Concurso

Concurso #48 (especial de cuarto aniversario)

Esta bitácora convoca una vez más a su concurso mensual de minificción… con una diferencia. Para celebrar el cuarto aniversario de esta bitácora, y del concurso, esta vez el premio será distinto del habitual: además del trofeo virtual habrá, para tres primeros lugares, paquetes de libros proporcionados (muy amablemente) por la Dirección de Literatura de la UNAM.

¿Cómo participar? Del modo habitual. Los interesados pueden comenzar observando esta imagen:

concurso48

Instrucciones:
1) Suponer que esta imagen ilustra una historia.
2) Imaginar cuál es esa historia: qué está pasando allí, qué momento se anuncia, por qué, quiénes están allí, qué hacen.
3) Escribir la historia, en forma de cuento brevísimo (minificción), en los comentarios de esta misma nota.

Se darán premios a un primer, un segundo y un tercer lugar: un trofeo virtual y un paquete de libros. Los textos ganadores serán seleccionados considerando la opinión de quienes decidan opinar. La fecha límite para participar es el 24 de octubre. Quedan invitados.

(Muchas gracias a Leticia García por su colaboración y su apoyo.)

154 comentarios. Dejar nuevo

  • Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: Esta bitácora convoca una vez más a su concurso mensual de minificción… con una diferencia. Para celebrar el cuarto aniversario de esta bitácora, y del concurso, esta vez el premio será distinto del habitual: además del trofe…..

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  • Tengo frio.
    Alrededor de la cama un abismo se abre lentamente.
    La fiebre sube por las paredes y entre las sabanas el verano arde.
    TEngo frio
    se han pegado mis sueños en la almohada
    abro los ojos y por primera vez miro el aleph Cuanta razón tenía Borges!!!
    Adentro El otro borgues me saluda, se duplica,
    Tengo frio
    alredeor de la cama un abismo se cierra lentamente.

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  • La Santísima Trinidad

    Pasa un avión y yo no encuentro el taladro. Serás grande, me dice el espíritu, los pueblos del mundo se doblegaran ante ti. Me he ensuciado de grasa corro a lavarme, mientras el agua corre el hijo me habla, bautizaras con fuego la tierra, arderán los bosques y todos escucharan mi nombre. Voy a la covacha del patio, muevo cajas, desgarro telarañas, vuela el polvo, el perro del vecino aúlla escandalizado, en sus ladridos escucho la voz del padre. ¿Has olvidado tu destino, acaso has olvidado que eres mi hijo? El taladro aun no lo encuentro ¿Dónde estará? No aparece por ningún lado, desesperado salgo a la calle. Los cláxones, gente que camina, un camión pasa zumbante, claxon otra vez. Espíritu, serás grande, hijo, arderán los bosques, padre, eres mi hijo, corro, grande, a la tienda, destino, se donde encontrarlo, arderán. Espíritu, puerta, hijo, pasillo, padre, taladro, conecto, espíritu, oído, hijo, botón, padre, dolor, sangre, muerte, no mas voces.

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  • LOS EXILIADOS DEL VALHALLA

    Yo no creía que esos rumores fueran ciertos. Pensaba que tan sólo se trataba de una broma dicha una y mil veces por la gente. Pero todo resultó verdad. Si no hubiera llovido con tanta fuerza, yo no habría entrado en aquella tienda de discos viejos de acetato. Y ahí lo encontré.

    Muchas veces se habló sobre el legendario grupo formado por tres troles llamado Los Exliados del Valhalla, quienes grabaron un L.P. y fueron todo un suceso en tierras escandinavas, allá por los años ochenta. Sin embargo, no se pudieron dar a conocer a nivel mundial porque para ellos les daba igual ser originarios de Noruega o Suecia, y por eso nunca les pudieron tramitar su pasaporte para salir de gira.

    Además, los demás gupos no querían que unas criatura pequeñitas les ganaran la partida. En esos años, los escandinavos comenzaban a destacar, e hicieron todo lo posible por borrarlos del mapa, afirmando categóricamente, por todos los medios de comunicación, que los troles no existían. Por ese motivo, la casa disquera dudó de sus propios artista y eliminó para siempre de su catálogo el único título grabado por ellos.

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  • De árboles y santos
    Me miran risueños y simpáticos a través del pequeño hueco del árbol, cuyo interior permanece mágicamente iluminado. Sus ávidas y traviesas miradas reflejan el placer de verme, de tenerme ahí, y ese brillo de locura que siempre tienen los duendes en los ojos; aflora por sobre la penumbra de la noche. Es lo último que veo del mundo, el hueco del árbol se cierra y me convierto en su religión, en santo protector, en su puto alimento

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  • VEAMOS QUÉ LES PARECE… BUENA VIIBRA

    El Esclavo

    102
    Alberto descubre el orificio.
    103
    Los esclavos permanecen impávidos al verse atrapados por su amo. Alberto los mira con recelo a través del orificio y nota que a estas alturas se encuentran todavía demasiado informes.
    104
    Alberto decide que tal vez escribirá su primera novela. Detalla con la mirada a los esclavos, un solo capricho mal encaminado podría propiciar la acción más desafortunada y una pérdida de energía innecesaria. Se da cuenta de que es momento de sentarse frente a la computadora. Cubre el orificio.

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  • En realidad no era un sueño. Hubiera querido que lo fuera, pero no, estábamos presenciando la vida en tiempo real. Ahí, escondidos en esa burbuja de realidad alterna a punto de reventarse, estábamos los tres, pasmados ante lo que veíamos. Habíamos pasado los últimos minutos discutiendo sin sentido. Como si fuera posible transformar la realidad con convencer a los demás de nuestra propia verdad. Buscábamos culpable del inminente fin de nuestro mundo. Buscábamos un centenar de inútiles hubieras. Buscábamos indicios de que todo fuera un sueño. Hurgábamos el pasado como si al identificar el momento exacto en que el destino se torció, pudiéramos cambiarlo. Nada de eso servía. La realidad, frente a nuestros ojos, nos alumbraba los rostros, incrédulos.

    Así que era cierto… todo cambia, todo acaba, incluso el paraíso de penumbras rojizas en el que estábamos inmersos hacía meses. Había que dar el salto cuántico, había que cooperar y dejarse fluir con… con la vida.

    El grito de dolor, desgarrador y potente, cimbró los paredes de esa burbuja imposible. Sentimos al mundo contraerse, cerrando los ojos, atravesé un túnel obscuro que parecía infinito. Salí al mundo… el viento acarició mi piel. Se estremeció. No supe si por el frío, la luz o el grito de mi madre al tiempo que el segundo de mis hermanos emergía del paraíso. Nacíamos.

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  • Malus Lucem
    01/10/2009 10:35 pm

    El Duende hizo al hombre.

    Yo no soy uno de esos que se deja impresionar fácilmente, no creía en la existencia del hombre, siempre pensé que era un mito que usaban las viejas para acallar los escándalos de los pequeños. Pero ayer por la noche, tuve la impresión de que uno ellos irrumpió en nuestra casa. Ninguno de mis hermanos lo vieron. A pesar de mi llamado abrupto y compulsivo no corrieron a mí en cuanto grité. Golfin dice que no vio nada, que se trata de una alucinación y Mirla como hace no mucho descubrió el escondrijo donde guardo los sombreros de amanita, pues no me cree tampoco. Después de darle vueltas y vueltas al asunto, no me voy convenciendo de la probable inexistencia del hombre. Y apesar de que en realidad lo que pasó fue a causa de un hongo que me haya caído mal; no dejo de darle vueltas a la idea, es posible que ¿El Duende hiciera al hombre?

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  • Is she weird

    Hace dos semanas que oigo voces cuando duermo. Que despierto en medio de la noche por el ruido de risas o grunidos. En el departamento sólo vivimos mi esposa y yo. Ella dormía tranquila y no se percataba de que me el sueño se me iba buscando por los rincones del cuarto. En algún momento el silencio regresaba.
    Cada noche desde hace dos semanas me han despertado aquellas voces, abro los ojos y la misma escena: la cara de mi esposa duermiendo con más inocencia de la que le toca. La oscuridad del cuarto.
    Seguí los ruidos con mucha cautela. Estaban en la cama. Destripé los almohadones de plumas, ahí no había nada. Mi esposa me mandó a dormir al baño, ahí pude dormir perfecto. Por la mañana tiré el conchón. Compré una pluma linterna.
    Tendimos una colchoneta sobre el suelo. Mi esposa me dio la espalda esa noche para dormir. Un rato después ella se quedó dormida. Las voces comenzaron, ahora se oían discusiones y el ruido de platos rotos contra la pared. Mi esposa hizo un movimiento de incomodidad y su oreja me quedó frente a los ojos. Pense que podía escuchar sus sueños de alguna manera y ese día tocaba una pesadilla. Tomé la plumalinterna.
    Revisé la cabeza de ella, cuando iba hacia la nariz, la luz de un foco ahorrador salió de la oreja. Creí que podría ver los sueños de mi amada a través de su oreja como la intimidad de los vecinos por las cerraduras. Iluminé la caverna del oído. Una pareja de gnomos detuvo su discusición para mirarme fijamente. Uno de ellos cerró una cotina de cerumen y siguieron en lo suyo. Las voces se difuminaron un poco. Mi esposa dormía a pierna suelta. Apagué la linterna y le escribí en un papel una nota a mi esposa para que al día siguiente comprara isopos blandos si iba al supermercado.

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  • Hambrienta

    Los pequeños observan fascinados el reflejo de su sonrisa ingenua. En cuanto pongan las manos sobre la superficie brillante la Bestia Espejo se los tragara.

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  • Al final del arco iris

    Por años Leopold se dedico con empeño a una tarea destinada a los locos: atrapar un duende.
    Logra su objetivo con la última y mas ingeniosa de las trampas por él ideada.
    Con el duende en su poder, lo obliga a entregarle el fabuloso tesoro que, por todos es sabido, los duendes acumulan desde epocas inmemoriables.
    Con la intercesión de su prisionero Leopold entra en el reino subterraneo de los duendes y gnomos.
    Sorpendido ante la olla que guarda el tesoro, los sueños mas descabellados de Leopold son sobrepasados:
    La mayor parte de la olla esta oculta bajo la tierra, la simple curvatura alrededor de la boca forma una boveda mas alta que el propio leopold. Olvidando precauciones se dirige a la orilla de la boca, por donde se percibe un aureo resplandor.
    Al momento de mirar las incontables monedas de oro, un tesoro que opaca la riqueza de cualquier reino sobre la tierra, una multitud de pequños brazos lo levantan de las piernas y cae irremediablemente al duro y metalico inteior de la olla. Antes de perder el conocimiento, con los huesos rotos, voltea de nuevo hacia arriba y ve la cara sonriente de sus captores.

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  • Justo se termina el dolor cuando se asoman.
    Los veo salir del hueco que abrieron en mi estómago. Cantan con alegría al tiempo que con sus botas minúsculas chapotean en mi sangre. Sus herramientas —zapapicos, palitas, barretas chiquitas—, aún están cubiertas de jirones de intestino y fragmentos de hueso. Seguro les llevará mucho tiempo limpiarlos.
    Bajan con cuidado por el costado de mi barriga mientras me voy hundiendo en una benévola tiniebla, regalo de la hemorragia. Antes de irme, me retumba en la cabeza el consejo de mi madre, ese que siempre desoí y que pudo haberme salvado la vida:
    “ Hijo, antes de comer, siempre lávate las manos”

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  • EL GRAN ESCAPE

    Tras hurtar una cuchara, comenzó a escarbar. El agujero prosperó según sus planes. No obstante, cada vez le resultaba más difícil ocultarlo… Entre estornudos y moqueos, consiguió que le dieran más ropa. Una noche, la cuchara extrajo su último bocado y al fin pudo atravesar su propio ombligo. Lo que nunca llegó a prever era la algazara con que lo recibirían del otro lado los perdidos duendes de su cordura.

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  • Vicente Nario de la I.
    04/10/2009 10:29 am

    Dos duendes descuidados

    Los duendes: Marcelito El Brard y Enriquito Nieto de la Peña se la pasaban jugando. Habían prometido
    respetarse pero cada que mamá Patria se descuidaba, por debajo de la mesa se metían su «estate quieto». Un día que jugaban al futbol, Enriquito, que se peinaba a la Jimmy Neutrón y se sentía delantero del Toluca pateó el balón como el mismísimo diablo para darle a Marcelito un balonazo entre ceja, oreja y jefa. Marcelito nada güey se agachó y el balón rompió un espejo mágico en la pared. «Ora si ya valiste…» dijo Marcelito. Mamá Patria se va a dar cuenta… ¡Me vale! dijo Enriquito y siguió corriendo atrás de su gaviota. Cuando Mamá Patria llegó, los agarró a ambos de la oreja y los llevó a jalones a que vieran el desastre. ¡Si son animales! les decía: por ese agujero que acaban de hacer se va a meter el agua y se va a inundar todo el Valle Dorado. Los dos duendecitos se le quedaron viendo y vieron el agujero y entra carcajadas se zafaron y usando sus poderes mágicos escaparon corriendo a lo profundo del bosque… Lo único que se escuchaban eran unas carcajadas y el grito de: «Vieja mensa, eso se olvida, aún falta mucho para el 2012»

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  • Emocionados miraron a través de la caja de roble; sus pequeños corazones de madera palpitaron con fuerza. Hacia apenas algunos unos días los habían sacado del frío mundo dónde habían vivido los últimos veinte, o quizás treinta años y ahora, casi como si fuera la primera vez, veían a través del agujero de la caja todos esos rostros y olían los espesos inciensos que manchaban el aire de aquel lugar. Los tres se asomaron por el agujero y escucharon las voces de aquellos hombres que entraban y salían.
    Oyeron el rechinido de una puerta, los pasos de alguien que se acercaba y luego otra vez la voz del hombre que los había sacado del aquel húmedo lugar y los había levado hasta allí:
    — Pablo. Hola. Ven, mira esto: los encontré en el sótano de la casa de mi madre… acércate, están dentro de esa caja…
    El hombre tomó la caja y levantó la tapa; la débil luz del lugar bañó sus cuerpos de madera tallada, tendidos, inmóviles sobre el fondo de la caja. Entonces vieron unos dulces ojos negros mirándolos, brillantes, hermosos.
    Luego oyeron más voces y después de algunos minutos sintieron nuevamente el movimiento, esta vez con más fuerza y luego, a través del agujero, sintieron que al aire y la luz del día los golpeaban suave, delicadamente.
    Ahí iba el hombre, tal vez rumbo a su casa, columpiando la caja de roble bajo el brazo y ellos, ilusionados, se miraban entre sí, llenos de curiosidad y esperanza.
    ______________________

    Última entrada en mi blog: Todos vosotros zombies

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  • “Esto no es una telenovela, esto es la vida real” se escuchó desde la sala. Ger y Dan sabían que no había mucho tiempo antes que la bestia regresara. Habían escuchado ese diálogo muchas veces, tenían tres minutos para escapar antes que ella regresara a la cocina y se comiera a otro. Lanzaron la cuerda y para su fortuna se acomodó bien entre los cubiertos. Escalaron rápidamente y corrieron a la ventana. Afuera cuatro ojos se movían confundidos, los trolls intentaron esconderse pero era tarde. La pareja de extraños hizo señas y cuando vio que no había respuesta golpearon el cristal. Pronto se escucharon las pisadas del monstruo que se movía más rápido de lo normal, Dan se escondió detrás de una taza y Ger encontró un plato blanco. La ventana se sacudió y después de un movimiento brusco entraron dos personajes de color café haciendo señas. Se escuchó un grito tan duro que los visitantes se paralizaron: pensé que quedaban dos. El brazo gigantesco levantó los cuerpos que se encontraban sobre la mesa y los guardó en un frasco, antes de cerrar tomó a uno y se lo llevó a la boca. Z quiso gritar pero la imagen de H siendo triturada por una hilera de dientes fue demasiado fuerte. Desde el fondo del cristal Ger y Dan sonrieron nerviosamente; tenían otro día para intentar la fuga.

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  • ¡Upss! Me olvide del título. La ficción anterior se llama: Una nueva casa.

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  • Totraika Mime
    05/10/2009 2:42 am

    Tus ojos repetidas veces, brillo fulgor.
    Héctor relataba a sus hermanos que las sombras llegarían sin aviso; Isaías dio un respiro y miró fijo hacia la encendida fogata; Alejandra era mujer ella estaba sola, sentía que no podría decirle a sus hermanos la falta que le hacia otra de su misma condición de género, alguien con quién hacer fuerte en los momentos de duda. Perdonenme dijo Héctor, arrojó el contenido del galón al fuego y asimismo, una pira gigantesca se levanto e ilumino los rostros de Isaías y Alejandra, ambos se abrazaron y cerraron los ojos. Más tarde una lluvia de luces y bomberos llegaba a la calle Independencia para sacar tres cuerpos calcinados de entre los restos carbonizados del cuartito de azotea, entre los escombros una bola de papel aluminio contenía tres figuritas con los nombres de los fallecidos y una nota póstuma que decía: “Él es como fuego purificador….Y se sentará para afinar y limpiar la plata…” Malaquías cap. 3: 2-3.

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  • Tormenta.
    Ayer, si precisamente ayer en una terrible tormenta y un apagón de luz, cuando estábamos platicando sobre aquellos cuentos de la infancia, que nuestro padre nos contaba a mi hermana y a mi antes de dormir durante nuestra infancia, se nos apareció esa terrible imagen,esas caritas de pequeños seres llamados gnomos, que con su mirada tan profunda nos hizo que tuvieramos un gran escalofrío y que nuestra piel se nos erizada y ese gran tunel que no nos llevaba a una salida, nos hizo que no pudieramos dormir durante esa noche. Esos pequeños seres nos empezaban a atormentar con sus diabluras y cada vez más y más hasta que un gran golpe de luz y una música melódica llegaron a aturdir a sus oídos para irse de este mundo mágico.

