El cuento del mes

Los superjuguetes duran todo el verano

No he terminado de traducir un texto que debía aparecer en esta sección. Mientras termino, para no retrasarla más, dejo este cuento de Brian W. Aldiss (1925-2017), publicado por primera vez en 1969. Es famoso por haber inspirado a Stanley Kubrick, quien se propuso usarlo como base de un filme que se llamaría Inteligencia artificial, se planeó durante años y finalmente pasó a manos de Steven Spielberg, quien lo terminó a su manera luego de la muerte de Kubrick.

LOS SUPERJUGUETES DURAN TODO EL VERANO
Brian W. Aldiss

En el jardín de la señora Swinton siempre era verano. Estaba rodeado de hermosos almendros, perpetuamente en flor. Monica Swinton cortó una rosa color azafrán, y la enseñó a David.
      —¿A que es bonita?
      David la miró y sonrió sin contestar. Se apoderó de la flor, atravesó corriendo el jardín y desapareció tras la perrera donde acechaba el robosegador, preparado para cortar, barrer o rodar cuando llegara el momento. Monica se había quedado sola en el impecable sendero de grava plastificada.
      Cuando tomó la decisión de seguir al niño, le encontró en el patio, y la rosa flotaba en el estanque. David se había metido en el agua, todavía calzado con las sandalias.
      —David, cariño, ¿por qué has de portarte tan mal? Ve enseguida a cambiarte los zapatos y los calcetines.
El niño entró en la casa sin protestar, su cabeza morena oscilando a la altura de la cintura de su madre. A la edad de tres años, no mostró el menor temor al secador ultrasónico de la cocina. Sin embargo, antes de que su madre pudiera localizar un par de zapatillas, se zafó de ella y desapareció en el silencio de la casa.
      Estaría buscando a Teddy.
      Monica Swinton, veintinueve años, de figura grácil y ojos centelleantes, fue a sentarse en la sala de estar y acomodó sus miembros con elegancia. Empezó por sentarse y pensar. Al cabo de poco, sólo estaba sentada. El tiempo se le reclinaba en el hombro con la pereza maníaca reservada a los niños, los locos y las esposas cuyos maridos están lejos de casa, mejorando el mundo. Casi por reflejo, extendió la mano y cambió la longitud de onda de las ventanas. El jardín se desvaneció. En su lugar, apareció el centro de la ciudad junto a su mano izquierda, abarrotado de gente, botes neumáticos y edificios, pero mantuvo el sonido al mínimo. Continuó sola. Un mundo superpoblado es el lugar ideal para estar solo.
      Los directores de Synthank estaban disfrutando de un gran banquete para celebrar el lanzamiento de su nuevo producto. Algunos utilizaban máscaras faciales de plástico, muy populares en aquel momento. Todos eran elegantemente delgados, pese a la abundante comida y bebida que estaban trasegando. Todas sus esposas eran elegantemente delgadas, pese a la abundante comida y bebida que también estaban trasegando. Una generación anterior y menos sofisticada les habría considerado gente hermosa, aparte de sus ojos.
      Henry Swinton, director gerente de Synthank, estaba a punto de pronunciar un discurso.
      —Siento que tu mujer no haya podido venir para oírte —dijo su vecino.
      —Monica prefiere quedarse en casa, absorta en hermosos pensamientos —contestó Swinton sin abandonar su sonrisa.
      —No cabe duda de que una mujer tan hermosa ha de alumbrar hermosos pensamientos —dijo el vecino.
      Aleja tu mente de mi esposa, bastardo, pensó Swinton, siempre sonriente.
      Se levantó entre aplausos para pronunciar el discurso. Después de un par de bromas, dijo:
      —El día de hoy representa un auténtico avance para la empresa. Han pasado casi diez años desde que lanzamos al mercado nuestras primeras formas de vida sintética. Todos sabéis el éxito que han alcanzado, en particular los dinosaurios en miniatura. Pero ninguna de ellas poseía inteligencia.
      »Parece una paradoja que en este momento de la historia seamos capaces de crear vida pero no inteligencia. Nuestra primera línea de venta, la Cinta CrossweIl, es la más vendida, y la más estúpida.
      Todo el mundo rió.
