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Felicidades

Hola. He estado encerrado y lejos de la red (y de todo) por un rato no tan largo, pero que deseaba poder disfrutar desde hacía mucho: he estado escribiendo sin parar. Vuelvo rapidísimo para dejar esta nota breve, saludarlos y enviarles felicitaciones para estos días y buenos deseos (de a de veras, no de los habituales) para los días que vendrán.

Va a estar muy difícil, ya sabemos: lúcidamente, un cartel publicitario que ahora se ve en México (espero subir luego la foto) muestra una imagen de Santa Claus y «Próspero 2009″…, pero el Santa tiene una enorme nariz de Pinocho. Sin embargo, de nada nos va a servir meter la cabeza en un agujero (en el televisor, por ejemplo) o distraernos con tonterías (con los desplantes de las nuevas divas literarias, por ejemplo, tan parecidas a los personajes de Rudo y cursi; qué pena). Ojalá nos demos alternativas a los anestésicos habituales; ojalá nos demostremos que podemos estar vivos.

Como las fiestas se han convertido en una serie de rituales de consumo más bien repugnantes (los villancicos modernizados tienen letras sobre regalos y compras), dejo, mejor, el siguiente obsequio: ésta es, completa, La noche de los muertos vivientes (1968) de George A. Romero, la película que creó la figura del zombie como la conocemos ahora y todavía hoy una de las mejores de su especie. No está subtitulada pero los zombies no conocen fronteras. Diviértanse.

(Posdata: regresando actualizaré de nuevo la página de Poe –¡muchas gracias por todas las nuevas colaboraciones!– y aparecerán los resultados del concurso del mes. Hasta pronto…)

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