Taller literario

El argumento de Chéjov

En «Tesis sobre el cuento», un ensayo famoso de Ricardo Piglia, se resume así un argumento que Antón Chéjov anotó pero jamás llegó a desarrollar:

Un hombre, en Montecarlo, va al casino, gana un millón, vuelve a casa, se suicida.

La propuesta es simple: escribir el cuento (o al menos el resumen del cuento) que Chéjov no escribió y en el que, desde luego, el desafío está en inventar un personaje y unas circunstancias que vuelvan creíble el comportamiento del personaje. El ensayo de Piglia contiene pistas útiles para intentar el ejercicio. Los comentarios de esta nota están, como siempre, abiertos para quienes quieran compartir sus textos.

[fusion_builder_container hundred_percent=»yes» overflow=»visible»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»no» center_content=»no» min_height=»none»]
Anton Chejov

[/fusion_builder_column][fusion_builder_column type=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»no» center_content=»no» min_height=»none»][La sección «Taller literario» de Las Historias alterna propuestas de ejercicios y juegos literarios con comentarios y sugerencias sobre escritura.][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]

25 comentarios. Dejar nuevo

  • Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: En “Tesis sobre el cuento”, un ensayo famoso de Ricardo Pilgia, se resume así un argumento que Antón Chéjov anotó pero jamás llegó a desarrollar: Un hombre, en Montecarlo, va al casino, gana un millón, vuelve a cas……

    Responder
  • ¿Se vale cambiar Montecarlo por Tepito, el casino por una pulcata y el millón por el melate?

    (Digo, es que no conozco Montecarlo como para hacerlo creíble, :P)

    Responder
  • Claro que sí, Rodion. Lo importante no es el escenario. 🙂

    Responder
  • Nuevo en Las Historias, un juego literario: escribir el cuento que no escribió Antón Chéjov. http://j.mp/aUB7vH

    Responder
  • VARIACIONES SOBRE UN TEMA DE CHÉJOV

    Un hombre, en Montecarlo, va al casino, gana un millón, vuelve a casa, se suicida
    Cuaderno de notas de Chéjov

    1.
    Un hombre en Montecarlo va al casino, gana un millón, vuelve a casa, se suicida. Desconcertados, los deudos lo entierran con carcajadas.

    2.
    La mujer que ama lo acepta. Su enemigo muere. Gana un millón. Es invencible y la ruleta rusa sólo tiene una bala.

    3.
    Un hombre gana en Montecarlo. Sus acreedores llegan. La deuda apenas disminuye. Nunca, jamás volverá a ganar así. Las pistolas son baratas.

    4.
    Un hombre gana en Montecarlo. Podrá saldar sus deudas de honor. Revisa los billetes. Todos falsos. La bala, en cambio, es lo bastante real.

    5.
    Un hombre, en Montecarlo, gana un millón, vuelve a casa, se suicida. La cuenta del hotel, el casino, y la estadía es de 3 millones.

    6.
    – ¿Le ganaste al General? / – Un millón – dice – No quería, pero la suerte…. / Le dejan un arma. El acero, esperan, será misericordioso.

    7.
    – Me traje de Montecarlo un millón – llora – Puedo disfrutar de todo lujo. / El billón de víctimas de la peste guardan silencio. La bala no.

    8.
    Gana un millón. Otro. Está harto. Demasiada suerte no es suerte. Es un títere de esta. Tiene, incluso la fortuna de morir al primer disparo.

    9.
    Ganó un millón. Por cuestiones fiscales si vivía sus acreedores se lo quitaban todo. Pero si lo heredaba… Con que sonrisa preparó la soga.

    10.
    A cada acción hay una reacción. Ying Yang. Mientras esperaba el diagnóstico de ella, fue al casino. Ganó un millón. La culpa empezó su roer.

    11.
    “Ganó un millón, volvió a casa y se suicidó” dice el Ministro de Justicia, firme, autoritario esperando que nos traguemos la historia oficial.