      –Aunque las tres cuartas partes de nuestro mundo superpoblado mueren de hambre, nosotros somos afortunados de tener más que nadie, gracias al control de natalidad. Nuestro problema es la obesidad, no la malnutrición. Supongo que no hay nadie en esta mesa que no tenga una Crosswell en el intestino delgado, un parásito cibernético perfectamente inofensivo que permite a su anfitrión comer hasta un cincuenta por ciento más, y sin embargo mantener la figura. ¿No es así?
      Asentimientos generales.
      –Nuestros dinosaurios en miniatura son casi igualmente estúpidos. Hoy lanzamos una forma de vida sintética inteligente: un criado de tamaño natural. No sólo posee inteligencia, sino una cantidad controlada de inteligencia. Creemos que la gente tendría miedo de un ser con cerebro humano. Nuestro criado lleva un pequeño ordenador en el cerebro.
      »Se han lanzado al mercado seres mecánicos con miniordenadores en lugar de cerebro, objetos de plástico sin vida, superjuguetes…, pero por fin hemos descubierto una forma de insertar circuitos informáticos en carne sintética.
      David estaba sentado junto a la larga ventana de su cuarto, forcejeando con lápiz y papel. Por fin, dejó de escribir e hizo rodar el lápiz arriba y abajo por el sobre inclinado del escritorio.
      —¡Teddy! —dijo. El oso saltó de la cama, se acercó con paso rígido y agarró la pierna del niño. David lo levantó y sentó sobre el escritorio.
      —¡Teddy, no sé qué decir!
      —¿Qué has dicho hasta el momento?
      —He dicho… —cogió su carta y la miró fijamente—. He dicho: «Querida mamá, espero que te encuentres bien. Te quiero…»
      Se hizo un largo silencio, hasta que el oso dijo:
      —Suena bien. Baja y dásela.
      Otro largo silencio.
      —No acaba de convencerme. Ella no lo entenderá.
      Dentro del oso, un pequeño ordenador activó su programa de posibilidades.
      —¿Por qué no lo repites a lápiz?
      David estaba mirando por la ventana.
      —¿Sabes lo que estaba pensando, Teddy? ¿Cómo diferencias las cosas reales de las que no lo son?
      El oso repasó sus alternativas.
      —Las cosas reales son buenas.
      —Me pregunto si el tiempo es bueno. Creo que a mamá no le gusta mucho el tiempo. El otro día, hace muchísimos días, dijo que el tiempo se le escapaba. ¿El tiempo es real, Teddy?
      —Los relojes miden el tiempo. Los relojes son reales. Mamá tiene relojes, de modo que deben gustarle. Lleva un reloj en la muñeca, junto con el dial.
      David había empezado a dibujar un jumbo en el reverso de su carta.
      —Tú y yo somos reales, ¿verdad, Teddy?
      Los ojos del oso contemplaron al niño sin pestañear.
      —Tú y yo somos reales, David.
      Estaba especializado en dar consuelo.
      Monica paseaba sin prisas por la casa. Ya faltaba poco para sintonizar el correo de la tarde. Marcó el número de la central de correos en el dial de la muñeca, pero no apareció nada. Unos minutos más.
      Podía proseguir su cuadro. O llamar a sus amigas. O esperar a que Henry llegara a casa. O subir a jugar con David…
      Salió al vestíbulo y se acercó al pie de la escalera.
      —¡David!
      No hubo respuesta. Llamó otra vez, y una tercera.
      —¡Teddy! —llamó, en un tono más perentorio.
      —Sí, mamá.
      Al cabo de un momento, la cabeza de pelaje dorado de Teddy apareció en el rellano de la escalera.
      —¿Está David en su habitación, Teddy?
      —David ha salido al jardín, mamá.
      —¡Baja, Teddy!
      Monica permaneció inmóvil, contemplando bajar peldaño a peldaño a la figurita peluda sobre sus extremidades achaparradas. Cuando llegó al vestíbulo, lo cogió y transportó hasta la sala de estar. Yacía quieto en sus brazos, con la mirada fija en ella. Apenas notaba la vibración del motor.
      —Quédate ahí, Teddy. Quiero hablar contigo.
      Lo dejó sobre la mesa, y el osito obedeció, con los brazos extendidos en el gesto eterno del abrazo.
      —Teddy, ¿te ordenó David decirme que había salido al jardín?
      Los circuitos del cerebro del oso eran demasiado sencillos para cualquier artificio.
      —Sí, mamá.
      —Luego me has mentido.
