Concurso

Concurso #52

Esta bitácora convoca una vez más a su concurso mensual. Los interesados pueden comenzar observando esta imagen:

concurso52

Instrucciones:
1) Suponer que esta imagen ilustra una historia.
2) Imaginar cuál es esa historia: qué está pasando allí, qué momento se anuncia, por qué, quiénes están allí, qué hacen.
3) Escribir la historia, en forma de cuento brevísimo (minificción), en los comentarios de esta misma nota.

El o los textos ganadores recibirán un trofeo virtual y serán seleccionados considerando la opinión de quienes decidan opinar. La fecha límite para participar es el 24 de febrero.

Quedan invitados…

72 comentarios. Dejar nuevo

  • El concurso 52 de Las Historias está abierto desde hoy: http://bit.ly/cvh94y

    Responder
  • Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: Esta bitácora convoca una vez más a su concurso mensual. Los interesados pueden comenzar observando esta imagen: Instrucciones: 1) Suponer que esta imagen ilustra una historia. 2) Imaginar cuál es esa historia: qué está pasan…..

    Responder
  • CLAUDIO SE ENCONTRAVA CANZADO, YA NO SABIA QUE MAS HACER, SUS PENSAMIENTOS VIAJAVAN A NIVELES EXTRAODIRARIOS DE VELOSIDAD POR SU CABEZA. SABIA, QUE NO PODIA DEJARCE ENVOLVER POR ESOS PENSAMINTOS ATROCES, QUE LO ATORMENTAVAN PASO A PASO, SIN DARCE CUENTA COMO SE ENCONTRO EN «LOS ARCOS» TRATANDO DE NO PENSAR…..

    Responder
  • RT @albertochimal: El concurso 52 de Las Historias está abierto desde hoy: http://bit.ly/cvh94y

    Responder
  • rt @albertochimal El concurso 52 de Las Historias está abierto desde hoy: http://bit.ly/cvh94y //Saludos, Alberto.

    Responder
  • RT @PaoZen: RT @albertochimal: El concurso 52 de Las Historias está abierto desde hoy: http://bit.ly/cvh94y

    Responder
  • Llegó el día en que el tunel de la muerte se aburrió de tanta luz. Por eso, cada noche, después de recibir las almas de los hombres virtuosos, se dedicó a perseguir los espíritus más negros que deambulan por las calles del mundo, para así nivelar su color.

    Responder
  • @albertochimal El concurso 52 de Las Historias está abierto desde hoy: http://bit.ly/cvh94y // ahora a planear la historia

    Responder
  • RT @albertochimal: El concurso 52 de Las Historias está abierto desde hoy: http://bit.ly/cvh94y

    Responder
  • Yshie Diane
    01/02/2010 4:22 pm

    Pues bien, no era solo una sombra,
    mas bien una sombra sola.
    A veces hallaba fuerza y podia correr
    las los pies sin pasos de un recien naciedo en su carruaje 50% algodon.
    Pero siempre paraba a un metro,
    a dos,
    a dos y medio,
    por que bajo su carro iba simpre ya instalada
    comoda, obscura y tenue.

    Alguna con mas suerte.

    Responder
  • Beatriz Rivera Luján
    01/02/2010 6:04 pm

    Soltaz.

    En la parte más profunda del palacio de las baldosas, en la calle de la marquesa del Torov, se encuentra una escalinata que desciende de manera abrupta y casi recta para desembocar en el primer patio oscuro. Girando a la derecha del segundo arco, podrás encontrar — con suerte— , la estrecha entrada disimulada entre dos muros y si te es dado podrás escurrir el cuerpo entre las gruesas paredes de roca volcánica y llegar al segundo patio oscuro o patio de los trescientos treinta y tres arcos. Los que logran llegar hasta allí no pueden volver atrás sin tomar una decisión. Puedes, como hacen tantos, indecisos y mediocres seres, deambular sin fin entre las altas arcadas y las sombras del día y de la noche, que allí no tienen un número de horas determinadas para todos, sino para cada uno. O puedes escojer una de las puertas rematadas en delicados vitrales. Cada puerta conduce a mundos diferentes. Algunas te conducen de regreso al mundo del que provienes, cualquiera que éste haya sido, otras te conducirán a lugares sin nombre de inumerables consecuencias. Pero hay ahí una puerta, -de la que dicen las Tablas Valánticas que no entra aquel que no ha sido conducido por la gracia-, que te conducirá al salón de las lixiviaciones donde moran los Atnos. Sólo uno de los costados del patio. Y en éste costado sólo una de las puertas. Y por ésta puerta sólo algunos seres duales, limitados. Muchos se han arriesgado a entrar, muchos son los que han buscado una respuesta al mal y el bien. Algunos han querido hacerse con alguno de los poderes de la luz o de la sombra. Otros más escapar a uno de sus opuestos. Has de saber que sólo uno lo ha logrado. Has de saber que todos los demás han regresado al patio divididos en sus fracciones y sin memoria de la otra. Entra uno y salen dos. La luz se aleja por la izquierda cegando o atrayendo a los confusos. Por la derecha se aleja la sombra seduciendo y aturdiendo a los anodinos. Sólo existió uno que consiguió engañar a los Atnos. Su nombre es Soltaz. De quién se dice que salió de allí convertido en sombra, dejándo abandonada su luz en el salón y quién llevaba en sus bolsillos, oculto en los puños de la sombra de sus manos: el poder de la vida y la muerte. Y es quién viene ahora a cambiar el destino de éste mundo.

    Responder
  • Alicia Arámbula L.
    01/02/2010 8:31 pm

    Indiferente, dio la espalda a lo que acababa de suceder. Se alejó sin siquiera tratar de disimular el eco de sus pasos sobre el pavimento mojado. Detrás suyo, los gritos de la gente se fueron desvaneciendo, como siempre. Curiosos y vecinos pasaban a su lado, corriendo, para confirmar por sí mismos lo que el estruendo de los disparos recién había anunciado. Un joven, un niño. Una vida que ya no sería. Una madrugada sin horas y sin futuro. Metió las manos en los bolsillos del pantalón y se evaporó en la bruma.