    12.
    Un hombre, en Montecarlo, gana un millón, vuelve a casa, se suicida. A nadie le sorprende cuando descubren lo que hizo con todos los billetes.

    13.
    Un hombre, en Montecarlo, va al casino, gana un millón, vuelve a casa, se suicida. Falta una hoja en los cuadernos de Chéjov.

    14.
    Holmes descubre por qué un hombre que lo tiene todo se suicida. Y también explica por qué él está tan feliz entre las ruinas de Baker Street.

    15.
    El detective deja de golpear. – Nadie se suicida si es millonario. Ahórrese dolor, dígame lo que oculta, Sr. Chéjov.

    16.
    Sonámbulo llega a Montecarlo y dormido gana. Pero ya sabe cómo son los sueños. Un segundo después está triste. Dormido apunta…

    17.
    Llora cuando ríe, está feliz en la desgracia. El Dr. Freud corre a casa de su paciente que se ha ganado un millón. Teme cómo lo celebre.

    18.
    Un hombre, va al casino, gana un millón. En casa, ahora sí, todos lo aman. Sonríe. Esa noche se suicida en la hoguera más cara del mundo.

    19.
    Un día gana, otro pierde. La obsesión. Días y noches de juego enfebrecido. Con odio ve el millón que ha ganado. Sísifo mira así a su piedra.

    20.
    – Dmitri, te apuesto un millón a que no te das un tiro en la cabeza. Perdió. Lo peor es que Dmitri fue personalmente a cobrar.

    21.
    EL LARGO INVIERNO. Amor, con el dinero de la leña gané un millón ¿ves? No soy un irresponsable. Ella le dirigió una mirada dura, fría, blanca.

    22.
    Un hombre gana un millón, vuelve a casa, se suicida. Fox Mulder, agente del FBI, sabe que eso sólo es la punta de la conspiración.

    Responder
  • RT @albertochimal

    Nuevo en Las Historias, un juego literario: escribir el cuento que no escribió Antón Chéjov. http://j.mp/aUB7vH

    Responder
  • Montecarlo. Casino. Millón:
    “Quiero el rojo” dice arrogante y se empina su champagne.
    Manejar así, por esa carretera, a esa velocidad… no es más que un suicidio y un desperdicio de Ferrari nuevo.

    Responder
  • ***Alberto Chimal propone: Nuevo en Las Historias, un juego literario: escribir el cuento que no escribió Antón Chéjov. http://j.mp/aUB7vH

    Responder
  • A riesgo de sonar muy vulgar, diría con toda mi humilde arrogancia que el problema de este argumento es que se parece demasiado a una película de Guy Ritchie basada en un cuento de Pushkin (¿La dama de picas?http://www.scribd.com/doc/550274/Aleksander-Pushkin-La-Dama-de-Picas-pdf), tal vez por eso Chéjov no lo escribió. Pero a lo mejor es mi falta de imaginación la que me traiciona.

    Responder
  • "El argumento de Chéjov « Las historias" http://goo.gl/4hGG

    Responder
  • A ver qué sale de aderezar unos datos supuestamente reales sobre la muerte de don Chéjov http://boligrafoazul.blogspot.com/2009/12/la-muerte-de-chejov.html más aparte algo de especulación y una paliza a los brazos de Morfeo para escribir por las madrugadas.

    ¿Habrá alguien con la empresa de investigar, Dupinescamente, los últimos días de los grandes autores, las notas, la obra, los desvaríos, modelar y recrear, con tal de completar «de la manera más probable» los textos inconclusos de alguno de los grandes autores fallecidos?
    Habrá que jugar a que sí, y ver si lecturas y algo de intuición y azar nos puedan dar algo interesante y provechoso. También podría ser todo feeling y sin tener un fondo desarrollar estas cuatro escaletas, peldaños de una escalera horizontal.
    Unos amigos y yo intentamos hacerlo con los cuentos de El estudiante de Alejo Carpentier, y con La habitación de al lado de Bolaño, y fue divertido.