      —Sí, mamá.
      —¡Deja de llamarme mamá! ¿Por qué me esquiva David? No tendrá miedo de mí, ¿verdad?
      —No. Él te quiere.
      —¿Por qué no podemos comunicarnos?
      —David está arriba.
      La respuesta la dejó sin habla. ¿Para qué perder el tiempo hablando con esa máquina? ¿Por qué no subir, tomar a David en sus brazos y hablar con él, como haría cualquier madre con su hijo adorado? Oyó el peso del silencio que reinaba en la casa, pero pesaba de un modo diferente en cada habitación. En el rellano del primer piso, algo se movía con sigilo: David, que intentaba huir de ella…
      Se acercaba el final del discurso. Los invitados estaban atentos, y también la prensa, alineada a lo largo de dos paredes del salón de banquetes, grabando las palabras de Henry y fotografiándole de vez en cuando.
      —Nuestro criado será, en muchos sentidos, un producto de ordenador. Sin ordenadores, jamás habríamos podido dominar las complejidades bioquímicas de la carne sintética. Este criado será también una extensión del ordenador, pues contendrá un ordenador en la cabeza, un ordenador microminiaturizado capaz de afrontar casi cualquier situación que pueda surgir en el hogar. Con reservas, por supuesto.
      Risas. Muchos de los presentes conocían el acalorado debate que había tenido lugar en el seno de la junta de Synthank, antes de que se hubiera tomado la decisión de que el criado, bajo el impecable uniforme, fuera un ser neutro.
      —Entre todos los triunfos de nuestra civilización, sí, y entre los espantosos problemas de superpoblación, es triste recordar a los muchos millones de personas que sufren cada día más de soledad y aislamiento. Nuestro criado será de gran ayuda para ellas. Siempre contestará, y no puede aburrirle ni la conversación más insípida.
      »Para el futuro, proyectaremos más modelos, masculinos y femeninos, algunos sin las limitaciones de éste, os lo prometo, de un diseño más avanzado, verdaderos seres bioeléctricos.
      »No sólo poseerán sus propios ordenadores, capaces de programación individual: estarán conectados con la Red Mundial de Datos. De esta forma, todo el mundo podrá disfrutar del equivalente de un Einstein en sus hogares. El aislamiento personal será erradicado para siempre.
      Se sentó, arropado por una salva de aplausos entusiastas. Hasta el criado sintético, sentado a la mesa con un traje poco ostentoso, aplaudió con fervor.
      David rodeó con sigilo una esquina de la casa, arrastrando su bolsa. Trepó al banco ornamental situado bajo la ventana del vestíbulo y echó un vistazo al interior. Su madre estaba de pie en mitad de la sala. La miró, fascinado. Tenía el rostro inexpresivo. Tal falta de expresión le asustó. No se movió; ella no se movió. Era como si el tiempo se hubiera detenido, tanto dentro corno en el jardín. Teddy paseó la vista en torno, le vio, saltó de la mesa y se acercó a la ventana. Forcejeó con su garra y consiguió abrirla.
      Ambos se miraron.
      —No soy bueno, Teddy. ¡Huyamos!
      —Eres un niño muy bueno. Tu mamá te quiere.
      David negó lentamente con la cabeza.
      —Si me quiere, ¿por qué no puedo hablar con ella?
      —No seas tonto, David. Mamá se siente sola. Por eso te tiene a ti.
      —Tiene a papá. Yo no tengo a nadie, excepto a ti, y me siento solo.
      Teddy le dio una palmada cariñosa en la cabeza.
      —Si tan mal te sientes, sería mejor que volvieras al psiquiatra.
      —Odio a ese viejo psiquiatra. Con él tengo la sensación de no ser real.
      Empezó a correr entre la hierba. El oso saltó de la ventana y le siguió con la máxima rapidez que le permitían sus patas achaparradas.
      Monica Swinton estaba en el cuarto de los juguetes. Llamó a su hijo una vez y permaneció inmóvil, indecisa. Todo era silencio.
      Lápices esparcidos sobre el escritorio. Obedeciendo a un repentino impulso, se acercó al escritorio y lo abrió. Dentro había docenas de hojas de papel. Muchas estaban escritas a lápiz con la torpe caligrafía de David, cada letra de un color distinto a la anterior. Ninguno de los mensajes estaba terminado.

