Concurso

Concurso #67

Esta bitácora convoca una vez más a su concurso mensual. Los interesados pueden comenzar observando esta imagen:

Instrucciones:
1) Suponer que esta imagen ilustra una historia.
2) Imaginar cuál es esa historia: qué está pasando allí, qué momento se anuncia, por qué, quiénes están presentes, qué hacen. No se trata de explicar la imagen, ni de escribirle un pie de foto, sino de tomarla como punto de partida para imaginar una historia propia.
3) Escribir la historia, en forma de cuento brevísimo (minificción), en los comentarios de esta misma nota.

El o los textos ganadores recibirán un trofeo virtual y serán seleccionados considerando la opinión de quienes decidan opinar. La fecha límite para participar es el 25 de junio.

Quedan invitados…

86 comentarios. Dejar nuevo

  • «Sin retorno»
    entonces, te vi alejarte, sentía en mi corazón tus pasos resonando por el piso, el mundo parecía detenerse, en ese mismo instante, me faltaba el aliento, mi vista ya estaba nublada, eran la primeras lágrimas asomándose, era el adios… ya no podía llamarte, no salían más palabras de mi garganta, seca, resquebrajada, intente aclararla, pero en el primer carraspeo, la fuente de mis ojos se derramo de golpe, no sé si me veían, ya nada me importaba… tu beso tibio y fugaz aún quemaba en mi mejilla; No, lo sé bien… no voltearás… mi presencia, fué una sombra más debajo de aquella lámpara, pálida y fría, como la noche que me aguardaba, en la terminal… me quede sin alma… porque mi alma, se fue tras tus pasos, y no te pudo alcanzar, ¿volverás alma mía?, pregunte bajito, y di la vuelta hacia el lado opuesto del andén… para encontrarme con mi destino, en mi mano estruje aquel boleto de ida… sin retorno.

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  • Miedo…

    Y era mi imaginación de nuevo, jugando con absurdos, mi entereza colapsó y mis pasos perdieron su soltura, un hombre de reojo me observó, mas enseguida siguió su curso, el terror es un sentimiento secreto, que devora las entrañas de una sola persona con mordidas sigilosas que no dañan a nadie más….

    De momento se hizo el milagro, el sol entró por el tragaluz, ¡el tunel ya no estaba oscuro!, las sombras se fueron del camino y de mi mente, respiré, sonreí y continue mi viaje. Una vez más había triunfado. El miedo a la oscuridad y a ese tunel ordinario resulta infantil a mis 26 años, pero se que algún día voy a superarlo…

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  • HASTA ENTONCES NO SE ha atrevido a pensarlo siquiera. No tiene muy claro desde cuándo está ahí, quizá llegó en metro y bajó en la estación Banco de España. Quizá tomo el bus 27. Está ahí. Es temprano y temporada baja; son pocos los turistas que se aventuran entre los retratos a esta hora. Camina por los pasillos del museo y mira con detenimiento cada uno de los retratos, los sopesa con la mirada como quien elige un mango para el desayuno.
    Todos los anónimos esperan el momento con ansiedad muda. Ellos saben a qué ha venido. Uno tiene la mano sobre el pecho y parece estar a punto de explotar en carcajadas. Otro entrecierra un ojo con desdén. Uno incluso ofrece una flor. Finalmente se decide por el retrato de un hombre feo, larga nariz ganchuda. Lo mira durante un tiempo, notando apenas a los turistas que comienzan a circular por las alas del museo. Llega el momento y repite la fórmula aprendida de su abuelo: pregúntale al personaje de un cuadro, en su idioma, ¿quién eres? Y te perseguirá

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  • jose juan
    02/06/2011 5:13 pm

    «Esa luz»
    Esa luz es cegadora, una semana ya desde que mi esposa me dejo y no entiendo que hago aun en el metro, mirando esa luz tan embriagante de paz, en lugar de buscarla, no me puedo mover, esa luz me tranquiliza, quiero ver porque la gente esta tan alborotada, seguramente algun idiota con falta de amor se tiro a las vias, te extraño!, aaah! esa luz es tan calida, ya no duele nada.