    Cito texto del hiperenlace que puse arriba:
    […]Otro periodista, amigo de Chéjov y de su mujer, transmite un día después [de la muerte de Chéjov] una serie de nuevos detalles: Chéjov habría alucinado con marineros y japoneses y habría rechazado una compresa de hielo que su mujer iba a aplicarle con las palabras «No pongas hielo en un corazón vacío». Estos son los testimonios, más o menos directos (Olga, Rabeneck) o secundarios (Schwörer al periodista, el otro periodista), de los testigos de la muerte de Chéjov.

    Podría ser útil suponer con fines didácticos que esas alucinaciones tuvieron que ver con ese cuento inconcluso (aunque se diga que tenían que ver con la guerra, etc), que la champán también la bebió el millonario antes del suicidio. Por supuesto también se recomienda leer Errand de Carver como se menciona en la nota del blog.
    Espero se animen a participar y que sea de manera permanente la vigencia de esta inquietud.

    No pongas dinero en la apuesta de una vida.

    Responder
  • Responder
  • ***

    LOS DUELISTAS ANÓNIMOS

    Un hombre, en Montecarlo, va al casino, gana un millón, vuelve a casa, se suicida. Pero el eco del disparo no se agota en su despacho. El dueño del casino cierra también su vida de un eficaz portazo unos instantes después de la reunión con sus asesores. El ganador resultó inspector del gobierno, había descubierto los amaños en las ruletas (prueba de ello era, además de otros detalles, su exacta ganancia) y, por tanto, resultaba ineludible: su empresa y su reputación se arruinaban. Y, justo cuando cree el problema ya resuelto, sus asesores le informan (le informaron) de que algún chivato muy cercano entregó a la policía pruebas fatalmente incriminatorias: demostraban que el suicidio del ganador no era tal, claro.

    Días después la viuda del mafioso dueño del casino, antigua amante también del inspector asesinado, llora. Llora, sí, y esto a pesar de ser ahora, no sólo millonaria, sino nueva propietaria de la empresa; llora, aunque… ¿desconsolada o de euforia?

    ***

    Responder
  • Hola Alberto,

    Dejo tres argumentos. No los desarrollé, pero con las prisas tampoco logré que fueran breves (estoy en la oficina). Una disculpa por la falta de brevedad y también porque los tres argumentos no dejan de sonarme y seguramente son una mala repetición de alguno más.

    Abandono

    Todos los días L pasa en frente del casino de la mano de su esposa mientras ambos van a buscar trabajo para ese día. Ambos saben que en el casino hay trabajo, pero el cura les ha dicho que el juego es pecado y ellos ni siquiera voltean a ver esa nueva manzana con la que el diablo tienta a los hombres. Los días pasan y a veces hay trabajo y a veces no. L está desesperado, su situación es insostenible y cada día la cosa está peor aún. Su esposa soporta todo con una sonrisa y le repite que Dios ayuda a las personas buenas como ellos y que Él proveerá si se mantienen justos y puros. Pero L la ve desperdiciando su juventud y su belleza por culpa de la vida tan dura que llevan en esa pobreza asfixiante, la ve muriendo por su falta de pericia, de fuerza o de lo que se necesite para tener un trabajo decente y ganar dinero. L decide hacer algo. Vende la antigua biblia que le regalo su padre, una hermosa biblia manuscrita encuadernada en piel y oro y por la cual el propio cura le había ofrecido pagarle bien pues quería regalarla al señor obispo. Toma el dinero y entra en el casino, si saber qué hacer. Toma el dinero y lo apuesta en un juego que no comprende y del que no sabe nada, pasan unos segundos y la gente le mira desconcertada, pasan unos minutos y la gente grita emocionada y le dice que se retire. El alucinado no entiende nada y entonces el croupier grita que ha ganado un millón. El dinero pervierte, ¿será el demonio? asustado corre a casa, con su millón bajo el brazo y todo lo que encuentra es una carta de su esposa diciendo que lo vio entrar al casino y que no puede estar con un pecador. El abandono, la biblia de su padre, el dinero del demonio (ahora lo ve), el revólver de su padre, el abandono, el sonido del disparo y un demonio. Un demonio que mira a L mientras este muere, un demonio que le dice que el juego no es un pecado, pero que el suicidio sí

