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El fin de Caza de Letras

Ha terminado Caza de Letras II y la novela ganadora es No tengo tiempo de Ciencia Vudú, seudónimo de Arturo Leopoldo Vallejo Novoa, a quien envío muchas felicidades. El libro será publicado próximamente por Alfaguara y tendrá oportunidad de llegar a otros lectores, pero acaso quienes ya lo han seguido en línea estarán allí también. Ojalá que sí, y ojalá que pronto podamos ver publicadas las otras once novelas.

He aquí la lista completa de los participantes con sus seudónimos; a todos ellos los felicito (también) por su interés, por su disposición y por haberse atrevido a dar el primer paso: darse a conocer sin anunciarse, ocultarse en un nombre supuesto para que su trabajo pudiera defenderse solo.

José Said Arellano Sabag
(Nakedbeats)
Marcos Orlando Cruz Camarillo
(Chirindangas)
Ximena Cuenca Figueroa
(Xemióptera)
Omar Alejandro Delgado Vázquez
(Disaki)
Juan Carlos Esquivel Soto
(Encobijado del norte)
Vanesa Garnica Villa
(Toru Watanabe)
Salvador Paul Medrano Leyva
(S3co)
Carlota Peón Guerrero
(Buzo de Nostalgias)
Ana Ivonne Reyes Chiquete
(Ave Aura)
Arturo Leopoldo Vallejo Novoa
(Ciencia Vudú)
Andrei Vásquez Chávez
(Falso)
Juan Gabriel Vázquez González
(Lucero)

Ahora repoduciré el texto de despedida que publicamos apenas los miembros del jurado. Pero antes, gracias a todos: esto no habría sido lo que fue (una gran experiencia, intensa y enriquecedora para todos los involucrados) sin los participantes, los lectores, los comentaristas (por igual partidarios y detractores) y, desde luego, sin la asistencia, el impulso y el trabajo constante de los organizadores en la Dirección de Literatura de la UNAM –en especial de Carmina Estrada, Rodrigo Martínez y Rosa Beltrán– y del equipo de la DGSCA que se encargó de construir y mantener el espacio virtual que pudimos ocupar.

Va, pues, el texto.

Henos aquí una vez más en la parte de despedirnos.

Esta segunda vuelta de Caza de Letras ha sido para nosotros una experiencia todavía más intensa que la primera: más sorpresas, contratiempos, prisas, desvelos, contrariedades, hallazgos, alegrías. Además, estos meses de trabajo nos han dado una nueva lección: no sólo hemos visto una vez más la tenacidad, el esfuerzo y el valor de un grupo de escritores enfrentados con el trabajo duro de un taller, sino que hemos podido leer, como nuestros visitantes, por lo menos el comienzo de doce novelas diferentísimas, con distintas aspiraciones y propuestas: una pequeña muestra de lo que se escribe hoy, de lo que sucede en este instante de la novela mexicana. Sólo una podía ganar, pero los doce competidores puede presumir ya de algo que eludirá por siempre (pues la vida es dura) a la mayoría de los aspirantes a novelista de este planeta: se han sometido, al menos por un tiempo, a la mirada y el escrutinio de lectores que nada les debían; ya han conocido el contacto humano que se logra exclusivamente por medio de la palabra escrita.

Lamentamos, sobre todo, las tres descalificaciones; las circunstancias fueron las que fueron y, sin duda, hubo para los participantes a quienes perdimos —y que debían, como todos, vivir al mismo tiempo su vida diaria y esta vida virtual— dificultades que no llegaron a saberse. Pero era necesario ser justos con los doce y actuar respetando la letra de las reglas cuando era preciso, así como su espíritu cuando era posible. En cualquier caso, aun los proyectos que no pasaron de las primeras rondas pueden llegar lejos: ya pasaron un primer proceso de criba rigurosa y, sospechamos, sus autores querrán volver por más tarde o temprano. Que así sea.

Deseamos toda la fortuna para estas doce historias y, también, para quienes las escribieron. Y agradecemos los comentarios, las sugerencias, las objeciones y las críticas ofrecidas por numerosas personas tanto a los participantes como a nosotros mismos. La novela es una forma de indagación, una expedición hacia el interior del ser humano, pero lo mismo puede decirse del proceso de escribirla y de la crítica de cuanto se escribe. De todo ello hubo en este concurso, este pequeño mundo electrónico del que todos fuimos parte y que ahora dejamos para volver al otro. Allá nos vemos.

Alberto Chimal
Álvaro Enrigue
Mónica Lavín

Saludos a todos. Nos vemos este domingo en Guadalajara para la premiación (más datos en cuanto los sepa).

