiendo cómo a esta porquería le dura la encuadernación.»

El juego, claro es abrir al azar el cementerio (los personajes de Rayuela llaman así al diccionario para implicar que alberga palabras muertas) y tomar la primera palabra que se encuentre como punto de partida para escribir un texto, en el que irán insertándose palabras que se encuentren en la misma página, o en las páginas adyacentes. Cada palabra debe usarse atendiendo a la definición del diccionario. Dificultad adicional (para quien quiera): usar las palabras en el orden en que están listadas. Y una sugerencia: no usar palabras derivadas (si se emplea embargo, por ejemplo, no usar embargar, embargador, etcétera). Se reciben propuestas aquí y también enlaces (para quien desee ejercitarse en su propia bitácora).

11 comentarios. Dejar nuevo

  • ALBERTO!!! TE LLEGÓ MI MAIL? OJALÁ QUE SÍ

    LAS TRAES!!!! VISITA MI BLOG PARA INSTRUCCIONES»!!!
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  • Con una obediencia sinigual el obispado no objetó la oblea que el óbolo obligaba a ostentar sobre la ósea. Obsceno hubiera sido obstinarse. Todo ésto ocurrió durante el onomástico oficial o bien durante la oración del ocho.

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  • alejandro cerda
    26/04/2006 7:35 pm

    Hola,
    Mi nombre es Alejandro Cerda y estoy solicitando el email de Alberto Chimal para invitarlo a una publicacion. Mi correo electronico es alexerda@hotmail.com. Muchas gracias.

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  • Hola Alberto, me acabo de enterar del nuevo juego; a ver si me salió:
    Resobra la idea de resinar mi eucalipto. La resolución es hacer la resorcina con la influencia del resol, por lo que tu resobrino deberá dejar de resollar y resonar con las manos sus cachetes. Si se atreve a reseccionar, sólo obtendrá un resoplido resinífero, que le dejará el aliento resequido.

    ¡Saludos!

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  • Sí, es un juego divertido, como buscar «uapiti» y «escarbucla». ¿Qué le dicen además de que hay que sumergirse en un mundo de papel (o de bytes) para encontrar una respuesta? El latín culto murió pues no supo entender al simple latín vulgar y la lengua, como las nueces, no reconoce a las complejas, se queda con las cacahuateras. Incluso la nuez de la India o las avellanas, todas son vulgo, todas son tierra, todas son sol.

    Perdón por la intromisión. Hoy ando de malas.
    Ya Vax

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  • Como colofón, colocó el coloide en el colodrillo del colombiano y coloreó el colon. Para colmo, Colón, un colombófilo de las colonias, hablaba colorida y coloquialmente.
    Colorín colorado…

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  • El ostentoso oligarca otario olisqueó el oneroso festín, mientras los oníricos olifantes se oían y las oriflamas orientales ondeaban. Del odre, salió la oleosa sustancia orgullosa y orionda. Todos los ojos observaban al obtuso oficial que obtenía el ósculo de la odalisca.

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  • En la populachera posta avanza el postillón llevando en el poto del potrillo el popurrí de porotos, pororos y porros. En sus posaderas portentosas se balancean la porrada de porongos. El pongo pone una poquedad de porotos en el pondo, mientras porfía ponzoñas porque el potro ponedor ha salido otra vez por el pontón tras los popotes de la potranca.

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  • ¡ Tú…! ¿ Tú osaste enjuagar en el enhoto enigmático del enlodamiento, la tibia enjabonadura de un engreído enlabiador como lo es tú enruga?

    Enhorabuena pues, ¡ Enhorabuena, qué enjaular a un enodio no te hará menos perro, ni más hombre; ni enlutará el mundo enotécnico que te muestra la enjutez de tu corazón.!

    ¡ Enlijar…! ¡ Qué otra engañifa podría enraizar al peor enólogo que conozco, para enmascarar su propio enquillotrar por el enseñoramiento de su pestilente enmohecimiento.!

    ¡Enorme es tú responsabilidad por el enlutar del campo,! ¡ Asesino engreído!
    ¡Ojalá que el enjunque de tu propio veneno te lleve a enjalmar tu propia enajenada existencia.!

    Daanroo

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  • – El guardarropa está lleno- dijo la guardesa haciendo guardia afuera del cuarto.
    – ¿Qué vamos a hacer?, ya casi llega la guardiacivil por el guardamarina- replicó la madre asomándose por la guardilla. Lo vio a lo lejos y le gritó que debía guarecerse, pues en esta época las tormentas arrasan con la Guayana.
    -Pero madre, eso es en la Guayana Francesa –gritó desde el jardín-, además, el guayanés y su gueisa están cazando al güemul güero.
    La madre no entendió todas las palabras que su hijo profirió, muchas aprendidas por el gueto de la isla donde todos debían guiarse por un guión ridículo.
    Cerró la ventana y siguió acomodando la ropa.

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