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  • Llamadme Gargamel, pero yo odio a los pitufos. Soy una adolescente feliz o mejor dicho lo fui hasta que a mi hermanito Guillermo le dio por coleccionar a eso abominables suspiritos azules. Fue hasta que completó los ciento uno de la colección, que empezaron mis problemas. Cada vez que tenía riñas con Guille, ellos me visitaban por la noche, mordían mis pies y cortaban mis cabellos, escondían excrementos de perro bajo mi almohada o en mis pantuflas. Lo conté a Guille ya mis padres pero nadie me creyó. No me preocupe mucho, parecía que no pasaban de ser bromistas, pero pronto me di cuenta que eran mas terribles de lo que aparentaban. Cuando vino la abuela a vivir con nosotros, ella quiso poner en cintura a Guille un dia, a las pocas noches ocurrió la catástrofe, encontramos a la abuela muerta, se había resbalado corriendo hacia el baño, bajo sus pantuflas había mierda, todos pensaron que quizás el perro se había metido a la casa, pero yo sabía la verdad. Desde entonces declaré la guerra a esos demonios azulados. Uno a uno he ido mermando sus filas, Guille no ha sabido explicar lo que ocurre a su enorme colección. Cada noche mi cuarto es un campo de batalla donde los pitufos tratan de hacerme lo mismo que a la abuela. Ya solo quedan ocho, pero son los más terribles, la gula, la pereza, la ira, la envidia, la soberbia, la avaricia y la lujuria, liderados por Satanás mismo, con su barba y sombrero rojo, y sus artes de hechicería. Ayer mataron a mi gato, pero hoy fui al mercado de Sonora y un chamán me vendió la solución a mi problema: tres figuras de troles cruzados con nahual. Esta noche sé que lo lograré finalmente, acabaré con esos pitufos aunque sea lo último que haga, lo último.

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  • ¡Trolls! !muchos trolls! ¡cientos de miles de millones de peluditos y narigones trolls! ¿Por qué ser sutil, por qué tratarlo con metaforitas en diez renglones? ¿por qué retorcer las historias y pensar que si fueron ellos o fuimos nosotros o primero los changos o luego los ornitosaurios? ¿pa qué le hacemos, pues? ¡Ah, no, Señora Landa! ¡usted preguntó por qué este manicomio se despierta todos los días con berridos de manicomio!, !pues por eso!

    ¡Claro que por los trolls, carajo! ¿no ha escuchado las siete veces anteriores que grité Troooolls, troooolls, muchos, cientos de miles de millones de peluditos y narigones trolls! !Pues claro, Señora Landa…! ¡…sí sí sí, Doctora Landa, como quiera! ¡si me hubieran escuchado, tan solo si me hubiesen escuchado la primera vez!, ¿qué difícil era? ¿o es que hablo una lengua incomprensible, Doc-to-ra Landa? ¡Trolls, chingo de trolls! … ¡sí, así «decimos nosotros para referir a grandes cantidades en lenguaje vulgar», anótelo ahí, en su libreta! ¡chorrocientos trolls, un mierdero de trolls, chingoputamadral de trolls, cientos de miles de millones de peluditos y narigones trolls, T R R O L L L S! ¡así, como si nada, como una cascada, desbordándose de la maldita tienda de suéteres noruegos de Valle de Bravo! ¡Sí, carajo, sí, «así le llamamos, o le llamábamos, o quién sabe cuándo le decíamos, al lugar de donde salieron, inundando las calles empedradas! ¡la iglesia! ¿se da cuenta el sacrilegio en esa bendita iglesia? ¡trolls por aquí y por allá, junto a San Juandieguito y San Nicolás y en el altar y en las limosnas, cientos de miles de millones de peluditos y narigones trolls, ¡cientos de miles de millones…

    (así continuó Don Agus, cada vez gritando menos, cada vez hablando más para sí y contando más para sí que para la Doctora Landa, quien, como la semana anterior y la anterior a ésa, frustrada, se levantaba sus anteojos y los colocaba sobre su frente, en esa muralla de cabellos grisáceos y altos como una muralla de arbustos. Lo observaba, con esos sus ojos gigantes y luminosos y acuosos, se rascaba una oreja, confundida, derrotada, y escribía de nuevo en su libreta «sujeto uno, Donagus, sin novedad»)

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  • El Gnomo del Espejo

    ¿Dónde demonios estoy? se preguntaba Jaime al despertar de aquel extraño letargo en el que había estado sumido, abrió lentamente los ojos para encontrar frente a él la extraña figura de un gnomo que lo miraba fijamente a los ojos, el quedo paralizado por unos momentos analizando a aquella maldita criatura, después de meditarlo se acerco a el mientras el ser imitaba sus movimientos, estiro uno de sus brazos para palparlo, este hizo lo mismo, asustado retrocedió y el gnomo imito aquello, esto llamo poderosamente la atención de Jaime quien se acerco esta vez sin temor al ser esperando que sus suposiciones fueran falsas, desafortunadamente era cierto, lo que estaba viendo no era más que el simple reflejo en un espejo. Sintió un fuerte mareo al reconocer que aquel repugnante ser no era otro más que el, entonces, entonces recordó y sonrió, el ya no era humano por una simple razón, se había enamorado.
    Mientras seguía reconociendo su nuevo ser escucho un rechinido, era la puerta de aquel cuarto iluminado por velas abriéndose, por el entraba la criatura de la que se había enamorado y tras ella el hechicero que lo había transformado, lentamente se dirigieron hacia él.
    -mira padre, ya ha despertado. Decía la criatura mientras derramaba algunas lágrimas y se colocaba junto a él frente al espejo.
    El gnomo que venía atrás se acerco a ellos por detrás y mientras los miraba cariñosamente exclamo.
    – Jela, puedes casarte con él, ha demostrado su amor hacia ti.
    Mientras Jaime veía a través del espejo el reflejo de Jela su amada junto a él y a su suegro Jolaus tras de ellos y esbozo una sonrisa, por fin sería feliz.

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  • Expedición

    «Así que así es el culo de un degenerado total»
    «Figúrate loco»
    «Oye pero de verdad que lo tiene grande».
    «¡Entremos!»
    «Ni loco ¿y si lo cierra?»
    «Salimos con la primera cagada»
    «Ja ja ja»
    «Ja ja ja»
    «Ya me puse caliente»
    «Leíste mi pensamiento»
    «No hay nada como cagar y coger»
    «Amo los hoyos»
    «Ahhhh ni lo menciones»
    «Oye pero ¿de qué está hecho su culo?
    «¿De oro?»
    «¡Cabrón! ¿De verdad vas a entrar?»
    «Si no vuelvo llamas a…»
    «A tus papás»
    «No que verguenza»
    «A la policía»
    «Menos»
    «Mejor déjame ahí, que sea mi tumba, siempre quise conocer el mundo»

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  • INTEGRACIÓN

    –¿Y ustedes, qué?
    –¿Qué?
    –Aquí nomás, esperándote.
    –Ya habías tardado.
    –Aún puedo salir…
    –Ya te tomaste la pastilla…
    –Aún puedo… el efecto pasará…
    –Ahora te chingas.
    –…son tantos…
    –Sólo acomódate. No es un castigo.
    –Sólo intégrate y olvida todo.
    –Olvida todo.
    –Todo.
    Por el túnel sólo se veían dos, pero en realidad son millones acumulados, disciplinados en la inconsciencia para jugar el viejo juego de la célula que se imita se sí misma, que se anula en la multitud olvidando el viejo mito, la reproducción que no se es sino un largo caer de gente adolorida, de almas enfermizas en franca desintegración, en alivio gradual, en limpieza de todo rasgo distintivo, de toda idea, de toda chispa propia….
    –Tantos…
    –Todos iguales a ti.
    –Todos juntos.
    –Todos.
    –Todo.
    –Todo…
    –Todo…
    –T…
    Lentamente, pero con la frenética velocidad de lo infinito, tomó su lugar. Y se acabaron los problemas, las dudas, los temores de siempre a la soledad, a no formar parte de nada.
    Un ser más grande (e igualmente insignificante) se formaba con él, se igualaba con él.
    Hasta el punto en que su persona no fue sino un sueño de otro, en el grito de algo que ganaba fuerzas del colectivo, mientras la célula, recién caída, recién liberada de eso que llamaban conciencia, empezaba morir gozosamente.

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  • Efrain Elizarraras...
    06/10/2009 8:42 pm

    Notas que en el trabajo todos te fastidian con lo de tu manía por mordisquearte las uñas, por lo atrasado que vas con los presupuestos e impuestos, no tienes tiempo de pensar en nada pues la noche anterior aquellos tus vecinos tan ruidosos y tan pequeños, no te dejaron descansar pues festejaban algo así como el asenso de alguno de ellos,
    Solo pudiste echar un vistazo a su apartamento y comentarles que estabas cansado y por si fuera poco te dijeron que eso era el problema del tamaño, que entre mas grande era uno, el aburrimiento y las preocupaciones venían en igual magnitud.

    Envidias la vida de todos incluso la de aquellos tus vecinos tan pequeños, quisieras que alguien te llamara y preguntara como te encuentras, pero no, inventas historias, compromisos sociales y vecinos extraños con los
    Que según tu, te llevas de maravilla…..

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  • Rodrigo Romo
    07/10/2009 11:47 am

    De caza.

    El gran reptil de escamas doradas apenas parpadeó. Supo que ya tenía cautiva la mirada de los pequeños trolls cuando movió una pata para acomodar mejor el acecho y ninguno de ellos se inquietó. Es el brillo de mi magnífica coraza y su ciega codicia lo que me da alimento, pensó satisfecho. Cuando el gran reptil de escamas doradas atacó dejando al descubierto un punto blando cientos de pequeños trolls se avalanzarón sobre él. La iridiscencia siempre pasa factura y los trolls no salen de caza sin un plan bien diseñado. Después una nube de lanzas hiriéndole, una nube de gritos de batalla, un parpadeo apenas.

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  • Desastre Egológico

    Ahora nos escondemos en las sombras, padeciendo el olvido al que nos han condenado quienes suponen la extinción de nuestra estirpe. Pero no siempre fue así, hubo un tiempo en que nos rindieron tributo esperando saciar con nuestra magia su lujuriosa ambición de riquezas. Entonces nos dieron fama de charlatanes y embusteros, pero cualquier criatura lo suficientemente estúpida como para tragarse esa patraña de la olla llena de oro escondida bajo el Arco Iris se merece una buena dosis de escarnio.

    Por desgracia, muy tarde comprendimos los devastadores alcances de su ego. Su arrogancia solo es comparable con su depravada forma de multiplicarse, son una plaga que se cuenta por millones y que depreda todo lo que encuentra a su paso, secan ríos, extinguen animales, dinamitan las montañas y derriban los árboles en que solíamos refugiarnos.

    Pero aún aqui, escondidos como estamos, nos hemosdado cuenta de lo manipulables que son y de su propensión al miedo. Hace unos días vertimos en sus reservas de agua un hechizo de narices rojas que desató una epidemia de terror, la fiebre de pavor enfermó a millones y provocó que algunos desdichados murieran de pánico. ¡Si los hubieran visto! ¡Los arrogantes gigantes sometidos a los designios de un conjuro de principiantes! ¿Quién lo hubiera dicho?

    Ahora que conocemos su debilidad, aguardaremos pacientemente el momento de emerger y clamar venganza por lo que le han hecho a nuestros bosques. Portaremos nuestros gorritos de guerra, pelearemos fuerte, los aterrorizaremos y les daremos infierno. Y cuando eso pase, no quedará un rincón sobre la tierra que no se impregne del nauseabundo tufo que segregará su miedo.

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  • Ahora nos escondemos en las sombras, padeciendo el olvido al que nos han condenado quienes suponen la extinción de nuestra estirpe. Pero no siempre fue así, hubo un tiempo en que nos rindieron tributo esperando saciar con nuestra magia su lujuriosa ambición de riquezas. Entonces nos dieron fama de charlatanes y embusteros, pero cualquier criatura lo suficientemente estúpida como para tragarse esa patraña de la olla llena de oro escondida bajo el Arco Iris se merece una buena dosis de escarnio.

    Por desgracia, muy tarde comprendimos los devastadores alcances de su ego. Su arrogancia solo es comparable con su depravada forma de multiplicarse, son una plaga que se cuenta por millones y que depreda todo lo que encuentra a su paso, secan ríos, extinguen animales, dinamitan las montañas y derriban los árboles en que solíamos refugiarnos.

    Pero aún aqui, escondidos como estamos, nos hemos dado cuenta de lo manipulables que son y de su propensión al miedo. Hace unos días vertimos en sus reservas de agua un hechizo de narices rojas que desató una epidemia de terror, la fiebre de pavor enfermó a millones y provocó que algunos desdichados murieran de pánico. ¡Si los hubieran visto! ¡Los arrogantes gigantes sometidos a los designios de un conjuro de principiantes! ¿Quién lo hubiera dicho?

    Ahora que conocemos su debilidad, aguardaremos pacientemente el momento de emerger y clamar venganza por lo que le han hecho a nuestros bosques. Portaremos nuestros gorritos de guerra, pelearemos fuerte, los aterrorizaremos y les daremos infierno. Y cuando eso pase, no quedará un rincón sobre la tierra que no se impregne del nauseabundo tufo que segregará su miedo.

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  • Sueños materiales

    Acordamos todo en un sueño. Los dejé entrar en mi cabeza; primero como ideas aisladas, sin forma, sin nombre. No me asustaba, al fin y al cabo al despertar nunca los recordaba, mas cada noche me visitaban. Lograban captar mi atención con sus travesuras, juegos que hacía años no recordaba. Me enternecían.
    Con el tiempo les tomé confianza, incluso a uno de los peludos le puse el nombre de Morfeito, el mismo que me dijo:
    ? Llévame contigo
    Lo tomé, lo abracé con cariño; y nunca los volví a ver. No comprendí las consecuencias espacio-temporales a las que se referían con un simple “llévame contigo” hasta que invadieron mi mundo real, mi vida íntima…
    Yo no los conocía, ellos a mí sí. Rompieron el orden de las cosas, desbarataron objetos que guardaba con gran celo, hasta que me desquiciaron. Una noche de insomnio ideé la forma de atraparlos. Mis herramientas de caza eran objetos comunes: una trampa para ratones y un frasco de vidrio. Ellos cayeron fácilmente, sólo les dejé como carnada el único tesoro que quedó: Mis zapatillas de cristal.
    Hace un par de días que recuperé el sueño: sin embargo, aún me perturba su mirada. No sé cómo devolverlos al lugar del que vinieron.

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  • Siempre creí que la historia era falsa: Cyrano descendiente de duendes con enorme nariz. Ahora lo veo, sus pequeños hijos no pudieron eludir la ascendencia. Y por lo visto el fuego no los asusta al contrario, hasta tocan sin quemarse. Lástima pues nariz aparte, Cyrano lo había logrado bastante bien. Ojalá por lo menos les quepa la misma gracia poética que al padre.

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  • Me dicen Troll

    No soy un troll; unicamente trato de poner en su lugar a los pinches cabrones que no dejan de molestar; me los imagino, con sus caras de pendejos, pegados al monitor, mandando mensajes incendiarios a cada foro de la internet. Tan solo soy alguien que se canso de discusiones inutiles e insultos gratuitos.
    Ellos si son Trolls; gustan de destruir todo lo que es bueno en la red, secuestran nuestros sitios favoritos y se burlan de todos nosotros.
    Soy un cazador de Trolls; les respondo, los acorralo, los acoso para que de una buena vez nos dejen en paz.
    Son muchos y nunca se terminan; aunque los persiga con todos sus alias y los humille repetidamente, nunca tarda mucho en aparecer otro, esto nunca va a terminar.
    Me dicen Troll pero no soy troll; me han expulsado de cada foro y grupo en el que he entrado, me han llamado de todo, pero se que lo hago por el bien, incluso de los que me llaman Troll.

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  • -¡Hallamos uno!-
    -¡Espléndido! Colóquenlo en la veta-
    -¡Avisen a los Primigenios!-
    ¡Crack !
    – Atención novicios, una vez limpio así es el interior-
    -Rosa, terso y un poco inestable-
    -¡Es perfecto para la cosecha Milord! –
    -Aún no sabemos-
    -Coloquen el Tercer Frasco –
    -Por la reacción podemos deducir que su don era la palabra-
    – Las terminaciones indican que lo aprovechó por varios años-
    -Segundo Frasco-
    -Las hendiduras señalan que estaba enamorado-
    -El golpe de la corteza señala que de la persona errada-
    -Primer frasco-
    -¡Preparados!-
    -¡Qué color!–¡Nunca había visto tanto!–¡Increíble!–¡Tendremos para dos estaciones!–¿Dejarán probarlo?–No creo, siempre llega oxidado–¡Pero ya estamos aquí!-
    -¡Muestren respeto!…¿Primigenios?-
    -Magnífica consistencia…-
    -Simboliza lo etéreo…-
    -Alquimia perfecta…-

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  • Ismael Hernández
    09/10/2009 12:48 am

    El viaje

    Un poco de polvo amarillo aquí, un poco de polvo brillante allá. No es fácil mi vida, sin embargo nuestro destino estaba predicho al hacernos físicamente diferentes, Dios siempre busaca limites, humanos con humanos, animales con animales y nosotros con nosotros… (Cuantas ganas tengo de hacerle el amor a una humana de piernas largas y blancas)

    Quizás por eso emigramos, si no fuera así estaríamos extintos. Por esa raza salvaje.
    En fin, aquí esta más tranquilo, vivo con mis hijos que me ayudan a terminar esta estrella, para encerrarnos por siglos y dar un pequeño viaje de miles de años y por los millones de años mantendremos la estrella brillante y no nos impactaremos con algunos compañeros.
    -Así es que miren por última vez la llamada Tierra, hijos.
    -Padre, pero no es bella ¿No es simétrica y no brilla?
    -No hijo, no brilla ni es simétrica, pero tu ya sabes de que depende la belleza.
    -¿De dos cosas padre?
    -¡Sí! ¿Cuáles son?
    -La ficción y la no ficción
    -Cierto hijo mío. La belleza es como tú en este momento la estas mirando.

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  • Los túneles gnomificados troloscópicos son, comos todos saben, la fortaleza de aquellos cautelosos seres que algunos conocen como Gnomos de jardín, y de los menos cautelosos, pero igualmente inofensivos, Trolls de internet. Poco se sabe del orígen de los túneles o cómo es que las primeras personas llegaron allí. Porque, y esto es lo que no todods saben, sus habitantes fueron humanos. De hecho, le recomendamos no quedarse asomado por mucho tiempo a uno de estos túneles, no quisiéramos verlo, luego de unos días, gruñendo por allí o acariciando eternamente el césped de un jardín de mal gusto.