    Responder
  • Leopoldo Machuca
    02/02/2010 10:24 am

    Tanto tiempo concentrado en el pasar de tanto instantes. Uno tras otro, los momentos que quedaron con nosotros se ven, al fin de la escalera, tras el patio. Ahí se instaló el tiempo nuestro, en esos recuerdos que son aún sensaciones de tu piel y fantasmas de tus olores. Qué animosidad de aquellos instantes. Qué congelado el tiempo del corredor… aparece sin más una sombra que ya no me asusta, pues puede más el sabor de tu imagen en mi mente.
    Qué hacer con ésta tristeza sin rumbo y esa luz de fondo que ya no me atrae.
    Antes, éramos los más jóvenes, los más felices. Hoy, que aún hay tiempo para nosotros, no estás, aún cuando junto a mí está la dulce compañía de mi voz, sembrada en la ya propia voz de mi hijo. Es tan bello, y alcanzo a reconocer hasta tu presencia a través de sus hábitos de sus palabras. Así de honda es tu huella, creo no poder seguir sin tí. Dame un sueño más contigo, para saber un poco más de mi; de mi felicidad al reencontrarme contigo…

    Responder
  • ALEJANDRO HERNANDEZ
    02/02/2010 5:35 pm

    ¿nunca se preguntan por que no llegan al final?
    no me preocupa, despues de todo mi camino esta junto a la luz que ilumina la salida
    me he reprochado tanto tiempo perdido observando a la gente que pasa
    y claro, siempre es lo mismo, ya no puedo burlarme pero si me rio cuando puedo.
    este tunel que ha sido cambiado se une como eslabon debajo de las entrañas de estos portales
    por eso las personas salen de noche y antes de llegar a mi se distraen hasta con el ruido de un neumatico
    que a lo lejos agudiza las escases de musica para hacen la noche mas importante.
    no suplico una visita pero si desde luego como toda persona aun no sucede nada,
    la gente sigue pasando, ven su reflejo y se plaican al oido y hacen mas colorida esta noche,
    el museo cada vez mas vacio, el viejo teatro aun sin ser reparado tras el incendio de hace dias,
    los bares con su gente anciana sin lugar y con jovenes que celebran cada que pueden
    -hay muchos pretextos- me dicen cuando suelo preguntar
    pero mientras tanto a qui estoy, al final del camino, justo a lado de la luz de este tunel,
    con ahora forma de portal que me traslada a otro rumbo, a un rumbo con mas luz
    y con un poco menos de calma, para adormecer tranquilo, para observar poco a poco
    como nos vamos transformando.

    Responder
  • El pasillo y la luz

    La luz es el final o el inicio del pasillo, tautología elemental, para el que va termina, para el que viene inicia. La luz redunda en la luz, ceguera, desierto blanco, umbral en el que todo termina y en el que todo comienza.

    Responder
  • Bajo una luz oscura

    He caminado varias horas esperando olvidar el momento en que llegue aqui. Me pregunto como llegue; tanto tiempo evitandolo y de nuevo, aqui estoy yo, y tambien tu. No es justo. No queria verte. Me das asco. Me miras y me tomas de nuevo en tus brazos, bajo esa luz amarillenta. Trato de zafarme, pero no lo logro. Y sigo tu juego. Me dejo llevar. ¿Que piensa la gente que nos mira?¿Sabran que somos novios? ¿Lo sospechan? Quizas piensan que somos hermanos.
    Abrazó su brazo, y el me toma de la cintura. ¿Que piensa la gente que nos mira? ¿Sabran que somos novios? ¿Que pensaran de dos muchachos que caminan abrazados?

    Responder
  • j luis espinola r
    03/02/2010 7:33 pm

    Todo era tenebroso en la catedral donde estaba parado , se alcanzaba a oír unos enormes sonidos al igual que solo el fuego suena las campanas sonaban y sonaba cuando dieron las 12 , me asome y estaban unas personas haciendo algo increíble tomaban ron y después se pasaban un cerillo era casi mágico los señores lazaban fuego por la boca parecían dragones tratando de quemar algo me acerque pero la curiosidad me gano tanto que me hacer que mientras que el señor lanzaba fue casi me quemaba aun que fue impresionante y así seguí observando las poderosas llamas de dragón.

    Responder
  • ILUSIA

    ALLÁ MANDÓ EL MAGO A BIANCA en el acto del baúl vaciador.
    -¡Por arte de birlibirloque, vuelve acá! -pero ella está en esa ciudad de una sola calle enciempedada, en esa capital de fascinacionalistas, sede viajera que los prestidigitadores sólo hacen aparecer durante las convenciones.
    Bianca escuchó las campanadas de la Primera Iglesia Patafísica de Ilusia y se encaminó a pesar de que aún traía su ciudad de Somnora en la cara, comulgó, luego halló a una feligresa; pordiablera con carisma, Bianca le dio su ropa y la caridad de toda su vida: el fondo enrevesado de un baúl. El diablo casado por la iglesia.
    -¡Abramacabra! -y el mago hace volver en su acto a otra Bianca, una que el público no alcanza a reconocer, como tampoco a la calle al salir del espectáculo de magia, como si anduvieran en un lugar puesto sobre otro, una ciudad con los vacíos llenos de otra. Quizá cada asistente sentía de pronto muy despierta a toda piedra de esa otra Somnora, como hipnotizando sus pies, atrayéndolos a nuevas direcciones, a las de unas calles que coleccionan gente.

    Responder
  • Ella hizo lo mejor para posar ante la cámara, su papel consistía en interpretar la más triste de las partidas. A pesar de la magnifica modelo el resultado fue pésimo, tal vez después del fracaso, ella en verdad terminaría por alejarse de un fotógrafo que no podía lograr el paso correcto de la luz por un obturador y cuyas fotos siempre eran borrosas, como cualquier escena que dejase ver de su vida.

    Responder
  • […] This post was mentioned on Twitter by Alberto Chimal, José Luis Enciso, Oscar G Campos , Oscar G Campos , Aruná (P. Stefani) and others. Aruná (P. Stefani) said: RT @albertochimal: El concurso 52 de Las Historias está abierto desde hoy: http://bit.ly/cvh94y […]

    Responder
  • Roberto Amezquita
    06/02/2010 12:38 am

    Dicen que todos los minutos tienen sesenta segundos (descreo).