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  • Kabalcanty
    02/06/2011 5:38 pm

    Los sedujeron con palabras vacías, que atesoraban en el Banco Estatal de Referencias, totalmente en secreto, para parlamentar a través del final del túnel con el Responsable Máximo. Miles de personas, en su mayoría jóvenes, afluyeron en el túnel con un billete verde que publicitaba esperanza. Mediado el túnel, bajo luz cegadora que encandilaba, los mayoritariamente jóvenes comenzaban a decir «si» estúpidamente, sin interrogante de por medio. Al final del túnel, una luz imprecisa, cegadora e inconcreta, reducía a todos a resplandor que aguardaba la noche.

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  • Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: Esta bitácora convoca una vez más a su concurso mensual. Los interesados pueden comenzar observando esta imagen: Instrucciones: 1) Suponer que esta imagen ilustra una historia. 2) Imaginar cuál es esa historia: qué está ……

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  • De pronto mi sombra dejó de serlo, ahora brillaba, ahora sé por qué me seguían. Solo seguí corriendo.

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  • No identifiqué el lugar, el tunel se hacia cada vez más largo, mi respiración se entrecortaba y mi pulso taladraba mi pecho.
    Corrí con todas mis fuerzas, incluso las piernas me dolieron, pero el tunel seguia y seguia. La luz al final me daba fuerza, mi segundo aire comenzó y retomé la carrera por llegar al final, donde tu voz me insitaba también a llegar, de pronto unas voces detras de mí se dejaron escuchar y gente frente a mí pude observar, pero no eran amigos, me miraban escrupulosos, cáda uno de los ojos que me estudiaban me dejaba una herida en la piel, cada llaga sangraba a paso lento, pero eran demasiadas, y tu voz llamándome se antojaba imposible, lejana, y mis piernas apenas daban de sí, la sangre cubrió mi vestido azul, tu favorito.
    Decidí gritar tu nombre, para que vinieras por mi, pero mi grito fue mudo, y las miradas seguían y el tunel más largo aun. El terror me apresó al ver la luz desvanecerse y tu voz apenas era distinguible entre las otras y mi ahogada voz.
    La oscuridad cubrió todo de pronto, mi respiración se aceleró más, mi corazón se esforzó por latir tan rapido como le exigía mi terror y el sudor frío recorrió entera mi espalda desnuda. abrí los ojos y observé el techo, luego me dí la vuelta. La imágen de tu espalda me devolvió la calma.

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  • CULPABLE

    Si tan solo hubieras visto el fondo de tu mochila al llegar, aquello no hubiera sucedido…
    Si tan solo hubieras metido la mano un poco más abajo, hubieras encontrado la solución…
    Si tan solo hubieras volteado e intententar decirme «adios», yo te lo hubiera comentado en un grito…
    Pero finalmente te fuiste y jamás te pude decir aquello que ahora es motivo de esta gran trajedia…

    Pero finalmente fue mi error, yo la metí justo hasta el fondo de tu mochila roja…

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  • El Pasadizo
    La mitad de vida padeciendo esta enfermedad, esperando todos los días la llegada de mi muerte, aparentando resignación y tranquilidad, a las miradas y gestos de compasión.
    Llego aquella mañana del 04 de febrero, el pasadizo frio y fúnebre.
    Varios entrando como si nada, y otros regresando.
    Que ironía¡ La esperanza de regresar; aun sin saber, que nos espera al final de la luz.

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  • Sebastián
    03/06/2011 12:21 pm

    Las dudas que expresaron mis compañeros tenían fundamento. Mi fe se extinguió en el último mes. «No lo hará», dijo Hanif. Sin embargo, hoy, en la madrugada, me levanté, tomé la bomba en forma de maletín y me dirijí al metro. Estaba atestado cuando entré. Puse el maletín debajo de un asiento y salí.

    Esperaré a que los noticieros informen al grupo. Yo no quiero hablar con nadie.