    Dicha

    Toda su vida ha sido mediocre, tuvo unos padres mediocres que le dieron una educación mediocre que le alcanzó para tener un trabajo mediocre y posiblemente un matrimonio mediocre con una mujer mediocre igual que él. Sin embargo el no creía en la mediocridad, había leído a un poeta que decía que uno debe intentar llegar al cielo o morir en el intento. Era la razón que siguiera soltero. Alcanzar el cielo o morir en el intento, sabía, presentía que el momento, que esa oportunidad de una vez en la vida estaba ahí, rondándole. Lo vendió todo, la casa de sus padres, su coche, todo. Tomo el dinero y se fue a la cuidad vecina, al gran casino y ahí; lo apostó a los dados, en una apuesta única, todo o nada. Ni siquiera tiró él, pero ganó y no cualquier premio: ¡un millón de euros! alucinado tomó el dinero y se fue al pequeño apartamento que había rentado, loco de alegría, aventando el dinero al aire y riendo como niño. Era increíble, jamás viviría algo así otra vez, estaba en el cielo, en la cúspide, lo había logrado y entonces en una epifanía lo entendió. Estaba en la cúspide, ese era e iba a ser el mejor momento de su vida. La mediocridad no se cura y a partir de ahí sólo sería cuesta abajo: una vida mediocre con mucho dinero. Tomó la pistola que llevaba para protegerse de algún asalto y sonrío, su vida sería mediocre, pero su muerte sería increíble, única: una en un millón…

    Afortunado

    Desde J nació, todo fue afortunado para él, jamás perdía a nada y las cosas siempre ocurrían para que él resultara ganador. Los juegos, amigos, la escuela ¡vamos! incluso sus propios padres eran los adecuados para que tuviera esa mezcla de desahogo económico y vasta cultura, pero sin perderse de la realidad. Pero J se sentía vacío y sobre todo aburrido. Nada le motivaba, al final todo lo que había hecho era producto de su fortuna y su alta inteligencia, pero él conocía el resultado desde antes: ganaría. Comprendió que su capacidad de ganar y ganar le quitaba interés a la vida, que tenía que perder de alguna forma. Buscó a la novia de su mejor amigo para confesarle un amor inexistente y ella le confesó que también le amaba, escapó del país sin nada tan sólo para encontrarse a un amigo de su padre (El Dr. S) que le resolvió dándole trabajo, casa y comida. Desesperado entró en un casino que era conocido porque nadie ganaba ahí y con el dinero que tomó del amigo de su padre realizó las apuestas más inverosímiles ganando una y otra vez. Al final con un millón en sus manos regresó a casa del Dr. S, forzó su armería, tomó una pistola y se suicidó. Realmente debería decir que lo intentó, porque fue tan afortunado que aunque la pistola era grande, la bala era de un calibre pequeño y sólo perforó su cráneo inusualmente grueso, lastimando imperceptiblemente su cerebro. Despertó en el hospital, rodeado de gente, mientras el Dr. S. le decía: amigo J, qué afortunado es usted, seguro que va a vivir mil años.

    Responder
  • UN MILLÓN YA ES MUY POCA PLATA

    Por fin El Lobo gana el millonsote. No es que sea un slumdog con una perra suerte sino que la práctica y sus instintos se lo han deparado.
    Sonríe. Cómo tanta lana hace lucir diferente al Lobo, ¿verdad?
    Termina con un disparo.
    Se ha hecho muy hombre ahora.
    Cuestan tanto dinero las buenas balas de plata mexicana.

    Responder
  • He aquí mi intento, no se desfallezca si no es lo que se esperaba, espero guste. chau.

    “Un hombre, en Montecarlo, va al casino, gana un millón, vuelve a casa, se suicida.”