5 comentarios.

  • Información Bitacoras.com…

    Si lo deseas, puedes hacer click para valorar este post en Bitacoras.com. Gracias….

  • El concurso me pareció de una aplastante mediocridad: aburrido, con malas novelas y comentarios de bajísimo nivel. En especial los tuyos me parecieron patéticos; se nota que tu actitud hipócrita de «maestro bonachón» te sirve para que la gente no se anime a decirte que en realidad no tienes el menor talento y tus lecturas son mínimas: siempre los mismos cuatro autores, siempre el mismo tema. Escribe bien, pulcramente, y te irá bien aunque no tengas nada que decir. De hecho ese consejo patético es toda tu carrera, ¿no?, la poca que has podido hacer. Realmente es una vergüenza: dos libritos de cuentos y una obrita infantil bastan para enseñar a escribir novelas en este país.

    Hablando de carrera, no creas que no te entiendo: debes haber empezado con muchas esperanzas y ahora debe ser difícil darte cuenta de que ya llegaste a tu límite, que empiezas a envejecer y la nueva generación ya está llegando más alto de lo que tú llegaste cuando tenías esa edad. Eso sí, no apruebo el autoengaño ni perdono la estupidez: debiste haberte dado cuenta de que no sirves hace muchos años; te habrías dedicado a otra cosa y no a engañar a la gente y a vivir del presupuesto. Por otra parte, no te preocupes: aquí serás uno más de los maestritos «consagrados», si llegas a los setenta o los ochenta te organizarán homenajes y podrás olvidar que todo lo que has hecho no merece más que ir a dar a la basura. (Por cierto, este blog es patético también: lo único que vale la pena, a veces, es lo que no escribes tú.)

    Ten una buena vida.

  • Estoy de acuerdo con Metztli en cuanto a la calidad de las obras que participaron en el concurso. Leí las primeras partes de todas las novelas, y ninguna me convenció desde el inicio, a excepción quizá de la novela ganadora. Creo que faltan ideas y palabras con más… ‘huevos’. Es decir: si no se es escritor consagrado, y si no hay nada qué perder, debido al anonimato, ¿porqué no intentar trasgredir un poco más, aunque se falle estrepitosamente? De algún modo, creo que el mismo concepto de concurso tiende a volver más temerosa a la gente.

    (Hipócrita de mí, ya sé… que participo en los que aparecen cada mes en esta página.)

    Y si se tiene miedo no es posible escribir con cojones. O al menos yo no puedo imaginar que Bolaño, Lispector o Jelinek se guardaran una sóla letra por temor a perder un premio…

    En cuanto al ataque personal, mejor no digo nada, porque Grey me pareció muy divertido.

  • lorenitaroc
    27/11/2008 9:15 am

    Y yo jamás puedo serguirle la pista a esta madre de Caza de letras. La página es confusa (mala, terrible, muy poco amigable), todo lo que sucede ahí es extraño. Como que sólo los involucrados entienden.
    Leí poco, pero fue por eso poco que no me acerqué más: Todo del asco.
    En mucho, muchísimo Metztli tiene razón. Ahora vendrán a defender a Alberto, sí, pero habría que reconsiderar muchas cosas, y replantearlas, porque esto se comienza a volverse aburrido. La página de las historias está muy mala últimamente, con comentarios personales, de viajes, de tonterías… qué horror. Y por lo otro, pues no sé, creo que precisamente de esa nueva generación es que Alberto se cuelga para mantenerse siendo alguien. Pues ellos son su apoyo, los chavitos a los cree impresionar. Qué ñoño. Y sin embargo muchos de ellos no se dan cuenta que sólo apoya a esos que son sus cuatitos, ayudándoles a ganar concursos donde él mismo es juez. Qué mal, qué mal. Parace que hay que ir adulándolo para involucrarse en su club donde todos escriben como él, igual. puf.

  • No creo en la clarividencia; sin embargo, si «Metztli» le atina, sólo tiene que enviarme su verdadero nombre y una dirección válida y lo invitaré al homenaje que guste. Lo mismo va para «Lorenita», a quien sugiero además que se busque un blog que sí le guste y al que sí le entienda. Si no me equivoco, en Internet hay millones de ellos.

    R., me alegra que hayas dado el beneficio de la duda a No tengo tiempo. Por lo demás, no me convence nada lo de equiparar la potencia sexual con el talento literario, pero ya platicaremos del asunto en otra ocasión.

    Cierro los comentarios de esta nota.

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