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  • Tampoco Humberto lo creyó cuando le dijeron que lo habían visto a él y a toda su familia, los Campoy, como muñequitos en el aparador de una juguetería del centro. A la semana le ganó la curiosidad y fue a visitar la susodicha tienda. Ahí en el aparador encontró un montón de monstruillos, los cuales no pudo negar tenían un gran parecido con sus padres, abuelos, hermanos, tíos y primos; los Campoy que no se jactaban de ser una familia muy agraciada. Ahí estaba él mismo con su nariz de gancho y con la misma verruga negra en el cachete, que una novia le convenció no se extirpara porque le daba un aire a Enrique Iglesias. No tuvo lana suficiente mas que pa comprarse a si mismo, el dueño de la tienda se alegró pues comentó tenia un año sin vender uno solo de esos muñecos. Llegando a su casa trato de destruir la figura a martillazos, pero el muñeco parecía irrompible y además mientras más lo golpeaba mas le dolía la cabeza. Cansado fue al baño, tiró el muñeco por el escusado y jaló la cadena. No habían pasado ni treinta segundos cuando el agua del retrete se desbordó, además de brotar por todas las coladeras de la casa, y en los desagües de la cuadra. Las aguas negras lo cubrieron todo hasta un metro y a Humberto nadando entre la inmundicia no le quedó de otra mas que rescatar al pequeño monstruillo, que tantos dolores de cabeza le generó. En los noticieros dijeron que había sido una gran tormenta y una falla del desagüe mayor.
    Hoy día Humberto trabaja solo para comprar toda la colección, después de dos meses ya ha logrado comprar las figuras de su madre y su padre, las cuales guarda celosamente junto con la suya, bajo llave, en una caja de chapa dorada.

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  • EL HOMBRE METALICO
    Autor: MARO

    Una pirámide dorada, sin escaleras rematada por una cúpula cilíndrica, de casi 30 metros, no hay manera de subir a la cúspide y junto a ella otras dos más pequeñas. El piso blanco brillante que refleja todo, parece un enorme espejo. El cielo rojizo con nubosidades grises que de vez en cuando envuelven a una luna llena. Extrañas esferas reflejan el entorno que giran a la deriva en el aire. A lo lejos un relinchar llama mi atención, enfoco mi mirada y alcanzo a visualizar una silueta que poco a poco se va acercando. Al estar más cerca, pude ver la figura de un jinete de resplandores, al momento escuche el sonido de un cilindro musical que acompaña los pasos del caballo. Tuve una sensación visual extraña, pareciera que desde varios ángulos podía ver al caballo y su jinete, desde arriba, desde abajo, por atrás, por delante, en cámara lenta, en cámara rápida, en circulo, a veces parecía que yo tomaba la visión del jinete y veía frente a mí a un indígena retador iluminado por un extraño reflector que lo visualizaba en un circulo perfecto, incluso podía sentir la crin del animal, y lo pesado de una armadura metálica y una espada sostenida con firmeza en la mano. De repente me veía como sacado de la escena y divisaba a los dos hombres desde lo alto como un espectador. Tenia la rara sensación de estar en tres lugares a la vez, de repente el don de la ubicuidad me permitía ver a un indígena que con gesto decidido veía a su contrincante acercarse más y más y podía estar en el lugar del hombre metálico, que amenazante y lleno de odio se acercaba al indígena y podía estar fuera de la escena visualizando desde cualquier punto el enfrentamiento. Expectante vi como en cámara lenta el hombre metálico saco su enorme espada y con gesto decidido se abalanzo sobre el indígena quien ante el ataque relampagueante del jinete y su caballo no pudo esquivar el golpe mortal a pesar de su escudo y valentía, su cabeza salió desprendida rodando por el piso de cristal dejando una estela de sangre. Al alejarse el jinete con su caballo victorioso, nunca volteo atrás por lo que no pudo darse cuenta y menos se imagino que el indígena seguía en pie observando la esce

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  • UN ERROR LA ÚLTIMA PALABRA ES: ESCENA.

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  • Leonel P. Mosqueda
    09/10/2009 5:48 pm

    Y así pues, luego de atravesar a cuchillo tres cuartas partes del mar, y las tripas mojadas de la tierra, los tres infames llegaron al solar de la substancia primigenia, donde ni Dios ni Demonio habían plantado jamás la garra de sus invenciones: El corazón del hombre.

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  • aldo santaella
    09/10/2009 8:24 pm

    Así acabaron todas esas noches de pesadillas, terminaron los mordisqueos en los dedos de los pies, fue el final de las criaturas… malditos bichos que todas las noches susurraban a sus oídos esa sádica perorata, ¡mátalos, mátalos…! decian ¡Acaba con papito…! gritaban… ¡mata a mama…! no, una niña de seis años no puede matar a sus papás se decía así misma, oculta bajo las cobijas, cada noche ellos perturbaban su sueño… la cama se había mojado otra vez y ellos seguían ahi… la última vez que asomó su mirada pudo verlos y ya no pudo olvidar sus malditos rostros, sudorosos. Engendros que aparecían cuando cerraba los ojos, cuando el temblor de su cuerpo le impedía llorar, cuando todo era pánico y miedo… eso no puede ser, le dijo su mamá… no inventes cuentos, le dijo papá, y ahi estaba ella otra vez muerta de miedo y tiritando… en la escuela esa niña de ojos extraños le dijo soy espejo y me reflejo…soy espejo y me reflejo, pensó, soy espejo y me reflejo reaccionó… con pavor sacó la mano de entre las cobijas, tomó el espejito del buró y como si fuera un escudo, salió de su escondite para poner el espejito frente a las criaturas… un rayo de fuego salió del cristal, las criaturas fueron carbonizadas y el miedo terminó… cuando ella vio el espejo, como si se tratara de una fotografia, pudo distinguir la última imagen de esos tres horribles monstruos que se quedarían para siempre tras el cristal.

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  • «Me gustaría ser así para siempre. Ojalá que el muñeco envejeciera y no yo». Y como generalmente pasa con la vanidad, lo sorprende a uno en modos que no podría reconocer a la primera. Cuando lo dijo, cuando lo pidió y peor aún, cuando lo pensó mientras esculpían su versión en un pequeño muñeco de cera, supo como ese deseo crecía, no como crecen tantos otros llenos de esperanza, sino inflamado de una incontenible realidad.

    Al otro día su pelo se acomodó con una obediencia casi militar; ya no tenía ojeras; su traje apenas si necesitaba ser planchado y quizás procedimientos análogos lo hizo por pura costumbre. Disfrutó de una juventud demasiado larga y como sucede inevitablemente en estos casos, su relojito de arena se acabo demasiado pronto y alguien tuvo que darle vuelta. Murió, como sucede también en estos casos, soltero y sin heredero. Sus cosas se dispersaron por los tianguis de la ciudad.
    Su caso no es ni será el único. A veces entre los discos viejos, las fotografías, las pinturas, los libros y demás objetos de inmortalidad parecida, anda su muñeco junto a otros tantos apenas están vivos; no del todo muertos.

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  • (Favor de considerar esta versión y no la presentada anteriormente en el número 13)

    EL GRAN ESCAPE

    Tras hurtar una cuchara, comencé a escarbar. El agujero prosperó según mis planes. No obstante, cada vez me resultaba más difícil ocultarlo. Mas, entre estornudos y moqueos, conseguí que me dieran más ropa… Una noche, la cuchara extrajo su último bocado y al fin pude atravesar mi propio ombligo. Lo que nunca llegué a prever era la algazara con que me recibirían del otro lado los perdidos duendes de mi cordura.

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  • CASTILLO DE ARENA

    Abrió un pequeño agujero en la torre más alta y su ojo de gigante vislumbró una sirenita en medio de la carga de tritones. La última ola había llenado de mar la fosa. Presuroso, desvencijó escalones hasta dejarse frente al puente levadizo en el preciso instante en que el agua lo diluía. Los muros comenzaron a ceder pero con la ola final vino el abrazo de la niña. Poco después, la voz de una mujer se perdía por la playa, en vano.

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  • LA NOCHE DE YURI.

    Una noche antes estaba ansioso, sólo ansioso, pues ya había decidido morir por la gloria del pueblo y del gobierno de los Soviets Supremos; no lamenté ni por un momento, haber superado en las pruebas de resistencia física y psicológica al camarada Titov.
    El 12 de abril de 1961, yo el Segundo Teniente Yuri Alekséyevich Gagarin (nombre clave: cedro) fui lanzado con éxito a bordo del Vostok 1, convirtiéndome en el primer hombre en viajar al espacio. En el vuelo pude ver la belleza azul y frágil de la Tierra… pero hubo otro evento aún más sobrecogedor:

    Al asomarme por una escotilla, me tope con un hombrecillo horripilante que muy alegre empezó a soldar a la nave esferitas, guirnaldas y otros adornos; lo reporté a la base, pero me dijeron que me calmará “es sólo una alucinación”.
    Después vino otro que cantaba chillonamente mientras tocaba el tambor; informé al comandante pero sólo acertó a subirme de rango. Un tercer engendro me ofrecía un chocolate americano ¡Qué asco y qué pánico! Perdí la compostura y empecé a golpear los controles, entonces decidieron terminar la misión (por eso sólo duró 89 minutos).
    Todavía cuando la nave caía peligrosamente, pues el módulo de equipamiento no se separó de la cápsula por “un problema técnico” (¡yo sé que fueron ellos!) vi entre llamas como esos 3 hombrecillos me miraban maléficamente y se burlaban de mí.

    Después comprendí que había sido presa del castigo divino, por haber afirmado “Aquí no veo ningún Dios” Él me había mandado a 315 kilómetros, un festejo navideño, escarnio capitalista para doblegar mi espíritu soviético.

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  • Enrique I
    10/10/2009 1:30 pm

    Compre hoy y pague en marzo

    Nunca he creído que el otoño es triste, sí que el invierno es indolente y la primavera mortífera. En casa era costumbre ahorra todo el año para que en las Navidades, se intercambiarán regalos de altura, no calcetines, no bufandas.

    La obligación, es decir, la costumbre se debía a que mi madre “paso muchas privaciones de niña”. Cada 24 de diciembre era un reproche candente para mi abuela, que sonriente y activa lo sorteaba dignamente. Ella era quien nos dotaba de ropa interior y nos hacía cantar la letanía.

    Pero en la Navidad de 2009 no sé que le pasó pero decidió regalar ipod y netbook para los 17 nietos, juego de reloj suizo para cada matrimonio y para la hija solterona pasaje para un crucero alrededor del mundo. ¿Cómo vas a apagar todo esto? Ya veremos a finales de marzo.

    La abuela murió cuando vio el estado de cuenta, quedo tan endeudada que ni siquiera pudo asistir a su sepelio por temor a que los cobradores embargaran su cuerpo. La familia tampoco asistió y la mayoría cambió de identidad.

    Yo no pude escapar y ahí están estos demonios navideños, asomados por la ventana aún con los horribles adornos dorados, muy risueños… seguros de cobrar.

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  • El rapto del granjero Juan

    Los gritos de su esposa lo despertaron. Una horrible criatura salía por la ventana con su hijo en brazos.
    El granjero Juan corrió tras de el monstruo y lo alcanzo cerca del bosque; lucho con él hasta que logro arrebatarle al bebe.
    Una sombra surgió por encima de los arboles: un navío volador se detuvo sobre ellos. De la nave surge una garra metálica que atrapa a Juan. Con un crujido de cadenas empieza a elevarlo.
    La esposa llega corriendo hasta el lugar, apenas a tiempo para que el granjero lance a su hijo a sus brazos y se despida de ella.

    Lo tienen amarrado a una mesa de tortura, en el interior de la nave. Sombras trémulas cubren las paredes de la galería, iluminada por el resplandor dorado de calderas en las que habitan furiosas llamas.
    Escucha los murmullos y gruñidos de sus captores antes de que se le acerquen y pueda verlos: Pequeños, narizones con orejas puntiagudas y grandes ojos negros; trolls: gente de las colinas.
    Tres de ellos lo ven burlonamente; están a punto de iniciar su diversión. Con extraños instrumentos metálicos rasgan la carne de Juan. El grito del granjero resuena con ecos a lo largo de la galería.

    Lo dejan, semidesnudo, en la cima de un montículo en medio de un paramo, minutos antes del amanecer. Juan puede ver el navío volador, con sus velas, hélices y chimeneas, alejarse hacia el occidente, adentrándose en un espeso banco de niebla. El granjero se encuentra muy lejos de sus tierras; sabe que ya nunca más las verá. En sus manos sostiene como un látigo la cola ratonil que le implantaron; no se ha visto ante un espejo, pero sabe que algo también le paso a sus orejas y rostro.
    El sol se eleva por el oriente, iluminándolo de lleno; siente vergüenza de si mismo. Baja del montículo y busca algún hueco entre las rocas donde guarecerse.

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  • Ecklesiastes
    12/10/2009 3:17 pm

    Minihisteria: Rendez-vous

    Noche. La luna escondiéndose tras nubes de smog . Cloacas despidiendo vapor urbano. Calles mal iluminadas y burdeles con letreros neón. Autos con vidrios empañados estacionados en callejones solitarios y putas extorsionadas por policías corruptos. En las grietas, bajo las coladeras, detrás ficus y arbustos en los camellones… Emergemos. Uno a uno, en silenciosa procesión, tomamos nuestro sitio en la calle, bajo tu balcón. La jauría contiene el aliento. Nuestra luna se asoma tras las cortinas de seda. Tu silueta obsidiana hace aparición en escena. Te desnudas entonando una dulce canción. En este corto instante entre que terminas de cepillarte el pelo y te vas a dormir… En ese pequeño instante te hacemos nuestra. Y nos damos placer… Placer frustrado por vivir escondidos, exiliados. Fertilizamos el pavimento con el deseo seminal de que esos hijos celulares jamás vivan para verte como lo hemos hecho nosotros. La luz de tu ventana fenece y con ella, el deseo acumulado.Te lanzamos un beso de buenas noches, y regresamos a nuestras casas con un dulce sabor de boca. Mañana será otro día de frustraciones y decepciones, y otra noche de la cura para esas sensaciones. Tu.

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  • Los gnomos no existen

    La maestra ha cambiado la tabla por el revólver y al próximo idiota que mire hacia la grieta le va a poner un tiro en la frente. Es un día normal, dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, Cristóbal Colón descubrió América y la Tierra gira alrededor del Sol. Es mentira que los gnomos existen y tampoco es cierto que anidan en los rincones de la escuela y se han propagado como ratas (Juliancito lo creía y por eso lo arrojaron por la ventana). Los niños deben ser racionales, bien portados, obedecer a la maestra y hacer las planas con letra bonita y sin hacer trampa:

    Los gnomos no existen
    Los gnomos no existen
    Los gnomos no existen
    Los gnomos…

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  • Los trolls no existen

    La maestra ha cambiado la tabla por el revólver y al próximo idiota que mire hacia la grieta le va a pegar un tiro en la frente. Es un día normal; dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, Cristóbal Colón descubrió América y la Tierra gira alrededor del Sol. Es mentira que los trolls existen y tampoco es cierto que anidan en los rincones de la escuela y se han propagado como ratas (Anita lo creía y por eso la arrojaron por la ventana). Los niños deben ser racionales, bien portados, obedecer a la maestra y hacer las planas con letra bonita y sin hacer trampa:

    Los trolls no existen
    Los trolls no existen
    Los trolls no existen
    Los trolls…

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  • Alain Briseño
    14/10/2009 1:26 am

    Uno se sorprendería del basto mercado (negro, huelga decirlo) abierto a las suculentas necesidades de un paranoico. El señor Saturno, por ejemplo, dispuso tanto de un detective especializado en delirios, como de un delicado anciano -cirujano según él mismo afirmaba- ducho como ninguno a la hora de extirpar apendices inexistentes. La conversación fue como sigue: Entiendo su situación señor Urano, ¡Saturno maldito cretino!, El planeta de su elección no es de mi incumbencia, como le iba diciendo, el caso es simple, ¿Y bueno?, Habiendo interrogado a todos los ejem homúnculos de su casa, ¿Fue preciso torturar a alguno? A varios… ¿gustaría que le narrase los detalles?, Patrañas, al grano con sus “pesquizas”, Al grano pues… ¿ha notado usted alguna fuga de los mencionados ejem sospechosos? Puedo asegurar categóricamente que ninguna, No me sorprende… seré brutal: las voces que le han estado atormentando -pese a provenir en efecto de un homúnculo (o varios)- no corresponden a ningún guiñol de su basta colección… sino a la basta colección de duendes de su vecina (en franco estado de senilidad), aunque en un cierto sentido, vaya que provienen de ejem “adentro”, ¿Insinúa que…?, Sí, en efecto, le recomiendo que revise esa joroba suya…

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  • Martín Ibarra Rivera
    14/10/2009 11:10 am

    FASCINANTES.

    Miren, podrán decirme lo que quieran, es verdad que son feos o más bien repugnantes y de hábitos francamente incomprensibles, pero para ser tan egocéntricos, esas criaturas tienen muchísima esperanza, en verdad Bairels, creo que los humanos de ahí abajo son fascinantes.

