Taller literario

Cuatro sentidos

He aquí un ejercicio muy simple: describir un lugar con tanto detalle como se pueda pero sin mencionar ningún detalle visible: que en el texto sólo se puedan encontrar impresiones del oído, el tacto, el olfato y el gusto. La sección de comentarios queda abierta para quien desee participar.

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"Niña grande sin ojos" de Julian Schnabel. Fuente: telegraph.co.uk
Niña grande sin ojos de Julian Schnabel. Fuente: telegraph.co.uk
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29 comentarios. Dejar nuevo

  • Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: He aquí un ejercicio muy simple: describir un lugar con tanto detalle como se pueda pero sin mencionar ningún detalle visible: que en el texto sólo se puedan encontrar impresiones del oído, el tacto, el olfato y el gusto. La …..

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  • Leopoldo Machuca
    05/03/2010 12:16 pm

    …quién te dijo que sabríamos conocer lo que se venía. Tú sabes que los principios del saber corresponden a las míseras posesiones del ardor… Sabías que mientras estuve en tu regazo conocí tus gustos y sabores, que sólo con estar me convertiría en tu testigo irredento?
    Pero, cómo saber que todas mis percepciones corresponderían a un largo viaje (largísimo viaje), en las que nuestras condiciones son dictadas desde el aparejo de nuestra noción de vivir?
    Ese largo viaje es, a la vez de nuestro único medio de conocer, principio declarativo y acicate hacia la libertad. Albedrío marcado por escalones de conciencia, que sobre nuestras cabezas penden, para amenazar nuestras luces.
    Saber, oír, tocar y dejarse llevar, como arcas en navegación, en la que una luz intensa espera dentro de nuestra espera…
    Nuestro saber es siempre una vía y un límite.
    Hacia dónde va nuestro saber sin guía previa. Sabiendo ahora que todas nuestras sensateces son nuestros propios límites.
    Yo he decidido mis culpas… He de decidir mis propios horizontes, y he de encontrar mis propios paraísos, más allá, quizá, de nuestros sentidos…

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  • Taller literario: una descripción usando CUATRO sentidos. http://bit.ly/aNDsYt

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  • RT @albertochimal: Taller literario: una descripción usando CUATRO sentidos. http://bit.ly/aNDsYt

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  • RT @albertochimal: Taller literario: una descripción usando CUATRO sentidos. http://bit.ly/aNDsYt

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  • La cautiva

    Me has dejado sola aquí donde, al buscarte con las manos, sólo distingo los restos de tus humedades abandonados; los huelo para darme una idea de cómo viviste mi indiferencia acompañado del chasquido desquiciante de la misma gota que, al caer a cada rato al piso hace añicos mi paciencia, a la espera de escuchar tus pasos de vuelta, aunque me aterren y, con tu saliva en mis labios, pierda un poco más del sano juicio que me queda y deseas entre tus trofeos, quizá junto a mi ropa o mis ojos que tanto te gustaban y aún conservas.

    Saludos.

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  • RT @albertochimal: Taller literario: una descripción usando CUATRO sentidos. http://bit.ly/aNDsYt << uuuh lo intentaré

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  • Urbano Cortés
    05/03/2010 9:24 pm

