Taller literario

El infierno

En 1964, el cineasta francés Henri-Georges Clouzot intentó realizar la que iba a ser su película más ambiciosa: L’enfer (El infierno). El filme trataría de los celos enfermizos de un hombre (Serge Reggiani) por su esposa (Romy Schneider); a tal punto llegaría el trastorno del personaje que su percepción de la realidad comenzaría a cambiar y esto se reflejaría en imágenes extrañas como éstas:

La película nunca se realizó por numerosos problemas durante el rodaje, incluyendo la renuncia del actor principal y un infarto sufrido por el propio Clouzot. Hasta este año, 45 después de que el proyecto fuese abortado, se estrenó un documental sobre lo que L’enfer podría haber sido, dirigido por Serge Bromberg y Ruxandra Medea, que incluye el pietaje que coloqué arriba y mucho más. Pero todo esto viene a cuento aquí por lo siguiente.

Se puede sospechar que lo que se ve en las imágenes es lo que el marido percibe: por medio de las luces cambiantes se sugiere, tal vez, o la desesperación, o la paranoia, o la incapacidad del hombre para asir a su esposa, para comprenderla o hacerse una idea precisa o firme de ella. La propuesta del ejercicio: ¿cómo lograr esta misma impresión delirante exclusivamente por escrito? ¿Cómo sugerir este trastorno, profundo, de un hombre celoso?

El espacio de comentarios queda abierto, como siempre, para quien quiera dejar alguna propuesta.

Fotograma de L'enfer

(Nota: el video utilizado en esta ocasión y los datos sobre L’enfer los encontré en la bitácora de Stuart Heath.)

16 comentarios. Dejar nuevo

  • Juego literario: ¿cómo ESCRIBIR lo que se ve en el video puesto en http://bit.ly/5piBLY ?

    Responder
  • Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: En 1964, el cineasta francés Henri-Georges Clouzot intentó realizar la que iba a ser su película más ambiciosa: L’enfer (El infierno). El filme trataría de los celos enfermizos de un hombre (Serge Reggiani) por su esposa (Rom…..

    Responder
  • […] […]

    Responder
  • Kennet Koesling
    08/12/2009 11:25 am

    Bien interesante y sí se siente lo que dices en la descripción arriba: las luces muestras desesperación y paranoia.

    En mi humilde opinión pienso que estos estados de ánimo han sido reproducidos ya por grandes maestros. Desde el punto de vista de un lector (en este caso, yo!) sentí una lectura angustiante al vivir a Juan Pablo Castel en El Túnel de Sábato.

    Lo mismo con «La segunda y última parte de las «Anotaciones de Harry Haller», Sólo para locos» del «Lobo Estepario» de Hermann Hesse.

    Ahora bien, son ellos. Para los pobres mortales como yo es titánica (sino imposible) dicha tarea.

    Responder
  • RT @albertochimal: Juego literario: ¿cómo ESCRIBIR lo que se ve en el video puesto en http://bit.ly/5piBLY ?

    Responder
  • Hesse (y más aún Sábato, pienso) eran enormes, Kenneth. Tienes razón.
    Ahora bien, no se pierde nada con intentar esas escrituras (o unas parecidas)…
    Saludos y gracias por llegar hasta acá.

    Responder
  • Luis Bernardo Pérez
    10/12/2009 1:38 pm

    Alberto:

    Hay una notable película francesa de 1994 titulada precisamente El infierno (L’Enfer). ¿La conoces? Fue dirigida por el maestro Claude Chabrol y está protagonizada por la hermosa Emmanuelle Béart y Francois Cluzet. El argumento es el mismo del la cinta a la que aludes: los celos enfermizos de un individuo que lo llevan al límite de la cordura y afectan su percepción de la realdiad.

    Saludos
    Luis Bernardo Pérez

    Responder
  • Hola, Luis Bernardo… Sí, Chabrol usó justamente el guión de Clouzot. Tengo la idea de que es una especie de homenaje.

    Saludos…

    Responder
  • Uff Alberto! ¡Qué imágenes nos has presentado! Yo estoy boba con la secuencia y el manejo que ésta tiene de luces. ¿Se han dado cuenta de la cantidad de personajes que se crean y recrean con el simple movimiento de luces? fue como si a cada ángulo la mujer cambiara en sus formas, su historia, su psicología…incluso en su forma de expresar, hablar, moverse.