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  • Huitzi Catalán|
    04/06/2011 12:15 am

    Una luz me ciega y esta vez no es la que presentan los estallidos de tu tiempo. Siempre es más mundano el resplandor del metro. Todavía creo que la luz no fue otra cosa que todos los pensamientos que te rondan y que aquella tarde no pude contrener, tal como lo comprobaron los paramédicos que, en camilla, me sacaron del anden de la estación Tacubaya. Los mismos que en la ambulancia no creyeron mi exégesis: «señores, no me metí nada, ni desmayé por golpe de calor; como la niña de Guatemala, sucede, todo lo que me pasa, es que no muero de frio, sino que muero de amor».

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  • Huitzi Catalán|
    04/06/2011 12:17 am

    Siguiendo la luz de los andenes, llegó a las vías. Aquí termina, no solo el texto.

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  • LA RESPUESTA

    Salí sin rumbo aparente, tratando de comprender lo sucedido, la perturbación de la noticia me había dejado muda, no sabía que pensar. Después de una hora de deambular por una ciudad ambigua, repleta de personas ordinarias, con proyecciones instantáneas de la vida cotidiana, no encontraba la respuesta. Me detuve en la parada de autobús, observe el movimiento de todos, como si no estuviera viviendo en ese preciso instante, la gente corría de un lado a otro, como si su vida dependiera de ello, cualquiera que estuviera a su lado pasaba desapercibido, los olores se mezclaban unos con otros, el bullicio de gente hablando se asemejaba a las abejas cuando llegan a su colmena, no se percibía el sonido de una sola persona. De pronto, un escalofrió que recorrió todo mi cuerpo, provoco centrar mi atención de un túnel que se encontraba a unos cuantos metros; el vociferar de la muchedumbre por un momento se detuvo, solo escuchaba el latir de mi corazón, en mi rostro sobresalían unos ojos brillantes, había encontrado la respuesta. De pronto, de manera paulatina, regreso todo a la normalidad.

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  • Aura

    Maldita sea, por qué en este preciso momento y no en otro, le recriminé a mi suerte. Sucede que la luz, en mi caso, es oscuridad. Antónimo burlón. Estigma y contraparte del concepto.
    -¿Te parece bien en la salida del metro Miguel Ángel de Quevedo ? -sonó su voz cantarina y mi vida reemprendió el vuelo. La cita esperada durante meses.
    Desperté a las 06:00 am; me gusta alinearme a los conceptos, pero la realidad es que no logré pegar ojo. Mientras tallaba mi cuerpo con jabón, ensayé poses y saludos. Una lista de temas a tratar se desplegaron en mi memoria: el último disco de U2, los ganadores en Cannes, etc. Con la ropa no me detuve mucho tiempo: la mezclilla, a ella le encanta eso del desenfado y la sencillez. Salí a encontrarme con Isabel, la mujer con ojos de lluvia. El reloj de la sala del apartamento marcó las 10:30 am al tiempo que cerré la puerta a mis espaldas.
    Tarareaba With or without you en el túnel de trasborde y apareció mi aura, ese aviso patético que en mi caso, semeja un protoplasma luminoso, un fantasma premonitorio. Los demás usuarios con desenfado le hicieron frente, los envidié de inmediato, -siempre me sucede- incluso he tomado como enfrenta que otros no vean la luz. Cuento con un minuto -más o menos- para poner pies y cuerpo en lo seguro. Esta vez utilicé los sesenta segundos para enviarle un mensaje a su celular: “Isabel, perdón, tengo dolor de cabeza, no iré. ¿Verdad que me disculparás?” Fueron treinta segundos para pensar en el contenido y otros veinte para teclearlo. Recorrí con la mirada el túnel; antes de lograr recostarme en el piso llegó la oscuridad. Seguro asusté a la gente con los espasmos. Siempre que abro los ojos y me topo con miradas extrañas y benevolentes me pongo violento, me caga; literalmente me meo y me cago.
    El reloj de la sala del apartamento marcaba las 14:22 pm cuando regresé. Aún no recordaba bien a qué había salido. El periodo de amnesia después de la crisis me duró tres horas; antes de meterme a bañar, descubrí que me habían robado el celular y la cartera.