    Vida
    Sentía tu cadera redonda sobre mi muslo. Ambos estábamos bocabajo en ese colchón individual con sábanas recién cambiadas. Más allá, sobre una colchoneta estaba Matías, alcanzábamos a oír sus tenues ronquidos, a veces suspiros solamente. Tu cadera soltaba un calorcito que yo no podía ignorar. Recordé que a los siete años me gustaba jugar con Teresa a la mamá y el papá. Y que yo le metía mano debajo de su pantalón, para tratar de adivinar con el tacto el color de sus pantaletas. En ese entonces saber el color de las pantaletas de las niñas daba más prestigio a los rapaces que el que hoy concede la publicación de un artículo en una revista indexada a los SNI: era toda una hazaña. Siempre me equivocaba de color, pero en cambio se quedaba durante varias horas en mis manos la sedosa textura de su ropa interior. Ahora estaba consciente de que de mi axila emanaba un aroma que para mí no era agradable, pero luego me confesaste que a ti te «fascinó». Ni lo pensé. De repente ya estaba tratando de adivinar el color de tus pantis. Tus nalgas eran firmes… y no eran pantis, sino una tanguita, es decir, que sólo imaginé que tu piel era morena y que el contorno de la tanga habría dejado por ahí algún dibujo pálido y triangular sobre tu firme bunda. Habíamos bailado las calmadas y desde escaleras abajo todavía nos llegaban los maullidos de Chico Buarque cantándole a aquelas mulheres de Atenas Quando amadas se perfumam/Se banham com leite, se arrumam/Suas melenas. No era tu caso ni el mio. Nosotros olíamos a una mezcla de tabaco, marihuana y Bacardí añejo, pero ni modo, las feromonas ya habían activado ciertas neuronas de no sé que lugar de nuestra materia gris. Mientras O Chico continuaba maullándole a la luna: E quando eles voltam, sedentos/Querem arrancar, violentos/Carícias plenas, obscenas Mis manos seguían queriendo saber de qué cantidad era el FPS de tu filtro solar. Al otro día amanecí cantando Agora já passa da hora, tá lindo lá fora/Larga a minha mão, solta as unhas do meu coração/Que ele está apressado/ E desanda a bater desvairado/Quando entra o verão…
    Matías nos dijo que durmió a toda madre y que no escuchó ninguna canción de Chico Buarque.

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  • Urbano Cortés
    05/03/2010 9:27 pm

    Creo que me faltaron por ahí unos puntos y seguido y un acento en «mío».

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  • El sol picaba mi piel, a pesar de la espesa capa de aceite de coco que mamá nos había embarrado en todo el cuerpo.
    El olor a coco, dulce y agresivo a la vez, entraba hasta mi cerebro. De hecho, había entrado a mis ojos que, por el ardor, no podía yo abrir. Unas lágrimas corrieron por mis mejillas dejándome un regusto salado en la lengua.
    La arena, no tan fina en esa playa (parece increible que hasta la arena de las playas populares sea de menor calidad). lastima mis pies descalzo acostumbrados a andar calzados y en asfalto.
    Oigo el rugido de las olas y corro -con los ojos cerrados- hacia el mar. siento el agua fría en los pies. sigo corriendo. el estruendo de la ola me revuelca en la arena.
    me levanto y río feliz y satisfecho de haber salido victorioso del ritual de inicio de las vacaciones de verano.

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  • Urbano Cortés
    06/03/2010 9:58 pm

    ¿Ahora qué sigue?

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  • silvia romero
    07/03/2010 10:35 am

    Una espada filosa tapaba tus ojos…una lengua fría se acercaba a tu cuello… el futuro era un misterio. Aún en ese dia final, no tenías idea. Tu pelo sedoso, dulce, anunciaba a mi mano que dejabas de ser niña… El tiempo se detenía …los caminos abiertos, todo asustaba y te ponía rígida. En ese momento, fiesta o castigo, todo lo conocido terminaba y por delante, aromas extraños esperaban tu paso al frente.

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  • Hola a todos y gracias por sus propuestas. Creo que están más logradas las que cuentan menos; las que se concentran en las sensaciones.

    Urbano, estos ejercicios no tienen otro fin que ser usados por quien lo desee. No son un taller como tal; en esta misma página, en la parte de «Especiales», están los datos del taller digamos tradicional que doy.

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  • A él le parecía tan romántica, que no podía confesarle lo estúpida que yo creía su idea. Por más que le he dicho que me chocan las sorpresas, él siempre sale con algo nuevo. Con los ojos tapados me llevó por un corredor largo y húmedo que apestaba a charco enrenacuajado. Caminamos tropezándome por losetas mal acomodadas hasta que sentí el sol en mis brazos, pasto bajo mis pies y una brisa suave que llenó mis pulmones. Sonreí con el inconfundible olor a hinojo que asaltó mis recuerdos. Escuché, a lo lejos, los chasquidos intermitentes de la aguja en una vieja consola que tocaba, en treinta y tres revoluciones, esa pieza interminable: “nosotros, que nos queremos tanto, debemos separarnos, no me preguntes más…”- Unas manos frías y amorosas tocaron mi rostro y, apretando suavemente las mejillas, abrieron mis labios para meter la punta de un cucharón metálico con el mole más delicioso que he de probar en mi vida. Entonces lloré.