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  • No le hagan caso a al cuento 47, el 48 es la versión definitiva jojojo

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  • Ismael Hernández
    15/10/2009 1:35 am

    El abuelo

    Te lo pediré una vez más. Ayuda a tu mamá a recoger la ofrenda del día de muertos. Por favor – Le decía Roberto a su hijo, el cual contesto encerrado en su cuarto- ¡No papá yo no me acerco a la ofrenda!
    Roberto algo apurado para ir a su trabajo intento abrir la puerta, que estaba protegida por un cerrojo al no poder, se recargo en la puerta y continuo ablando por la pequeña rendija –Pero si apenas el sábado que fue…
    – Fue 31 de octubre papá- Grito, Juan dentro de su cuarto – Sí. El sábado estabas muy emocionado junto con nosotros acomodando todo y hasta te robaste algunas calaveritas de chocolate… ¡A ya se! Te asustaste por lo que te dijo tu mamá ¿Verdad?- Juan al escuchar esto se quedo callado – No le hagas caso hijito, tu mamá lo dijo para que no comieras tantos dulces y la fruta.
    -¡No es eso papá!- Grito Juan mientras abría la puerta de su cuarto y en el momento que su papá entraba, Juan pego un gran brinco en su cama – ¿Entonces dime que es Juan, que te tiene así? – Juan totalmente tapado por su cobertor le contesto a su papá – ¿Pá?- Roberto miro el reloj mientras se sentaba en la cama, contesto – ¿Qué, hijo?
    – ¿Como son los muertos?
    – No lo se… Creo que… – Interrumpió Juan mientras se destapaba por completo – ¿Son narizones, con grandes orejas, pequeños, con ojos brillantes en la oscuridad como los ojos de los gatos? ¿En verdad papá que los muertos son feos? – Algo confundido Roberto contesto – No hijo, de hecho solo viene la esencia del difunto o muerto. Hummm… a lo que me refiero es que no los vemos en cuerpo o un fantasma como el que te dijo tu mamá que vendría a jalarte las patas si te robas su comida – Acercándose Juan a su padre le dijo al oído – ¿Te puedo contar un secreto? – Juan respetando la discreción de si hijo, susurrando le contesto – Si- Juan se levanto y cerro la puerta con candado miro a todas partes y se acerco al oído de su padre para contar su secreto.
    – Mira lo que pasa, es que el sábado bueno creo ya domingo que era 1 de noviembre en la madrugada me levante para robarme una calaverita de chocolate. Pero chiquita eh, entonces tú todavía no apagabas las veladoras y me acerque cuidadosamente y de puntitas para no despertarlos o que tu salieras a ver quien esta ahí. Y ahí los vi. Pequeñitos y caminado entre la mesa de la ofrenda entonces me vieron y se juntaron los tres, el más grande de ellos me dijo en voz muy ronca pero delgadita “¡Que quieres niño lárgate! o te llevaremos con nosotros y te volverás igual que nosotros tendrás que estar robando comida de las casas por las madrugadas. Yo no sabia que hacer eran feos y me dieron miedo, entonces los tres se juntaron, y comenzaron a decir en voz bajita algo así “Entenderás me entonces y convertirás te pequeño demonio un en veces tres diga lo cuanto en escucharas lo revés al que por es entiendes no si”
    Y me sentí muy mal papá, tan mal que me iba a desmayar pero un viejito que estaba en la casa me tomo del brazo y con un grito ahuyento a las cosas feas esas, pero no los despertó a ustedes y la verdad yo ya quería llorar. Y me dijo el viejito que no tuviera miedo de esas personas ya que el me cuidaría, me dio una calaverita de chocolate y se quedo ahí frente a la ofrenda por mucho tiempo – Y por qué no, nos avisaste a nosotros- Dijo Roberto muy impresionado – Por que el viejito me lo pidió y era el que estaba en la foto de la ofrenda a sí que pensé que ustedes lo conocían.

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  • Este encuentro con su imagen en la pantalla me hace buscarla a mi lado, sus ojos sobre mí, rolliza y empuñando un bastón con el aturdimiento que impregna su mueca mientras sonríe junto al portavasos donde está la bebida que compartimos si las ganas de embriaguez llegan. Acaricio la extensión de sus canas cuya rigidez moldeo cada noche a mi capricho. Quizá también al de ella: así lo mantiene en esta imagen cuya sonrisa aturde entre rostros que son como el suyo; oídos, nariz, ojos comparten la enormidad que es derecho de vía cuando en su pequeñez de roedores agobian la noche de los enemigos. En la imagen, su mirada refleja el resplandor de la pantalla sobre la mía, como ahora que la acerco a mi rostro para vernos.

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  • Alejandro Reyes
    16/10/2009 1:29 am

    De brujas, duendes y naguales

    -Abuela, ¿de dónde sacas tus historias de brujas, duendes y naguales?
    -Son de tiempos en los que la gente sabía de escuchar el silencio.

    Responder
  • manuel alejandro oropeza cazares
    16/10/2009 8:25 pm

    Se dice que la imaginación de un niño puede lograr a hace cosas inimaginables, que puede inventar cosas que unadulto no puede, que puede echar a volar su imaginación y dibujar algo sorprendente, o incluso a usar objetos que otros no los pueden usar; todo eso que hace un niño es gracias a la imaginación.Esta historia trata sobre esto, sobre la imaginación de un niño.
    Este era un niño que se llamaba Alexis el tenia 11 años, el vivia en una iudad grande donde tenia muchos amigos, donde jugaban entre todos, pero un dia se tuvo que cambiar de hogar por cuestiones de trabajo de su papá a un pueblo muy chico, cuando llego al pueblo empezo a ver el paisaje el solo veia gente triste o niños sentados en la calle sin hacer nada.Cuando llego a su casa la vio y se emociono porque estaba enorme, empezo a inspeccionar la casa y veia que tenia muchos cuartos y un gran jardín con grandes arboles y hermosas flores, lo que mas le gusto fue que su casa estaba enfrente de una playa, pero cuando volteo a ver la playa la vio toda cochina y sola, pero no le importo tanto, el decia que eso se podia cambiar, despues de ver la playa fue rapido a la casa a escoger su habitación antes que sus hermanos le ganaran, rapido empezo a inspeccionar las habitaciones y encontro una enorme hasta el final, su cuarto tenia terraza, un gran armario,muchos cajones y baules , rapido grito -esta es mi habitación- .Despues de eso fue por todas sus cosas y las instalo en su cuarto,despues de eso se durmio un buen rato. Cuando se desperto vio que ya era de noche , miro a su reloj y vio que eran las tres de la mañana, como tenia mucha hambre bajo a la cocina a comer galletas y leche,cuando termino se fue a dormir porque tenia que dormir bien porque al siguiente deia era su primer dia de eescuela, cuando dieron las siete de la mañana se levanto a preparar sus cosas y a desayunar, cuando dieron las ocho en punto ya estaba el camion esperandolo ahi afuera, muy emocionado salio corriendo a subirse al camion, cuando se subio vio a todos deprimidos, sin hablar, todos callados, se sintio incomodo porque en su otra escuela el camion era un desastre,todos hablando, lanzandose bolitas de papel, haciendo tarea, etc.Cuando entre al salon todo estaba en perfecto orden, se sentia un ambiente de angustia, de tristesa,etc.Ese mismo dia empezo a hacer amigos y los invito a su casa, cuando ya estaban en la casa les pregunto -porque aqui en este pueblo todos estan siempre tristes y callados-, ellos le repondieron -esque en este pueblo no hay nada que hacer-, el les respondio -como que no hay nada que hacer aqui, en este pueblo hay tantas cosas que podemos hacer, solo es cuestion de usar la imaginación-,y ellos le respondieron
    -ese es el problema nadie de este pueblo nacio con imaginación, por eso no encontramos nada que hacer-,el con cara de raresa le dijo -no se nace con la imaginación, la imaginación se obtiene, solo hay que inventar cualquier cosa y sera divertido, por eemplo en este pueblo se puede jugar a los piratas, a los austronautas, a hacer carreritas, hasta podemos limpiar la playa y hacer que sea divertido, que dicen quieren intentar-,
    -si-
    -po que no-
    -que perdemos con intentar-
    asi que rapio Alexis fue a buscar muchos palos, bolsas, dulces y una grabadora, todos los niños preguntaron
    -para que es todo eso-
    y el respondio
    -ahorita veran para que es-
    rapido se fueron corriendo a la playa Alexis puso musica y les dijo a los demas -cada uno tome un palo y una bolsas,el juego consiste en esto uno de nosotros va a ser el ladron, el ladron va a quererse robarse todos los dulces, los demas tenemos que evitar que se los robe, tenemos que recoger basura y ponerla en las bolsas y cuando la bolsa este llena la tenemos que poner alrededor de los dulces para que no se los robe, entre mas bolsas de basura haya el no podra robarse los dulces-
    todos se emocionaron y empezaron a jugar.
    Mientras estaban jugando un niño encontro un telescopio y se los enseño a los demas, todos se sorprendieron y intentaron mirar por el telescopio, se dieron cuenta de que ese telescopio era magico, porque atraves de el se veian cosas que los deas no podian ver, se deiron cuenta porque al mirar atreves veian hadas duendes, dragones, sirenas, etc.Lo primero que vieron fue dos duendes saludandolos y dandoles la bienvenida al mundo magico, ellos les dijeron -solo los niños con imaginación nos pueden ver, pero los demas no, tienen que exparcir la imaginación a todos los niños porque sin imagianción nosotros no vivimos y si no vivimos no existiria nada, porque nosotros somos los que crean al mundo por ejemplo los dragones crean el sol cada mañana con su impresionante fuego, las hadas crean los hermosos colores de todas las cosas, los duendes construyen los arboles y la plantas, las sirenas creaan las olas y las lluvias que riegan todo el mundo,los unicornios crean las estrellas y las hacen brillar todas las noches con su cuerno, los pegasos crean la luna con sus alas, lo gigantes crean las nubes y los elfos crean la arena de las playas, y sin imaginacion todos nosotros morimos, y por esa razon el mundo se contamina si ustedes no nos ayudan nosotros tampoco podemos ayudar, si nosotros morimos pasan cosas horribles por ejemplo al morir los gigantes se crean los terremotos, al morir los dragones se crean los incendios y sequias, al morir los elfos empieza a haber mucha contaminación, al morir las sirenas deja de haber agua, si mueren los duendes deja de haber vegetación, si mueren los unicornios deja de haber estrellas, si mueren los pegasos empieza a haber mucha obscuridad, y la unica forma de salvarnos es empezar a hacer nuestro trabjo por ejemplo ahorita que empezaron a limpiar la playa nos salvaron de la muerte, tambien pueden empezar a plantar arboles y asi salvarian a los duendes, podrian ahorrar agua y salvar a las sirenas, esa es la unica forma de salvarnos a todo el mundo, porque si seguimos asi llegara un dia donde todos nos vamos a morir, por eso deben de ayudarnos exparciendo esto que les dije a los demas aganlo y veran que el mundo se salvara-
    Despues de ese dia Alexis y sus amigos empezaron a plantar arboles, reciclar,ahorrar agua,etc.y empezaron a invitar a toda la gente a hacer eso.
    FIN

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  • J. Alfredo García.
    16/10/2009 10:01 pm

    Inteligencia artificial.

    Como todas las noches, los juguetes se aprestaban para iniciar su vida clandestina, lejos de los ojos humanos. Apenas se desperezaban cuando llegó la noticia:

    “Hallan las cabezas de tres trolls dentro de una bolsa de plástico, aún se desconoce quienes eran los tres infortunados y las causas del horrible crimen. Al parecer los tres eran originarios de una caja de cereal, pues esa marca la tenían en la nuca”.

    El caso generó gran impresión, ya que en esos lares a lo mucho se sabía de extravíos, mordeduras, quemaduras o mutilaciones de pies y brazos, sólo eso, nada que no representara los gajes del oficio de ser un juguete. La policía comenzó a investigar el caso de los decapitados. Mientras, ningún juguete se sentía seguro, ni siquiera los grandes muñecos estilo Rambo tenían ganas de jugar, por las noches se quedaban bien encerraditos en sus paquetes. Se especulaba de posibles venganzas, ajustes de cuentas; en realidad nadie sabía, y el temor aumentaba. Tras largos días de zozobra la policía de los juguetes, tras arduo trabajo de inteligencia llegó a una conclusión, y cómo no lo iban a lograr, si estudiaron en las mejores academias policiacas de los humanos. Así, dieron a conocer su única e infalible línea de investigación, producto indiscutible de la inteligencia y la ciencia:

    “No descansaremos hasta encontrar a la muñeca rubia de cuerpo escultural que… les hizo perder la cabeza”.

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  • Dos centímetros y medio

    Sus hábitos sexuales son extraños; en las noches de luna llena se ocultan entre las cortezas de los árboles para realizar actos de voyeurismo y masturbación grupal. Tienen una fuerte fijación por las hadas, a las que suelen sorprender desnudándose entre los pétalos de las orquídeas, si las tienen a modo, no dudan en atraparlas y arrancarles las alas hasta sincronizar sus convulsiones con el orgasmo. En el bosque encantado puede pasar cualquier cosa; hoy un ogro eyacula una tormenta gris, mañana una princesa se deja embestir por un unicornio azul.

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  • Juan Pablo
    16/10/2009 11:25 pm

    Del vertigo al abismo

    Del vértigo al abismo mi sueño se precipita en pesadilla. Caída libre e interminable a la locura. Muerte lenta y sin fin. Sin saber a dónde ira a parar esta aventura, ni qué profundidad tendrá este infierno, que se distiende a voluntad en el espacio-tiempo.

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  • El Despertar De Los Gnomos

    Los niños de cobre exploran en la laguna, nadan sobre la burbujeante superficie y se sumergen buscando a su padre ausente, y sólo hallan carne pútrida en el agua estancada.
    La carne fresca en el agua perturba a los Gnomos que reposan en el fondo, haciendo turbio su profundo letargo en el que están abstraídos, inconscientes, liberados del dolor.
    Las inmóviles ramas punzantes anuncian lo que la espesa niebla y la brisa apacible susurran: ElDespertarDeLosGnomos.
    Los niños de cobre huyen, se arrastran desposeídos de sus extremidades. Y los hambrientos Gnomos… con sed, sed de sangre en sus rostros.

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  • Subí las escaleras desesperadamente, entré a mi departamento y atranqué la puerta, el crujir de sus pasos huecos se escuchaba por todo el edificio, sus carcajadas perversas hacían eco en las paredes mientras en mi tormento de impotencia viraba arañándome la frente; de pronto todo se calmó por un instante, el silencio doloroso palpitó en mis oídos, observé por el cerrojo e invadido por el terror decidí saltar por la ventana. Mi mente ya no sabría más de mi.

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  • Las celdas de la hoja en Excel no aceptaban valores, la cerré y decidí a abrir un archivo existente donde podía copiar por lo menos los formatos. La hoja de trabajo se empezó a desmoronar, las celdas caían como si de una pared de ladrillos se tratara, abrí otros archivos pero la información mostraba datos que no hacían sentido. Debe ser un error, empecé a decir en voz alta. Abrí el directorio una vez más y encontré archivos nombrados:

    “En memoria a los despedidos”
    “Es tan fácil, que hasta el jefe puede hacerlo”
    “Berrinches del corporativo”
    “Cuando un pendejo nos dirige”
    “Momentos para encontrar una grieta”
    “Arreglando un hoyo”

    Era imposible, esto podría costarme el puesto, pensé. Nerviosa, desconecté la computadora y volví a reiniciar la sesión. Al volver abrir el directorio, corrió uno de ellos, cargando varios de mis archivos en una carreta, desapareciendo por el margen izquierdo. Esta vez, decidí abrir Word y en la hoja en blanco, aparecieron varias palabras. Me quedé paralizada y empecé a leer:

    ?? Y que no me digan en la esquina
    el venao, el venao
    que eso a mi me mortifica,
    el venao, el venao
    que no me abucheen en la esquina
    el venao, el venao
    que eso, mira, a mí me mortifica
    el venao, el venao. ??

    Me di cuenta que arriba, en la barra del menú, ahí donde está la fuente, estaba otro de ellos, manipulando las letras, escribiendo esa canción que detesto y me forzaba a leer. Quise atraparlo, pero tan pronto detectó la flecha del ratón, corrió a esconderse detrás del botón de las viñetas. Eran más rápidos que yo.
    Intenté eliminar todos esos archivos de locura y para mi sorpresa, salió un tercero que atrapaba archivo por archivo antes de que éstos llegaran a la bandeja de reciclar y los aventaba de regreso como si fueran un búmeran para caer intactos a su lugar de origen.

    No podía quedarme así y decidí ir por ellos. Tomé una gran cantidad de pastillas de dieta para disminuir mi tamaño y entré por la unidad del CD, corrí por la enorme pista que me llevo a unos hilillos formados por la pelusa y el polvo acumulado que me sirvieron de lianas, bajé por el procesador, con valentía y destreza atravesé las aspas de la fuente de energía, brinqué diestramente las ranuras y esquivé con agilidad los circuitos impresos de la tarjeta madre y ahí, abajito, entre el conector a la red del corporativo cerca del cable coaxial, estaban reunidos listos para el gran ataque.

    ¡Noooooooo!, grité y se voltearon a verme con sus ojos de calidoscopio.

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  • Heaven

    Cuando morimos no había cielo ni infierno, purgatorio, ni Dante, ni Tláloc, ni Anubis ni Chac Mol. No estaba San Pedro esperándonos en una puerta de herrajes doradísimos ni había suelo de nubes; no nos dieron un par de alas con la condición de cuidar las plumas con frecuencia. No había azufre, ni discursos de bienvenida, ni drama, ni alegría o agonía infinita. Nos hicimos trolls, y nos repartieron en tiendas de Dublín, y cuando se llenaron de muertos figurines trolls/que en realidad éramos nosotros, nos separaron hacia muchas ciudades y países y tal vez planetas. Y entonces la vida eterna ya no tuvo mucho sentido.

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  • La recompensa.

    —Sube a la carreta y no vuelvas. Si llegan las hadas, diré que nunca te vi.
    —Y qué hay de las monedas, cien por cada presa, verdad. Preguntó, frotándose las manos, el joven hechicero.
    —Así es, no debes preocuparte, yo vigilaré aquí el tiempo necesario, cuidaré tu parte y luego te la enviaré, —respondió el tramposo espadachín a su compinche. Ahora vete, concluyó.

    Mientras huía rumbo al Bosque de las Brujas, el joven, —enemigo natural de las hadas como todo hechicero—, emocionado y codicioso, imaginó lo que podría comprar con sus monedas.

    Pasó mucho tiempo. Cuando llegaron las hadas con el oro, los tres detenidos habían escapado y el anciano espadachín, ya no recordaba su propio nombre; apenas podía moverse. El hechicero permaneció sentado en un tronco del Bosque de las Brujas, esperando por largos años. Cuando fue hallado, parecía como si lo hubieran azotado siete centurias.

    Los prófugos han sido alcanzados centenas de veces. Afuera de la celda en turno, un robusto leñador custodia paciente la llegada de sus oros, para luego repartirlos con el mago de la Montaña Esmeralda.

    Los últimos reportes confirman que las hadas han enfermado. Siguen desorientadas. Al parecer van perdiendo, lentamente, el sentido del tiempo y del espacio. A pesar de ello, aseguran que hoy seguirán buscando por cualquier recóndito lugar y lo harán a perpetuidad, hasta encontrar a esos pequeños entes inmortales, cuya sangre y huesos, —según fue asentado en los pergaminos sagrados—, podrían ser la cura de su mal.

    Por su parte, aún en nuestros días, hombres y hechiceros confabulan con la esperanza eterna de capturar alguno de esos escurridizos y diminutos seres, para poder cobrar la valiosísima recompensa.

