Concurso

Concurso #65

Esta bitácora convoca una vez más a su concurso mensual. Los interesados pueden comenzar observando esta imagen:

Instrucciones:
1) Suponer que esta imagen ilustra una historia.
2) Imaginar cuál es esa historia: qué está pasando allí, qué momento se anuncia, por qué, quiénes están presentes, qué hacen. No se trata de explicar la imagen, ni de escribirle un pie de foto, sino de tomarla como punto de partida para imaginar una historia propia.
3) Escribir la historia, en forma de cuento brevísimo (minificción), en los comentarios de esta misma nota.

El o los textos ganadores recibirán un trofeo virtual y serán seleccionados considerando la opinión de quienes decidan opinar. La fecha límite para participar es el 24 de abril.

Quedan invitados…

76 comentarios. Dejar nuevo

  • Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: Esta bitácora convoca una vez más a su concurso mensual. Los interesados pueden comenzar observando esta imagen: Instrucciones: 1) Suponer que esta imagen ilustra una historia. 2) Imaginar cuál es esa historia: qué está pasan…..

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  • El miedo anónimo, buscaba en su interior un arma para poder asesinar al tiempo… pero antes cubrió su cara, por temor a que el tiempo le vea y le reconozca, en caso de fallar el atentado.

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  • La lluvia los sorprendió. Él, caballeroso, ofreció refugio bajo su chaqueta a la dulce muchacha que le acompañaba. El clima había conspirado, para que hoy, él pudiera estar tan cerca de ella como le fuera posible. Ahí, bajo la lluvia, su cuerpos se acercaron con la excusa de mantenerse secos. La tenue luz que perforaba la chaqueta a través de las fibras mojadas, iluminaba la cara angelical de María. Sus ojos cafés, resplandecían con la ilusión que le invadía al estar tan cerca de Jorge. Su boca, se movía temblorosa cada vez que emitía una palabra. Su corazón palpitaba rápidamente a la expectativa de que Jorge por fin decidiera besarle.

    Tímidamente, el muchacho movía su mano sobre la espalda de María. A pesar del frío de la lluvia, su cuerpo transpiraba por la aceleración en su corazón que la presencia de la bella muchacha causaba. Con la valentía que caracteriza a los adolescentes, Jorge la miró fijamente, sonrió y lentamente fue acercándose a ella.

    Mil y una dudas cruzaban por su mente mientras se acercaba, haciendo que cada vez su cuerpo temblara de emoción y miedo a la expectativa de la respuesta de María.

    Sin pensarlo, la dulce muchacha cerró sus ojos y con sus labios entre abiertos, salió al encuentro de lo que sería el primer beso al último hombre que pasaría por su vida.

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  • elecktrapink
    01/04/2011 9:20 pm

    Llovía el miedo de su mirada, los atrapaba, seduciendo los besos y caricias de la cobardía de sus deseos, el tiempo atroz marcaba lentamente las horas, amenazando con separarlos, las manecillas le marcaban que su amor estaba a punto de terminar por hoy.

    Mañana,… mañana volverían a sufrir la misma historia.

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  • Infiel de mediodía

    Me escondo para morir en tus brazos
    cierro los ojos más oscuros
    y te beso para acercarme a ella.

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  • Parecían estar en el centro mismo de una oscura caverna. Una lengua fría y monstruosa los acariciaba. El aliento de los dos, se dispersó en finas hebras, comenzaron a crecer. Quedaron sepultados debajo de la espesa costra gelatinosa.
    Como estatuas, invisibles, permanecieron.
    Afuera, se abrió una calle de espacio y silencio.

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  • Era estar mejor asi, reunidos al menos por un instante, en vez de ver como la tierra se tragaba a la luna y las estellas caian una a una….

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  • Joege M. Agúndez Espinoza
    02/04/2011 1:58 pm

    Hielitos del desamor

    ¡Que importa el frío! No me iré, esperare hasta que llame y me diga: ¡Perdón gordito, se atascó el metro, esperame quince minutos más!. Y me pregunte para despistar: ¿no se te olvidó mi blusa del otra día verdad?… ¡hasta que lance la mentira final: ¡El metro sigue estancado y es un horno!, ¡estoy desesperada…mejor vete, no llegaré!. Entenderé entonces… se muy bien lo que Enrique significa para tí. Fingiré luego calma y te contestaré: no te preocupes mi amor, será en otra ocasión, aquí tengo tu blusa color fucsia… te la gauardaré para la próxima…la cama puede esperar. ¡ayy que frío! besperaré otro ratito.

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  • elsamonique
    02/04/2011 2:31 pm

    “¡Mamá, hay un monstruo en la ropa! ¡no voy a ir a la escuela si Juan no viene! Aunque esté enfermo, mamá. Es un monstruo de ropa, mamá, un monstruo de ropa entre la ropa, por eso no se ve. Lleva siguiendome toda la semana, me quiere comer, ¡no me dejes solo! Sí quiero ir a la escuela pero no me hagas caminar solo. Por favor…”

    Mamá no te escucha. Corres a la escuela y llegas a salvo, entre la gente estás a salvo. Pero en el receso nadie quiere jugar contigo y Juan no está. Te sientas por el patio de atrás, junto a la pared amarilla. Abrazas tu mochila. Ahí nunca te ha encontrado. Te quedas muy quieto. Ahí nunca te ha seguido. Tiemblas. Hasta hoy.

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  • Finalmente sucedió: Esperé por tanto tiempo poder decirte cuánto te quiero. Pero tus acciones tan frías como siempre, me detenían en seco. Decidí no volver a mirarte, ni tener contacto de nuevo con tus ojos tan lejanos.
    Sin embargo una mañana, tan monótona como otras, dejó de serlo. Porque tus pasos se acercaron a los míos, me dí la vuelta y me aprisionaste entre tus brazos. Me resistía, pero no quería dejarlos… y el tiempo se detuvo con el beso que un día imaginé, para darme cuenta que ya no era el roce del viento.

    Ésta vez fue real, sin importarnos lo que dirían los demás. Nos fundimos en un instante siendo testigo el rocío de las diez de la mañana. Pero las clases continuarían, así que nos despedimos lentamente sin desearlo, porque lo nuestro había comenzado.

    En la tarde el clima cambió, el viento soplaba y las nubes se esparcían por el cielo. Anunciaban la llegada de una tormenta… aunque eso no fue impedimento para seguir con nuestros primeros y eternos besos.