    Ella dijo que me la enviaría y así fue. Ésta es la última foto que tomó (un minuto antes de morir).

    Responder
  • «El frío qué hace ¡Dios mío!», dijo. «Si creyera en él, diría que un pequeño dios malicioso se ensaña con nosotros». Uno detrás del otro, infinita, fractalmente, como dientes de una fila que no termina, los portales se sucedían. «Ya habíamos pasado por aquí, ¿no?» y me aprieta la mano. Algo se quema, el aire se vicia, la luz me cala en los ojos. «¡Uta, pero que frío hace!» y otra vez mil portales, mil pasillos, mil esperanzas rotas del final.

    Responder
  • Atentado frustrado.
    Cuando me robó la bicicleta lo perseguí mientras pude por todo el casco medieval…
    ¡Pobre incauto! Al ver que lo alcanzaba la abandonó y salió corriendo llevándose el paquete bomba.

    Responder
  • Ese invierno en Morelia es más frio que de costumbre. El viento helado entra por «El Quinceo» a través de las venas llenas de coches de la ciudad.
    Tu hermosa, como creo que siempre has sido y serás. Le das calor a los coloniales portales en los que estamos. Desde el primer momento en que te vi me recordaste a ella, la que fue mi primer gran amor. O al menos, el más recordado.
    -Hola- Te saludo con el pensamiento, mientras tu volteas hacia tu amiga, le dices algo y rien. Metes tus blancas manos en las bolsas laterales de tu chamarra negra. -Adios- Suena en mis pensamientos.
    Pasas junto a mi y te vas. Sería fabuloso saber tu nombre.

    Responder
  • Nando Moreno
    11/02/2010 7:15 am

    Siempre oí decir que cuando uno muere camina por un túnel que termina con una gran luz resplandeciente. Lo que nunca pensé es que eso fuera cierto. Sin embargo, por aquí voy caminando, sorprendido no sólo porque el túnel existe donde ya no existe nada y mucho más sorprendido porque caminar por el túnel es como caminar por las calles de la Habana Vieja.

    Allí alante hay unas cuantas personas más, que caminan con un sentido de costumbre que me incomoda. Oigo algunas risas, mas no puedo distinguir su lenguaje. Mientras tanto, sigo adelante, meto las manos en los bolsillos, agacho la cabeza y me resigno a seguir caminando…un poco más…acercándome a la luz.

    Responder
  • Jaime Hernández Alvarado
    11/02/2010 8:21 am

    Allá donde las líneas de perspectiva fugan y convergen, el fuego purificador daba cuenta de las almas herejes y pecaminosas que desde la plaza Santo Domingo se dirigían hacia el creador para ser juzgadas ahora por la ley divina ya purificadas por la infinita misericordia del Santo Oficio. De entre los rescoldos del fuego y sus vapores escapaban anónimas algunas almas cómplices de pecados y debilidades humanas, intentando continuar en el anonimato

    Responder
  • Cada noche cuando se apagan las luces, cae el telón, desdibuja su rostro y cambia sus ropas. Sale a la calle semidesierta, y otras luces iluminan su paso. Nadie lo observa, el protagonista es apenas un extra en la nueva escena.

    Responder
  • Elisa Garza
    12/02/2010 5:40 pm

    La tristeza se apodera de cada partícula de mí ser. Miro atrás y recuerdo lo sucedido.
    Hacía años que aquellas personas predijeron que pasaría, pero nadie los quiso escuchar.
    Pero finalmente ocurrió. Llegó la guerra de las guerras. La más terrible de todos los tiempos.
    Destruyó todo, sin piedad.
    El agua se estaba acabando, calculaban que dentro de un año se terminaría, y enseguida los países pelearon por el líquido tan preciado. Ahora la mayoría de los países perecían, a causa de haber perdido la guerra además de quedarse sin siquiera una gota agua, mientras que otros reían al poseer aguas que no les pertenecían…
    Pero así es la vida, así somos los humanos, destruimos todo sin pensar en lo que le puede pasar a los demás.
    Ahora solo estoy yo sola, debatida y tiste, reflexionando. He perdido todo, mi hogar, mi familia y mis amigos. Todos mis seres queridos. Camino por este túnel, que parece no tener fin, junto con cientos de personas quizás en la misma posición que yo…
    Meto mis manos en los bolsillos traseros y miro al suelo, mientras pienso en cómo prometerle un futuro mejor a esta pequeña criatura que crece dentro mis entrañas.

    Responder
  • Faltan unas cuantas horas para la boda. Apenas hace unos minutos, Tere estaba decidida -embarazada como estaba- a casarse con el hombre que no amaba pero que era, a todas luces, el más conveniente: inteligente, correcto, trabajador, hombre de familia…
    Salió a caminar, a respirar por última vez con la libertad de la soltería. Una lágrima temblaba en su corazón.
    Fue entonces cuando lo encontró. Juan, su primer amor. Aquel con había perdido la inocencia. Su primer y único amor. Un saludo apenas, un brillo en los ojos.. un beso.
    Se despidió y siguio caminando.
    La lágrima salió seguida de un torrente. Lloraba no tanto por la libertad perdida, como por el amor que no pudo ser.
    Se alejó, con las manos en los bolsillos… Pronto amanecería y llegarían las peinadoras a arreglarla para la boda, que sería toda una gala familiar….

    Responder
  • Aurora

    Fatigados, ese día decidimos bajarnos del mundo. Instalaron, muy cerca del primer cuadro del Centro, un portal de Aurora. Tardaron seis meses en montarlo, trece ingenieros holandeses, once contratistas y trescientos dieciséis albañiles (de los cuales siete murieron antes de tirar el colado y tres en la propia aurora días antes de su inauguración. En enero de dos mil doce, el presidente cortó el listón, que de inmediato fue arrastrado por ese vórtex luminoso, redentor. Hizo las tijeras a un lado y se lanzó, con todo y banda presidencial, al agujero boreal. Quizá sin él podíamos haber recuperado la ciudad, al país, un pedacito siquiera. Pero el túnel ya estaba allí, y nosotros teníamos dos días formados en la calle de Moneda. La espera habría sido un desperdicio.