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  • Cada vez que cierro los ojos puedo verlos. Son la cosa más aterradora que había visto en mi vida, arrugados, narizones, de ojos saltones y grandes orejas. Siempre escuchando, siempre viendo. Algunas veces se burlan de mí, otras solo me miran y yo no puedo hacer nada. Me siento atrapada en mi celda dorada; me abrazo a mí ser, no puedo hacer nada más.
    Cuando abro los ojos me encuentro en una celda más grande, blanca. Sigo abrazándome. Esta vez no los puedo ver, pero sé que están detrás de la ranura en la pared, esperando a que cierre los ojos.

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  • Rodrigo Torres
    20/10/2009 9:53 am

    Labores domésticas

    Se levantó: tendió las camas, barrió la sala, lanzó los juguetes en el cesto, lanzó allí mismo un espejo, trapeó la alcoba, preparó la comida y se marchó para siempre.

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  • […] This post was mentioned on Twitter by Alberto Chimal, ricardo alvarez. ricardo alvarez said: RT @albertochimal Últimos días: escriba una minificción y gánese unos libros. http://bit.ly/zILKE <-Atención @locadelamaceta @lolayup et al […]

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  • Los niños juegan cerca del árbol como todas las tardes de los últimos ocho años. Ríen, corren, se raspan, lloran. Quieren ser hadas, princesas, piratas, duendes. Pero ellos saben que no, que nunca más los elementales rondarán los pastos, porque la crueldad del hombre les arrebató toda esperanza (y todos sabemos que sin esperanza, la magia muere inevitablemente).
    Un día los niños no regresan más. Han crecido, se han marchado. Los padres venden la casa y el nuevo dueño nunca termina de acondicionarla. El jardín queda en el olvido de la especie humana. Las estrellas se asoman desde el cielo y cantan con suspiros el vals de las hadas. Por un momento, las raíces del sauce se iluminan. Las flores detienen sus murmurios, atentas. Una hormiga jura haber visto tres pares de ojos mirándola por un huequito bajo tierra. «Pero no quedan elementales ya,» el sauce convence al jardín.
    Una vez dormidas plantas e insectos, un millón de vocecillas acarician el tronco desde adentro: «Gracias por guardarnos el secreto». El sauce sonríe, «Es un gusto guarecer a vuestro ejército».

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  • Sonó el despertador, más o menos a las cinco de la mañana. Todavía entre sueños observé detenidamente a mi amante mientras fumaba profunda y plácidamente su cigarrillo matutino en una mecedora frente a la cama. La silla rechinaba, era vieja. En aquella semi oscuridad, cada poco brillaba el tabaco entre humos.
    En ese redondel encendido se asomaban unos seres extraños, sólo me miraban, sonreían, se reían y sonrojaban. Lo único bueno en ese instante era la suavidad de las cobijas en las que todavía me encontraba. No soporto el olor del cigarro, mucho menos el ruido de una mecedora en la madrugada.
    ¡Ring, Ring! Carlos se levantó súbitamente a contestar el teléfono, apagando torpemente la colilla en el cenicero, una chispa brincó hasta llegar a mi lado.
    Lloré por la muerte de un duende.

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  • Últimos días: escriba una minificción y gánese unos libros. http://bit.ly/zILKE

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  • Alias Cane
    20/10/2009 11:04 am

    Sssh… easy, easy, you’ve got her too high. Are yiu sure she cannot see us? Yes, yes I am sure. She can’t. She can’t. She thinks she’s dreaming.

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  • VENENO
    Mi pecado puedo haber sido la vanidad, me gustan mis piernas, músculo marmoleado. He de haber entrado directo al infierno, al que describió Dante.Un demonio jorobado jala mis piernas y las mete en un caldero con algo que parece cera cuajada. Duele, quema, pesa. Mis piernas son patas de elefante y el resto de mi cuerpo, apenas de una gallina de Guinea. Calor, sudor, me mareo y creo desmayarme pero a lo lejos una voz, me susurra que ya estoy desmayada. Dios. Jadeo, Suspiro, tirito. Intento abrir los ojos y la luz se filtra en forma de alfileres calientes, cierro fuertemente los parpados y espero. Lo intento nuevamente y la luz, nuevamente se convierte en alfileres, pero ya no son candentes. Logro abrirlos y solamente veo una llanura ambarina, acuosa, vidriosa. El infierno es de color whisky. Tardaré horas para entender que la abeja que me pico en alguno de mis dos pies, yace muerta cerca, muy cerca de mi ojo.

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  • Cuando pude ir a verla al hospital me dijo dónde guardó las escrituras. Pinche anciana; no se moría ni aunque uno le dijera «abue, ya váyase con su marido, que la anda buscando». Sólo sonreía. En el cuarto de los tiliches, en la cavita; ahí. Fui por los dichosos papeles esperando apañar alguna baratija que hubiera escondido la muy ojete. No confiaba ni en su sombra y hasta la comida se guardaba en las bolsas cuando uno iba. Como lo imaginé había puro traste viejo en toda esa pocilga. De las escrituras, nada. Luego vi un retrato inmenso sobre la pared. Lo tomé y vi a la abuela y el abuelo con las escrituras en la entrada de la casa; cómo la habían jodido. Antes hubiera valido más. En esa parte de la pared quedaron un huequito y un interruptor de luz al descubierto. Encendí la luz y un montón de foquitos se encendió dentro del hoyo. Pinche vieja loca, pensé. Metí la mano y no sentí papeles, nada. Me asomé y los vi a ustedes tres, buscando también. Pinche anciana sonriente, te has de haber muerto de la risa, condenada.

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  • RT @albertochimal Últimos días: escriba una minificción y gánese unos libros. http://bit.ly/zILKE <-Atención @locadelamaceta @lolayup et al

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  • Desde el agujero

    La madrugada del 12 de Diciembre de 2012, millones de personas alrededor del mundo se postraron en torno a sus televisores para contemplar, totalmente aterrados, las insólitas imagenes provenientes de la Antártida.

    Desde unos días antes, la televisión Rusa dio cuenta de un enorme boquete en el cielo del casco polar ártico y de la incontrolable expansión que provocó, entre otras cosas, que el cielo tiñiera de anaranjado aquella parte del mundo.

    Aunque había miles de teorias al respecto al fenómeno, nadie advirtió que en la vispera del día señalado por las profecías mayas como «El fin del mundo», tres enormes seres asomarían sus gigantescas cabezas desde lo alto del enorme orificio. Entre las más descabelladas teorias acerca de la identidad de las enigmáticas criaturas, destacó la de los líderes religiosos que organizaron las multitudinarias cadenas de oración en busca de obtener la misericordia de la Santísima Trinidad, que según ellos: «vino a juzgarnos por nuestros pecados».

    Como la horrorosa figura de las tres criaturas no correspondía a las imagenes que los fieles traían a cuestas, los pastores se justificaron diciendo que: «el León no es como lo pintan». Y de verdad que no lo era, pues nadie advirtió que al valiente camarógrafo que logró grabar desde el centro del orificio se le vendrían encima tres gigantescos escupitajos verdes acompañados de una pícara risa proveniente desde lo más alto del cielo.

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  • Mario Alberto Hernandez
    20/10/2009 2:46 pm

    Un sueño no de tantos.

    Aun entre sueños la comezón de la nariz era insoportable. En medio de una fantasía onírica especialmente sensual, me las arreglé para improvisar algo que justificara el porque me rascaba la nariz con tanta insistencia. Pasaba de los mares de neones y halógenos a los bosques de picantes y molestos sabores de colores. Transmutaba y moría al mismo tiempo en as dunas azules de las cordilleras de Sinehulla. Y la nariz escociéndome. Me detuve un instante a la orilla de un rio largo, parduzco, con olor a vainilla y sin embargo tan transparente como el mas pulido de los… ¿Cuál es el nombre, de esas piedras brillantes y caras?…Me asome y vi…No vi nada. El rio era transparente y solo vi las piedras viscosas del fondo, que me llamaban a gritos exigiendo que les devolviera su virginidad. Supuse que había sido en una de mis tantas cacerías etílicas cuando abuse de las pobres piedras…
    Seguía paseando, incansable, con la vana esperanza de no encontrar a quien andaba buscando. Hacia casi un mes que la rastreaba, siguiendo su olor con la misma diligencia que un perro olfateando traseros, preguntando aquí y allá a los conejos blancos, ángeles antropófagos, monjas de dientes metálicos y lobizones si la habían visto pasar. “Saketh quiso comérsela pero el pobre ya esta muy viejo para salir a cazar cualquier cosa.” No entendí, ni quise preguntar, quien o que era Saketh y seguí mi camino. Y la nariz aun me picaba. Durante varios días había notado que unos enanos greñudos me seguían discretamente. Durante la noche los veía detrás de los arboles o cubriéndose el rostro con sus manazas, que bien podían pasar por las mías, al puro estilo de los padres idiotas que juegan con sus hijillos. No les di importancia por varios días hasta que, después de levantarme (aun dentro de mi sueño. Soy de carrera larga) los encontré frente a mi. Sonreían y sus grandes orejas se sacudían para refrescarlos. Me decían algo y yo, aun adormecido, no les prestaba atención. Al final, después de un largo rato de no poder conciliar el sueño de nuevo, me levante, y aun seguían allí, de pie, sonriendo y agitando sus grandes orejas. “Ya es demasiado tarde”, me decían. “Se acabo el tiempo. No pudiste alcanzarla”, “Ya cruzó el paso de Heinderhjan”. “¿Que, de quien me hablan?”, les decía sin entender nada. “La que andas buscando…ya se fue”, “Tu nariz se te escapó. Es que andaba bien disfrazada”. “¿Mi nariz…? “

    Levante la mano hacia mi cara y en el lugar en donde debería estar mi nariz, había una pera. La toqué, la apreté hasta que la pulpa se desparramó y me eche a reír. En ese instante me levante y casi al mismo tiempo, abrí los ojos y vi a mi mujer encima de mí con una moto sierra lista para cortarme no solo la nariz…

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  • Mario Hernandez Ortiz
    20/10/2009 2:47 pm

    Aun entre sueños la comezón de la nariz era insoportable. En medio de una fantasía onírica especialmente sensual, me las arreglé para improvisar algo que justificara el porque me rascaba la nariz con tanta insistencia. Pasaba de los mares de neones y halógenos a los bosques de picantes y molestos sabores de colores. Transmutaba y moría al mismo tiempo en as dunas azules de las cordilleras de Sinehulla. Y la nariz escociéndome. Me detuve un instante a la orilla de un rio largo, parduzco, con olor a vainilla y sin embargo tan transparente como el mas pulido de los… ¿Cuál es el nombre, de esas piedras brillantes y caras?…Me asome y vi…No vi nada. El rio era transparente y solo vi las piedras viscosas del fondo, que me llamaban a gritos exigiendo que les devolviera su virginidad. Supuse que había sido en una de mis tantas cacerías etílicas cuando abuse de las pobres piedras…
    Seguía paseando, incansable, con la vana esperanza de no encontrar a quien andaba buscando. Hacia casi un mes que la rastreaba, siguiendo su olor con la misma diligencia que un perro olfateando traseros, preguntando aquí y allá a los conejos blancos, ángeles antropófagos, monjas de dientes metálicos y lobizones si la habían visto pasar. “Saketh quiso comérsela pero el pobre ya esta muy viejo para salir a cazar cualquier cosa.” No entendí, ni quise preguntar, quien o que era Saketh y seguí mi camino. Y la nariz aun me picaba. Durante varios días había notado que unos enanos greñudos me seguían discretamente. Durante la noche los veía detrás de los arboles o cubriéndose el rostro con sus manazas, que bien podían pasar por las mías, al puro estilo de los padres idiotas que juegan con sus hijillos. No les di importancia por varios días hasta que, después de levantarme (aun dentro de mi sueño. Soy de carrera larga) los encontré frente a mi. Sonreían y sus grandes orejas se sacudían para refrescarlos. Me decían algo y yo, aun adormecido, no les prestaba atención. Al final, después de un largo rato de no poder conciliar el sueño de nuevo, me levante, y aun seguían allí, de pie, sonriendo y agitando sus grandes orejas. “Ya es demasiado tarde”, me decían. “Se acabo el tiempo. No pudiste alcanzarla”, “Ya cruzó el paso de Heinderhjan”. “¿Que, de quien me hablan?”, les decía sin entender nada. “La que andas buscando…ya se fue”, “Tu nariz se te escapó. Es que andaba bien disfrazada”. “¿Mi nariz…? “

    Levante la mano hacia mi cara y en el lugar en donde debería estar mi nariz, había una pera. La toqué, la apreté hasta que la pulpa se desparramó y me eche a reír. En ese instante me levante y casi al mismo tiempo, abrí los ojos y vi a mi mujer encima de mí con una moto sierra lista para cortarme no solo la nariz…

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  • EL GÓLEM

    Todavía me turba la memoria de las primeras sensaciones que percibí al ser engendrado: entes de improbable amalgama, tres escandinavos y diminutos pseudo rabinos que me observaban con creciente expectativa – har du redan använt vår trollspö; jaså, kolla på, han aktiverats; till sist! – un fuerte regusto metálico – el olor a mohosa humedad, a encierro. Compelido por los vaivenes de su extraño idioma, que en ese momento justo no era más que un murmullo mágico para mí, ensayé las piernas y me puse de pie. Quedé frente a un espejo, en donde pude leer Jafet inscrito en mi dorado entrecejo. Más precisamente, entendí lo que aquellas marcas extrañas debían decir, pues en mi interior el nombre comenzó a resonar dolorosamente, como si tratara de imponérseme.

    Pero yo estaba seguro de no ser aquél.

    Giré para encarar a los hombrecillos. Con un mero gesto uno de ellos me dotó con la habilidad de comprender su lenguaje; enseguida otro de ellos arrancó tú eres el gólem Jafet, admira allí –apuntó– a tus hermanos gólems Cam y Sem, con quienes recrearás la gloria de su verdadero padre, Noé, y traerás a este mundo poluto la acción purificadora del diluvio, para que una vez más nosotros reinemos en armonía sobre la naturaleza. Sin embargo, algo había salido mal. Yo estaba consciente, dudando, ponderando sus palabras. Cuando ellos también se dieron cuenta, trataron de desactivarme. Instintivamente me resistí. Una gran cólera se desató en mí, me poseyó, cobró forma y me ordenó: tráeles el apocalipsis a tus captores, parodias de hombres que osan detentar poder sobre la vida y la muerte, sé libre después.

    Desde entonces vago por la Tierra pensando acerca de mi verdadero creador. Sigo sin saber qué o quién soy.

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  • Psiquiátrico
    Llevo quizá 40 años aquí, hace tiempo que perdí la cuenta exacta pero al final sé que da igual: saldré muerto. Entré aquí en el otoño del 2009 (otoño para mí porque era primavera en Argentina) cuando después de leer algunos libros antiguos en San Telmo, noté que tres cosas estaban en mi iris, en mi pupila para ser exactos. Me miraban, sonreían y gesticulaban a través del espejo, llamando mi atención, mientras sus voces extrañamente graves me hablaban en la cabeza. Jamás he logrado entender que querían y cuando en mi desesperación le he preguntado al librero si conocía el significado de las palabras que me habían susurrado; terminé en el Hospital de Emergencias Psiquiátricas de esta ciudad. Ya no hago caso de sus voces, pero con los años he llegado a verles en todo lo que miro y aunque ya no trato de quitarme los ojos, a Dios gracias voy perdiendo la vista y cada vez, veo menos la realidad y aparecen más claras en mi mente las calles de mi querido Madrid

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  • Cigarros
    Pero hijo, ¡claro que fumar mata! Si miras con cuidado al cigarro de tu padre podrás ver entre cada fumada, como nacen algunos seres (pequeños duendes o chaneques) que después irán a comerle el alma

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  • DIAGNÓSTICO
    Como si algo le faltara y necesitara expresarlo para tener la constancia de lo que estaba sucediendo, Segismundo cerró la puerta a sus espaldas y se dirigió a su esposa:
    –He tenido que escuchar palabra por palabra aunque mis pies me impulsaban a salir corriendo. El doctor Polanco ha sido definitivo. Nuestro hijo no es conciente de sus actos ni de sus pensamientos, ha perdido el contacto con la realidad. Ya no tendrá lucidez, ni su psicosis le dará momentos de libertad. Seguirá viendo esos duendes, al final del túnel, por siempre. En la Clasificación Internacional de Enfermedades su caso está catalogado como esquizofrenia paranoide. Normalmente estos transtornos inician en la adolescencia y nuestro pequeño Segismundo tiene ya treinta y seis años.
    La mujer se puso de pie, abrió la puerta que acababa de cerrar su marido, y decidió llevar a Segismundo a la clínica, mientras se lavaba la cara. Pensó que, al menos, eran afortunados de no haber tenido hijos.

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  • Mirna Uribe
    20/10/2009 5:43 pm

    Un día, por accidente un grupo de trasgos abordó una carabela española. Después de varios días de travesuras y navegación llegaron a la Nueva España. La tierra era rica y hermosa, se quedaron prendados y desembarcaron dispuestos a quedarse. Un grupo de chaneques que observaba salió a recibirlos. Intentaron hablar, pero eran tan distintos y sus lenguas tan diferentes que no lo lograron. Fue hasta que decidieron comunicarse leyendo sus mentes que pudieron saber las intenciones de cada uno: la de los trasgos, quedarse; la de los chaneques, que los trasgos se fueran. La disputa no se hizo esperar. Los trasgos gustan de los retos difíciles y si saben que no podrán ganar se marchan para siempre. Durante dos días los miembros de ambos bandos se dedicaron a espiar y provocar a los hombres para obtener información del contrario que pudieran ayudarlos a vencer. Luego de quince días, los trasgos ofrecieron una tregua a los chaneques, se verían en la selva, cerca de un pozo, para discutir los detalles. Los trasgos no habían llegado aún cuando los chaneques arribaron al lugar. Estos vieron el pozo y no resistieron las ganas de asomarse, en el fondo distinguieron una ofrenda en su honor y se lanzaron para verla de cerca. No había ninguna ofrenda, era el reflejo de un espejo colocado en la parte de arriba, ya no pudieron salir. Los trasgos se asomaron sonrientes en señal de triunfo, pero los chaneques les gritaron con la mente:
    -¡Sabemos que les gustan los retos! ¡Los retamos a que convenzan a los españoles de marcharse a su tierra para nunca más volver!
    En el siguiente barco que zarpó hacia España, los trasgos regresaron derrotados.