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  • ¡Pues claro que es el miedo lo que nos lleva a ocultar nuestros rostros! Tenemos miedo de que esos transeúntes vean nuestras caras.

    Nuestras caras de enamorados.

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  • Carlos Molina
    03/04/2011 3:44 pm

    Y cada tarde huyen a amarse, a donde creen ellos; nadie los ve.

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  • ¿Ya se fueron? Si señor, tomaron la segunda calle y, ¡Ahí vienen otra vez! Dame tu chaqueta. ¿Ya? No nos reconocieron, fue buena idea cambiarnos. Bien. Llama al EMP. Dales la dirección para que nos recojan. Y diles que es la última vez que se toman una hora para comer cuando estemos en gira.

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  • Apenas hace unas semanas que cumplí los treinta años.

    Ella lo ve.

    Y aquí estás. ¿Eres tú? Jamás te embriagaste antes, y tu cara no es la misma. Me dijiste, prométeme que nos casaremos si a los 30 aún seguimos solteros. Luego, me dejaste. Nunca te olvide. No pasaron dos semanas cuándo ya estabas con alguien más.

    ¿De verdad eres tú? Apenas ayer salí para no recordarte, y ahora, esperando el autobús veo un hombre tan parecido a ti. Si de verdad eres tú, lo años no habrán pasado en vano y, y…

    ¿Y si sólo fue una broma, un comentario de adolescentes?

    Ella, se quita su chamarra. La arroja contra el rostro de Él.

    Te seguiré esperando por siempre.

    Ella lo deja tirado sobre la banqueta. Mañana fingirá no haberlo visto nunca y le dirá a sus amigos que perdió su chamarra mientras esperaba el autobús.

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  • -¿Y ése Doctor?

    -Ése es Tristan

    -El, ¿el de los periódicos?

    -Sí

    -Y es cierto que él…

    -No, el nunca la mató. Por eso está aquí y no en la cárcel. Los periódicos esparcieron esa noticia para vender ejemplares. El sólo la encontró, pero eso le bastó para desquiciarlo.

    -Veo que los otros enfermos no se le acercan.

    -Ellos entienden su dolor, aún en su locura. No quieren verlo. Por eso a veces le arrojan un trapo o algo para cubrir su rostro. Míralo, ¿Tú puedes soportar esa mirada?

    Una enfermera llama al doctor desde la puerta del patio. Permítame, le dice al nuevo custodio. Estando solo, se inclina para mirarle de cerca. El doctor le llama desde el otro lado para continuar. Voltea y asiente con la cabeza. Antes de levantarse, se quita la chamarra y se la pone en la cara. Yo también entiendo tu dolor, le dice en voz baja. Se levanta, y deja atrás a otro loco entre tantos.

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  • La vida íntima de los edificios urbanos

    La luz proveniente de las hendiduras es escasa, por eso el tiempo de exposición debe ser muy largo. Pero cuando se tiene una obsesión como la de Hugo, la falta de paciencia ni siquiera es problema. No se puede más que estar allí, en acecho perpetuo.

    Los vio por primera vez el 21 de mayo de 2009. Pequeños y vibrantes, allí estaban cuando por ocio arrancó una costra de pintura vieja de la pared de su cuarto. A simple vista eran una masa lineal, vertiginosa, gris y zigzagueante. Pero al ponerse las manos como anteojeras, para que no lo molestase la luz excesiva, los pudo distinguir: habitantes de las grietas, que desempeñaban con diligencia formícida una labor entonces desconocida por Hugo. El misterio, sin embargo, duró menos de veinticuatro horas. Al día siguiente hubo un terremoto de 5.7 de magnitud en la ciudad. Las grietas se extendieron por las paredes, acechándolo.

    Hugo sabía que nadie iba a creerle (¿qué iba a poder hacer él, Hugo a secas, contra la opinión sesuda de sismólogos e ingenieros civiles?). No le importaba. Se sentía superior a los demás porque conocía la vida íntima de los edificios urbanos, porque conocía la dinámica del derrumbe. Fue cuando ese conocimiento de lo íntimo se transformó en morbo que Hugo comenzó a retratar grietas con una cámara estenopeica y una mirada obsesiva. Descubrió habitantes que zigzagueaban sugerentemente, mas nunca trazaban curvas. Otros eran de vibración lenta y sostenida. En climas fríos y húmedos casi no sucedía nada, y de repente había un estallido de actividad, breve e intenso.

    Para aliviar las sospechas de su cada vez más extraño comportamiento, Hugo invitó a salir a una chica de su preparatoria. Se vieron al terminar las clases. Ella sonreía tímidamente cuando Hugo la miraba y después apartaba la vista; él comenzó a sentir que su sangre hervía por espiar a través de las grietas de una pared particularmente amarilla y rugosa. La plática era incómoda. Comenzó a desear que alguien viera lo que él había descubierto, pero no sabía si podía confiárselo a una chica que a todas luces era una insulsa. Al final decidió que, si ella no comprendía, poco importaría, así que la invitó a un rincón de la pared apartado de las miradas de posibles metiches. Sacó su cámara, se cubrió con la chaqueta y exploró la pared hasta dar con una rajadura meritoria. Luego le dijo a la chica que mirara. En cuanto la cubrió, escuchó un gritito ahogado y femenino, seguido de una risita nerviosa. Hugo se metió bajo la chaqueta. Ella le plantó un beso lento y sostenido.

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  • Si he de ser sincero conmigo mismo aceptaría el hecho de que siempre me enamoro de mujeres extrañas. Si en la fila del super se encuentra una prominente morena dueña de unas curvas asesinas, de ésas que le exigen a uno detener la respiración para que el cuerpo fije toda la atención en ellas -porque una mujer de ese tipo es así de egocéntrica-, yo seguro me enamoraría de la cajera lenta que cobra los productos sólo por la forma particular en la que te da las buenas tardes. Una voz dulce y agradable para mi son mayores argumentos que un par de pechos firmes. Todos sabemos disfrutar de un par de tetas, pero saber apreciar la belleza de lo oculto, lo hermoso de lo poco, de lo que se esconde al fonde de la carne, casi nadie. El día que Teresa aceptó ser mi novia, después de tanto tiempo de insistir en el asunto, me sentí felíz, no obstante la inmediata sensación de impaciencia, pues a partir de ese momento cada día me vi obligado a inventar nuevas formas de robarle un beso a una tímida extrema que no soporta siquiera tomarme de la mano en la calle.

