[fusion_builder_container hundred_percent=»yes» overflow=»visible»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»no» center_content=»no» min_height=»none»][Este artículo se publicó en 2007, en una versión ligeramente más breve, en la revista Vuelo.]

El hotel embrujado más famoso del mundo es el Overlook, que está en las montañas de Colorado y este año cumple su primer siglo. («La construcción comenzó en 1907», declaró en su día el señor Ullman, gerente del hotel y tipo untuoso y siniestro.)
Por décadas, el Overlook fue punto de encuentro de los más ricos y poderosos («la mejor gente»); luego fue lugar de dos casos que se difundieron por todo el planeta. En los años setenta, Delbert Grady, un empleado que se encargaba de cuidar el hotel cuando éste cerraba en la temporada invernal, asesinó brutalmente a su familia y luego se suicidó; años más tarde, un nuevo guardián, Jack Torrance, intentó lo mismo, y si bien su esposa e hijo pudieron escapar, regresaron con historias espantosas sobre la locura que había poseído a Torrance: no sólo el hotel estaba repleto de fantasmas sino que el propio edificio era una entidad malévola, capaz de inspirar hechos terribles de violencia. Se dijo que el hotel había sido construido sobre un antiguo cementerio indio: sobre los cadáveres de cientos o miles de muertos por la violencia de los colonizadores venidos de Europa. Se habló de sangre que salía del subsuelo y, en una visión experimentada por los supervivientes de la tragedia, parecía brotar a chorros por las puertas de los ascensores…
Si a usted le interesa visitar el sitio: si quiere recorrer los pasillos, comer en el restaurante, bailar en el lujoso Salón Dorado, tal vez dormir en las célebres habitaciones 217 y 237, en las que se vieron las apariciones más horribles…, debe saber que el Overlook no existe, ni ha existido jamás: es sólo el escenario de la novela El resplandor de Stephen King (1977) y también de la versión cinematográfica de la misma, dirigida por Stanley Kubrick en 1980 y protagonizada por Jack Nicholson. (Éste realizó la actuación de su vida en el papel de Jack Torrance: la “cara de loco” que ahora se asocia siempre con el actor proviene de sus mejores escenas.)
El Overlook no existe, pero en verdad es el hotel más famoso, porque su fama proviene del poder de las historias de miedo, que son antiguas como la propia humanidad y disfrutamos ahora como en el pasado. No importa si las vemos en una página o en una pantalla, ni tampoco si sólo las escuchamos –como tantas leyendas urbanas de ahora–: todas ejercen sobre nosotros un poder irresistible. Es el poder de lo siniestro: el de aquellos lugares, objetos y personas que parecen ser como todos los días pero de pronto resultan ser distintos, inquietantes, y nos hacen dudar de todo lo que consideramos seguro.
Un hotel de lujo, un sitio de relajación y placer, se revela como una trampa mortal. Un padre de familia, que debe ser (pensamos) amante y protector de su esposa y sus hijos, resulta ser un monstruo. El hijo de Torrance no es un niño común, y si se salva es porque tiene un poder aterrador… El secreto del terror es lo desconocido que se revela en lo cotidiano, como supieron King y Kubrick y como saben los grandes creadores de historias de miedo.

© Alberto Chimal, México, 2007

* * *

Extra: la canción «Midnight With The Stars And You» de Al Bowlly y la Ray Noble Orchestra (1934), que aparece en momentos destacados de El resplandor y ahora está asociada para siempre con la película.

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