    “Un hombre”, contaba mi abuelo, “llamado Rafael Escobar vivió en España, conoció la fortuna, conoció la fama, conoció bellas mujeres, conoció la soledad de multitudes”; aquella soledad, contaba mi abuelo, era la de estar rodeado de gente y sentirse solo, la peor de las soledades decía; aquel relato lo escuche un par de veces, todas las veces con los mismos ademanes y con los mismos gestos en el rostro del abuelo, no se si fue cierto, yo era muy pequeño para advertir la autenticidad del relato, lo que si fue verdad es el asombro que causo en mi tal historia.
    “Su desastre fue inminente, -relataba el viejo moviendo la cabeza de un lado a otro como sintiendo pena por aquel hombre- pero su suerte era maravillosa, parecía convertir todo lo que tocaba en oro, lo tenia todo, nada podía quebrantar su felicidad material, no estaba acostumbrado a perder, hubiera devorado el mundo si no hubiera hecho caso al aviso de su aburrida conciencia…”, el abuelo siempre predicaba que de vez en cuando había que tener la conciencia un poco sucia, de lo contrario uno podía morir de aburrimiento, quizás debía de haber hecho algunas malas cosas, para que así, no lo traicionara la buena conciencia, “…decidió entonces viajar a Mónaco, para el, el viaje era de aventura, de despilfarre, quería sentir por primera vez lo que era perder, tenía tanto dinero que cualquier perdida era mínima, eligió como puerta incipiente de aventura a Montecarlo, quería probar suerte en los casinos, quería acostarse con prostitutas caras, quería romper un vidrio y tratar de escapar sin pagarlo, quería ser consignado a la jefatura de policía, quería ensuciar un poco aquella blanca y aburrida conciencia que le recordaba lo insulso de su vida…” por alguna extraña razón el viejo siempre se detenía en esta parte, tomaba una copa del bar y la llenaba de vino, me pregunto si conoció a ese tal Rafael Escobar, a veces pienso que ese era el motivo por el cual nunca se cansaba de contar esta historia, creo que todas las generaciones de la familia la conocemos, a decir verdad creo que soy el único que podía ver algo en sus ojos cada vez que mencionaba ese nombre; después de llenar la copa con un Rioja 1949, tomaba un pequeño trago y continuaba: “…después de aventurarse por una semana en los burdeles aquello era una fiesta; Rafael Escobar había socavado en los placeres de la carne, del vicio, de la bebida en demasía, pero a pesar de la implacable embriaguez seguía manteniendo su porte de noble, ni un solo cabello ni comisura de sus ropas fuera de lugar, en particular había consagrado su aprecio a un burdel en especial, el Saint Michel, fue ahí precisamente donde conoció a Emilia Salgado, le basto solo dos de cuatro noches para saberse enamorado de aquel cuerpo, de toda ella…” , pienso que el nombre de Emilia era quizás el nombre de Guerra, mi abuelo nunca profundizaba en detalles de sabanas cuando estábamos presentes, quizás de esta parte sepan más los que por aquellas épocas de congregación alrededor del viejo eran adultos, el viejo tenía a bien saber que aún no era el momento de enredarse en explicaciones para con los niños, al morir el abuelo me dio su ultima enseñanza; me dijo que no había cosa mejor que morir viejo porque se volvía a ser niño, y que lo único bueno de ser adulto era el sexo, todo lo demás eran meramente obligaciones. “… todo terminó antes de finalizar la semana, Emilia Salgado bien supo mantener la atención hacia Rafael Escobar por conveniencia, para ella solo era un cliente más, dos días antes de terminar la semana lo mando al carajo, Escobar se sintió muy triste, no quedo más que aliviar el nuevo vacio en los otros burdeles y con otras pieles, perder a su primer amor no era lo que el esperaba, era una perdida, si, había perdido por primera vez, pero la perdida no era grata, no le gusto perder , pensó que tendría mejor suerte en los casinos, quería perder lo único que no podría dolerle; dinero, al principio todo marchaba bien, algunas perdidas mínimas pero al fin perdidas que le eran gratas, tan ínfima la perdida que llegó a la locura, apostó en la Ruleta, la Apuesta Recta fue su condena ,35 a 1 el pago; ganó, un millón fue el costo de su suerte, no podía creerlo, estaba absorto, ensimismado, mas entristecido que antes, pensó entonces que el viaje había sido un error, dejó la mesa, cobró con desgana, sin sonrisa, regresó al hotel, empacó sus cosas y tomo el primer vuelo a España… ” De regreso en casa se Suicido, ahora lo se, antes cuando niño la franqueza de la muerte era la misma de ahora, pero el suicidio no existía, la franqueza se hizo más fuerte cuando partió el Abuelo; Rafael Escobar sucumbió -creo yo- a la fuerza infranqueable de nuestros deseos, aquella que nos enseña que por mucho que deseemos que algo suceda, de vez en cuando sucede lo contrario.