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  • Eterno femenino

    Agua fría, casi helada alcanza a rozarme en un principio. Ya después la regula y queda bien templada. El metal de la regadera moviéndose a lo largo de mi frente no es frío. Cierra el agua. El dulce olor del shampoo llega a mí antes que sus yemas comiencen a frotarse sobre mi cuero cabelludo. La enérgica fricción hace crecer densa espuma que siento caer y oigo golpear la cerámica de la tarja. El agua tibia la remueve por completo. Se repite el proceso. Mientras tanto alguien se sienta a mi lado. Cuando se abre la regadera de junto, el agua fría otra vez… Sonido de papel aluminio cayendo dentro de la tarja y fuerte olor a peróxido, seguro son “high lights”. El ruido del aluminio anticipa el erizamiento de mi piel que casi siempre ocurre durante el masaje con acondicionador. Me resulta imposible controlarlo y me da un poco vergüenza que se evidencie. El despliegue de la toalla cálida sobre mi cabeza es la certidumbre que este pequeño goce semanal ha llegado a su fin.

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  • adriana rangel
    09/03/2010 9:11 pm

    Sentía su aliento impregnando mi cara; mi mejilla resentía la dureza de sus dedos mientras el olor de la sangre tibia, de mi sangre tibia, subía hasta mi nariz, oía mi pulso primero acelerado, más lento cada vez: la hoja fría y afilada entraba desgarrando mi piel y por ahí se me iba la vida: sólo vi oscuridad…

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  • Hola, Alberto.

    He participado algunas veces en los concursos de minificción, creo que son un excelente ejercicio de redacción. Gracias por abrir estos espacios. Bueno, ahí va mi intento.

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  • De rutina.

    Me despertó el frío de la madrugada y el olor a tierra mojada. Quise abrir los ojos pero el sueño me lo impidió. Un escalofrío recorrió mi cuerpo desde la nuca hasta los pies, entonces sí desperté y sentí el olor y humedad de mi saliva en la sábana. Me incorporé un poco, escuché el tic tac del reloj fundido con el sonido de la precipitación de la lluvia de enero. Todavía modorra, me levanté para salir al patio pero antes me coloqué sobre la espalda una toalla rota que despedía cierto tufo a guardado. A tientas y torpemente quité los ganchos a la ropa colgada, recién lavada, olorosa a jabón. De pronto sentí cómo unas gotas de agua, finísimas y heladas, como alfileres se clavaron en mi espalda y cabeza. No me quedó más remedió, entre pequeños gritos entrecortados regresé corriendo a mi cuarto.

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  • «Marco. Polo. Marco. Polo. Marco, marco, marco. Frio. Frío. Frío. Tibio. Tibio. Caliente caliente.» Lástima que perdió las sandalias justo antes de que el armadillo la engullera, se hubiese deternillado de risa con los filamentos que revisten las tripas del animal. Ahora, el juego de la gallinita ciega la había llevado al lugar dónde se los curiosos se digieren en su jugo. Descalza no regresaría a casa.

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  • “Marco. Polo. Marco. Polo. Marco, marco, marco. Frio. Frío. Frío. Tibio. Tibio. Caliente caliente.”Es una lástima que no haya perdido las sandalias antes de que el armadillo la engullera, se hubiese deternillado de risa con los filamentos que revisten las tripas del animal. Ahora, el juego de la gallinita ciega la había llevado al lugar dónde se los curiosos se digieren en su jugo. Descalza no regresaría a casa.