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  • ¿como saber si son dos cuerpos o es solo un cuerpo con dos almas?, la respuesta depende del estado de animo con que se ven las cosas.
    Lidia y Juan son los protagonistas de esta historia, donde muchas veces su amor los ha unido en un solo cuerpo, y han sido felices, pero recientemente parece que cada quien va por la vida solo, que aveces aunque esten juntos, no se puede ver a una pareja sino solo a una persona, a quien los problemas la agobian tanto que tiene que esconderse en un rincón, y taparse la cara con una chamarra, tratando de encontrar un respuesta que solo esta en su corazón.
    Esta historia también pudiera ser la tuya, dale un mejor final.

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  • Ángel Cuevas
    04/04/2011 9:34 pm

    Breve nota de un periódico

    Gran decepción causó la timidez de la única pareja humana con vida en el planeta a miles de visitantes del Zoológico Central que este fin de semana fueron con la intención de observarla. Las autoridades del Zoológico han anunciado que de seguir los recién adquiridos humanos en esa actitud, serán donados al Instituto de Taxidermia para garantizar el pleno disfrute del público.

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  • VIDA ORDENADA

    En esta finca nadie recicla. Alguna vez, les he oído decir que no tienen espacio en la cocina para cuatros cubos distintos y que toda la vida, ya desde pequeñitos, lo habían hecho así, todo al mismo basurero y punto y ya se sabe: el ser humano es un animal de costumbres, por desgracia.
    Mientras tanto, desde abajo, junto a los cuatro contenedores, maldigo desesperado a todos esos irresponsables y fanfarrones y no es que me importe demasiado la salud del planeta, pero la vida sería mucho más fácil y cómoda para todos si esos sinvergüenzas reciclaran alguna vez. Por eso, bajo la incesante lluvia, no paro de preguntarme cómo sería mi nueva existencia: primero, me haría mi casa con pedacitos de cartón; después, con tranquilidad, iría seleccionado las sobras de comida y a continuación, buscaría algún recipiente de plástico donde echar las posibles limosnas. Todo con mucho orden. Ya por último, con mis necesidades básicas cubiertas, miraría entre el vidrio en busca de algún culito de vino con el que hacer todo esto más llevadero. Pero, míralos, ahí bajan, en fila india, uno detrás de otro, con una sola bolsa de basura.
    ¡Otra vez!

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  • De cambio

    ¿Dónde putos lo dejé?, estoy seguro de que el pinche corazón lo traía enredado en los calzones de cambio.

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  • Dos
    La noche nos sorprendió repentinamente a los dos. Caminábamos juntos. ¿Recuerdas? Ibas riendo paso a paso, brincabas, corrías, descansabas. Iba detrás de tus pasos largos y me dejabas de vez en cuando. El sol encima de nosotros nos agotaba. El calor que se desprendía del suelo era tan parecido a las radiaciones directas que venían de arriba que llegué a creer que había dos soles: uno en las alturas y otro exactamente donde pisábamos. Tal vez es una suposición errónea. Quizá sea lo que algunos llaman infierno. El infierno en el suelo. “No pensemos más en eso” –dijiste. “No quiero que lo pienses.” Nos deteníamos a beber agua de los bebederos públicos. Era tan refrescante. El calor desaparecía por lapsos cortos. Nuestras cabezas mojadas, el agua escurriendo por nuestras caras y espaldas, por nuestros cuellos. Nuestras ropas mojadas que nos acercaban a la frescura. Luego, la larga caminata otra vez.

    Vimos el camino interminable: largas avenidas atestadas de automóviles; a los lados, sólo edificios de muchos pisos y el reflejo del sol cegándonos si lo veíamos por mucho tiempo. No querías detenerte por mucho tiempo. Ansiabas llegar lo más pronto posible: esa era tu meta y yo no podía decirte que no. Nos guió un sueño pero se nos terminó el tiempo. Nos sentamos finalmente. Comenzaste a maldecir al destino y al tiempo. Yo permanecí callado, tan sólo observaba tus lágrimas recorrer tus ojos y terminar en el suelo. No pude acercarme. Dejé que te desahogaras sola y cuando los sollozos eran mínimos te abracé como te abrazo ahora. No hay nada que hacer.

    Acurrúcate bien. No quiero que pases frío. La noche nos sorprendió y ahora sólo nos tenemos ambos. No hay nada que hacer. Seré el calor. Seré como el sol de la tarde anterior. Seré la luz que haga brillar tus cabellos dorados. Cuando dejemos este lugar, te invito a perseguir sueños nuevos. Yo estaré contigo, no te olvides de mí.

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  • Los que nos persiguen buscan a dos… seamos siameses en un beso, así se confunden cuando vean a a uno solo.

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  • Tim Orato
    07/04/2011 4:28 am

    Bestiario. Vampironírico

    Se tira a dormir en cualquier rincón de la ciudad, cubre su cabeza y pasa desapercibido pero cuando ha terminado de digerir se descubre, se levanta y busca una víctima más.

    La escoge adecuadamente de entre la multitud, la sigue pacientemente, la aborda, intercambia palabras con ella, se entera de sus sueños:

    Se los roba…

    Aletargado y en posesión de su nuevo tesoro se regresa a dormitar a su madriguera cubriendo para ello de nuevo su rostro con el fin de no ser identificado o molestado. Mientras tanto, la víctima se aleja, ignorante de que ha sido despojada para siempre de sus sueños, de sus ilusiones.

    De ahora en adelante la víctima llevará una vida monótona, sin sentido mientras el monstruo devorará con avidez las ilusiones robadas y que ahora son su alimento; masticará y se nutrirá de los sueños que le hurtó …

    Hasta que los agote…

    Entonces despertará hambriento y buscará otra víctima más. Así ha sido desde hace
    muchísimo tiempo, tanto que no se sabe cuánto y así será, por los siglos
    de los siglos…

    Amén

    PD. Es inmune al sol, a los ajos, a las cruces, al agua bendita y a las balas de plata así como al color rojo. Si acaso se indigestará con una que otra pesadilla. Se refleja en los espejos, no necesita ser invitado y su imagen no ha sido explotada hasta la saciedad en películas insulsas para mentes quinceañeras.

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  • Helena (LadyStardust)
    07/04/2011 1:30 pm

    Le dijeron que un sapo curaba hasta los casos más díficiles, absorbiendo el mal, y que luego moría. Siempre había sido escéptico, pero se decidió a probar de todo. Nada había que perder: su esposa era la que podía perder una pierna por complicación de una herida dejada que se estaba volviendo gangrena.