    Responder
  • María Elena
    15/02/2010 8:01 pm

    El científico judío decidió experimentar durante esas fiestas en la que se había servido una comida opípara. Colocó el dispositivo en la mesquita y desde la en trada, comprobó que los escatoles efectivamente son explosivos.

    Responder
  • Que es eso? Porque está una foto mia en este sitio?

    Yo soy la chica de negro que lleva las manos en las bolsas traseras del pantalón. Era un jueves de enero y la foto la tomó mi novio Raul durante nuestras vacaciones con amigos. Pero es tan idiosta que no sabe ni usar bien una cámara. Le dije varias veces como tenía que activar el flash, pero el baboso nunca me escucha. Le dije claramente: «Cuando tomes la foto, sosten tus brazos contra tu pecho, para que no se vea borroso.» El retrasado, no me puso atención y, no activó el flash y su foto salió toda borrosa. Lo odio! La única foto que le permití tomar con mi camara… y la toma mal!! Ni eso puede hacer bien.

    La que camina a mi izquierda es Vicky, mi amiga. O al menos eso pensaba yo. Desde la primaria nos conocemos y nos llevamos, aunque siempre me ha tenido envidia. Todo lo que hago, ella lo quiere imitar. ¿Porque no tiene una vida propia?

    Raul y yo terminamos después de ese viaje. Él muy idiota empezó a andar con la idiota de Vicky. Ojala que les aproveche!

    Responder
  • Milton Rodríguez
    16/02/2010 12:37 pm

    Colgaban sobre sus cabezas y nadie les hizo caso, estaba recargada con sus dos llantas fijas sobre la pared; nadie le dio importancia, y en la más espesa oscuridad estaba ella, sentada, su rostro era invisible, y el contenedor reposando frente a ella era un abismo. Todo los demás caminaba hacia la luz, por la luz, con la luz, todo lo demás sabe que hay algo en las sombras; pudieron haber metido sus brazos en la oscuridad…

    Responder
  • Nunca pensé que luciera así el camino. Atrás dejo a todas las descripciones fantásticas y cinematográficas. Muy lejos quedan las viejas consejas y las historias que mi abuela contaba.

    Ayer mi madre me visitó por última vez, y aunque yo cerraba los ojos y no contestaba a sus palabras cuando llegaba, escuché con atención (siempre lo hice) lo que me dijo: Mijito, no te preocupes por nosotros, no te preocupes por mi nieto, todos vamos a estar bien. Marcela no pudo venir, pero dijo que más tarde venía a despedirse.

    Yo no pensaba esperarla más. Ni a ella, ni a nadie. Es muy doloroso. Duele que no te dejen ir. Que te mantengan atado a sus propios remordimientos y tristezas. Agradecí en silencio el momento íntimo entre mi madre y yo. No hubo lágrimas, eso también lo agradecí. Te quiero mucho, mamita.

    Pensé que luciría menos ordinaria esta ruta. Bueno, a ver con que me topo allá adelante.

    Responder
  • Pensaba que era su neurosis, le parecía que la vida jugaba contra él, creía que por más empeños todo le resultaba mal, el mundo en su contra. Su mujer le engañó, su perro le abandonó, perdió trabajo, bienes, familia, amistades, inspiración, ganas de vivir. Quiso morir y el techo del que despuntaba la varilla, acero corrugado de media pulgada, cayó apenas sintió la pita con su peso en vilo; no se pudo ahorcar. Después de estar casi muerto de depresión pasó a un mejor ánimo primero cuando su perro volvió; después conoció una chica, regresó el amor y la fortuna por lo menos tanto tiempo como se fue. Esperó que no fuera frecuencia, ciclo, que no regresara la malevolencia de la fortuna. Dramáticamente, sin embargo, en el pleno de unas vacaciones con su nuevo amor, todo de nuevo cambió. Ella, bella, amorosa, gustosa, posó con el remate de los portales a su espalda, la luz contra su rostro: iba a ser una imagen perfecta. Hasta que el LCD de la cámara reveló la inversión de su fortuna: ella de espaldas, la luz subexpuso el primer plano, el foco se perdió, salió lo que estaba a su espalda, él no salió, el mundo en su contra: su perro de nuevo le dejó.

    Responder
  • CADÁVER DE LUZ TRASNOCHADO

    FUI EL ÚNICO que escuchó al mendigo de aquellos portales.
    Resultó ser ese cronista extraviado, de quien se dijo dormía una vez y despertaba dos veces, quien jerarquizaba el polvo y escribía poemas transrealistas.
    Me dijo ya no existe la luz, hoy es un día muerto, el progreso nos recicla hasta el tiempo, no vayas a la esquina, la luz que miras no es de hoy, esta toda trasnochada, anteayereada…
    A punto estuve de irme pero me mostró una instantánea, disección a Cronos, donde hallé muy familiares esas luces y penumbras vespertinas.
    Levanté al viejo. Debajo reposaba la sombra de mi primera bicicleta.

    Responder
  • Y así sin más la luz me desvaneció en la oscuridad.

    Responder
  • FIDELIDAD

    Me interne en un pasillo de extensión infinita, me atemoricé al recobrar la vista. Seguí caminando sin rumbo, apresurado por ese demonio de brillante tez que me sigue, que quema mis pupilas con formas y colores extravagantes. No pare, seguí el camino días enteros huyendo; hasta dejar de sentir mis pies, me detuve, mis pasos dejaron de multiplicarse, frente a mi, la luz amarillenta y brillante se fue perdiendo cuando abrí los párpados, y note la tenue oscuridad.
    .

    Responder
  • Últimos días del concurso de minificción de Las Historias: http://bit.ly/cvh94y

    Responder
  • Éramos jóvenes y cometíamos el error de todas las juventudes: no veíamos lo cercanas que en verdad estaban todas las lejanías. Cuando salíamos, fingíamos que llovíamos por las noches, y en nuestras noches queríamos que todo sucediera como si fuera un túnel. Par de idiotas, siempre buscáramos la luz en los finales. Luego me ordenaste que te tomara la mano.