MI QUERIDA MAMÁ, CÓMO ESTÁS, ME QUIERES TANTO QUERIDA MAMÁ, TE QUIERO Y TAMBIÉN A PAPÁ Y EL SOL ESTÁ BRILLANDO

QUERIDíSIMA MAMÁ, TEDDY ME ESTÁ AYUDANDO A ESCRIBIRTE. TE QUIERO Y TAMBIÉN A TEDDY

QUERIDA MAMÁ, SOY TU ÚNICO HIJO Y TE QUIERO TANTO QUE A VECES

QUERIDA MAMÁ, TÚ ERES DE VERDAD MI MAMÁ Y ODIO A TEDDY

QUERIDA MAMÁ, ADIVINA CUÁNTO TE QUIERO QUERIDA MAMÁ, SOY TU HIJITO NO TEDDY Y TE QUIERO PERO TEDDY

QUERIDA MAMÁ, ESTA CARTA ES SÓLO PARA TI PARA DECIRTE CUANTÍSIMO

Monica dejó caer las hojas de papel y estalló en lágrimas. Con sus alegres e inadecuados colores, las cartas revolotearon y se posaron en el suelo.
Henry Swinton cogió el expreso de vuelta a casa, de muy buen humor, y de vez en cuando dirigió la palabra al criado sintético que se llevaba a casa. El criado contestaba con educación y precisión, aunque sus respuestas no siempre eran adecuadas según los criterios humanos.
      Los Swinton vivían en uno de los barrios más lujosos de la ciudad, a medio kilómetro sobre el nivel del suelo. Encerrado entre otros apartamentos, el suyo carecía de ventanas al exterior, pues nadie quería ver el mundo exterior superpoblado. Henry abrió la puerta con el escáner retinal y entró, seguido del criado.
      Al instante, Henry se encontró rodeado por la reconfortante ilusión de jardines sumergidos en un verano eterno. Era asombroso lo que Todograma podía hacer para crear inmensos espejismos en un espacio reducido. Detrás de las rosas y las glicinas se alzaba su casa. El engaño era completo: una mansión georgiana parecía darle la bienvenida.
      —¿Te gusta? —preguntó al criado.
      —Las rosas tienen parásitos a veces.
      —Estas rosas están garantizadas contra toda imperfección.
      —Siempre es aconsejable comprar productos garantizados, aunque sean un poco más caros.
      —Gracias por la información —dijo Henry con sequedad. Las formas de vida sintéticas tenían menos de diez años, y los antiguos androides mecánicos menos de dieciséis. Aún estaban eliminando los fallos de sus sistemas, año tras año.
      Abrió la puerta y llamó a Monica. Su esposa salió de la sala de estar al instante y le echó los brazos al cuello, le besó con pasión en las mejillas y los labios. Henry se quedó asombrado.
      Apartó la cabeza para mirarle la cara y vio que parecía irradiar luz y belleza. Hacía meses que no la veía tan entusiasmada. La abrazó con más fuerza.
      —¿Qué ha pasado, cariño?
      —Henry, Henry… Oh, querido. Estaba tan desesperada… Pero sintonicé el correo de la tarde y… ¡No te lo vas a creer! ¡Es maravilloso!
      —Por el amor de Dios, mujer, ¿qué es maravilloso?
      Vislumbró el encabezamiento de la fotostática que ella sujetaba, recién salida del receptor mural y todavía húmeda: Ministerio de la Población. Sintió que el color abandonaba su semblante a causa de la sorpresa y la esperanza.
      —Monica… Oh… ¡No me digas que ha salido nuestro número!
      —Sí, querido, hemos ganado la lotería de paternidad de esta semana. ¡Podemos concebir un hijo ahora mismo!