    Cuando el tratamiento terminó, ella besó al sapo en calidad de agradecimiento.

    Al día siguiente no supieron qué hacer con el joven desnudo, hermosísimo, que amaneció muerto en la sala.

    Él le puso su propia ropa lo mejor que pudo y lo dejó en la calle: aunque antes le cubrió la cara con su chamarra, como si se tratara de un vagabundo.

    La gente lo ignora. Alguna vez alguien le dijo a un policía que lo checara, a ver qué le pasaba. Lo reportaron como persona desaparecida, pero nadie lo reconoce.

    Nadie cree en los cuentos de hadas.

    Responder
  • Jeremías Ramírez
    08/04/2011 4:51 pm

    LA BLANCA CALAVERA

    Te siento con mis dedos, con mi boca, pero no me basta: quiero verte, que mis ojos me digan que estás aquí, pero la luz te diluye en una noche blanca. Pongo mi abrigo sobre ti para que en esa sombra mínima tu rostro emerja en la nitidez de la pálida sombra. Al fin te veo y lloro: la luz ha carcomido tu boca, tus mejillas, que se deshacen como grandes gotas cera sobre los restos de tu carne mostrando, en ciertas zonas, tu blanca calavera.

    Responder
  • Jeremías Ramírez
    08/04/2011 4:51 pm

    INDIGENTES

    Como lanzas, como agujas hipodérmicas, son las miradas de la gente. Me cubro para protegernos de dolor que nos causan.

    Responder
  • Candra Lopsalzin
    08/04/2011 7:11 pm

    Desde allá, escandalizados, ven que se cubren el rostro para justificar su indecencia. Desde aquí, extraños de los sueños brotantes, pienso que las sudaderas son el invento del siglo: preservan el anonimato de los delincuentes, conservan el misterio y protegen la fidelidad en caso de (auto)engaño, atraen la oscuridad más anhelada y no dejan que su respiración toque el aire que no sabe cuán difícil es mantener(se en) el aliento aromático del otro y qué tan doloroso es que se desvanezca.

    Ay de ti o de ti si me dejas tocarlo, porque te va a pesar.

    Responder
  • Ángel Cuevas
    09/04/2011 2:30 pm

    Tiempo de asesinos.

    Por esos tiempos había en la ciudad un asesino que gustaba dejar a sus víctimas como si fueran tiernas parejas que se ocultaban para besarse. Algunos creen que se trata del mismo asesino que tiempo después dejaba a las suyas sentadas en las cabinas del metro mientras el tren avanzaba. Pero sin duda que no puede ser el mismo que llenaba las butacas de los teatros con cadáveres mientras en el escenario los inocentes actores actuaban, pues éste último apareció asesinado antes del primero, sentado cual si durmiera en una banca de un parque.

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  • maria isabel cruz benitez
    10/04/2011 6:28 pm

    creo que lo importante no es solo subir y publicar un texto, si no que sea comprensible tanto para el creador como para los lectores.

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  • Les llaman los mártires de Milton Friedman. Los ves pulular por las calles en estado catatónico, con la mirada ausente, incapaces de comprender qué fue lo que ocurrió. De rondón y sin previo aviso, estaban a merced de su suerte: sin seguridad social, sin acceso a la educación, ni un empleo seguro. Se descubrieron incapaces de ofrecer a sus hijos lo que sus propios padres les pudieron proveer.

    Ahora vagan errantes en busca de unas monedas que les permita sobrevivir. Eso fue todo lo que les dio el monetarismo. Viajan a donde haya chamba, a donde esté la obra, a donde esté el cliente. «El Estado se achicó.», les dijeron, «Se ha desregularizado todo. El éxito sólo depende de ti». ¿Pero quién dictaminó que el objetivo de la vida era tener éxito?

    Les llaman los mártires de Milton Friedman. Sal a la calle y los verás.

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  • Por la noche salen las brujas, los búhos, los duendes y los amantes ¿No es una lastima que el sol se pose tanto en mi ciudad? Busquemos una cueva urbana donde pueda contemplar la constelación de tus ojos. Embrújame como cuando vi aquel cuadro llamado «Les Amants». Ellos no tocaban su piel, nosotros sí.

    Responder
  • ¡Que frió! no deja ni echar pestañita.
    Y faltan 32 minutos para que abran esta mugre.
    huleros
    Es la 3a vez que me toca sacar ficha
    Que corazón ni que Tú tú tú…
    Ahí viene la ñora en su camionetota a dejar a su tullido, pero la culpa no la tienen ellos
    por ser ricos
    Sino nosotros por ser pobres y todavía dar los pesitos
    -¿Que pasó vienes a sacar ficha para tu hermanito?
    -Pos a ver si me la dan, por que la vez pasada se pusieron locos que por que ya iban dos veces que no llegabamos.
    -A, pues no anden faltando…

    (fuera tan fácil verdad pendejo, como tu no tienes que sacar para traer en taxi a tu niñito con piernas flacas)

    a la verga, me siento como la vendedora de cerillos que pinche frió
    -¿No coopera pal TeLeTon?
    -No traigo, de veras (¿me miró con odio? pus si ni pal
    cafecito hay!)
    -¿Ya viste a mi ®amoncito en el comercial? ¿a poco no se ve lindo?
    (cha, ni me diga que empeñamos la tele para poder seguir trayendo al Poncho a las terapias y todo para que se las suspendieran, y tan buena que estaba la del F i e r r o ¡hay pendejo, ya me alburie solo! la comedia pues)
    -no, no lo he visto
    ———————————-ah, pues lo pasan hoy a las diez y a las 11, se ve rechulo el condenado.
    -Pásele señito, la están esperando…-¿y las fichas ya las estan repartiendo?-nooo, hoy no se van a dar más fichas, solo por interné-pero…-Nos vemos luego, y no te olvides de donar ¿eh?