    Responder
  • RT @albertochimal: Últimos días del concurso de minificción de Las Historias: http://bit.ly/cvh94y

    Responder
  • EL CABALLERO DE LA NOCHE

    Qué millonario que se respete sale del teatro y, en vez de subirse a su confortable mercedes blindado y avanzar hasta su casa a toda velocidad circundado por al menos dos perronas camionetas de escoltas, toma la irresponsable decisión de caminar con su esposa e hijo por el más pedorro de los callejones. Bang, bang, bang. Tiros certeros en pecho y cráneo. Los cuerpos de padre y madre comenzaron a desangrarse frente a la mirada atónita de su hijo, paralizado entre la incredulidad y el odio.

    Esa noche decidí convertirme en paladín de la justicia. Me entrené, me armé con los conocimientos y los artefactos más ingeniosos para defender a las personas decentes. Busque un ropaje que inspirara respeto, me cubrí con una máscara que todos reconocieran y me puse un nombre que al mencionarse causara alivio a los justos y terror a los infames. Soy el señor de las sombras, el héroe enmascarado, soy… el Subcomandante Marcos.

    (Todo gracias a que vi en ese callejón como aquel buen hombre se cocía a tiros a dos millonarios explotadores que tenían casi esclavizados a los pobres lacandones)

    Responder
  • Es difícil explicar la sensación de insatisfacción que aquella noche lo invadía. Un mar de emociones podridas era una metáfora pobre para explicarlas, pero era lo más cercano a lo que sentía. La noche había sido decadente y denigrante. El centro (pre)histórico abrió sus puertas-piernas para aquel solitario libertino. En un antiguo bar un joven de cabello teñido (seguramente por el mismo) lo abordo y lo invito a una felación por la módica cantidad de $200. Dudo por un momento. Recordó que la vida era un todo dividido en segundos, en años y en instantes como aquel. Había ido por ello, para sentirse vivo aunque sea un ratito, en lo que encontraba una presa fácil, en lo que se venía en su cara, en lo que se enterraba las uñas en las nalgas. Al fin y al cabo su vida no valía nada para él ni para nadie. –Vamos a un motel-le dijo al joven de cabellos maltratados. –Pero eso es más caro, papito-contesto con una sonrisa irónica y fue así como salieron caminando al patíbulo de una noche llena de vacíos.

    M*

    Responder
  • Mariana Vega
    22/02/2010 11:25 am

    Un túnel

    Tantas veces había caminado esos mismos arcos, ese mismo andador, esas mismas huellas de visita en el Zócalo del pueblo… Y sin embrago, nunca antes la luz le había parecido tan intensamente brillante y sí, ¿por qué no decirlo? Sobrecogedora.
    La escena le parecía sacada de un atardecer, cuando las tiendas de la plaza comenzaban a bajar sus cortinas dejando a los turistas con ganas de comprar algo más. Los faroles se iban encendiendo uno a uno conforme él avanzaba con las manos metidas en los bolsillos traseros del pantalón… Como lo hace el que no se anima a dar el siguiente paso, pero tampoco puede evitarlo.
    Avanzó hacia aquella luz blanca al final del andador de la plazuela, tal y como lo hacían otros delante de él.
    Cruzó el último arco temeroso, y fue entonces que sintió sobre su piel el viento que emitía aquel resplandor.
    Supo entonces con seguridad que aquel pasillo de tipo colonial no era ni el centro de ningún pueblo pintoresco, ni el final de un día de verano.
    Atravesó la luz imaginando que su madre siempre tuvo la razón: Dios actúa de manera misteriosa… Incluso en el último de tus días.

    Responder
  • La fuga.

    No era una criatura de la noche, ni vampira y ni prostituta, sin embargo esa noche no pudo resistir dejarse envenenar por la densa negrura que envolvía a la ciudad. Se sentó a la orilla de la cama y se quedó de frente sobre la pared. Su cuerpo no se distinguía entre la oscuridad pero su mente esa vez funcionaba como un espejo y al cerrar los ojos se contempló con las palmas enrojecidas sobre las rodillas y los ojos inyectados de sangre. Supo que tenía que escapar. Apretó los dientes, se tomó de la orilla de la cama, frunció los ojos y con la mirada dibujo una ventana sobre el muro que rozaba con la nariz.

    Una fuerza extraña la levantó de la cama y la estrelló contra la pared. De pronto sus pies sintieron el suelo más frio y una brisa solitaria le despeino los cabellos. Se repuso de un repentino mareo y se dio cuenta que en verdad había cruzado la pared. Ya era libre. Caminó a toda prisa y no regresó la mirada hacia atrás, le aterraba volver. Para sentirse segura decidió seguir el camino de los faroles hasta encontrarse con la luz del sol.

    Sonrió como los ángeles le sonríen a Satanás cuando han traicionado a Dios. La sangre aún caliente destilaba por sus manos guardadas en las bolsas traseras de su pantalón. Ella lo asesinó pero el destino se lo perdonaba. El olvido ya hará lo suyo.

    Responder
  • EL TUNEL

    Mi abuela siempre decía que hay dos cosas que no puedes prevenir, evadir ni remediar: el amor y la muerte. Era una mujer dicharachera y ocurrente, con creencias tan bien arraigadas, que habría metido las manos al fuego por sostenerlas. Estaba convencida de que si hemos sido virtuosos, al morir entraremos en un túnel por el que caminaremos hacia la luz de la gloria eterna. Para ella, esa era una verdad irrefutable. Lo repitió tantas veces y con tal firmeza que también yo terminé por creerlo, al menos inconscientemente.

    Por eso, cuando desperté en aquellas frías baldosas, supe que la vida me había abandonado. Antes de morir nunca pensé cómo sería el famoso túnel que conduce a «la otra vida», pero jamás habría imaginado que sería un portal de estilo colonial, alumbrado por faroles ni que los muertos irían a la luz en jeans, desenfadados y con las manos en las bolsas. Mucho menos podría suponer, que Caronte hubiese catafixiado la barca por una asequible bicicleta.

