Cuaderno, Taller literario

La vanidad

Recuerdo una nota que leí en el blog de una exprofesora de secundaria: «Nadie puede enseñar ni aprender nada», escribió, y daba la impresión (por las muchas frases impostadas y graves que rodeaban a la que he citado) de que creía haber hallado una Gran Verdad: una de esas frases citables que tanto abundan en la radio mañanera y las malas novelas.
      No era para tanto, desde luego: no sólo su fundamento era dudoso (dos meses escasos de querer «probar» el trabajo a ver si le convenía: una vida que se adivinaba tediosa y fácil y, a juzgar por el relato de sus días, ninguna capacidad para dar clases), sino que su conclusión —que suena tan bien, tan tremenda— es totalmente falsa. Realmente lo es.
      No la recordaría siquiera de no ser por otra frase: «Querer enseñar es pura vanidad, nadie sabe nada y decir que sabes es siempre falso y presumido». Torpe y todo es apropiada para quienes dudan: en el fondo es la justificación de un miedo profundo.

Yo creo que muchas personas son huecas, vanas, complacientes, y dicen obviedades y tonterías esperando que las tengamos por sabias. Pero los descubrimientos verdaderos siempre están allï, esperando a hacerse. A veces nos ocurren y a veces pasamos de largo. Y cuando llegan, por supuesto, hay que atesorarlos, aprehenderlos. Y comunicarlos. No es vanidad porque implica el dar y el revelar: no es vanidad porque tal vez, en el fondo, tampoco son la gran cosa, y su valor reside no en quien los da sino en quien los recibe, y nunca los había oído antes, y en ellos sabe y descubre.

Toda esta nota palabrera tiene como fin desembocar en que, además de haber cambiado una vez más el aspecto de esta bitácora —para darle una forma menos rígida, espero: más capaz de recibir más notas—, los textos del «Taller literario» incluirán, a partir de ahora, algunos de los hallazgos que he hecho, por mi cuenta o gracias a otros. No hallazgos de moral ni de ciencia (evidentemente): no de arte (que no se enseña) ni de éxito (que se da, no se toma), sino de escritura. A ver qué pasa.

14 comentarios. Dejar nuevo

  • Información Bitacoras.com…

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  • Vaya que esta noticia es emocionante. Al contrario que la maestra, creo que enseñar no es vanidad sino pura humildad. Los maestros vanidosos justo son los que no te enseñan.

    En asuntos (todavía) más técnicos, la nueva cabeza del blog no se ve bien en Firefox (y supongo que en otros navegadores) si el tamaño de la letra es un poco mayor al estándar.

    Saludos

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  • Bien, muy bien; muchas gracias por compartir todo esto con tus lectores.
    Saludos y besos,

    F.

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  • René, muchas gracias por tu mensaje y el aviso. Ya revisé y creo haber resuelto el problema.

    Fernanda, gracias a ti. ¡Y gracias por los libros! Te debo una carta en papel y por correo 🙂

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  • Nuevo en Las Historias: una nota sobre el escribir, el aprender, la vanidad. http://j.mp/btBCeh

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  • Hola Alberto,

    Antes que nada gracias por compartir tantas cosas, no sé si hay vanidad o no en la enseñanza, pero pocas cosas requieren más generosidad, porque nada es tan valioso como el conocimiento y la información…

    Un fuerte abrazo,

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  • «Lo que nos hace insoportable la vanidad ajena es que hiere la propia».
    François De La Rochefoucauld

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  • «…su valor reside no en quien los da sino en quien los recibe, y nunca los había oído antes, y en ellos sabe y descubre.» Tsss, este fragmento hizo eco en mí y creo que lo llevaré de aquí en adelante. Totalmente de acuerdo, puede que a veces lo que menos pensamos importante, es lo que más va a significar en el otro y ahí está el valor de lo que compartimos (o dejamos de compartir).

    Yo creo en la acción de compartir más que en la de enseñar.

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  • Un abrazo, Ricardo.

    Victorino, gracias por esa cita, excelente.

    Santa, estoy de acuerdo totalmente.

    Saludos y gracias.

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  • Jaime Hernández Alvarado
    28/06/2010 7:45 am

    El sólo hecho de enseñar que en su esencia debe ser un acto de humildad y benevolencia, tiene su lado contrario que es alimento al ego, de lo que realmente se satisface el maestro.

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  • Mucha razón; Un profesor me dijo que enseñar permite a las lagunas salir a flote y así poder reforzar lo que se ha aprendido. Gracias por compartirlo. chau. cuidate.

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  • Quizá, Jaime, pero en todo caso hay que tratar, ¿no?

    Gracias a ti, Autem.

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  • hey disculpa el volver a comentar, pero mi Maestro de latín me dio una cita acerca de la enseñanza, quisiera compartirla, espero no disguste, pues aquí la cita:

    «Homines, dum docent, discunt» [los hombres cuando enseñan , aprenden. Seneca.]

    gracias. chau.

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  • No te disculpes, Autem, para eso es este espacio. Muchas gracias por la cita, que está buenísima.

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