    Lástima que no se pudo realizar este filme, pero celebro que exista la recuperación de este material. Pensaré en algunas letras para este ejercicio…si mis ojos consiguen despegarse del video…

    Responder
  • lissette silva
    16/12/2009 10:50 am

    Un café en el infierno

    Te veo, obsesivamente no paro de mirarte, oigo de lejos las voces de los meseros, sonríes y tu boca se abre como si tragara mí tiempo en cada bocanada, me devuelves el humo de tu cigarro y sonríes, qué puedo hacer con tu sonrisa: es tan hermosa que casi te deforma, cómo puedo contenerte, cómo librarme de este hechizo, cómo regresar y volver atrás, antes de tu risa, de tus palabras que caen junto al café, que me depositan como sonámbula en medio de este café de chinos, de verdad, con chinos de verdad y todo, repitiendo comandas incompresibles mientras tú me vuelves a contar esa historia que me vuelve loca, esa historia antes de nuestro antes, antes de mí contigo y ríes, hermoso y franco, fumando, seduciendo, como siempre, celos, calientes y espumosos como la leche hirviendo y yo que no me puedo librar ni olvidar ni imaginar tu sonrisa siendo para alguien más, cae el café con la leche hirviendo, me quema, la tela del pantalón se me pega, el humo y el calor lo llenan todo y, con todo, tu sonrisa sigue siendo más fuerte y mi envidia me quema más y se me repega peor: mi envidia de ti, mi egoísmo casi porque existas fuera de mí, de este café de chinos donde ahora entraremos, donde prenderás tu cigarro y mientras pida mi lechero me volverás a contar esa historia, esa historia tuya y sólo tuya.

    Responder
  • Ojalá que sí lo escribas, Sarai, y nos dejes leerlo. Gracias…

    Justamente algo así podría ser una aproximación, Lissette… 🙂

    Saludos a todos.

    Responder
  • Estanque 33
    El infierno es un estanque de aguas podridas con olor a orines fermentados por el medio día.
    Al él se llega por un caracol. Al él se desciende irremediablemente, no importa que dentro de poco el Infierno vaya a estar arriba.
    Claustrofóbico cubo cubierto de pátina verde que contiene las aguas que un día corrieron como argentinos unicornios en el Río de la Plata.
    Y ahí estas tú en cada una de las faces internas del juego de Houdini, del que hábilmente has hecho desaparecer las seis llaves que me encierran.
    Eres sirena y eres tritón, eres quimera siqueirina. Sexo con olor a pez, sal que oxida los candados que me encierran.
    Eres esas seis sonrisas que no dejan de mirarme, burlarse de mi y de abofetearme.
    Contorsiones de placer como si de zumo cítrico se tratara, maldito molusco imantado.
    Perdido y sin orientación, ya no se donde es arriba o abajo. No desapareces ni aunque te deje de ver.
    Y si cierro los ojos es para que tú, ustedes, todas, las seis se rían con más ganas.

    Responder
  • Esa multiplicación de los seres amados se me hace interesante, Magay… A lo mejor hasta se podría desarrollar en una historia completa.

    (Aparte: ¿viste lo que te respondí en aquel texto sobre M. Jackson? Saludos…)

    Responder
  • Gracias Alberto aunque para serte sincero no fui consciente de esa multiplicación al momento de escribir, ni me creerías de donde me fusilé la idea.
    Con respecto a lo de Michael Jackson, claro que lo leí, pero ya no tenía mucho que agregar, tienes razón en lo que dices y me dio gusto leer que cambiaras esa línea.
    Gracias también por la información de las clases del Claustro de Sor Juana.

    Responder
  • Te creería, Magay. Las ideas siempre llegan de donde menos se espera, como dicen. 🙂

    Responder
  • […] ¿Cómo alteran los celos la percepción de un personaje? Las emociones influyen en nuestros actos y nuestros pensamientos. Y más aún las emociones fuertes. […]

    Responder

Responder a MagayCancelar respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Entrada anterior
Siglas perversas
Entrada siguiente
Cosmogonías