      Henry lanzó un grito de júbilo. Bailaron por la sala. La presión demográfica era tan enorme que la reproducción era controlada estrictamente. Se requería un permiso del gobierno para tener hijos. Habían esperado cuatro años a que llegara aquel momento. Proclamaron a los cuatro vientos su alegria.
      Pararon por fin, jadeantes, y se quedaron en el centro de la sala, riendo de la mutua felicidad. Cuando había bajado del cuarto de los juguetes, Monica había desoscurecido las ventanas, de modo que ahora exhibían la perspectiva del jardín. El sol artificial teñía de oro el césped… y David y Teddy les estaban mirando a través de la ventana.
      Al ver sus caras, Henry y su mujer se pusieron serios.
      —¿Qué haremos con ellos? —preguntó Henry.
      —Teddy no causa problemas. Funciona bien.
      —¿David funciona mal?
      —Su centro de comunicación verbal todavía le causa problemas. Creo que tendrá que volver a la fábrica.
      —De acuerdo. Veremos cómo funciona antes de que nazca el niño. Lo cual me recuerda… Tengo una sorpresa para ti. ¡Ayuda en el momento necesario! Ven al vestíbulo, te enseñaré lo que he traído.
      Mientras los dos adultos desaparecían de la sala, el niño y el oso se sentaron bajo las rosas.
      —Teddy… Supongo que papá y mamá son reales, ¿verdad?
      —Haces unas preguntas muy tontas, David —contestó Teddy—. Nadie sabe lo que significa «real». Entremos.
      —Antes voy a coger otra rosa.
      Arrancó una flor brillante y se la llevó a la casa. Podría dejarla sobre la almohada cuando fuera a dormir. Su belleza y suavidad le recordaban a mamá.

40 comentarios. Dejar nuevo

  • El cuento me parece infinitamente superior que la película, lo único que me extraña es que Spielberg no haya aprovechado a los dinosaurios de la historia. Llevo rato como lector asiduo de tu sitio, pero no había dejado comentario.

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  • Gracias por dejarlo ahora, Armando, y por las visitas. Sobre lo que comentas, entiendo que Spielberg quería sobre todo apegarse a lo hecho ya por Kubrick, quien le dejó un guión y materiales todavía inconclusos, pero ya muy lejanos del texto de Aldiss. Luego él mismo puso encima de todo aquello ideas de su propia cosecha (bastante malas, creo). Un saludo.

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  • quisiera saber si este es solo un fragmento del cuento o es completo porq no lo consigo y mi hijo de be leerlo y no se si está completo . gre

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  • gracias por su atención .

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  • Marisa, buenos días. Éste es el cuento completo. La confusión puede venir de que representa sólo una porción de la película de Spielberg. Saludos.

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  • Yo he visto la película y opino que es muy diferente de este cuento

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  • Es verdad, Liz: el trabajo de adaptación que hicieron primero Kubrick (con muchos colaboradores a lo largo de años) y luego Spielberg con base en lo hecho por Kubrick y compañía agregó mucho material a la historia original (que vino a quedar, muy cambiada, en el primer tercio de la película). Un saludo.