    Responder
  • ¡Que frió! no deja ni echar pestañita.
    Y faltan 32 minutos para que abran esta mugre.
    huleros
    Es la 3a vez que me toca sacar ficha
    Que corazón ni que Tú tú tú…
    Ahí viene la ñora en su camionetota a dejar a su tullido, pero la culpa no la tienen ellos
    por ser ricos
    Sino nosotros por ser pobres y todavía dar los pesitos
    -¿Que pasó vienes a sacar ficha para tu hermanito?
    -Pos a ver si me la dan, por que la vez pasada se pusieron locos que por que ya iban dos veces que no llegabamos.
    -A, pues no anden faltando…

    (fuera tan fácil verdad pendejo, como tu no tienes que sacar para traer en taxi a tu niñito con piernas flacas)

    a la verga, me siento como la vendedora de cerillos que pinche frió
    -¿No coopera pal TeLeTon?
    -No traigo, de veras (¿me miró con odio? pus si ni pal
    cafecito hay!)
    -¿Ya viste a mi ®amoncito en el comercial? ¿a poco no se ve lindo?
    (cha, ni me diga que empeñamos la tele para poder seguir trayendo al Poncho a las terapias y todo para que se las suspendieran, y tan buena que estaba la del F i e r r o ¡hay pendejo, ya me alburie solo! la comedia pues)
    -no, no lo he visto
    ———————————-ah, pues lo pasan hoy a las diez y a las 11, se ve rechulo el condenado.
    -Pásele señito, la están esperando…-¿y las fichas ya las estan repartiendo?-nooo, hoy no se van a dar más fichas, solo por interné-pero…-Nos vemos luego, y no te olvides de donar ¿eh?

    Responder
  • Detrás de la reja, observamos todos aquel espectáculo horrible y metamorfósico. Brazos saliendo, de a poco, de suaves telas y asomándose a las pupilas secas y ansiosas de todos nosotros. En la multitud, pequeños y sus madres desviaban la mirada ante la prometida transformación corpórea. Poco a poco, las fibras dieron paso a nervios y líquidos y plastoides que desgarraron todo pasado textil en una carne oscura, flexible y caliente. Nadie pudo seguir observando cómo el cadáver del abrigo se transformaba en un ser raro de patas y manos. Seguramente abrió sus ojos -los que sea que tenga- y se dio cuenta de que cubríamos nuestros botones tanto como podíamos para dejar de observarlo y, entre la multitud de abrigos, escapó.

    Responder
  • Esconderse debajo de un trapo, para qué, que ganas de la gente de saber que están haciendo debajo de esa chamarra. Esconderse bajo una chamarra de la lluvia. Esconderse bajo una chamarra de la vergüenza del fracaso.

    Responder
  • ¡Ahí viene el coco!, decía, ¡Ahí viene el coco!, y sus ojos perdían los recuerdos mínimos de la mañana; la voz, su voz, tocada por el sobresalto, remecida, un tirabuzón lanzado hacia las oquedades del pasado y sus moradores. ¡Ahí viene el coco!, y las manos, tercas manos inexorables haciendose camino entre los ruegos y las exclamaciones. Manos que me enseñaron, como ninguna gramática, las felices actualizaciones de la tercera persona del singular.

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  • ¡ Y a la cuenta de tres apareceré un … A canijo! ¿y el león?

    Responder
  • Cotíledon
    15/04/2011 12:59 am

    -Una enorme masa de chicle es su único pétalo, es la flor más extraña que he visto, la encontré en mi viaje al corazón del asfalto- creí que eran puros disparates del profesor de biología, y juré por un momento que eran dos individuos, pero cuando me acerqué a levantarles lo que yo creía chamarra, blup, algo me chupó. Me desintegró las proteínas.

    Responder
  • Contra Inteligencia

    A las cinco cuarenta y cinco de la mañana el vicealmirante Francisco limpia su fusil preparándose para ir a trabajar. Su acto es simbólico. No ha disparado un arma desde que fue ascendido a la sección secreta de la policía militar. Su tarea requiere de otro tipo de entrenamiento, psicológico, le dicen sus superiores. Para la seis de la mañana ya ha limpiado sus botas y su mirada se torna furtiva.

    En un principio Francisco capacitaba a los nuevos reclutas en las tareas básicas de la milicia. Era el mejor en lo que hacía, pero no fue por eso por lo que lo ascendieron. Ahora, tiene que volver a sus inicios y entrenar a los reclutas de la sección.

    Son las siete treinta. Adelante, el cadete entra y realiza la parsimonia que se puede esperar entre un superior y un subordinado. Siéntate. El vicealmirante lee el expediente. Lo ve y piensa que es demasiado viejo como para hacer carrera. Tal vez pueda ganar un puesto pero ya no está en edad, piensa.

    Entonces repite las mismas palabras que le dijo su superior cuándo él estaba del otro lado del escritorio: somos una unidad de contrainteligencia. Le explica que su tarea es disfrazarse de civil y recabar información, como es su primer día, él lo acompañará.

    Se cambian de ropa y salen a las calles a buscar alguna esquina donde creen puedan escuchar los murmullos de un levantamiento armado.

    Se sientan al lado de un portón de rejas azules. El nuevo recluta descansa su vista en la cara de Francisco. No disimula. Francisco se harta. ¡Basta! Le dice secamente. Eres justo como dice el expediente. ¿Qué?

    ¿No te parece raro que una persona de mi edad entre a ésta sección? Shh, civiles. El confundido Vicealmirante improvisa una tienda de campaña con su chamarra.

    ¿No te parece raro que esté diciendo esto? Ni aún en estas circunstancias te permites hacer preguntas. Eso es bueno. Hacer preguntas es el primer paso estancarte de puesto. Vicealmirante Francisco, parece que sigue sin entender que hago aquí. No se preocupe, porque tampoco ha entendido cuál es su verdadera función.

    De qué demonios hablará este tipo. Los jefes deben de estar poniéndome una prueba. Me mandaron un loco para ver como manejo la situación y…

    No, Francisco. Sus jefes no lo están poniendo a prueba, al menos no de la manera que usted cree.

    ¿Qué? Pero es que acaso…

    Sí, y no sólo yo. Todos mis superiores saben lo que usted está pensando. No se asuste. Verá, lo hemos estado observando desde sus comienzos. Los muchachos que entrenaba lo obedecían completamente pero usted no era especialmente hábil al dar órdenes. ¿Nunca se preguntó por qué de eso? Pues claro que no. Pero nosotros sí lo sabíamos, era su mirada. Sus muchachos no lo respetaban, le tenían lástima. Tiene una mirada de odio que les tocaba algo dentro de ellos. Por cierto, permítame presentarme. Soy su nuevo superior. Mi verdadero nombre no es importante. Basta con que sepa que soy el hombre detrás del proyecto. Todo lo que ha vivido en estos meses es sólo un largo entrenamiento. Y el paso final es mi visita. Perdón, no le he dicho que es este proyecto ¿Verdad?, siempre me pasa lo mismo. Verá, yo no soy militar sino psicólogo. Yo soy el que diseñé sus rutinas diarias. Limpiar el fusil, preparar el uniforme, todas esas cosas. Todo eso tiene un propósito. Como le dije, usted tiene una cierta mirada y todas esas rutinas lo preparan mentalmente para…

    Francisco parecía confundido y no lograba captar lo que este hombre dice.