    *Volví a colocarlo porque algunos guiones aparecieron como signo de interrogación.

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  • (lo vuelvo a postear porque me equivoqué en el último párrafo)

    SUERTE

    Nuestras almas transitan cientos de veces este limbo-sendero, hasta tener el suficiente valor de acercarce al final de un camino completamente bifurcado. Existen dos salidas:

    La primera opción te puede conducir directamente a la gloria permitiéndote nacer como un perro andaluz, un colibrí izquierdo, un mapache descuajaringado, un ramillete de verdolagas frescas para cocinar en chile verde, una zanahoria para hacer bonitos panquecitos en capacillos rojos o una venus atrapamoscas que se dedique sólo a saciar su ocio.

    Pero si eliges el camino equivocado corres el riesgo de nacer humano. Soportar el suplicio de tener que vivir, crecer (si bien te va) sin estrés, sin gasritis, sin migraña ni colitis, sin algún problema respiratorio o cáncer de piel mezclado con depresión. Podría ser que te toque un buen trabajo, una hermosa familia y pagar durante 30 años una cuota para poder adquirir una casa en donde apenas si te puedes mover, así pasando una y otra peripecia hasta que mueres dolorosa o rápidamente.

    Y aunque nadie ha regresado nunca para poder indicar el pasaje adecuado, te deseo de todo corazón que seas otra cosa, menos ser humano. Claro está, la clave es seguir la intuición y una contar con una pizca de buena suerte.

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  • Rolando Blas
    07/06/2011 9:28 am

    Después de llegar

    Todos los días era la misma rutina: caminar cuatro calles en línea recta, doblar a la derecha, atravesar el túnel y entrar en la casa de cantera rosa. Estando dentro venía otra rutina: dejar la mochila en el estante azul, quitarse los zapatos y caminar despacio, sin hacer ruido, sobre el piso de madera mal acomodado y a punto de ser completamente devorado por el comején. Después, lo que venía siempre era impredecible.

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  • Beatriz Cecilia
    07/06/2011 6:43 pm

    Ahí estás otra vez. Esta es la foto número 67 que me tomas. Yo siempre de ida y tú de regreso. Eres cada día más descarada, te veo, lo sabes, me ves, tomas la foto y sigo mi camino. A llegar a mi casa, dede hace muchos días, me juro no tomar el Metro a la misma hora pero, eres tan cínica, que lo hago sólo por ver hasta dónde eres capaz de acosarme.

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  • Liliana Carvajal Gutiérrez
    08/06/2011 9:55 pm

    Todos parecen saber de donde vienen y para donde van, yo camino dirigida por la arquitectura de una vida diseñada por algún otro. Mi rostro delata mi desconcierto, un día más no es suficiente para un amanecer más tranquilo, un año más no alcanza para acallar mis dudas, atravieso este túnel sin saber si me acerco o me alejo de la verdad.

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  • Albano Granados
    09/06/2011 7:01 pm

    Nunca pensé que la luz al final del túnel me trajera a este lugar.

    Y ahora ¿hacia dónde?

    Pinche ventilador no sirve…

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  • Perroviejo
    10/06/2011 7:15 pm

    Un dia cualquiera:
    Una consecucion de instantes cotidianos van hilando un dia cualquiera, al igual que mis pasos, a traves del pasillo del metro, van hilando mi camino. Asi que me siento en un banco del metro y observo a la gente que a su vez va hilando el camino de sus dias, y por un momento pienso, que me siento parte de una parte cualquiera de este mundo, que me siento unico en un unico momento y que mi vagon nunca volvera ha hacer el trayecto que lleva del ayer al hoy. Asi que si tuviera que definir la sensacion que siento en este preciso instante, podria decir que es como estar en la cresta de la ola del presente, esa ola que nos arrastra hacia el futuro, esa ola que nunca rompera del todo, esa ola que nos lleva y nunca nos traera, esa ola que nos empuja y nos obliga a levantarnos. Asi que me levanto y sigo hilando mis pasos al tic tac de las horas junto al resto de la gente y me pregunto…………….fue ese instante de reposo un suspiro en una noche en vela? no, tan solo fue un tunel, en el metro, un dia cualquiera.

