Mucho menos conocido que sus cuentos, el trabajo ensayístico de Edgar Allan Poe es, además de interesante y revelador por sí mismo, muy útil para conocer el sentido y las propuestas de la obra entera del escritor. Este texto pertenece a los Marginalia de Poe: breves sueltos y artículos que escribió para publicarlos en espacios pequeños de diversas publicaciones. Algunos de ellos fueron expandidos posteriormente y otros no. Éste apareció en la revista Southern Literary Messenger en junio de 1849 y condensa muy bien las ideas de Poe sobre el tema. Los nombres de los pintores que Poe trata con desdén (y acaso con justicia) están enlazados con páginas acerca de sus obras.

El velo del alma
Edgar Allan Poe

De pedírseme definir, muy brevemente, el término «Arte», diría que es «la reproducción de lo que los Sentidos perciben en la Naturaleza a través del velo del alma». La mera imitación, por exacta que sea, de lo que es en la Naturaleza, no da a nadie el nombre sagrado de «Artista». Denner no era un artista. Las uvas de Zeuxis no eran artísticas –salvo desde el punto de vista de un pájaro; y ni siquiera la cortina de Parrasio podría esconder su falta de genio. He dicho «el velo del alma». Algo así parece indispensable en el Arte. Podemos, en cualquier momento, duplicar la verdadera belleza de un paisaje real entrecerrando los ojos al mirarlo. Los meros Sentidos ven a veces muy poco… pero siempre ven demasiado.

(versión de Alberto Chimal)

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