    Tranquilo, debe estar mareado por toda esta nueva información. Es mejor explicarle desde el principio. Yo era el encargado del área de investigación psicosocial del gobierno. Hace años después de muchas pruebas logramos encontrar las ecuaciones que nos permiten predecir los comportamientos de las personas. Observando, podemos disponer de algunas hipótesis del pensamiento y el comportamiento de los individuos, en su caso, lo hemos observado tanto tiempo que podemos predecir lo va a pensar en determinado momento. Por supuesto que esto también aplica a comunidades y grandes grupos sociales. Entonces me asignaron este nuevo proyecto, Contra Inteligencia. Gracias a la información que teníamos disponible logramos descifrar las variables que permiten la estabilidad social. ¿O no le parece raro que con tanto caos no haya insurgencia nacional? Verá, lo que mantiene a un país a raya no es la represión: son las fantasías. Nuestra sección se encarga de distribuir estratégicamente personas que inspiren suficiente lástima como para que las personas fantaseen en ser héroes, revolucionarios, iluminados, en sentirse superiores y buenos frente a lo que en el fondo consideran escoria. Toda su rutina diaria lo prepara mentalmente para adquirir un lenguaje corporal idóneo para esta tarea. Hombres como usted que con su sola presencia causan lástima y dolor, son escasos. Los reclutamos con especial cuidado para…

    Pero, por qué me cuenta todo esto.

    Se lo dije, es la última parte del entrenamiento. Si pudiera verse ahora que sabe lo que sabe. Su mirada de odio y lástima tiene un dejo de locura que no se podría obtener de otro modo. Cuándo le dijimos que se trataba de Contra Inteligencia no nos referíamos a una tarea de contra espionaje sino que fuimos literales, Contra Inteligencia es contrariar la inteligencia. Ahora es la encarnación de las fantasías nacionales, tiene un poder seductor que sublima hasta a la más grande de las inteligencia. Adelante, pruebe su nuevo poder Vicealmirante, o debería decir, Almirante.

    Francisco se quita la chamarra para ver pasar una manifestación frente a él.

    Oh hermano, mira lo que te ha hecho la globalización, le dice un muchacho.

    No, fue el Neoliberalismo y ese maldito de Milton Friedman, dice otro.

    Qué importa que o quién fue, tercia otro más. Lo que importa es que ya vendrá la revolución, falta poco hermano, ya verás.

    El recluta / Psicólogo ríe burlonamente pero los muchachos le ignoran atribuyendo su risa al típico comportamiento de la locura. Pero Francisco no ríe. Se queda mudo con la mirada fría, perdida, y sólo puede decir: no, no habrá revolución.

    Claro que sí hermano, ya verás. El pueblo se levantará en armas y entonces.

    No, no la habrá, dijo Francisco.

    No, no la habrá.

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  • Huy, postie d0s veces lo mismo por accidente, ¿ podrían borrar una?

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  • Carlos Molina
    15/04/2011 1:46 pm

    En lo particular me ha gustado más el de José Paredes, y junto al mío, entra más en la categoría de «cuento brevísimo (minificción)», como fue solicitado en una de las instrucciones.

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  • NO LLORES
    No llores, no me digas nada, nadie te observa, sólo bésame, bésame quedito. No te dé pena que mi boca tenga esta hendidura palatina, este labio leporino.

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  • PÓCIMA
    Bajo el manto de tus alas hurgo tu boca, busco en el pozo de tu boca, una pócima que me devuelva los instantes de luz que necesito para seguir vivo, ahora que la botella de alcohol se me ha terminado.

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  • LABIOS
    Nadie sabe a qué sabe tu boca, ni la miel que de allí brota y salta hasta mi lengua… y nadie sabe delicia de sentir tu saliva. Nadie lo entendería por eso cubro con tu suéter el momento claro, mágico de tus besos, y el delicado roce de tu espeso bigote que adornan tus besos de mujer de circo.

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  • CRISTAL BRILLANTE
    “¿Qué hace usted debajo de este suéter? A ver, déjeme observar…” Delicadamente levanto el suéter y lo primero que me salta a la vista son los labios de la mujer, el brillo de cristal de la botella, los muñones que tiene en vez de brazos y las manos gruesas, sucias, del hombre que le sostiene la botella.

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  • LOS VEO
    Los veo todas las mañana, a las puertas de CU. Allí están, tapados, moviéndose como moluscos debajo de un suéter o una chamaras, sentados en el piso, con los zapatos sucios, los pantalones rotos. De la mujer (creo que es mujer) apenas se asoma un codo. Nunca he visto más que un sólo un codo, pero me imagino qué hacen…
    Maldito, seguro quieres saber qué hago. No lo sabrás, no lo sabrás.

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  • EL BULTO BLANCO
    ¿Qué hacían esos tipos escondido bajo una chamara y sentados en el suelo? Veos los pies de él, más bien sus tenis sucios; de ella (¿ella?), no veo nada más que un codo. La chamarra, es una prenda mugrosa, desteñida, como unos calzones muy usados. De los objetos que salen de su mochila trato de elaborar un par de hipótesis que no concluyo. Parece un abrigo, me intriga su color azul pastel, y una bufanda roja, creo que es una bufanda. De pronto, rápidamente guardan algo en su mochila y se descubren. Ella es morena, de pelo lacio y sucio, aunque están bien maquillada. El es flaco, de pelo rebelde y grasiento y tiene unos lentes gruesos, como de fondo de botella. Se ponen de pie, recogen su mochila y se van caminando. En su lugar sólo ha quedado un bulto blanco ¿un pañal? Los sigo. Más adelante tiran la maleta a la basura. La saco: sólo hay unos trapos sanguinolentos. Regreso. Toco el bulto banco que está duro. Pesa. Hule mal, muy mal. Lo abro. Me horroriza lo que veo. Huyo. Ahora me persigue la policía.

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  • Ella y el tenian muchos problemas en sus vidas y siendo pareja se ven un dia nublado y frio para hablar de los asuntos que tanto los angustian, son jovenes y en cierta manera ambos estan muy solos solo se tienen el uno al otro; se sientan en la esquina de una calle y observan el ir y venir de las personas, se sienten muy desanimados y empieza a hacer frio, el unico de los dos que trae chamarra es el y la usa para cubrirse los dos.
    Bajo la chamarra tibia sus bocas se encuentran como la solucion a la desesperacion que los agobia.