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  • Milton Rodríguez
    18/03/2010 1:50 am

    Un preludio de lluvia era el ambiente, y el fieltro sedoso del que estaba hecha aquella bolsa que me cubría la cabeza, me impedía ver otra cosa que no fuera el profundo color negro. Mis oídos no escuchaban otra cosa que no fuera el crujir de la hojarasca amarillenta típica de otoño; y el olor de los pinos mojados me encantaba. Así, caminamos casi un kilometro, según el triturar de mis pasos, luego, sin más, las heladas puntas de aquellos artefactos, me obligaron a arrodillarme, y mis rodillas, a ciegas cayeron en un terreno frío e irregular, pronto sentí cómo mi pantalón mojaba mis rodillas con la humedad y agua que este había absorbido, agaché la cabeza esperando ver hojarasca otoñal, pero seguía viendo la apretada oscuridad. En mi ceguera, súbitamente, apareció el hermoso azul que tanto extrañaba. Fue una ráfaga de puntos claros, que luego estalló contra mi pecho vuelto cobre, haciéndome olvidar la emboscada en la que fui capturado.

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  • Milton, me gustó tu cuento, dolorosamente bello.

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  • Estoy sentada en medio loto con los ojos cerrados y voy a poner mi mente en blanco, tal como me dijeron. El loto completo nomás no puedo. ¿Estaré sentada bien? Siento que estoy chueca, como que mi pierna izquierda no baja tanto como la derecha. Hay una arruga de mi pantalón que me está molestando en la nalga. ¿Me podré mover o querrá decir que ya no estoy meditando? Voy a poner la mente en blanco. ¿Quién estará respirando tan fuerte? Parece fuelle. ¿Tendré que respirar así? Uuuumf. Uuuumf. ¡No la friegues, se me fue el incienso hasta el ombligo! Huele y hasta sabe como a canela. Tranquila… Acuérdate que te dijeron que lo más importante es poner tu mente en blanco y ver tus pensamientos pasar. ¿Cómo los voy a ver si no veo nada? Sí los puedo oír, eso sí. Parecen maracas. Tengo frío. ¡Se pasan con el aire acondicionado! Ya no siento mis piernas, están super dormidas. Parecen troncos. Voy a recargarme tantito en esta pared para poder meditar mejor…ZZZZZZZZZZ.

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  • Estoy sentada en medio loto con los ojos cerrados y voy a poner mi mente en blanco, tal como me dijeron. El loto completo nomás no puedo. ¿Estaré sentada bien? Siento que estoy chueca, como que mi pierna izquierda no baja tanto como la derecha. Hay una arruga de mi pantalón que me está molestando en mi nalga. ¿Me podré mover o querrá decir que ya no estoy meditando? Voy a poner la mente en blanco. ¿Quién estará respirando tan fuerte? Parece fuelle. ¿Tendré que respirar así? Uuuumf. Uuuumf. ¡No la friegues, se me fue el incienso hasta el ombligo! Huele y hasta sabe como a canela. Me molesta la respiración de ese cuate. ¡La escucho dentro de mi cerebro! Tranquila…Acuérdate que te dijeron que lo más importante es poner tu mente en blanco y ver tus pensamientos pasar. ¿Cómo los voy a ver si no veo nada? Sí los puedo oír, eso sí. Parecen maracas. Tengo frío. ¡Se pasan con el aire acondicionado! Ya no siento mis piernas, están super dormidas. Parecen troncos. Voy a recargarme tantito en esta pared para poder meditar mejor…ZZZZZZZZZZ.

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  • Jaime Hernández Alvarado
    30/03/2010 7:18 pm

    Los olores se me hacinaban impidiéndome conciliar el sueño. Mi propio humor después de caminar todo el día, combinado con varias capas de repelente y el talco antimicótico que se quedó adherido a las calcetas opacaban el desodorante que hacia ya varias horas me había aplicado. El olor a humedad que el nylon había añejado contrastaba con el leve tufo de las brazas que a unos metros chisporroteaban al languidecer con leves destellos. El murmullo del río ensordecía a ratos los trinos de las aves que ya se recogían y las cigarras interrumpían su sempiterno canto al disminuir de la temperatura ambiente.

