LOS LIBROS ELEMENTALES
Creada inicialmente en Twitter, esta serie de minitextos –entre aforismos y pequeños poemas en prosa– apareció en la revista Hiedra. Su tema es la lectura: las diferentes impresiones que produce, y que aquí se describen a partir de las propiedades de los elementos químicos.
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{Cr}
Libros de cromo que son todos superficie brillante.
{Fe}
Libros de hierro, durísimos, que no se dejan leer y se quedan solos para oxidarse, poco a poco.
{H}
Libros de hidrógeno que estallan casi con sólo comenzarlos.
{Zn}
Libros de zinc: humildes, útiles, de brillo moderado.
{Na}
Libros de sodio, que están por todas partes y pocos los notan y reaccionan con mucha violencia a las miradas húmedas.
{Cs}
Libros de cesio: de pulso preciso, constantes, cuyos títulos rara vez se recuerdan.
{P}
Libros de fósforo: luminosos y que dejan trazas en lo más profundo de cuerpo.
{S}
Libros de azufre, que hacen a todos arrugar la nariz pero de los que no se puede prescindir.
{Sb}
Libros de antimonio: los que siempre están en compañía de otros, siempre se postergan y se confunden, rara vez se abren.
{O}
Libros de oxígeno: indispensables pero nunca para leerse enteros, en estado puro, porque se van a la cabeza.
{U}
Libros de uranio, que se quedan para siempre en la carne y queman despacio.
{Pb}
Libros de plomo, pesadísimos, que dicen proteger pero matan.
{Sr}
Libros de estroncio, que se ven amarillentos pero iluminan todo de rojo vivo.
{Ca}
Libros de calcio, que se depositan y se asientan en rincones inaccesibles.
{K}
Libros de potasio: blandos, según dicen, pero cuidado cuando los toques.
{I}
Libros de yodo, escasos y esenciales: quien no los lee es un poco más estúpido, aunque no se dé cuenta.
{Tierras raras}
Libros de iterbio, de erbio, de itrio: los que se leen como quien llega a una ciudad que no se conoce.
{Ru}
Libros de rutenio, que nos endurecen y son difíciles de hallar y no se habla mucho de ellos.
{Ba}
Libros de bario, que siempre hallamos con alguien más, que los tiene casi por diamantes.
{Pr}
Libros de praseodimio, que se creen meramente útiles y prácticos pero en los que se oculta un doble: un misterio verde o metálico.
{Rb}
Libros de rubidio: considerados casi siempre inútiles, pero que inspiran sueños de fulgor rojo y vivísimo.
{As}
Libros de arsénico, como uno que Napoleón leyó durante años, dicen, con tal fervor que lo hizo parte de sí mismo.
{Pt}
Libros de platino: que pueden ser de mero adorno, y pueden ser nutricios, y pueden ser explosivos.
{Cd}
Libros de cadmio, que traen la locura, sin apelación ni remedio.
{Ag}
Libros de plata, que fijan imágenes, que curan las verrugas, que provocan lluvias y abren la piel y amenazan con desaparecer.
{Si}
Libros de silicio: abundantes, sencillos, capaces de fijar a la vez la memoria de las palabras y de la luz.
{Ti}
Libros de titanio, que todos se disputan por razones mezquinas.
{Ge}
Libros de germanio, que son carísimos, que siempre se espera suplir con otros.
{Au}
Libros de oro: bellísimos, brillantes, pero que pasan a través de nosotros y nos dejan sin perjuicio ni bien.
{Gases nobles}
Libros de argón, xenón, radón: inertes.
{Hg}
Libros de mercurio, de hermosa apariencia pero que se escurren, se escapan, desaparecen.
{C}
Libros de carbono: los que se sienten como parte de la vida de su lector desde antes: desde siempre.
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