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  • Se me pasó la mano con el último cuento y pido disculpas. Posteriormente el hombre se abandonó a la calle a vivir como indigente junto a un desconocido, cubriendo su rostro para jamás volver a ser visto. La vergüenza hizo de su vida una brevísima ficción.

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  • Lo mismo pero màs barato.
    Ayer la muerte tocò mi puerta y no le abrì .Llegò a eso de las diez de la mañana , no sè para que me quiere parecìa insistente eso notè antes de brincar por la ventana.
    Llevo corriendo dos horas sin ninguna direcciòn esperando se canse y se valla .Seguì dos cuadras màs abajo y despuès de un buen rato me detuve en una vinateria a comprar un anis para curarme la cruda del dìa anterior , la neta me estaba cargando la tìa de las muchachas.
    Cuando despertè estaba bajo un puente junto a ella , la cabrona me venìa siguiendo porque querìa esconderse por unos dìas en mi casa pues ya estaba hasta la madre de mi primo Dionisio dice:
    – el wey me manda màs de sesenta y cinco » tuits» al dìa sòlo para decirme :
    me pongo la del puebla contigo si me haces el favorsito de llevarme contigo antes del
    24 de Abril .
    – Tù tranquila flaquita y èchate un trago conmigo , estando aquì no va a molestarte
    hoy tempranito me avisaron que por ese cabròn pasò una huesuda muy parecida a
    ti pero de un precio màs accesible , por lo que dijeron esta sì aceptò su sorno en
    efectivo y vino por èl antes del amanecer.
    Duerme y no me descobijes – le dije – .

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  • DISCUSIONES

    Esta mañana no fue la que había elegido para morir.
    Ayer no le hubiera importado. Fue un día vulgar. El café salió bien hecho, el agua caliente no se agotó, y el jefé no amenzó con despedirle. Quizás hubiera puesto una chispa de vida en aquella mortal rutina. Pero pasó el día sin pena ni gloria y la muerte no hizo acto de presencia como si temiera contagiarse de tal hastío.
    Pero la muerte sabe elegir bien el día aunque parezca que hace su aparición cuando menos se la espera.
    Y aquí están los dos, él y la muerte, discutiendo por qué hoy y no ayer.

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  • hola , una disculpa por que en los últimon renglones ocupe dos veces la palabra contigo , error de revisión y olvido de lentes.

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  • Ahí merito se fue a esconder chuchito en plena calle Resurrección junto a la María , pues no quería hacerle de cristo en las tres caídas este viernes santo .

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  • Lo tuvimos, nos acobardamos, lo dejamos, lo perdimos. Nos quedamos aquí. Nos quedamos solos. No voltees, es mejor así. Estará bien, ya no tiene caso. Llora, ahora que puedes. Lamenta que no hubo coraje. Sostén el peso. Imagina lo que pudo haber sido, invéntate un futuro. Después de eso respira, y una cosa sí, no vamos a estar siempre escondidos. Que afuera hay sol. Que aún podemos intentar ser valientes. Esto duele, pero a las tres nos quitamos la manta..

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  • Gustavo Franco
    18/04/2011 2:29 am

    Semifinal.

    ¡Chale! ¡Lo que hay que hacer por un puto boleto! (Ni que fueran a ganar).

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  • Sin trucos

    El mago y su novia discutieron en la calle, como siempre; el asunto esta vez llegó a las manos; Ella lo abofeteó; Él, colérico, sacó de su manga izquierda una cimitarra y de un rapidísimo tajo le cortó la cabeza; Al ver lo que había hecho, atemorizado y llorando cargó el cuerpo decapitado de ella y fue a un rincón, lo abrazó y cubrió con la chamarra de la novia ambos cuerpos: el suyo y el de su novia decapitada. Un policía que había observado la escena llegó corriendo al lugar y quitó de un tirón la prenda de vestir. Asombrado, descubrió la cabeza del mago en el cuerpo de la novia y un cuerpo masculino sin cabeza, con el cuello sangrando. No sabía si aplaudir, llevar ambos cuerpos a la comisaría, uno a la morgue y otro a un hospital, llamar a la ambulancia o… cuando de repente… una voz arrepentida proveniente de la cabeza del mago, ahora en el cuerpo femenino, interrumpió sus pensamientos:

    «Déjelo así, ella siempre me hizo perder la cabeza…»

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  • Peter Parker
    20/04/2011 7:04 am

    Arácnido

    El vigilante del departamento de Biología de la Universidad estaba barriendo y llegó hasta lo que creyó era una pareja de estudiantes abrazados, besándose y cubiertos por una chamarra para que no los molestaran las miradas indiscretas… los increpó diciendo: ¡chavos…ya es tarde..ya dejen el faje pa otro día…ya vamos a cerrar!.

    Molesto porque no le hacían caso dio un golpe con la escoba al bulto que formaban. Para su sorpresa lo que se incorporó fue un ser con ocho extremidades el cual se le avalanzó precipitadamente. Usando su escoba como arma el vigilante pudo escapar solamente para contar esa historia al director de la Universidad quien de inmediato lo despidió por considerar que el empleado se encontraba ebrio, como de costumbre.

    Al día siguiente en la mañana encontraron los restos del director en un capullo de una tela extraña, colgando del techo de su oficina…

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  • David Rubio Esquivel
    21/04/2011 5:17 pm

    BAJO EL SOL DE ABRIL.

    La máscara que impedía ver su verdadera cara se derritió por la tarde, presa del incesante calor que inundaba la ciudad de México.

    Se tiró al suelo antes de que alguien pudiera verle con su rostro real y, presa del pánico, se cubrió la cara con una de las camisas que cargaba en su mochila de gimnasio. A tientas, buscó una pared en la que recargase, mientras trataba de idear una forma de escapar de aquel sitio pasando desapercibido.

    Sólo había una cosa peor que ser un monstruo en la ciudad de México y era ser un monstruo con un enorme prestigio conseguido sólo a través de una máscara, una máscara que ya no existía más. Ahora sólo quedaba un monstruo con miedo a ser visto.

    Responder
  • David Rubio Esquivel
    21/04/2011 5:52 pm

    SALVACIÓN ES CARIDAD.

    Como asesino a sueldo que es, sabe lo que tiene que saber de su víctima. Sabe que sale a las cuatro a comer, que siempre come en el mismo lugar y que siempre come el mismo guisado: un pedazo de tofu asado, porque es vegetariano.