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  • Mañana de Verano

    Los sonidos se iban filtrando suavemente en mi conciencia. El murmullo de los pájaros en el jardín, los gallos de las casas vecinas, un burro que rebuznaba en la distancia y el goteo de las útimas gotas que resbalaban del techo de teja y caían sobre las macetas del corredor. Poco a poco despertaba sobre la colchoneta y bajo un mundo de cobijas. Si me movía un solo centímetro mis manos alcanzaban las sábanas frías, frescas, olorosas aún a guardado y a polvo, sólo estaba tibio el espacio que ocupaba mi cuerpo. Nos rodeaba un olor a tejas de barro mojadas, a yerba húmeda, a hojarascas que se pudrían plácidamente y a un haz de el sol que se filtraba por viejo ventanal. La alharaca de los pájaros iba aumentando de volúmen hasta convertirse en una escandalosa cháchara pajaril en las ramas de la bugambilia, que cada verano mi padre podaba hasta darle la forma de una gigantesca sombrilla, de allí se trasladaba alegremente a la lima que aromaba cargaba de azhares. tendría 6 años. Me quedaba así, con los ojos cerrados aventurando juguetonamente un pie o una mano a la región más fría de las sábanas. Tratando de adivinar de que color eran los pájaros que iban de la bugambilia a la lima y de allí a la retorcida jacaranda. Embriagada y envuelta en los olores del pueblo que despertaba y a los que se sumaban poco a poco el de la leña que se quemaba en los fogones de las cocinas y el de las tortillas que se cocían en comales de barro. Demoraba el abrir los ojos tratando mientras guardaba todo en la memoria de mis sentidos.

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  • Aqui huele a flores marchitas y aunque llevo puesto mi mejor atuendo, tirito de frío, siento que entran cuerpos vizcosos por mis oídos y nariz, pero no puedo moverme pues estoy encerrada en este lugar pequeño y oscuro. Afuera escucho llantos que claman a Dios por mi alma: es el día de mi muerte.

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  • Creí que no necesitaba verle para reconocerle. Aguardábamos a oscuras y en silencio a que algo pasara, unos mucho, otros nada, yo a él. Les oía respirar. Unas manos fugaces me tocaron y adiviné el tacto de una piel de mujer. Sin atreverme a buscarle decidí aventurarme y salir de mi escondite. Podía sentirles cerca, entre la madera, y oler sus cuerpos nerviosos. Unos zapatos cobardes chocaron contra los míos y desaparecieron apresuradamente. Esperé unos segundos más y, cuando empezaba a considerar lo absurdo de aquella idea, una mano se posó sobre mi hombro mientras otra igual de caliente palpaba mi cara y la orientaba hacia sí. Busqué con mi mano una cabeza y me alegré al descubrir un pelo corto y rizado. Entonces me besó y creí ser afortunada por unos segundos, mientras saboreaba su lengua. Sus manos comenzaron a sudar y él a jadear… Cogió mi mano y la puso sobre su bragueta, que no era de pana sino de unos jeans. Aún así, seguí humedeciéndome en su boca. La puerta se abrió frente a mí y oí salir deprisa a todas aquellas risas maliciosas. Oí también su tos de fumador compulsivo. Desperté de un golpe. A mi amante indeseado no pareció importarle aquella violación de las reglas pactadas. Desconcertada, me quedé impasible. Entonces insistió en mi mano “Toca, toca, no te cortes”. No había sido consciente de lo arriesgado del juego y de mis escasas posibilidades de ganar. Me lo quité de encima de una manera brusca y apresurada. Sin explicaciones. Salí de allí dejándole inmerso en su culpa, junto a mi sueño frustrado. Y me fui hacia la luz, llevándome mi vergüenza y prometiéndome que nunca más volvería a soñar en las tinieblas.

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  • Muy interesante, esta información es dificil de encontrar en internet, enhorabuena, ya tienes un fan

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