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  • Verdadermente, este escrito es fantastico, me gusto mucho, yo encuentro una gran falta de humanismo de las que carezemos las personas, el texto me encanto, claro que no se parece mucho a la pelicula que he visto 3 veces por lo linda que es pero el texto es, no tengo palabras, me encanta la parte en la que Monica lee las cartas.

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  • A mi siempre me ha dado risa la gente que piensa que son aliens al final de la película.

    Jejejeje

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  • Pues el cuento es diferente por completo a la película, y al mismo tiempo es muy parecida, sobre todo la escena de David cortando la rosa inexistente, que resume toda la tesis de la película: la humanidad construye fantasías, pero éstas le sobreviven porque son su último e inmediato deseo, nuestro mayor anhelo. Anhelo que terminamos ignorando, obsesionados por el miedo y la necesidad de poseer algo, de escapar de la muerte, de demostrarle a los demás que podemos ser más insensibles que ellos, que podemos superarnos en nuestro orgullo con tal de olvidar que nuestro tiempo es limitado y que toda riqueza, aunque divertida, aunque fascinante, no es nada en realidad.
    Yo pertenezco a la incómoda minoría que aplaudió la película con pasión. Hasta la fecha, cada vez que discuto con amigos y familia, todos me reprochan que me gustara «esa mamada cursi de Spielberg que le partió la madre a las ideas de Kubrick». Sin embargo seguiré insistiendo que el filme es no sólo brillante, sino terriblemente perturbador. Y más aún, creo que la parte más tremenda y perturbadora se la debemos a Spielberg y no a Kubrick
    Éste último tuvo su último acierto fílmico al abstenerse de hacer una película sobre ilusiones y dejarle el proyecto a un especialista en esas ilusiones, quien además, al envejecer, no ha perdido el gusto por hacer cine. Spielberg, por su parte, hizo algo más que construir una aventura fantástica siguiendo instrucciones de un maestro que nadie imaginaba: la hjizo absolutamente dolorosa en contraste con la humanidad zopenca, egoísta y miserable que retrata en el filme, y por tanto desnudó a esa humanidad que ahora le mienta la madre por haberle mostrado su patetismo, su soberbia, su rabia impotente. Por eso la furia contra la película. Por eso el enojo: porque los críticos del filme son iguales a los humanos del filme, incapaces de amar como sí lo hizo (¡Ups!) el robot.

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  • Me da gusto, Donovan.

    Ah, Soma, también he oído eso… En fin.

    José, otra cosa interesante es que la «inteligencia» es muy rara, limitada de modos extraños. Es de lo poco que se ve también de modo interesante en la película de Spielberg.

    Saludos…

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  • medina suarez
    12/12/2009 8:07 pm

    este cuento es muy bueno viene en mi libro bueno adios

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  • Responder
  • Al ser humano ya no le queda humanidad….. muy buen cuento

    Responder
  • Jony, Medina, qué bueno que les gustó el cuento. Saludos…

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  • muy buen cuento … aunque me hubiera gustado que continuara mas … y ver que pasaba con david i con teddy..me gusto la pelicula esta muy buena porque no es como otras peliculas que hacen que son un asco la verdad para el genero de la ciencia ficcion … el cuento y la pelicula no tienen mucho que ver pero las dos me gustaron mucho 😀

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  • Gracias por comentar, Marko. Hay dos continuaciones del cuento, escritas por el propio Aldiss a su manera y sin tener en cuenta la adaptación cinematográfica, que me parecen bastante buenas. Saludos y suerte.

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  • La primera vez que vi la película lloreeee como no tienen idea, es sumamente triste y cruel, pero aaaafff no se es encantadora, el cuento me gusto muchísimo si bien es super distinto a la peli enrealidad es la base de tremenda película (a pesar de las criticas)… el cuento y la peli tienen una tremenda reflexión, gracias por publicarlo =D

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  • entonces que es lo que ocurre en eso cuento? todos son reales pero no se dan cuenta de ello o son robot o qe? estoy confundido ayudenme