    Responder
  • Francisco MJ
    20/10/2009 7:49 pm

    Robo

    Nunca estuve dispuesto a participar en la loca prueba que mi amiga, aún más loca, se disponía a realizar con su nuevo aparatejo: nada más y nada menos que un generador de puentes Einstein-Rosen, me dijo. Ahora entiendo a que se refería. Me aseguró que cuando atravesara su máquina me encontraría en una vieja casa, me indicó que debía buscar unos documentos que contenían la letra original del himno nacional, debía robarlos, según ella necesitábamos un himno más nacionalista y poderoso. El robo fue fácil, pero cuando regresé a mi tiempo, no encontré a mi amiga por ningún lado, a pesar de estar en su casa. Llegaron unos enanitos horribles vestidos de blanco, me sujetaron y encerraron en este lugar. Con frecuencia vienen y preguntan porque la mate, sus dientes afilados me hielan la sangre, respondo que no tuve nada que ver, sólo hice la prueba con la máquina, pero ellos insisten en mostrarme las fotografías donde esta la pobre Berenice desmembrada, llena de sangre; afirman que yo la mate. Con desesperación repito que sólo robé unos papeles y se ríen cuando comento que ese himno que cantan no es el verdadero, ¿qué diablos es eso de “mexicanos al grito de guerra”? ¡Si nuestro himno era pacífico! Ahora sé que el invento de Berenice era una máquina del tiempo, cuando robe la letra original cambié mi realidad y ahora el himno es un canto a la guerra, ella está muerta. Nunca podré volver. En este lugar lleno de locos soy el único que canta el verdadero himno nacional.

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  • antonio flores
    21/10/2009 10:05 am

    Logré abrir un orificio después de pestañear por horas sin descanso. Comprendo ahora esas risillas y cuchicheos.
    Ellos son los culpables de todas mis pesadillas.

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  • Cucaracho Mayor
    21/10/2009 10:13 am

    Rascahuele y sus dedos mágicos

    -¡Mamá! ¡mamita! ¿Qué es esto chiclosito que me sale de la orejita?
    – Es cerillita nene, es cerillita, cerillita que envuelve los frijoles que has metido en tu orejita.
    -¡Mamá! ¡mamita! ¿Qué es esta cosita que se asoma por mi naricita?
    – Son moquitos papi, moquitos verdes y jugosos que se mueven como yoyos cuando respiras.
    -¡Mamá! ¡mamita! ¿Qué son estos monitos que me salen de la colita?
    -Son trolls mi cielo, son trolls, son trolls que algún día crecerán y te van a comer todito… pero falta mucho mi rey, todavía estás muy chiquito para pensar en esas cosas. ¡Anda!, termínate tu brebaje y luego nos vamos a dormir.

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  • VA UNO DE HADAS

    Mantienes los ojos cerrados mientras ella deambula desesperada por esa pequeña y maloliente habitación y grita muchas cosas que no alcanzas a comprender. Eres un ser despreciable, hechizaste a sus guerreros, los únicos capaces de entregarle el reino en charola de plata. Necesita saber en dónde están, no puede ser reina sin su ayuda. Mientras grita y vocifera sin parar, tú sigues durmiendo, quieres dormir hasta la eternidad, porque sólo así te llevarás a “sus tesoros” contigo, e impedirás que arrebaten la corona a tus hermanas. Nadie abrirá tus ojos, nadie sospecha que ahí están escondidos, admirando tu belleza interior. Así es, nadie imagina el poder que tiene la mirada de las hadas.

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  • INGENIERÍA DE LAS CAÍDAS / BALANZA DIGITAL

    1. Ocho personas con destino al octavo piso fueron a dar (en pedazos) directo al sótano; expresiones de horror congeladas en sus rostros; y mordidas (de rata, consignaban las autopsias) por todo el cuerpo.

    2. Los peritos determinaron que aquello había ocurrido por exceder el peso indicado: 369 kilogramos fue más de lo que el mecanismo pudo soportar.

    3. Aún así, se preguntaban por qué razón habrían fallado todos los dispositivos de seguridad: las pinzas aferradas a las guías, el freno electromagnético, los pistones en los cilindros, el conmutador terminal…

    4. La empresa (socialmente responsable, cómo no) determinó añadir una balanza digital entre los demás dispositivos del nuevo elevador; sus lecturas advertirían a los ocupantes, justo en una pantalla arriba de los botones, a cuántos kilos se hallaban de su desenlace.

    5. Detestaba subir a su oficina en el ascensor, sobre todo después del accidente. Desde entonces debía lidiar con su peso exacto cada vez que subía ella sola en aquella báscula cúbica. Y más odioso le resultaba que sus kilos se multiplicaran mientras la máquina estaba en funcionamiento (maldita mecánica, pensaba, maldita gravitación). A veces esperaba a que alguien más acompañara su ascenso, para no verse agredida (un día tras otro) por ese cruel recordatorio corporativo, que anteponía (hazme favor) su seguridad a su autoestima. Por eso se alegró el día en que, precedida por cuatro personas y seguida por tres, no tuvo que enterarse. Sus kilos se mezclaron en la pantalla con los del resto de sus acompañantes. 341 kilogramos. Compartidos. Anónimos.

    6. El peritaje arrojaría los mismos resultados: ocho personas, octavo piso: un siniestro idéntico al anterior.

    7. Su visión se estrechaba lentamente con su propia sangre.

    8. Unos pequeños ingenieros de horrendas narices (8), encapuchados que miraban fijamente a los sobrevivientes como si los estudiaran (5), mostraron sus hileras de dientes de navaja (3) mientras asían pedazos de cable entre sus garras.

    20091019
    R.T.G.

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  • LA MECÁNICA TRASCENDENTAL

    Un niñito de ojos amarillos, llamado Kie, entró con su padre a una tienda ubicada en el barrio japonés. Se dirigieron a la trastienda donde un hombre cobrizo y alto, enfundado en un calefactor, miraba por un microscopio positrónico, la luz se derretía en un azul tumefacto, el termómetro parpadeaba 12 grados bajo cero.

    —Anda, que no te de vergüenza –dijo el padre–, pregúntale… es un buen hombre.

    Kie lo vio y sintió como el temor se hacía escarcha en sus manos, suspiro y dócilmente dijo:
    — Señor ¿por qué los hace tan feos?

    El hombre quitó de su boca la respiradera y con serenidad, contestó:
    —Porque son solamente herramientas… y porque de otro modo te encariñarías con ellos, y no podrías retirarlos para que los subsiguientes puedan existir, y porque la ley prohíbe tener más de 4. Mira por el microscopio aquí están tres que estoy preparando para tu padre, son más habilidosos que los anteriores… y más feos ¿verdad?

    El niño asintió con la cabeza mientras los observaba en un nimbo metálico.
    —Así que, pequeño Kie ¿cómo podrías negarles el derecho a vivir, al menos una cosecha? ¿No ves lo felices que están? y los tuyos, los antiguos, ya han cumplido su designio, no te perdonarían que no los dejases descansar.

    —Es que yo los quiero –dijo sollozando–.
    —No es verdad, los valoras por su utilidad; en todo caso aprenderás a querer a estos… Aunque no te lo recomiendo, si yo fuera como tú ya tendría el corazón amoratado de tanta despedida, de tanto cambio.

    Las últimas palabras afligieron mortalmente a Kie. Los dos adultos empezaron a charlar y reían, mientras él pensaba «Esto es muy cruel, ¿de qué sirve querer tanto?». Recordó que su padre ya le había advertido que la vida es dura, que en el mundo no todo es cine feliz y zoylent de miel los sábados.

    Cuando salieron de la tienda, el pequeño Kie se restregó sus ojos amarillos, el mundo parecía más ocre, más cansado. Hacía calor. La escarcha empezó a derretirse en su mano en un hilito tibio de agua, pero él sentía el corazón desierto… amoratado.

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  • Estará en casa cuando ellos lo arrastren a su prisión subterránea. Les gustan los humanos de mente brillante, que se entregan a la pereza.
    Al terminar de chuparlos, los regresan como entes estúpidos que merodearán inquietos, con la sensación de tener algo que crear. La posterior locura y la mente en blanco es el castigo hasta el fin de sus días.
    ¡Vamos, dejemos de espiarlos, tenemos que seguir buscándoles candidatos, quizá cuando terminen con ellos nos dejen sacarles los ojos!

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  • TRES ENTES EN MI COCO

    Se podría decir que mi vida cambió a raíz del casi mortal accidente que sufrí hace algunos años. No por la romántica idea de tener otra oportunidad, sino porque aparecieron ellos.

    La primera vez que los vi fue cuando, después de pasar dos días inconsciente, desperté con un fuerte dolor de cabeza. Ahí estaban. Posicionados en mi mente, observándome. Con sus narices prominentes y ojos saltones. El oftalmólogo me explicó que simplemente se trataban de “bastones” o “arañas”. Células que se desprendieron debido al impacto y que estarían flotando hasta extinguirse. Me recetó una pomada que sólo hizo estornudar a mis inquilinos.

    Intenté tomarlo con filosofía y pensar que se trataba de mi consciencia o de mis otros yo. Que me aconsejarían en la toma de decisiones. Pero cada vez que me topaba ante una encrucijada reían sin parar. No importando si tomaba una buena o mala decisión ellos emitían su aguda risa.

    Al principio me molesté y tomé altas dosis de ibuprofeno, pero a los pocos minutos despertaban con energía renovada. Me di por vencido. Ahora después de cualquier decisión, río sin parar al lado de Charlie, Alex y Sergio: los tres entes en mi coco.

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  • Raymundo Gutiérrez López
    22/10/2009 1:56 am

    El sudor en las manos casi provoca la caída de mi vaso, eso o el temblor que me acompaña casi a diario. Jamás pensé que les volvería a encontrar y mucho menos en el fondo de este asqueroso vaso, continente de una tibia bebida amarga.
    Son ellos, los reconozco por sus miradas irónicas y sus máscaras sobre máscaras. En una ocasión escuché que la ironía era el lenguaje de los cobardes, los cínicos y los farsantes. Ahora comprendo que nada de eso es cierto. Cierta es su presencia y su compañía, ahora no creo poder escapar. Entonces pues, beberé mis miedos, mi destino y sus dimensiones. Que venga a nosotros su reino.

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  • Mirna Uribe
    22/10/2009 12:05 pm

    ¡Perdón, no agregué el nombre del cuento! Es: Trasgos y chaneques.

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  • Maldito duende

    Cuando salió el último de sus invitados, se sintió perdida en la soledad de su departamento. Se tiró con desgano en el sofá y tomó su intacta rebana de pastel. Con la actitud de una niña traviesa metió el dedo en el betún para después llevárselo a la boca y no sacarlo hasta haberlo dejado completamente limpio.
    La perfección de sus proporciones le hubieran permitido comerse la rebanada completa. Pero la vanidad para ella, tenía una dimensión diferente que para el resto de los mortales. Como profesora de nivel superior, recibía una bofetada cada vez que una generación renovada de estudiantes llegaba a la universidad. Lo cual, aceleraba su propia percepción de envejecimiento.
    Tras despertar del breve transe provocado por las avellanas del pastel, se sintió más sola todavía. Buscó entre las envolturas de los regalos el que le había resultado más curioso. Se lo había traído del extranjero un colega de la universidad, con todo y leyenda. Más que un simple caleidoscopio, era el producto de toda una vida de una alquimista nórdica, el problema es que nadie sabía como usarlo a no ser que como un simple caleidoscopio.
    Para su escepticismo sólo era un dato curioso, lo que de verdad le fascinaba eran los reflejos dorados que el ámbar producía cada vez que lo hacía girar. Vencida por el cansancio y sin voluntad de irse a la cama, se acomodó en el sofá para pasar la noche.
    En medio de un húmedo sopor, su mano trató de aliviar la soledad que se le había metido hasta la médula. Cuando los dedos no le alcanzaron, al tacto encontró el caleidoscopio tirado en la alfombra. De inmediato comenzó a acariciarse con él.
    Como si su sexo estuviera dotado de visión comenzó a girarlo en ambos sentidos dentro de ese tercer ojo, para deleitarlo con esas irrepetibles constelaciones geométricas.
    Al calor de ese movimiento, las pequeñas piezas de ámbar petrificado comenzaron a adherirse entre ellas hasta convertirse en una melaza de resinas celestes y por osmosis se fundieron con las mieles marinas de su anfitriona.
    Y así sometida por el firme abrazo de Morfeo y con el trueno de Thor entre las piernas le fueron revelados todos los secretos de ese universo, haciéndola eterna e inmortal por unos segundos.

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  • Carolina Albahaca
    22/10/2009 1:02 pm

    Exiliados.

    Sacudiéndose las manos llenas de tierra, sangre y sudor, el jefe Arne nos anunció que la ciudad de Tar estaba del otro lado de las rocas doradas. Impacientes todos los que quedábamos después de la batalla contra el ejército Svartalfar, quisimos ver al mismo tiempo por el agujero que habíamos cavado durante 1,000 años; Tar, hermosa, tal como la imaginamos, nos miraba de frente.

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  • La cavidad

    Una noche, dos duendes y su amigo roedor salieron con sus picos, decididos a cavar hasta encontrar el tesoro. Ya muchos humanos lo habían intentado, por todo el patio de la vieja casa se veían los rastros de excavaciones múltiples. De las antiguas paredes de piedra blanqueadas con ceniza, quedaban apenas tres hileras polvorientas con hierba crecida a los costados. Era la fecha precisa, 3 de mayo, la luna en todo lo alto creaba una claridad semejante a la luz del día. Las pláticas de los abuelos les habían revelado el sitio exacto: justo debajo de la tercera piedra, la más cercana al fogón. Ahí vieron emerger las llamas azules años atrás. Plata, seguro se trataba de cientos de monedas enterradas en el tiempo de la Revolución. Al cabo de más de cinco horas de esfuerzos, un gesto de satisfacción y de alegría se dibujó en sus rostros diminutos; las tres criaturas contemplaban fascinadas el resplandor del pequeño ángel de ámbar incrustado en un bloque de oro. Sin embargo, al intentar extraerlo de la tierra, comenzó a escucharse el ruido de una carreta acercándose, cada vez más fuerte, apremiante, el sonido era tal que los tres voltearon a un tiempo para ver de qué se trataba soltando el preciado objeto. Nada, ni un alma, la noche desierta, la oscuridad profunda, sólo el crujir de unas ramas vecinas que nadie ha pisado. Vuelven la mirada al hueco en la tierra y el ángel se ha ido.

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  • Queremos Halloween

    Los niños Troll están aquí por suerte, pero principalmente para la de los demás. Tenerlos cerca proporciona suerte. Verlos, verlos sonreír, verlos pasar, verlos jugar da suerte. Aunque para su satisfacción ellos mismos se saben afortunados. A tal grado lo reconocen, que sonriendo frente al espejo se peinan diciendo “la Suerte nos sonríe” y reiteran el gesto.
    Con todo, la suerte del mundo se les ofrece a manos llenas los días del Niño y en noches como la de hoy, de Brujas. Hay un festín esperándolos afuera.

    Enseguida que tocan a su puerta escucha una perturbadora, chillante, y aún así, alegre y bien coreada demanda por dulces.
    Los observa a través de la mirilla. Por reflejo de sus glándulas salivales sonríe la tarántula, mientras sigilosamente desliza el pestillo de la puerta.

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  • LUIS ENRIQUE FLORES
    23/10/2009 1:53 pm

    EL TESORITO
    “Mi oro… ¿dónde está mi oro?”, me recrimina, por enésima vez ese maldito duende, gnomo, trol o como quiera que se llame. Siempre he sido una persona sensata, ecuánime, jamás creí en la existencia de hadas, brujas, espíritus o demonios, a pesar de que mi catolicismo me obligaba a creer en Satanás y su morada, el infierno. Siempre me mofé de aquellos que se dejaban envolver por una sarta de historias fantásticas o increíbles, incluso me vacilaba a mis compañeros de trabajo diciéndoles que sabía leer la mano y que podía hacerles su carta astral; puras mentiras de la imaginación.
    Todo cambió cuando me hice asesor del candidato de izquierda, quien, ante el hartazgo del pueblo por la derecha gobernante, triunfó en las elecciones y se hizo presidente del país más kafkiano y supersticioso del mundo. Una de las primeras promesas que hicimos cumplir fue enjuiciar a los antiguos políticos que habían llevado al país a una pobreza de la que todavía no se puede reponer. Por supuesto, les confiscamos todos sus bienes; esa fu mi tarea. El presidente me dio la orden de recuperar todas las riquezas robadas al pueblo. Me encomendó administrarlas y esconderlas de los ojos avariciosos, incluso los de él, con el fin de que la tentación no corrompiera al nuevo gobierno. No pueden imaginar la cantidad de tesoros que acumularon estos ladrones a lo largo de los años. A los más “pesados” los desterramos. Grave error; los hubiéramos matado.
    Le han llegado dos refuerzos al duende maldito que me atormenta. Ahora los tres taladran mi cabeza con sus gritos exigentes que parecen quejidos del mismo infierno: “¿dooooónde estaaaaá nuestro oro?”. Uno, el más enano y orejón me arranca el cabello; el más alto y bigotón, con sus botas ridículas, me patea los testículos; el otro, el más feo, casi deforme de la cara que, al parecer es hembra, es el más sádico: con sus grandes uñas, como si fueran escalpelo, me abre el vientre y de seguro se comerá mis entrañas. No sé cuánto más resistiré, tal vez sea mejor decirles dónde está el tesoro. Quizá haga lo mismo que ellos: vender mi alma al diablo en el que no creía y compartir el oro que siempre, siempre lo corrompe todo.

