Escribo esto al calor de una gran alegría: se acaba de anunciar que Verónica Murguía es la primera mexicana en ganar la edición española del Premio Gran Angular con su novela Loba, que comienza ahora mismo a circular en España y pronto, espero, llegará a México. (Un adelanto se puede leer en esta página.)
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Tuve la oportunidad de leer el manuscrito de Loba, que fue escrita a lo largo de diez años (Verónica, lo digo de una vez, es una amiga muy querida y de mucho tiempo). Es una novela que refleja mucho de la crueldad y la violencia actuales en este país, pero también de la voluntad de resistencia de algunas personas: la intención de oponerse a la violencia en lugar de someterse a ella. Y es, además, «una novela de caballería en la que hay combates, cetrería, muchísimos caballos, armaduras, un dragón, un unicornio… Ese mundo medieval que me llama mucho la atención y que es parte de la tradición literaria de la lengua española», como dijo la escritora en entrevista con Carmen Aristegui.
Ambos aspectos del libro se complementan: su reflexión sobre la condición humana (y su propuesta: su alejamiento deliberado del cinismo y el desinterés que defienden muchas personas y, de hecho, muchos colegas) necesitaba el vehículo de la imaginación fantástica, del mundo inventado que crea a partir de la historia y la tradición. Y esa imaginación se finca en un conocimiento exhaustivo de muchos temas, desde la cetrería hasta la medicina, pero sobre todo de la naturaleza humana y sus dificultades. Es un libro que puede encantar a quien le guste lo que habitualmente se etiqueta como «literatura fantástica» y a quienes ignoren todo sobre las obras así etiquetadas: puede hablar, como sería lo deseable de toda obra literaria, más allá de su contexto y de sus condiciones de venta: decir algo a cualquier persona.
El otro día, en Facebook, encontré al paso una nota de alguien que decía, más o menos, esta afirmación categórica: que quien no deseara escribir de lo profundo humano, de lo más entrañable y trascendente, podía «quedarse con la literatura fantástica». No escribí ninguna respuesta: era otra variación sobre un mismo prejuicio que he visto muchas veces, y que proviene, como siempre, de la mera ignorancia (y de la negativa, arrogante, a reconocer esa ignorancia). Ahora me gustaría encontrar esa nota otra vez para recomendar a quien la escribió que lea Loba; que la lea sin ideas preconcebidas, sin esperar otra cosa que lo que el libro va a ofrecerle. Sin duda se sorprenderá; incluso, tal vez llegue a deleitarse, como lo harán muchos lectores que están a punto de conocer la obra mayor de una gran escritora mexicana.[/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]
5 comentarios. Dejar nuevo
Alegría por la noticia, nostalgia de los tiempos en que fui alumno de Verónica, y también de la época, más reciente, en que mis hijos disfrutaron su Auliya.
¡Albricias! Ojalá llegue pronto aquí.
Me lo apunto en mi lista de libros pendientes por conseguir.
También lo espero con gusto, a conseguirlo en cuanto llegue. Gracias Alberto y felicita de mi parte, con un gran abrazo, a Verónica por su éxito conseguido después de ¡10 años! Qué meritorio, un ejemplo de que el trabajo constante, con paciencia y pian pianito produce frutos valiosos. Un ejemplo también para los escritores en ciernes, quienes hemos tenido «esa» historia en la cabeza y no nos animamos a dejarla salir.
[…] La escritora con la pequeña estatua que representa el PREMIO Más información en LAS HISTORIAS, BLOG DE ALBERTO CHIMAL (haz clic) Like / […]