Taller literario

Interpuesto

Si a la palabra perdido, el adjetivo que significa «que no tiene o no lleva destino determinado» y tiene otras cuatro acepciones en el Diccionario de la Real Academia Española, se le agrega la sílaba cu en el sitio apropiado, tenemos la palabra percudido, que no está en el DRAE pero en mi tierra (y en muchos lugares de México, al menos) quiere decir «sumamente sucio», con la implicación de que la suciedad de la que se está hablando es tanta y lleva tanto tiempo sobre el objeto sucio que será difícil o imposible eliminarla. Se usa mucho al hablar de prendas.

La idea de esta semana es encontrar un par de palabras semejante a perdido y percudido –diferentes sólo por una sílaba que no es la primera ni la última– y emplearlas en una breve historia. Dentro de la misma, las dos palabras, sean adjetivos o no, deben relacionarse con un solo personaje u objeto. «Un pantalón perdido por mucho tiempo está, al ser hallado, muy percudido» (digamos) no es un argumento espectacular, pero sin duda a ustedes se les ocurrirán otros mejores.

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  • Información Bitacoras.com…

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  • Un texto sobre el procedimiento que mencionas, atribuido a Roussel:

    http://www.enriquevilamatas.com/relroussel1.html

    Saludos!

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  • ¡Has ganado el Blog de Oro! Pasa la voz. http://tinyurl.com/premiados

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  • Buenísimo el texto, Rafael… Gracias. (Vila Matas es telépata y precog a la vez, por no decir más.)

    ¡Gracias, Gina!

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  • -Seré breve- adelantó la VIUDA antes de relatar su VIDA. Los oyentes, por cortesía, ahogaban sus bostezos u ocultaban con la MANO, el MALIGNO símbolo de ordinariez que habría significado atrapar aire con las fauces abiertas, mientras cual GACELA, aquella rechoncha dama hacía GALA de su florido discurso.

    -Les quiero CONTAR- decía –de la tarde en que tuve que CONTRATAR a un ejército de aborígenes miserables, para cargar entre MATAS de árboles exóticos, varias MALETAS repletas de preciosidades que había comprado en mi viaje a Australia. El AVIÓN apenas pudo levantarse del suelo antes de que un ALUVIÓN nos obligara a quedarnos indefinidamente en esa tierra fantástica, pero insoportable.

    A las tres horas de discurso, los invitados no podían mantener los ojos abiertos. Un hombre, al parecer POLACO, por POCO cae de su silla cuando se quedó dormido. En el OCASO de la reunión, un muchacho roncaba como OSO. Cuando la dama terminó, esperando un estruendoso aplauso, el silencio de un salón vacío le hizo entender qué tan extraordinaria resultaba la historia de su vida.

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  • Ya no podíamos soportar más, y en ARAS de una pronta resolución, Elise y yo asistimos aquella noche con las ARAÑAS atarapadas en dos frascos. El Dr. Duraf ya nos estaba esperando en el inmueble. Ocultando sus ojos tras unas gafas oscuras, el Dr. Duraf nos mostró lo que traía en el interior de una BOLSA negra: una BOA enrroscada, inmóvil. Aunque mi RELACIÓN con Elise no podía ser peor, aquella REVELACIÓN inesperada propició que no me soltara la mano al recorrer la angosta galería. Cuando franqueamos el umbral de cubículo número XXVII, sentí como sus quebradas uñas se hundían en el dorso de mi mano derecha. La muy PUTA no se inmutó y cerró la puerta tras de si, sonriendo de MIEDO. Inmediatamente reconocí el abrigo verde que estaba sobre la plancha de hierro: el abrigo era MIO. Sin demorarse, el Dr. Duraf encendió tres velas ubicadas estrategicamente y dejó la BOLSA negra en el suelo, abierta. Antes de quitarse las gafas, el Dr. Duraf nos pidió que nos arrodillaramos frente a la plancha y que destaparamos los frascos. Iluminada por la ondulante llama de una vela, la FAZ del Dr. Duraf exihibía un gesto FILENO y FALAZ. El FINO ulular del viento entre las ramas se escuchaba lejano, subjetivo. Antes de cerrar completamente los ojos, tres GATOS se acercaron lentamente a la plancha de hierro y un tenue olor a GAS comenzó a vagar por el recinto.
    El Dr. Duraf chasqueó los dedos e inició el ritual.

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  • Ya no podíamos soportar más, y en ARAS de una pronta resolución, Elise y yo asistimos aquella noche con las ARAÑAS atarapadas en dos frascos. El Dr. Duraf ya nos estaba esperando en el inmueble. Ocultando sus ojos tras unas gafas oscuras, el Dr. Duraf nos mostró lo que traía en el interior de una BOLSA negra: una BOA enrroscada, inmóvil. Aunque mi RELACIÓN con Elise no podía ser peor, aquella REVELACIÓN inesperada propició que no me soltara la mano al recorrer la angosta galería. Cuando franqueamos el umbral de cubículo número XXVII, sentí como sus quebradas uñas se hundían en el dorso de mi mano derecha. La muy PUTA no se inmutó y cerró la PUERTA tras de si, sonriendo de MIEDO. Inmediatamente reconocí el abrigo verde que estaba sobre la plancha de hierro: el abrigo era MIO. Sin demorarse, el Dr. Duraf encendió tres velas ubicadas estrategicamente y dejó la BOLSA negra en el suelo, abierta. Antes de quitarse las gafas, el Dr. Duraf nos pidió que nos arrodillaramos frente a la plancha y que destaparamos los frascos. Iluminada por la ondulante llama de una vela, la FAZ del Dr. Duraf exihibía un gesto FILENO y FALAZ. El FINO ulular del viento entre las ramas se escuchaba lejano, subjetivo. Antes de cerrar completamente los ojos, tres GATOS se acercaron lentamente a la plancha de hierro y un tenue olor a GAS comenzó a vagar por el recinto.
    El Dr. Duraf chasqueó los dedos e inició el ritual.

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  • : «Monstruo de ingratitud»…

    Glosa apócrifa,ciero, pero justa de acuerod a la subjetividad…Gracias no es correcto para mi……tal vez un anagrama perdulario para…quizá todos…para vos…qué es vos? Qué es el número más que una analgogía de…pará, pará, che, dejáte de pavadas…sos atorrantre…
    y la primera…?…Salavador Elizondo fue…
    Auf Wiedersehen, Frau Fer… Sos soy fui seré……Gracias…

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  • Muchas gracias a todos… Esta semana sí sale una nueva propuesta en esta sección. Saludos y suerte.

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  • M. Santos
    21/04/2009 8:14 am

    Esta es una prueba de programación.

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