    Cuando me levanté sentí un mareo inesperado. Como lo habría hecho mi abuela caminé hacia la luz. Esperaba encontrarla a ella con un chocolatito de metate, o al menos a Fumanchú, mi fiel perro de la infancia (siempre pensé que sería el primero en recibirme al morir, con la lengua de fuera y abanicando la cola alegremente). En cambió al salir a la luz, me encontré con un mercado abarrotado. Junto con una jaqueca marca diablo, me vino el recuerdo de la pedota que me había puesto anoche. Apenas comenzaba a entender que no estaba muerta, sino cruda, cuando escuché a una tortillera que corría a sus clientes diciéndoles «No hay masa ya». Desde un puesto de música pirata, sonaba a todo volumen (incrementando mis dolores de cabeza) aquella rumba: «No estaba muerto, andaba de parranda. No estaba muerto…» Sonreí.

    Responder
  • Y le dije que la amaba.

    La lluvia nos había obligado a cobijarnos bajo los arcos en esa fría tarde. Algunas gotas seguían adornando su cabello. Su sonrisa tenía ese brillo que deja el viento y el agua juntos.

    Sus ojos se llenaron de melancolía al tiempo que yo expresaba, después de tantos años, un sentimiento guardado en lo más profundo de mi alma. 7 años de limpia y pura amistad se veían mutados por unas cuantas palabras de confesionario. La amaba desde el día en que sentí su mano tomando la mía.

    Creí que su mirada reflejaba la tristeza de haber dejado pasar tanto tiempo para poder fundirnos en un abrazo. Sentí que ella se arrojaría a mis hombros diciendo que me amaba tanto. Pensé que ahora ya no sería yo quien enjugara su llanto.

    Se acercó a mi mientras caminabamos; ví su rostro tan cerca del mío, sentí un escalofrío recorrer mi brazo. Sus labios se acercaron a mi oído y sentí su aliento mezclado con palabras. Estoy embarazada; fue lo único que dijo.

    Seguimos caminando en silencio. La lluvia había cesado en unos pocos instantes. Cuando salimos de los arcos entendí que ella nunca había sido mía.

    Responder
  • […] Una vez más me fui de metiche al blog de Alberto Chimal y se me ocurrió escribir un texto para el concurso #52. Ya previamente había aventado un texto al aire que no ganó ni una mención agradable (hasta […]

    Responder
  • Maria G. O. Avila
    22/02/2010 7:59 pm

    En el pasillo se discutía la historia, a la vez que se comentaba sobre las bondades de cruzar el umbral. Más allá de la luz, todo seguía igual.

    Responder
  • Oops! Ja, ja, ja… juró que mandé mi «túnel» antes de que se liberara el de Mariana Vega… compruebo que hay veces que una misma idea pasa, casí identica por dos cabezas, ja, ja, ja… será efecto de la imágen… comienzo a creer un poco más en las intermitencias de Doña Sara Mago (parienta portuguesa de la Rabina Gran Tagore).

    Responder
  • @MiquelMoliner Sé q t gustará participar,creo q tienes un talento escondido en la narrativa,eres un gran escritor. http://bit.ly/cvh94y

    Responder
  • De la misma manera que otras almas que la rodeaban, Elisa no podía evitar sentir la atracción de la Luz. Era una sensación qua la entumecía, pero que al mismo tiempo la iba jalando: si dejaba de concentrarse por un momento, su cuerpo comenzaba a moverse por si mismo.

    Bajó la vista y observó su mano. Todavía tenía un cuerpo, o al menos un símil del cuerpo que la había acompañado toda su vida. Todavía tenía consciencia, y gracias a esto tomó una decisión apurada –como la mayoría de las decisiones importantes de su vida– y comenzó a caminar poco a poco en dirección opuesta de la Luz.

    No era sencillo. Elisa sentía como iba incrementando el peso que sentía en sus hombros cada vez que daba un nuevo paso. Pero aún así siguió resistiendo esa atracción. Volteó a su alrededor y vio como tanto el túnel que la rodeaba como el resto de las almas en él comenzaron a verse fuera de foco.

    Cerrando los ojos sintió como cada paso que la alejaba de la Luz era un latido de su corazón inexistente. Y cuando por fin los volvió a abrir, Elisa volvió a respirar.

    Responder
  • En ese entonces él era un niño pequeño. En la misa entre clases un seminarista en el éxtasis etílico le dijo:

    – Felipe, esssscúshame. El apocalipssssis comenzará aquí, en Morelia. El Sssseñor te ha elegido para ssssalvarnossss, hic.
    Sálvanos, Felipe, hic, salva— y cayó, vencido por el vino de consagrar.

    Él nunca lo olvidó. Ni en aquella noche de septiembre, cuando un arcángel puso una advertencia en forma de granada. Ni cuatro años después, cuando, ebrio también, mandó explotar a todo el estado.

    Responder
  • Luis Vega
    23/02/2010 9:03 pm

    Me gusta la historia #44, tiene una cualidad pocas veces encontramos en los relatos, el hacernos imaginar al personaje cono si fueramos nosotros sintiendo todos sus sentimientos, tiene un discurso narrativo claro, consiso y entendible…

    Suerte Mariana Vega

    Responder
  • Fotografía Circular

    Si bien no fue del todo mía la idea, al finalizarel proyecto, todos me buscaban como único responsable del resultado. La idea, así como todo el trabajo de logística y producción se la apropió todo el colectivo, así que resulta difícil precisar la autoría. Hasta que al final todos decidieron que yo era el autor.
    El proyecto no era otra cosa que la fotografía de una persona tomando una fotografía que a su vez estaba tomando la fotografía y así sucesivamente hasta completar una cadena ininterrumpida persona-cámara-persona alrededor del predio más importante (y antiguo también) de la pequeña ciudad. De tal suerte que el resultado deseado sería un círculo ininterrumpido formado por una sucesión de imágenes simultáneas.
    Técnicamente salió a la perfección, todos los dedos presionaron el dispositivo con una sincronía perfecta. Pero el resplandor del unísono flash nos castigó con una ceguera total (y ahora sé que permanente) a los soberbios fotógrafos que jugábamos a físicos y metafísicos.
    Al saberse todos ciegos, comenzaron a maldecirme, asegurando que la idea había sido mía y que debía pagar con mi vida por ello. Así que a tientas comenzaron a buscarme para hacerme pagar por su ceguera. Para salvarme tuve que hacerme pasar por mi colega de enfrente y lo comencé a golpear para que la masa invidente e iracunda pensaran que él era yo.
    En el arrebato de cólera y movidos por un esperanzado y desesperado intento de redención, todos los recién invidentes decidieron prenderle fuego a las cámaras, de modo que la fotografía circular terminó en un aro de fuego. Sólo sobrevive la foto que yo tomé, como recuerdo de aquel día desde el cual tengo que dictar en lugar de escribir.