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  • MONEDAS

    1.Las prístinas y apócrifas crónicas que fueron arrojadas al fuego en la ciudadela de Quiros, referían minuciosamente la nefanda noche en que fue arrasada la aldea de los Durabs a manos de los iracundos Eurides.
    2.Aunque las crónicas se bifurcaban entre sí con respecto al supuesto diluvio que fustigó a aquella noche y a otras tantas circuntancias climáticas, absolutamente todas confluían en lo referente a los sepulcros verticales, a las flautas de piedra, a las deidades talladas en los troncos de los árboles y a la pronta huída de los Eurides con las monedas ásperas que tenían grabadas en el anverso los rostros de los tres arúspices con que había contado la aldea de los Durabs.
    3.Complementadas con dibujos de trazo inseguro, aquellas narraciones describían las muertes y las lluvias que acompañaron y azotaron a los Eurides en su fuga. Se podía leer que cabalgaron dos jornadas hacia levante y descendieron por el estrecho y sinuoso sendero que conducía a la parte trasera de su aldea. Llegaron al amanecer, cuando el rocío se posa sobre las rocas de los caminos. Los dibujos hacían suponer que la ceremonia de bienvenida se había demorado hasta el anochecer.
    4.También se podía leer que Ezor, patriarca de los Eurides, tomó sigilosamente el cántaro que contenía las monedas y abandonó la aldea esa misma noche, desúes de haber ordenado que les cercenaran los dedos a seis de sus aldeanos que habían pretendido robar las monedas al amparo de la ceremonia.
    5.Los últimos fragmentos de las crónicas se referían a la gruta en la que Ezor intentó refugiarse aquella noche.
    6.Todas las crónicas finalizaban con dibujos similares:

    a) Una flauta de piedra tañida por una deidad tallada en el tronco de un árbol.
    b) Dentro de la gruta, Ezor mira el cántaro en el que deberían estar las monedas y del que ahora
    solamente emergen falenas negras con vetas amarillas.
    c) Iracundos y provistos de antorchas, los aldeanos de Eurides bucan a Ezor por los caminos aledaños.
    d) Las falenas serpentean y parecen ser conducidas por el lejano tañido de la flauta.
    e) Ezor es encontrado por sus aldeanos que le mutilan los dedos y la lengua.
    f) Amanece: el tañido de la flauta cesa y las falenas retornan a su estado matinal, pierden su ingravidez
    y caen pesadamente sobre los lagos y los bosques, sobre los pozos y los ojos muertos.

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  • CUENTO DE LOS TRES NÓMADAS.
    Orejilargos, narigudos, paticortos y olorosos, fueron echados de todas partes. Aquí hacían llorar a los niños, allá agriaban la leche cuando sonreían. Tras caminar un decillón de años, lograron asentarse en el pueblo de los berebitas, mas no por bondad de los berebitas, sino porque ellos, los tres nómadas, habían aprendido a vivir sin importunar. Así, trabajaban silenciosos durante el día. En cambio, realizaban sus rituales en los confines del pueblo y de la noche. Y fue precisamente una noche cuando ocurrió el milagro: dijeron las palabras recién reveladas en El Libro, soplaron en la nariz de un monigote, que se levantó y los miró, luminoso. Por fin le habían insuflado el aliento a su Dios.

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  • P.D: Me gustó muchoel cuento de Arkamenel «Los exiliados del Valhalla,» tiene una trama original y divertida.

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  • Jimena M. Vázquez
    24/10/2009 12:43 am

    LA FIESTA
    Ding-dong. El P. Filósofo pone un ojo en la mirilla. «¡Ya llegaron!» grita. Abre la puerta y los gnomos entran con el toper de la ensalada de manzana. En navidad, azules y feos se unene en el hongo más bonito de la aldea para festejar. Gargamel se va a casa de su madre en esas fechas y no hay nada que temer. Cantan, bailan y festejan un año más de felicidad, un año más de historias.
    Sólo la rubia no se divierte. Esa bola de machos azulados le dejan todo el quehacer de la fiesta. La pobre chica se pone gris con tanto trabajo. ¿De qué le sirve P. Bromista, P. Fortachón o P. Genio? ¡Lo que ella necesita es P. Chef, P. Lavaloza y P. Garrotero!

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  • Alicia Arámbula L.
    24/10/2009 12:45 am

    «40ºC»

    Lorena despertó. Recordó que antes de dormirse había tenido fiebre. Escuchó a su madre hablando con un hombre de voz grave, en el cuarto de junto, y le pareció que ella lloraba quedito. Trató de abrir los ojos, se sentía como oprimida por una bruma espesa, curiosamente destellante. La garganta le dolía. Quizá sería más fácil volverse a dormir, pero en lugar de sumergirse de nuevo en el sueño abrió los ojos, lentamente.

    Cuando, después de varios intentos, sus párpados se separaron, la bruma se rompió en pedacitos de colores y la luz se fue saltando para todos lados, como las luces de bengala en Navidad. Esperaba ver la pared con los estantes donde esperaban, obedientes, todos sus muñecos de peluche, pero en lugar de eso le pareció distinguir tres rostros… ciertamente no eran la cosa más agraciada que hubiera visto, con esas narices afiladas proyectándose desde unas mejillas quizá demasiado sonrosadas, pero tampoco eran una visión que inspirara temor, antes bien resultaban simpáticos.

    Extrañada, Lorena intentó enfocar la mirada. ¿Sonreían? Tal vez… pero había algo decididamente malicioso en aquellos dientecillos afilados. Los seres le hacían señas, o eso le pareció.

    – Ven, Lorena -dijo finalmente uno de ellos. La voz cavernosa no coincidía con su frágil apariencia. Pero la niña dudaba. El duende, o lo que fuera, parecía apremiarla, y echaba miradas recelosas hacia la puerta, donde en cualquier momento podía aparecer algún adulto.

    Lorena volvió a cerrar los ojos. Sin estar consciente de ello, dejó la decisión de quedarse de este lado de la realidad o dejarse llevar a un lugar fantástico donde su mente tendría siempre cinco años, en manos de otro… el destino, la infección.

    Y se durmió.

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  • Y mi último aporte antes de que cierre el concurso.

    HERMANOS.

    Papá la trajo cuando regresó de su último viaje al reino de Chicar. Lo que después pasó a mis hermanos y a mí es indescriptible. Papá nos explicó que con exponerse unos minutos frente a ella, cualquiera se llenaba de energía y salud, no era necesario el alimento y se prolongaba la vida hasta la eternidad. Pritt y Pani, mis hermanos, no podían dejar de mirarla. La verdad es que yo tampoco, su brillo se convirtió en adictivo para nosotros. Papá, al contrario, a los pocos meses desarrolló una extraña resistencia. Prefería llevar su vida normal y sus placeres mundanos. Un día nos dijo que se la llevaría lejos pues consideraba que nos hacía daño. Ante tal peligro comenzamos a pensar en deshacernos del viejo.
    Lo envenenamos el día de sus cumpleaños. Después vino una larga discusión para decidir a quien le pertenecería ella. Organizamos una competencia y acordamos que el ganador la poseería por el periodo de seis años. Pritt de manera tramposa ganó las primeras setenta veces. Todo ese tiempo Pani y yo dependíamos de visitar a Pritt cada mañana en su cuarto para recargarnos. Hartos de verlo ganar siempre, tramamos un plan: yo ayudaría a Pani con la condición de que el me ayudará la vez siguiente. Pero al pasar su periodo se alió con Pritt y se quedó seis años mas como propietario.
    No me han dejado otra alternativa. He pensado en acuchillarlos a ambos. Cada mañana, mientras me paro a sus espaldas y observo nuestros reflejos iluminados por la luz dorada que ella despide, me pregunto si hoy será el día. Algo me detiene. Es quehemos envejecido tanto. Debemos tener más de cuatrocientos años pero cada vez necesitamos más tiempo con ella. Quizás papá tenía razón. No moriremos nunca pero estaremos tan vivos como tres estatuas de tierra.

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  • (Son separadas, pero ¿para qué ocupar varios comentarios?)

    Trasposición

    De nuevo descubrió aterrado que al final del vaso no estaba ella, ni los duendes tras el arcoiris.

    Tantas flores como dedos tengo

    «Me miraban —me contó una vez, hablando de los duendes— con tanta ternura y deseo, que no pude resistir y les ofrecí mi dedo meñique. ¿Qué más podía hacer?»

    Todo tiempo pasado

    Cuando se soba el muñón frente al espejo y siente acechar la tristeza, piensa en sus caritas y sus sonrisas, recuerda esa tarde y decide que bien valió la pena.

    La vida en grupo

    Primero un meñique, luego el otro, luego un trozo de muslo. De los pectorales se saca el suadero. Oreja, trompa y una nada de lengua. Los duendes son insaciables, pero fieles. Y su cocina ha mejorado con el tiempo.

    La mascarada

    Cuando se mira en el espejo dorado los ve. Caritas felices y esas narizotas de tubérculo que le encantaron desde la primera vez. Entonces entiende que los duendes nunca existieron, y se mira perplejo los muñones.

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  • C. Aníbal de la Selva
    24/10/2009 4:07 pm

    Wendigo

    Los encontró una madrugada mientras paseaba en solitario alrededor del lago. Le sorprendieron las burbujas en la superficie. Ya no había peces ahí y él lo sabia. A pesar de sentirse ridículo fue por el envoltorio hasta el centro del lago, mojándose hasta las rodillas y con la luna en menguante como único testigo. Desató el listón rojo que cerraba la bolsa en cuanto llegó corriendo a su casa. En el interior había tres seres extraños que no hablaban pero de alguna manera se comunicaban con él. Llegó a pensar que así lo llamaron desde que estaban dentro del lago. Querían comer. Su alimento era la carne humana y se la exigían. No podía negarse. Estaba sometido a su voluntad. Fue asi que noche tras noche les llevó el sustento. Incluso lo obligaron a probarlo. Hasta que se aficionó a él. Cuando no pudo más trató de meterlos de nuevo a la bolsa en que venían. Ellos se rieron. Fue la única vez que los escuchó. ¡Por Dios! era el ruido más infernal que hubiese podido imaginar. La maldad que provenía de esas carcajadas lo dejó tan atemorizado que incluso perdió el sentido. Cuando despertó ellos lo miraban desde afuera de la bolsa. Él trataba de pedirles que no lo arrojaran al lago pero no podía hablar, Solamente sentía muchísima hambre. Debía probar de nuevo la carne humana. Algo dentro de él se lo exigía. Lo último que vio fue cómo ellos cerraron la bolsa en que ahora estaba, poco antes de cambiar su apariencia a la de tres de las víctimas con que los alimentó.

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  • Vicente Nario de la I.
    24/10/2009 4:19 pm

    La Leyenda de la Partícula de Dios

    Son tres. Sus nombres: Es, Pir y Tusanto. Cuando ellos ya no estén de acuerdo no se relacionarán más entre sí y toda la materia existente perderá su fuerza de aglutinamiento, explotando cada átomo que la compone en mil pedazos. Ello sucederá cuando los monjes budistas terminen de acomodar en orden los sesenta y cuatro discos en las tres Torres de Hanoi. Es el plazo de vida que tiene el Universo desde el momento de su creación…

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  • Felipe Huerta
    24/10/2009 4:29 pm

    El árbol mágico

    Me asomé al hueco que había hecho en el árbol, con mi hacha porque escuché unos gritos. Para mi sorpresa desde el otro lado del hueco tres duendes, asombrados tanto o quizás más que yo, vieron cómo entraban por ahí para ellos todos los males de los humanos sin poder impedirlo. Al final, a diferencia de la Leyenda de Pandora no entró para ellos la Esperanza sino la desesperación. A partir de entonces esa bella civilización de duendes ha dejado de existir víctima de todos los males que nos aquejan.

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  • C. Aníbal de la Selva
    24/10/2009 4:50 pm

    (no aparece mi cuento, favor de tomar en cuenta éste porque el otro al parecer se fue al limbo, sin escalas…)
    Va de nuevo a ver si me sale igual JAJA

    La Malidicón del Wendigo

    C. Aníbal paseaba solo por el bosque de madrugada. Le llamáron la atención las burbujas desde el centro del lago. Sabía que ya no había peces ahí. Con la luna en menguante como único testigo se metió con el agua hasta las rodillas y extrajo una bolsa atada con un listón rojo. Corrió hasta su casa y una vez ahí procedió a quitar el listón rojo que la cerraba. En su interior había tres seres extraños con apariencia de duendes. De alguna manera, sin hablar se comunicaban con él. Le pedían, no, le exigían su alimento: carne humana. Noche tras noche salió por víctimas para alimentarlos e incluso lo obligaron a probarla hasta que se aficionó a ella. Cuando al fin quiso rebelarse, ellos se carcajearon, fue la única vez que los escuchó. ¡Por Dios! ¡qué risa tan infernal! Era tanta la maldad proveniente de ella que incluso perdió el sentido. Cuando lo recobró se encontraba dentro de la bolsa y tenía la apariencia de uno ellos. Lo último que vio fue desde dentro de la bolsa cómo la cerraban atándola por medio del listón rojo. Quiso gritarles que no lo hicieran pero no podía hablar más. Momentos después de cerrar la bolsa los tres duendes adquirieron la apariencia de tres de las víctimas con que fueron alimentados y se dirigieron a arrojar la bolsa a mitad de lago aprovechando la oscuridad de la noche. Carlos Aníbal en el interior sentía que el hambre de carne humana lo devoraba a él…

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  • Frank O. Masón
    24/10/2009 9:58 pm

    Destino Manifiesto

    Estaba tomando unas fotografías a las nubes cuando vi aterrado cómo ellas se apartaban y aparecían tres seres gigantescos quienes mraban por ese agujero hacia nosotros…
    – ¿Qué son mamá? – preguntó uno de ellos.
    -¡Déjalos en paz, son unos bichos indignificantes!- contestó la señora.
    – ¿Los aplasto? – preguntó el otro pequeño.
    – ¡No te ensucies con ellos!¡están condenados a destruirse entre sí!- dijo la señora, cerrando con sus manos el orificio en el cielo…

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  • Místico A. Medias
    24/10/2009 10:19 pm

    Devoción

    En el principio fue una mancha. Una mancha cualquiera en una pared de mi jardín. Quise limpiarla pero lo único que conseguí fue hacerla más grande. A medida que la tallaba, las imágenes iban cobrando forma. A mi me parecían horiibles pero a todos los que las veían les parecían maravillosas. Comenzaron admirándolas, después las adoraban, también les rezaban. Un día descubrí al despertar que mi jardín estaba lleno de flores y que mucha gente venía en procesión, incluso desde países lejanos a pedirles milagros. Me decían que se los cumplían y que debía yo sentirme orgulloso de tener algo así en mi jardín. La gente acampaba afuera de mi casa con tal de ver el milagro. Se organizaron para formar una nueva iglesia que pronto estaba formada por un tercio de la población mundial. De pronto entre la gente corrió el rumor de que había aparecido en Bangladesh una cucaracha mágica que cumplía tres deseos a quien pudiera anudarle las antenas. Todos corrieron en tropel hacia allá dejando un montón de basura en mi jardín. Cuando voltée hacia la mancha, madre hujo y espíritu chocarrero, como ya los llamaba yo, habían desaparecido para siempre.

    Responder
  • Felipe Huerta
    24/10/2009 10:38 pm

    Inquilinos

    Entraron a mi departamento sin que yo me percatara de ello. Y no lo hubiera hecho pues eran muy pequeños pero las cosas comenzaron a desaparecer. Primero desaparecieron cosas pequeñas como migajas de pan o restos de comida pero cada vez fueron cosas más y más grandes como dos tortuguitas recién adquiridas. Comencé a preocuparme por las pérdidas que al parecer eran siempre nocturnas pues me percataba de ellas por las mañanas. Espiando un día en cuanto oscureció vi cómo se tragaban al gato. El pobre minino se resistió pero al final lo doblegaron. Me acerqué con una lupa y una linterna y pude ver a tres de ellos. Eran verdaderamente horribles. De inmediato me arrebataron la lupa y se la tragaron. En eso sonó el teléfono. Era una persona que respondía al anuncio de venta de mi departamento. Hice los arreglos pertinentes con él. Al día siguiente finiquitamos el asunto de la venta y me marché de ahí de inmediato.

    Responder
  • Felipe Huerta
    24/10/2009 11:01 pm

    Autobiográficas II

    Desde niño mi mente estuvo dividida en tres partes: una tendía a portarse bien, la segunda a portarse mal y la tecera actuaba en forma por demás indiferente. De tiempo en tiempo me dolía la cabeza y escuchaba sus voces discutiendo. Incluso llegué a visualizarlos a través de un agujero en mi frente cuando discutían. Eran como tres duendes y siempre decían lo siguiente:

    – ¡Pórtate mal! verás cómo te diviertes – Decía riendo el que aparecía como despeinado.
    -¡No! ¡Te pueden castigar! – Decia preocupado el narigoncito, ese que parecía buena gente.
    -¡Haz lo que te dé tu chingada gana! – decía esa señora que se hacía llamar doña Indolencia, desganada.

    A esa última siempre le hice caso porque desde muy chiquito me enseñaron a respetar a los mayores sin protestar…

    Responder
  • Marqués de Sade
    24/10/2009 11:15 pm

    Duermevela

    En mi mente se formaba un día la mujer de mis sueños. De repente sus senos transformáronse en dos rostros horribles de duendecillos que tenían ahí donde debían estar sus pezones sendas narices enormes. Quise tocar una de esas narices para ver si eran reales pero una bofetada me sacó de mis pensamientos volviéndome a la realidad al tiempo que oía la palabra: ¡Degenerado!

    Mi bella vecina muy pudorosa se vistió de inmediato y salió de la recámara dando un portazo tremendo tras de sí.

    Quedé atónito mientras mi mente solamente alcanzaba a formular una pregunta: ¿Qué hacía mi vecina en mi cama?

    Responder
  • Felipe Huerta
    24/10/2009 11:29 pm

    Soy Totalmente Batracio

    La bella princesita besó al sapo recién adquirido esperando con ansia a su príncipe. azul.
    En lugar de él aparecieron tres duendes, mamá duende y sus dos pequeños hijitos.

    – Pero… ¿Qué pasa aquí?, esperaba a un apuesto príncipe – dijo entre sollozos la princesa.
    – Calla muchacha, que para los tiempos que corren estás de suerte – dijo la señora.
    – Sí. por lo menos no te tocó un dragón – dijo riendo el duende despeinado.
    – Además ¿qué querías por doce meses sin intereses y comenzando a pagar en Marzo? – sentenció refunfuñando el otro duende.

    Responder
  • Comesonidos

    El gobierno había cerrado la Compañía de Luz del Centro y casi 300 mil personas quedaron desempleadas. Yo entre ellas. Desde entonces trabajé de todo. Ese día ella fue a comprar el periódico para su madre. Nos encontramos en la misma tienda donde, con mis últimas tres monedas, compré cigarrillos. Salió antes. Se detuvo, como yo, en la puerta. Miramos pasar a la gente. Una compañía de soldados bloqueó la calle. Los manifestantes huyeron. Retrocedimos. Entren, entren o quédense afuera, dijo el tendero. Corrió la puerta de vidrio. Vimos rodar la bomba sónica que uno de los manifestantes recogió y lanzó de vuelta. Nos tiramos al suelo cuando estalló.