    Ahora el asesino espera a su víctima, recargado en una pared, sentado en el suelo, bajo el calor de la tarde, mientras una camisa le cubre el rostro y las manos. El asesino observa por un pequeño orificio de la camisa a la gente que pasa por la calle, sin prestarle atención.

    Ahora viene la victima, cruzando la calle a toda prisa, con un portafolios en una mano y un paraguas cerrado en la otra. Pasa justo por enfrente de donde se encuentra su asesino, saca su cartera y le extiende un billete de veinte pesos en medio de las piernas. Antes de irse, sólo dice: Espero que le vaya bien, joven.

    Entonces el asesino se compadece de su victima. Retira las balas de su 45 y se guarda todo en su chaqueta. Mientras camina, unas lágrimas le escurren por las mejillas y se pregunta: ¿Por qué todas las personas a las que maté antes no fueron así conmigo?

    Responder
  • David R. E.
    21/04/2011 11:23 pm

    VAGABUNDO.

    ¿Podría acaso, tener un momento de intimidad mínimo aquel día? Había buscado sitios vacíos en la Alameda, pero todo estaba repleto: vendedores ambulantes andando de aquí para allá, parejas calientes besuqueandose en los pastos y todas las banquitas llenas de vagabundos andrajosos, o bien, de chavos banda.
    Era suficiente.
    Atravesó la calle hacia la acera que daba hacia las oficinas y los restaurantes de la zona y se sentó allí, cubierto solamente con un trapo sucio. Era un vagabundo. Después de todo, la intimidad la podía encontrar en donde a el se le diera su regalada gana.

    Responder
  • Carlos Moctezuma
    23/04/2011 11:08 am

    En los atrios de las iglesias cada semana rondan los mendigos, hay dos que me llaman la atención: el señor que la sombra del sombrero gansteril le cubre los ojos, y algo de misterio desprende. Otro que sonríe cada que le dan una limosna, pero después su rostro adquiere otras características, no sé, no puedo explicarlo, al menos con palabras conocidas.

    Responder
  • Y nos quedamos quietos, despojados de toda vergüenza, aislados del mundo, tan solo por ese instante fuimos tu y yo. Lo recuerdas? Pasó mucho tiempo, pero lo recuerdo como si fuese hoy. Te sentí tan mio como nunca, creí en todo lo que me dijiste ese día. Las cosas cambiaron, pero igual, sabes que solo necesito una mínima señal de tu parte para volver a comenzar.

    Responder
  • A un día de acabar, puedo decir: El mejor a mi consideración fue «Bestiario. Vampironírico » Y el cuento sin nombre de Cotíledon. Saludos y mis respetos.

    Responder
  • Los magos lo saben: el éxito al interrogar prendas de vestir depende de ciertos movimientos de muñeca. Con dos sacudidas tortuosas se puede lograr que una chamarra regurgite memorias de sus mejores tiempos.

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  • Es difícil saber la verdad, amantes fortuitos o delincuentes frecuentes?

    Responder
  • Hugo Enrique Vázquez
    24/04/2011 3:06 pm

    La capa mágica

    Y así, después de haber ingerido los espumosos brebajes que se preparaban en el caldero de las gemelas brujas, Calciño sintió una radical transformación y la necesidad de esconder su rostro, cuyo semblante se había radicalizado, acentuando aquellos rasgos toscos y endurecidos que tanto impactaban a la población de Silbido.
    Antes era el gigante amigable, ahora sería la bestia impresentable escondida bajo un manto de lamentación y arrepentimiento. Las consecuencias de una noche llena de excesos le presentaba una factura impagable. La de ser un melancólico fantasma escondido tras un velo invisible. Imputable a su abatido estado de ánimo. Auto conmiseración que le hacía desaparecer a los ojos de la gente. No obstante le hacía cada vez más presente a los oídos de quienes escuchaban sus sollozos.

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  • El ácaro (GRP)
    24/04/2011 11:07 pm

    Un vida ligera

    ¡Basta de leperadas! Descansemos un rato, durmamos en la banqueta… hasta se nos quitará el hambre de dos días. Mañana le sacamos la cita al Lic. Méndoza; quién quita y nos regresa la chamba; aprovechamos la visita y nos robamos las galletas de la oficina para espantar el hambre. ¿O quieres regresar a vivir con los mamones de tus padres?

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  • Buenos días. Con este comentario se cierra el concurso de este mes. Gracias a todos los participantes. Quienes lo deseen, por supuesto, pueden comentar o recomendar sus favoritos entre los textos publicados. Los resultados aparecerán en breve. Saludos…

    Responder
  • A mi me gusta «Semifinal.»

    Responder
  • Buenos días a todos. He aquí los resultados del concurso de este mes. Recibe el premio (que le llegará pronto por correo electrónico) David Rubio Esquivel por su cuento «Salvación es caridad», que da la vuelta a la imagen de un modo extraño y revelador. Recibe mención «Tiempo de asesinos» por Ángel Cuevas.

    Gracias a todos los participantes y felicidades a los ganadores. Mañana aparecerá la convocatoria al concurso de mayo.

    Responder
  • […] el premio (que le llegará pronto por correo electrónico) David Rubio Esquivel por su cuento “Salvación es caridad”, que da la vuelta a la imagen de un modo extraño y revelador. Recibe mención “Tiempo de […]

    Responder
  • José Paredes.
    01/05/2011 5:12 pm

    «3) Escribir la historia, en forma de cuento brevísimo (minificción), en los comentarios de esta misma nota. »

    Alberto, el cuento ganador no es minificción. O a lo mejor estaré yo equivocado.

    De haber sabido que esto sería así, habría escrito una novela de la imagen.

    Saludos, y felicidades al ganador.

    Responder
  • David Rubio Esquivel
    01/05/2011 11:13 pm

    Hola Alberto. Me ha dado mucho gusto enterarme de que mi cuento ganó el concurso y me gustaría saber que es lo que tengo que hacer para reclamar el trofeo virtual.
    Muchos saludos.

    Responder
  • Hola, José. Creo que el texto no es tan extenso: no se despacha en un solo párrafo pero tampoco en más de dos páginas… Ese es el criterio (muy aproximado pero no tan vago, espero) que aplico.

    David, no tienes que hacer nada. El trofeo llegará pronto. Saludos y felicidades.

    Responder
  • David Rubio Esquivel
    06/05/2011 12:21 am

    Gracias por responder. Saludos!

    Responder

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