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  • “Sufrimos por los errores que ellos cometieron porque cuando llegue el final sólo permaneceremos nosotros. Es por eso que nos odian”. Y efectivamente David prevaleció. Me gusta más esta interpretación.
    Llegan alienígenas (estando la tierra en una era glacial) y buscando vestigios de vida inteligente se encuentran con el único «humano» sobreviviente (pinocho se vuelve humano), David, que es la imagen y semejanza de sus creadores, los humanos. A pesar de todo lo que se diga, esta interpretación me cierra mejor la película (dejando de lado los prejuicios con Spielberg y sus ETs), la filosofía subyacente en esta interpretación es mejor que la idea de que aquesos seres del final sean Robots. Desde esta perspectiva, se los muestra levemente robotizados, dejando abierta la idea de que tal vez en otros planetas fueron los Robots quienes triunfaron, y en la tierra tanto robots como humanos perecieron (no hay certeza y repito, la película deja abierta esa ambigüedad intencionalmente, de modo que la misma sea entendida según la profundidad reflexiva de cada espectador, lo que sí me queda claro es que vienen de otro planeta, sean robots o no). Los invito a analizar esta perspectiva dejando de lado la simpleza de decir “!No pueden ser alienígenas, sería una payasada!”. Analizando la película desde ambas perspectivas, con el remate Alienígena el final se torna más profundo y desgarrador y la aportación filosófica se vuelve más compleja y la moraleja estremece aún más. Con el final Robotizado al menos hay optimismo (no sobreviviremos nosotros pero sí nuestras creaciones), y con el final Alien resulta pesimita que es lo que creo se trata de dejar en claro.

    A mí me da risa que se asegure con toda certeza que los seres del final son Robots, porque es el equivalente a estar ciego de un ojo, ya que, repito, la película refleja esa ambigüedad intencionalmente. Es como lo que pasa con algunos Ateos que ante la consideración a priori de que la existencia de un creador es absurda, jamás entran a analizar las lógicas involucradas.

    Responder
  • Muy buena historia, no sabia que los seres del final de la película fueron los mismísimos mechas…; en fin, excelente película, siempre me dan ganas de llorar al final de ella, me recuerda las cosas importantes de la vida…

    Responder
  • como se llama la pelicula???
    muchas grasias.

    Responder
  • Hola..!! disculpen la interrupción pero mas mi ignorancia ja pero mm que se supone que es David .. un niño real o como una clase de juguete/robot..???

    Responder
  • No sé por qué comparan la película con el cuento. Ok, la película está BASADA en el cuento y NO es una adaptación de éste, como dan a entender algunas personas en otros comentarios. A mí, tanto la película como el cuento me fascinaron, ambos abren muchas puertas a pensamientos que casi nunca nos ponemos a analizar. Felicidades por la traducción.
    Aprovecho para invitarte a mi canal de audiolibros, lo acabo de abrir: youtube.com/LosAudiobooks1
    Saludos.

    Responder
  • A mi entender los seres de el final de la película eran la cúspide de la evolución humana combinada con la cúspide del avance tecnológico, es decir, una especie de híbridos entre seres orgánicos y seres mecánicos… tengo la quizás descabellada idea de que después de mucha evolución tecnológica, éstos seres se encontraron con que lo mecánico era tan profundamente avanzado como lo biológico y unieron lo mejor de ambas partes desechando también lo peor y empezaron a reproducir seres perfectos. Aún así, ésto no va en contra con la idea de extraterresstres, ¡al contrario! diría que pueden coexistir ambas y hacerlo mucho mas interesante. ¡Saludos a todos!

    Responder
  • diego castro
    21/11/2016 9:55 pm

    me gustaria saber si el porcentaje de la poblacion mundial alta y muy altamente subnutrida se parece al que menciona el cuento con el mapa del hambre 2012

    Responder
    • Disculpa mi respuesta tan retrasada… No creo que lo que Aldiss imaginó se corresponda exactamente con las estadísticas, pero tendencias de hoy eran observables ya en aquel tiempo.