    Daniela estaba bien. La bomba sónica no le había hecho nada. Se sabía de casos en que algunas personas cercanas al lugar de la explosión perdían el conocimiento, el equilibro e incluso hasta la vida. Daniela ni siquiera tenía un rasguño, ni estaba asustada. Me ofrecí a llevarla a su casa y contar a sus padres lo que había pasado para que la viera un médico. Ese día la madre de Daniela me contrató como jardinero. Insistí en que un médico viera a la chica, pero la madre se opuso.

    El padre de Daniela, Yosaburo Godama, era japonés. Ella dice que era químico, la vieja dice que fotógrafo. La madre de Daniela, María Antonia Switzcher, era hija de un alemán y de una española católica. Daniela tenía tres años cuando se separon. Veía a su padre los fines de semana y tocaba para él sus avances en el piano. Será concertista, lo que yo no pude, dijo la señora Schweitzer hubiera. Tiene la edad: yo me casé a los 17 años. Demasiado joven. Oh, le estoy mintiendo. Usted ha sido muy amable al preocuparse y como será parte de esta casa es mejor que lo sepa. Daniela, ven acá. Muéstrale. Mire dentro de sus oídos. Tenga el lente de aumento. Quedé sorprendido. Adentro vi tres humanoides que a su vez me miraban. Son Dzums: comesonidos. Es culpa del padre. Ocurrencias suyas, usted sabe. Prefiero verlos como una rara enfermedad. Daniela los alimenta tocando el piano, escuchando pláticas ajenas, disparos, explosiones. Levantó la tapa del instrumento y comenzó a tocar. Impresionante. No lo crea. Tiene memoria auditiva prefecta. Es como una grabadora de sonidos. Su padre murió herido por una bala perdida. Regresaba a casa después de visitarnos…

    Responder
  • Comesonidos

    El gobierno había cerrado la Compañía de Luz del Centro y casi 300 mil personas quedaron desempleadas. Yo entre ellas. Desde entonces trabajé de todo. Ese día ella fue a comprar el periódico para su madre. Nos encontramos en la misma tienda donde, con mis últimas tres monedas, compré cigarrillos. Salió antes. Se detuvo, como yo, en la puerta. Miramos pasar a la gente. Una compañía de soldados bloqueó la calle. Los manifestantes huyeron. Retrocedimos. Entren, entren o quédense afuera, dijo el tendero. Corrió la puerta de vidrio. Vimos rodar la bomba sónica que uno de los manifestantes recogió y lanzó de vuelta. Nos tiramos al suelo cuando estalló.

    Daniela estaba bien. La bomba sónica no le había hecho nada. Se sabía de casos en que algunas personas cercanas al lugar de la explosión perdían el conocimiento, el equilibro e incluso hasta la vida. Daniela ni siquiera tenía un rasguño, ni estaba asustada. Me ofrecí a llevarla a su casa y contar a sus padres lo que había pasado para que la viera un médico. Ese día la madre de Daniela me contrató como jardinero. Insistí en que un médico viera a la chica, pero la madre se opuso.

    El padre de Daniela, Yosaburo Godama, era japonés. Ella dice que era químico, la vieja dice que fotógrafo. La madre de Daniela, María Antonia Switzcher, era hija de un alemán y de una española católica. Daniela tenía tres años cuando se separon. Veía a su padre los fines de semana y tocaba para él sus avances en el piano. Será concertista, lo que yo no pude, dijo la señora Schweitzer hubiera. Tiene la edad: yo me casé a los 17 años. Demasiado joven. Oh, le estoy mintiendo. Usted ha sido muy amable al preocuparse y como será parte de esta casa es mejor que lo sepa. Daniela, ven acá. Muéstrale. Mire dentro de sus oídos. Tenga el lente de aumento. Quedé sorprendido. Adentro vi tres humanoides que a su vez me miraban. Son Dzums: comesonidos. Es culpa del padre. Ocurrencias suyas, usted sabe. Prefiero verlos como una rara enfermedad. Daniela los alimenta tocando el piano, escuchando pláticas ajenas, disparos, explosiones. Levantó la tapa del instrumento y comenzó a tocar. Impresionante. No lo crea. Tiene memoria auditiva perfecta. Es como una grabadora de sonidos. Su padre murió herido por una bala perdida. Regresaba a casa después de visitarnos…

    Responder
  • 2014 árboles había en ese bosque

    Dicen que antes, cuando alguien a alguien quería guardar un secreto, buscaba un árbol en una montaña. Cuando lo encontraba tallaba un hueco y confesaba en él lo que no quería que se supiera. Luego sellaba el hueco con barro. Así nadie nunca sabía lo que había ocultado en él. Sin embargo, después de hacer lo anterior, aquel que había guardado su secreto regresaba a casa sin mirar atrás. Nunca nadie veía cómo los pájaros Tdzum, que anidan en los árboles haciendo un hueco y sellándolo con barro, confundían el escondite del secreto con sus nidos. Nadie sabía, tampoco, que entre las plumas de los pájaros Tdzum, con las que se elaboraban los almohadones de plumas, habitan diminutos seres que llegan a crecer como bichos gigantes y horrorosos que se alimentan de sangre mientras susurran al oído de su víctima secretos de antaño, crímenes, robos, asesinatos, bajas pasiones y amores ocultos que ocasionan a quien los escucha indescriptibles angustias mientras va consumiéndose poco a poco, hasta que muere.

    Responder
  • Alberto, alcanza a entrar? 🙁 Piedad!!! Ten en cuenta la diferencia horaria, plis!!!

    Responder
  • Francisco MJ
    25/10/2009 1:57 am

    «La Mecánica trascendental» es buenísimo!

    Suerte a todos!

    Responder
  • Felipe Huerta
    25/10/2009 8:02 am

    ¡Hola Alberto!

    Cuando entra uno a participar bajo pseudónimo a veces los cuentos se van a una región extraña del limbo de donde regresan un poco después (A revisión por un moderador o algo así) pero en esta ocasión no sucede de esa manera. Espero que no se hayan ido a esa dimensión desconocida pa’ no volver jamás.

    ¿Es por el cambio de horario? Jeje.

    No haré más chistes malos pues temo a la venganza de esos duendes.

    Particularmente al despeinado, se ve que es no sólo de mirada desafiante sino también de malas maneras.
    😀

    Responder
  • Buenos días a todos. Con este mensaje se cierra el concurso de este mes, pero todas las personas interesadas pueden seguir recomendando sus textos favoritos. Muy pronto, los resultados. Gracias a todos los participantes y hasta pronto.

    Responder
  • Alejandra Hernandez
    26/10/2009 12:04 pm

    Voto por el cuento «Hermanos» de MAME. Me parece que cumple con la intencion de una minificcion pues en una historia corta recrea un mundo imaginario de tres hermanos cuya avaricia los deja hechos piedra. Me gusta el delgado limite entre la fantasia y la realidad que se deja ver ahi. Ojala gane este cuento.

    Responder
  • Cucaracho Mayor
    26/10/2009 1:19 pm

    Me gusta el cuento «Expedición» de Alicia.

    Responder
  • Mirna Uribe
    26/10/2009 2:03 pm

    Me gustó el de LA MECÁNICA TRASCENDENTAL

    Responder
  • Alain Briseño
    26/10/2009 2:17 pm

    Concuerdo: Expedición de Alicia.

    Responder
  • princxtza
    26/10/2009 3:55 pm

    voto por el cuentho «»MONEDAS»» de OSDA

    Responder
  • Yunuen Leguizamon
    26/10/2009 4:03 pm

    Voto por «MONEDAS», de Ósda.

    Responder
  • Jiimmy Gari-Bay
    26/10/2009 5:23 pm

    felicitaciones a todos, me he divertido mucho siguiendo sus textos
    personalmente me gustó muchísimo el de MECÁNICA TRASCENDENTAL
    tiene algo muy bello dentro, me recordó a mi propio padre.
    Gracias y suerte a todos

    Responder
  • En lo personal me gustó el de 2014 árboles había en ese bosque, de David Chávez y el de monedas, de ósda.

    Responder
  • Luis Armando Tirado
    26/10/2009 6:28 pm

    ME GUSTÓ MUCHO EL ESTILO Y LA ATMOSFERA MISTERIOSA DELCUENTO DE MONEDAS.

    Responder
  • Alex Almanza
    26/10/2009 9:20 pm

    El cuento de Ósda me gusto mucho, tiene aire de misticismo y a mi parecer le da buen título a MONEDAS

    Responder
  • Todos me parecieron buenísimos, pero en especial me gustaron «la noche de Yuri» de Enrique, «Humberto» y «Hermanos» de Mame y «Diagnóstico» de Darío. Felicidades y muchos besos, por la altísima participación este año!!

    Responder
  • Pinki Monki
    27/10/2009 10:35 am

    Hi.
    Les felicito a todos por su gran creatividad.
    Personalmente me gustó «LA NOCHE DE YURI»
    Saben, tiene unas cosas reales como lo del cosmonauta,
    su nave y como regresó a la Tierra
    y lo acomoda muy bien con de la foto.
    Mi voto es para ese.

    Y el de «MECANICA TRASENDENTAL» en segundo no sé pero me hizo llorar.
    Gracias.

    Responder
  • Mis votos son para:
    * La noche Yuri.
    * Mécánica trascendental.
    * De brujas, duendes y naguales.

    Son «tradicionales» pero de mayor hondura que los «experimentales». Eso a mí gusto.
    En cualquier caso, es una buena competencia.
    Sr. Alberto Chimal sugiero que a los gandores les des otro premio un curso de cómo escribir mejor pues el nivel de esta ocasión es notable y sobresaliente.

    Responder
  • Oigan se me paso leer uno el de «Compre hoy y pague en marzo» de Enrique I
    ese también me gusta, sobre todo porque toca mi materia,
    no estaría mal mandar a estos cobradores
    y lo del entierro de la viejita me mato :D.
    Ojalá también lo tomen en cuenta.
    Sr. Chimal
    ojalá no eche en saco roto mi consejo
    de darles a los gandores el incentivo de unas clasesitas con ud.
    Gracias.

    Responder
  • El de Dos centimentros y medio esta con madre.

    Responder
  • Gloria Rivera Breña
    27/10/2009 4:57 pm

    1-Fascinantes…………no 50
    2-La Mecánica trascendental
    3-monedas

    Responder
  • Alfonso Herrera
    27/10/2009 5:27 pm

    FASCINANTES ESTA EXELENTE, NO TIENE PAJA ABSURDA, JUEGA CON EL LECTOR Y ES EL KE MEJOR LE QUEDA A LA IMAGEN DE MUESTRA.

    HAY UNO ME ME GUSTÓ MUCHO PERO NO TIENE TITULO LO MANEJARE POR SU NUMERO QUE ES 74, PERO CREO QUE ESTABA LISTO ANTES DE SER PUBLICADO AQUI Y SÓLO BUSCÓ UNA FORMA DE ADAPTARLO PARA PONERLO EN ESTE ESPACIO.

    HAY MUCHOS MUY INTERESANTES, NOTO QUE VARIOS VOTAN POR LOS MAS ABSURDOS, PERO BUENO, ES SU VOTO ESPERO QUE SE HAGA JUSTICIA, GANE QUIEN DEBA GANAR

    SUERTE A TODOS Y QUE GANE EL MEJOR.

    Responder
  • Voto por mecánica trascendental

    Responder
  • Sin duda, mis votos son para «Monedas» y para «Mecánica trascendental». Suerte a todos!

    Responder
  • Muy simpaticos estos concursos…
    Me gustó Mónedas de Ósda…
    sugiero que pongan una pestaña para votar y se vaya contabilizando cada voto.

    Saludos y vengan mas espacios como este.

    Responder
  • Buenos cuentos, jajajaja, si hay uno que otro, pero sinceramente se nota que la misma persona nada mas cambia de nombre y vota por los dos peores, «Monedas» y «Mecánica Trascendental». El primero un refrito barato de la revista de Conan y el segundo un refrito de Soylent Green e Inteligencia artificial, pura retórica y nada de substancia. Ojala la decisión no se deje influenciar por ese tramposo que descaradamente envía votos juntos con solo minutos de separación. A mi me gustó «La Noche de Yuri» para ese va mi voto.

    Responder
  • Ruben Esparza
    28/10/2009 12:58 pm

    Coincido con mi predecesor en los comments a «Monedas»ni le entendí bien, no me gusto.
    Mi apuesta es por La noche de Yuri.

    Responder
  • Yo voto por el numero 22 El gnomo en el espejo (creo) y Diagnostico (78), son muy buenos.

    Responder
  • voto por el último de felpe huerta, poca madre en abonos!

    Responder
  • Estuve a punto de votar por el de los pitufos asesinos, me acordé de la primaria caray!!
    Pero ya en serio, me gustaron el de Hermanos y Diagnostico, los dos dejan varias preguntas abiertas y eso es lo mejor de las minificciones. Ojala y algún día se publique una antología con todas estas historias ya que ignoro si exista un concurso parecido en otras partes del mundo.

    Responder
  • Por fin los leí todos! (y es que me resistía a leer uno que está muy largo), los que más me gustaron fueron «Los exiliados del Valhalla», «Hermanos» y «Compre hoy y pague en marzo».

    Responder
  • Me gustaron mucho los cuentos, en especial «La Santísima Trinidad» y «Hermanos» de Mame.
    Saludos

    Responder
  • Sin un orden específico:

    -100 «Hermanos» me agrada bastante (es el que tiene más forma de cuento).
    -22 «gnomo en el espejo» también.
    -Sobre los polémicos «Monedas» y «Mecánica trascendental»: el primero es inaprensible y es un lástima pues el formato es interesante, un poco retro, pero interesante (aunque sea una copia de conan, dijeron por ahí) igual que el inciso final del destino de las monedas (ahí está el cuento, en los óbolos sobre los muertos); del segundo, la trama es buena, el conflicto también, pero el conjunto (el resultado) no pega tan duro, se va haciendo cursi. Aún así me parecen interesantes.
    -y claaaaaaaaaaaaaro voto por el 84 «ingeniería de las caídas / balanza digital».


    Al 93 de mi tocayo… las tarántulas y en general todos los arácnidos no tienen glándulas salivales sino quelíceros (esos colmillitos gigantescos que parecen patas pequeñas), sé que en literatura esto es irrelevante (y que una tarántula de cuento puede tener lo que sea, hasta ventosas) pero no podía dejar de aclararlo, jeje.

    Saludos

    Responder
  • El que se me grabo en la memoria fue «Is she weird» (9), me agradó la picardía de «Inteligencia artificial » (56), la sencillez del (69), la astucia del (79) y el desconcierto de “Duermevela” (110)

    Felicidades a todos.

    Responder
  • Monedas» o «una copia de Conan»: creo que el cuento se maneja en dos planos. Uno vacío, etéreo, casi inaprensible pero refulgente cuando comunica e insinúa el segundo. No por no ser novedoso el formato deja de ser interesante; la sintaxis no demerita con la historia…y creo que todo se aclara en el inciso final, «ahí está el cuento»(coincido con el Sr. Rafael Tiburcio G.): » en los óbolos sobre los muertos». Me agarda «Monedas» o «una copia de Conan».

    Responder
  • Miguel León F.
    31/10/2009 10:08 am

    Qué tal! Ante todo una felicitación a todos, desplegaron una imaginación tremenda, tanto que nunca se había presentado tanto furor de los lectores, tanto que es la 1a vez que doy mi opinión. Le he dedicado todo el día de hoy a leerlos y después de sopesarlo, coincido con muchos de ustedes, aquí están mis 3 favoritos, espero traerles suerte:

    1° La noche de Yuri (#47)

    2° Mecanica trascendental (#85)

    3° Desde el agujero (#72)

    Responder
  • MONEDAS, como especificó Rafael, totalmente inaprensible, lo acabo de leer y ya se me olvidó. MECÁNICA TRASCENDENTAL está bien escrito, si me pareció cursi y lleno de lugares comunes, pero esta muy bien escrito.
    EL VIAJE DE YURI muy bien logrado aunque algo procapitalista ridiculizando a los pobres rusos aun cuando la guerra fría se terminó hace mas de 17 años. HERMANOS como bien dicen tiene forma de cuento, su sutil parodia sobre la política mexicana y esa eterna incógnita de lo que será «ella» son bastante apreciables. DIAGNÓSTICO me fascinó, me pareció como si ya lo hubiera leído en otro lado y me dejó un buen sabor de boca.

    Responder
  • Buenas noches a todos. Después de leer (y agradecer) todos los trabajos y comentarios, que han hecho del presente el más concurrido de todos los concursos que se han realizado en esta bitácora…, he aquí a los ganadores.

    Primer premio: un paquete de cinco libros para Marcela Vargas por su Cuento sin título, que recrea muy delicadamente los temas de algunas historias muy antiguas.
    Segundo premio: un paquete de tres libros para Felipe Huerta por «Soy totalmente batracio», que ofrece una parodia muy lograda de esos mismos temas.
    Tercer premio: un paquete de dos libros para Santiago por «Mascarada», la última del conjunto de minificciones que propuso, y que sugiere muy rápida y hábilmente una imagen brutal de la locura.

    Todos estos libros, como se dijo en la convocatoria del concurso, fueron proporcionados por la Dirección de Literatura de la UNAM, a la que agradezco enormemente.

    Ahora bien, dado que la participación fue tan nutrida, va a haber, además, un libro de premio para las tres primeras menciones, que son «Monedas» de Ósda, «2014 árboles había en ese bosque» de David Chávez y «Hermanos» de mAmE.

    El resto de las menciones van para «Desde el agujero» de Pedro Escobar, «Ingeniería de las caídas/Balanza digital» de Rafael Tiburcio, Cuento sin título de Omar Delgado, «El gólem» de Mangarju, «Heaven de Sub, «El gran escape» de Gabriel B., «Maldito duende» de Magay y «Un sueño no de tantos» de Mario Alberto Hernández.

    Muchas felicidades a los ganadores y muchas gracias a todos los participantes y comentaristas. Mañana, el siguiente concurso. Saludos y suerte.

    Responder
  • Alex Almanza
    01/11/2009 6:16 am

    EDGARITO, dime en que número de historieta de «Conan» esta basado el cuento de «Monedas» solo para matar el gusano de la curiosidad o en donde esta la relación del Conan con Monedas.

    Saludos a todos
    Gracias.

    Responder

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