    Responder
  • las historias, argumento de chéjov, comnt 10, mi texto; https://www.lashistorias.com.mx/index.php/archivo/el-argumento-de-chejov/

    Responder
  • Lo que pasó con el mancito ese que se ganó el millón en Montecarlo es que de verdad se las ganaba todas. La una en cinco posibilidades del 7 en los dados, la una en 37 posibilidades de jugar en la ruleta, la que fuera de las posibilidades variables del poker y el black jack, la posibilidad entre como 18 millones del melate (que se ganó cuando había como 300 millones) e incluso la posibilidad entre seis de la ruleta rusa.

    Responder
  • Mi intento, escrito hace ¿cinco? años. Supongo que todos quisiéramos escribir cuentos tan completos como Chéjov; y chin, jamás seremos Chéjov, pero este argumento siempre será fantasía y esperanza.

    Responder
  • adriana rangel granados
    06/07/2010 8:51 pm

    Claro, tenía que ser. Ella lo despreció y ahora que él ha ganado un millón en el casino seguro querrá dar vuelta atrás. La tentación de él es mucha. El orgullo también. Para no faltarse a su palabra, una cuerda en el cuello es lo mejor.

    Responder
  • Buenos días a todos y gracias por todos los textos que han dejado aquí hasta el momento. Más adelante espero poder comentar más largo; entretanto, saludos (y ojalá aparezcan nuevas versiones del argumento de Chéjov)…

    Responder
  • Milton Rodríguez
    12/07/2010 9:30 am

    Una noche un casino llega a un hombre. Sus luces luces lo abducen, lo llevan a apostar los veinte pesos de siempre; de cada semana.
    El hombre: Un pedazo de noche húmeda y lodosa, luce tan nítido entre tanta máquina de luz difuminante que, parece casi un fantasma, es decir vive a una velocidad más lenta.Toma sus monedas, las apila y las apuesta:Gana.Toma sus monedas, las apila y las apuesta: Gana; y así lerdo y repetitivo se hace de un millón.
    ***
    Tardan en atenderlo; no habían notado su presencia. Cuando al fin lo atienden pide el arma más barata y pequeña, y sus respectivas municiones. Paga cuatrocientos cincuenta, carga el arma, no espera y se pega un tiro.

    Una noche por fin su dinero llegó a un arma.

    Responder
  • […] Un breve ejercicio de escritura, que podríamos llamar argumento paradójico, inspirado por un par de lecturas recientes en talleres y por el famoso argumento de Chéjov. […]

    Responder
  • Oscarcrispinfuentes
    02/05/2019 12:08 pm

    «Un hombre, en Montecarlo, va a un casino, gana un millón, vuelve a casa, S 7e suicida» El verdadero origen de su desgracia, es la ludopatía que le ha destruido todo el entorno familiar y social. Ganar un millón en una afortunada e increíble noche de juego, lo hace sumergirse más en su enfermedad que lo tiene atrapado sin piedad. Juró que si lo ganaba, no volvería nunca más a un casino y recuperaría todo lo perdido. Momentos después de haberlo ganado, lo vuelve a jugar y ya sabemos el final.

    Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Entrada anterior
5 sugerencias para elegir un seudónimo
Entrada siguiente
Frases habituales (1): «¿De dónde saca usted sus ideas?»