    Responder
  • Eduardo Medina
    23/02/2010 10:07 pm

    Aspiró la humedad del aire, pensó. Qué afluencia tan oscura la de esta ciudad, tan indigna, tan muda, tan ignorada. Siguió su paso lentamente. La sombra de su víctima se dibujaba ya al fondo del túnel. Exhaló, empuñó lentamente la daga en su mano y supo entonces que aquella luz al fondo del camino, no anunciaba ningún final.

    Responder
  • Me gustó el cuento de Mariana Vega (#44) aún cuando habla de la muerte de su personaje. Hubiera sido excelente que en lugar de minicuento se tratara de un relato corto, porque cuando lo leí me quedé con ganas de más.

    ¡Felicidades Mariana!

    Responder
  • Jaime Hernández Alvarado
    24/02/2010 2:34 pm

    Voto por:
    Fernanda y Amézquita

    Responder
  • Beatriz Rivera Luján
    24/02/2010 4:09 pm

    Lo habíamos contratado entre todos. Ya no sé quien fué el autor intelectual. El que orquestó todo. Es peligroso reunir tantas mentes plagadas de fantasías. Cuyos retocidos cerebros son laberintos que albergan seres insospechados: Nada. nI los faunos ni los minotauros son nada contra las criaturas que se crean en ésos mundos oscuros e íntimos, aunque algunos guardarán hadas. Pero entre nosotros no había ningun formulador de hadas. Cosmogonías. «Pueden rastrearnos» objetó S. «Aquí todos somos virtuales» argumentó Arkamael. «¿Todo lo que se vuelve virtual deja de ser virtuoso?» dijo N en su única participación. No había lugar para contemplaciones morales absurdas. Nos mandó ésa foto para confirmar que lo había hecho. Que se había deshecho de tan peligroso competidor. Primero lo dudamos. Después de todo sólo su palabra garantizaba que ésa imagen era la suya después de haberlo hecho. Pero entonces comenzaron a pasar los días sin que apareciera en la página. Debía ser cierto entonces. No importaba como. Ya estaba. Nunca más se haría con el triunfo en ésta página perdida en una red de artífices virtuales y letradictos. Nos habíamos deshecho de él. Ahora cualquiera podría ser el ganador. Éso pensabamos nosotros. Y los otros. Hasta que ayer exactamente a las 10:06 Magay publicó su cuento.

    Responder
  • Beatriz Rivera Luján
    24/02/2010 4:12 pm

    Voto por Magay…jejeje….

    Responder
  • La señor R. abrió la puerta que lo condujo el mundo sepia. Su cordura casi se cae a pedazos al descubrir que ninguno de los objetos es lo que parece: todos son la imagen de recuerdos añorados. Se entera cuando la bicicleta le cuenta que en realidad es un niño de 11 años. Lo digiere cuando la pared de decorado antiguo le platica que es un edificio citadino. Lo confirma cuando él mismo observa su cuerpo que ya no es masculino, sino el de una amada mujer.
    Ahora, el señor R. se acerca a conocer la historia de aquella luz solitaria que, rumoran en el mundo sepia, es en realidad una luna enamorada de algún sol…

    Responder
  • Voto por Nando Moreno

    Responder
  • Variación de un tema de Calvino

    En cierta calle del centro la gente pasa a otra calle sin darse cuenta. Es decir que antes, ahí había otra calle con tantas historias como todas las otras y cafés bonitos y tiendas de ropa pero de un día a otro la gente cuando entraba a esa calle no entraba a la que esperaba sino que se transportaba a otra.
    Al principio fue difícil porque la gente no encontraba una calle llena de comercios sino una sin ninguna gracia a simple vista. Los comercios se actualizaban. Las viejas casas eran derribadas para construir nuevos edificios; las pequeñas accesorias eran cambiadas por largas tiendas con puertas de cristal y abundantes luces que emergían del suelo. La calle ya era simplemente otra pero con el mismo nombre de la calle primera y desaparecida. Se había transformado de un modo tal que funcionaba como cualquiera de las calles aledañas. Ya nadie notaba la diferencia, incluso con el tiempo dejó de parecer una novedad. Lo triste era el destino de la calle anterior, cuyos caminantes se habían quedado estáticos a la mitad de una caminata, entrando a una tienda que ya no existe o apuntar de entrar a otra calle que ya no está junto a esa calle. Podría parecer que las calles mueren pero no (son muy longevas). Las calles cambian de huéspedes y se vuelven otras, absolutamente distintas y a veces ya no se parecen a las calles que fueron antes. Pero en algún café, colgada como un tributo, siempre está una foto de esos viejos huéspedes estáticos que algunas fueron otra calle en ese lugar y que la nueva calle todavía no puede empezar a olvidar.

    Responder
  • Fotografía Circular (corregido)

    Si bien no fue del todo mía la idea, al finalizar el proyecto, todos me buscaban como único responsable del resultado. La idea, así como todo el trabajo de logística y producción se la apropió todo el colectivo, así que resulta difícil precisar la autoría. Hasta que al final todos decidieron que yo era el autor.
    El proyecto no era otra cosa que la fotografía de una persona tomando una fotografía que a su vez estaba tomando la fotografía y así sucesivamente hasta completar una cadena ininterrumpida persona-cámara-persona alrededor del predio más importante (y antiguo también) de la pequeña ciudad. De tal suerte que el resultado deseado sería un círculo ininterrumpido formado por una sucesión de imágenes simultáneas.
    Técnicamente salió a la perfección, todos los dedos presionaron el dispositivo con una sincronía perfecta. Pero el resplandor del unísono flash nos castigó con una ceguera total (y ahora sé que permanente) a los soberbios fotógrafos que jugábamos a físicos y metafísicos. Despertamos a la serpiente que se devora sí misma y a nosotros con ella.
    Al saberse todos ciegos, comenzaron a maldecirme, asegurando que la idea había sido mía y que debía pagar con mi vida por ello. Así que a tientas comenzaron a buscarme para hacerme pagar por su ceguera. Para salvarme tuve que hacerme pasar por mi colega de enfrente y lo comencé a golpear para que la masa invidente e iracunda pensaran que él era yo.
    En el arrebato de cólera y movidos por un esperanzado y desesperado intento de redención, todos los recién invidentes decidieron prenderle fuego a las cámaras, de modo que la fotografía circular terminó en un aro de fuego. Sólo sobrevive la foto que yo tomé, como recuerdo de aquel día desde el cual tengo que dictar en lugar de escribir.