      Responder
  • Guillermo Fuentes Contreras
    21/03/2017 3:58 pm

    PARA LOS MAS SABIOS… A SU PARECER CUAL ES LA RELACION DEL LIBRO CON LA SOCIEDAD DE LOS AÑOS 60′ .

    Responder
  • ayudenme ,estoy haciendo un trabajo y me cuesta en diferentes momentosdel relato david se cuestiona que cosas son reales ¿a que crees que se debe esto?

    Responder
  • necesito que me ayuden ,con el cuento los superjuguetes duran para los que lo leyeron en diferentes momentos del relato,david se cuestiona que cosas son reales ¿a que crees que se debe esto? segun el cuento.

    Responder
  • Claudio Andorno
    21/10/2020 11:37 pm

    Hola, espero todavía haya alguien ahí… Es que viendo que todo esto comenzó en el 2007 y que el último comentario fue hecho en el 2017, al escribir, me parece entrar en la rara anacronía del objeto que nos convoca. No pasaron 2000 años ni se extinguió la especie humana… aún. Bueno, me encantó la película desde la 1ra vez que la vi, y, cuando me enteré de que llevaba la impronta de Kubrick, me di cuenta de porqué me había golpeado tanto. Tiene un discurso y una carga dramática bien de su sello, salvo en su tercio medio, cuando el bueno de Spielberg se encarga de transformarla por un rato en una especie de rodeo efectista (de otro sello, claro). No obstante, al final, vuelve a pista y la remata con la dignidad y profundidad del comienzo. Una joya, muy bien actuada, y dirigida, porqué no! Para mí siempre fueron alienígenas, desde que los vi, jaja. Quizá por su aspecto ya no pude pensarlos de otro modo. Igual, no creo que siendo robots cambien mucho las cosas, no está ahí el mensaje, me parece. El cuento también es genial! -muchas gracias por traducirlo y subirlo aquí-, y lamento no haberlo leído antes de ver la película, ya que me hubiera evitado el creer (como tantos otros lectores) que debía seguir, e incluso dudar también de que estuviera completo. Es que el contraste entre la posición de niño real que muestra el robot (que ama a su mami y no sabe cómo hacer para ganarse su amor) y la descarnada objetivación en que el pobre aparece luego en el discurso de su madre, esa cruel y mortífera asimetría, en el cuento es un golpazo, un flechazo difícil de digerir, que en mi caso se vio atenuado por la impronta de la película, donde la madre sí es su mamá y llega a amarlo como a un hijo. Está muy bien que el cuento termine ahí, donde queda todo dicho. La película termina siendo casi un cuento de hadas -valga la paradoja-, pero sin perder la ligazón al costado más angustiante e irremediable de nuestra existencia. Incluso el recurso de ese despertar de la madre que él siempre soñó -aquella que lo quiere como a un niño real-, pero sólo por un día, hasta volver a dormirse, me parece un recurso brillante para transmitir lo que creo que pretende: que aún en los seres eternos -si algún día llegaran a existir-, la completud y la felicidad serían sólo flores de un día. Es un mensaje que Kubrick termina de plasmar en «Con Ojos Bien Cerrados», justamente antes de cerrarlos, y que Spielberg supo respetarle a rajatabla. Lástima que no se animara a rodarla antes. Seguramente al Maestro le hubiera gustado.

    Responder
    • Gracias por venir. Sí hay alguien aquí todavía, y de hecho hay muchos cuentos y textos más en el sitio que se han publicado después de este. Me parece muy interesante tu apreciación de la película y el cuento. Gracias también por dejárnosla.

      Responder
  • Cómo describe Henrry a los superjuguetes?

    Responder
  • Carmen R Gálvez
    09/12/2021 5:40 pm

    Qué interesantes todos los comentarios, gracias por el cuento, gracias por la clase. Muchos saludos Alberto.

    Responder
  • […] a otro, simplemente indicando a qué punto de vista vas a pasar. Observa cómo se hace en este cuento de Brian W. Aldiss y te quedará más claro. Lo esencial, como habrás visto, es que quienes leemos sepamos en […]

    Responder

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