    Responder
  • Buenos días. Con este comentario se cierra el concurso de febrero. Las personas interesadas pueden continuar recomendando sus textos favoritos. Muy pronto estarán los resultados. Gracias a todos.

    Responder
  • Hacia la luz.

    Me parieron creyente, fiel seguidor de dogmas ajenos. Llegué a los 35 y, por un infortunado accidente, morí. Ahora, me encontraba aquí, ante esta decisión tan importante.

    -¡Ve hacia la luz, ve hacia la luz!- me animaban palabras lejanas de beatos y consejeros espirituales.

    Calculé: Dios, a través de diferentes personeros, me ofreció renunciar a los placeres de fumar, comer en desmedida, beber y fornicar a cambio de vivir en el cielo, donde seguramente no habría de fumar, comer en desmedida, beber ni fornicar ¡por una eternidad! Lo pensé un segundo más. Entonces, decidí darle la espalda al Paraíso, no fui hacia la luz, al contrario, con las manos dentro de los bolsillos me alejé de ahí lo más rápido que pude. En consecuencia condené mi alma a penar por cosas que siempre quise hacer…
    Quizá me habría convenido más el budismo, eso de reencarnar sí que me atrae ahora (siempre y cuando el proceso no diera como resultado encarnar a algún animal o político de moda).

    Responder
  • Alejandro Hernandez
    25/02/2010 12:15 pm

    Mariana Vega te felicito creeme que de los cuentos el tuyo es el que me provoco quedarme a leerlo completo
    te felicito x tu ligereza de redaccion, por la estabilidad en las lineas, por la reaccion de tus letras,
    sobre todo por la frescura que tiene tu naraccion, estupendo
    de nuevo felicidades!!

    Responder
  • Jesús Valenzuela
    25/02/2010 8:25 pm

    ¿Y mi Madre…?

    Llevo abandonado dos horas en este lugar…, o tal vez más, no lo sé. Empiezo a sentir frio y a esto se suma la tristeza que me causa el sentimiento de abandono… Pero prometí que no me movería de aquí, así que no voy a moverme… y aunque a los demás no les parezca.
    Nomás mi mamí me dijo “espera aquí que ahora vuelvo” y comenzaron a salirle lágrimas de los ojos. ¿Que era todo aquello? Tampoco lo sé. Desde mucho antes que saliéramos a saber que la note un poco extraña. Había veces que se me quedaba mirando…¿cómo digo?… como si en realidad no me estuviese viendo. En una de aquellas ocasiones yo le sonreí y entonces su rostro se empalideció y apartó en seguida sus ojos de los míos.
    Ahora los que me miran son ese par de curiosos: un señor vestido todo de negro que tiene una cosa en la mano por donde habla y una señora que desde hace rato se me arrimó y me preguntó qué hacia aquí, solo, sentado. Varias veces aquella misma señora intentó asirme del brazo, pero yo, en todas aquellas ocasiones, derroché dándole de patadas y gritándole que fuera. El caso es que termino ganándose mi respeto.
    ¡Vaya! ¿Cuándo llegará mi Madre?, ¿acaso se ha olvidado de mi…? Pero… No, no lo creo. Ella nunca se olvida de mí. Sin embargo, es extraño que hasta estas horas no haya vuelto. ¿Y si le habrá pasado algo…?
    Lo único que hizo al irse fue pegar su frente a la mía y darme un beso.
    —Sabes que yo te quiero vedad, Luisito; verdad que sabes que te quiero, chiquito.—continuó continuó diciendo, en una especie de delirio.
    Le dije que sí, porque el hecho de ser aun muy chico me hace maquinalmente contestar a preguntas que muchas de las veces no comprendo. Posteriormente a esto mi madre frotó tiernamente su mejilla contra la mía, luego volvió a besarme y se fue… y eso fue todo.

    Responder
  • Jesús Valenzuela
    25/02/2010 9:04 pm

    FELICIDADES A TODOS…

    Responder
  • Fue como un relámpago. No, como un resplandor que cortó la tranquilidad de la noche. Ella había quedado de encontrarse con él, que apenas había cruzado la calle e iba a decirle algo. El brillo intenso cortó todo comentario. Ni siquiera recordaban sus mutuos nombres. Más allá, una mujer, otra ella, seguía con los párpados cerrados, sin poder recuperarse de la intensa luz que se había encendido al final de la arcada. Tres chicas también se habían detenido a ver que sucedía… la cosa es que, no miraban… sólo estaban paralizadas, sin voz ni voluntad. Igual que él y ella, que la señora sin nombre… y ahora que lo pensaba, tampoco tenía nombre. Y sin enterarse del estallido que ya no sonó para ellos, ni de las inútiles ambulancia, se limitaron, a caminar despacio, rumbo a la luz que se había abierto, como una puerta frente a ellos.

    Responder
  • Buenas noches. Con retraso (pero es que estos días han sido tremendos) he aquí los resultados del concurso de febrero:

    Los ganadores son dos: Fernando por su cuento «Variación sobre un tema de Calvino» y Magay por «Fotografía circular», que en ambos casos desarrollan sus temas con una precisión excelente. Reciben mención «El túnel» de Fernanda y el texto sin título de Nando Moreno.

    Mañana aparecerán, sin falta, las bases del concurso de marzo. Gracias a todos los participantes y felicidades a los gandores.

    Responder
  • […] ha sido presentado al 52º concurso convocado mensualmente por la web de Alberto Chimal LAS HISTORIAS. Consiste en crear una minificción sobre la imagen […]

    Responder

Responder a Yshie Diane Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Entrada anterior
Ganadores de enero
Entrada siguiente
Ganadores de febrero