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  • «Recaídas»

    Llegué al túnel después del trabajo, como todos los días, como ningún otro. Ese viernes había sido particularmente difícil. Salí de prisa, ansiosa por llegar a mi habitación, por tirarme a dormir durante todo el fin de semana.
    Ya en el túnel, aminoré el paso. Se me estaban acabando las fuerzas para continuar. Podría haber caído ahí mismo, agotada, derrotada, extinta.
    Entonces escuché un estruendo. Todos quedaron detenidos, congelados en el tiempo. Yo alcancé a ver cómo el túnel se abría y una sólida luz lo invadía todo. Una lágrima salió por la esquina de mi ojo izquierdo.
    Llegué a la oficina, como siempre, para siempre. No he vuelto a apartarme del monitor. De su cálida y tenue refulgencia.

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  • PenSpirit
    10/06/2011 9:52 pm

    “La Amada”
    “Dime que te gusta la estación” le pedía Mauricio a su acompañante. “Dime que recuerdas esas lámparas blancas” le rogaba con un último suspirar. “Dime que te acuerdas de don Luchito, el limpia lámparas” le susurraba locamente. “Dime que te gusta esta modernidad, ¡esta cristalidad de vida!” Caminaba, caminaba y… ¿caminaba? ¿O patinaba? ¡Patinaba en un recuerdo! “Tu pelo…” se dictaba “esta suavecito, tu caminar es el ritmo de mi permanente silencio, pero no puedo alimentarme de tus gestos, ¡tienes que hablar!” En una crisálida de intercomunicación como aquella estación, un hacinamiento humano de bullicio y vialidad peatonal el que recuerda se muere pero uno se muere si no recuerda. Don Luchito ya no existía, el arroyo ya no existía, la arboleda hace años había sido talada, los pájaros amarillos todos muertos, ¡el mundo más pequeño! Y Mauricio si permanecía pensando jamás se conectaría de nuevo con sus semejantes y no se intercomunicaría con los indiferentes. Tampoco era capaz de olvidar para siempre a su amada, ¡a la muerta! Así es, no se equivocaba, patinaba en una pista de recuerdos, aquella estación, fuera de un recuerdo era una realidad alternativa que su memoria recuperaba en pleno día. Caminaba, caminaba…patinaba, hablando y hablando mientras la globalizada humanidad le veía despreciativa al no tener el razón para hablar sin acompañante a menos que hablase por celular. El pasado no abriría la boca en otra era que no hubiese sido la suya pero Mauricio incapaz de escapar de la barrera de esa realidad platicaba con el reflejo de una figura femenina en el suelo. Los muertos y su amada seguían avanzando dentro de ese reflejo igual que un espejo que mostraba el mundito paralelo que ya estaba enterrado bajo las botas de la civilización aplastándole mientras no paraba en su desarrollo y apogeo.

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  • Qué calor. La ciudad agoniza lentamente bajo los aplastantes rayos solares. Esa agonía me oprime el pecho y aún cansado bajo las largas y oscuras escaleras de la entrada al transporte subterráneo. En pocos segundos mi mirada se aclara y distingo el caudal de personas que entran y salen como si el tiempo se acabara. Tantos y tantas cual hormiguero azuzado por la vara de un travieso niño. El viento agitado por los vagones del tren golpea mi rostro percibiendo tristemente el olor de las llantas y los frenos, y la calidez del aire enviciado por falta de ventilas. Resignado camino por uno de los accesos hacia el andén que me conduce a casa. Allá adelante veo a Pedro, de gorra negra y morral a la espalda, compañero de trabajo por bastantes años que ahora considero mi amigo. Intento gritarle pero me distrae un ventilador que arroja aire fresco a chapuzones y me detengo por un momento para disfrutar de esta agradable sensación. El dolor de mi pecho se incrementa y me obliga a ponerme de rodillas. Veo la casa de los abuelos rodeada por un bello jardín bajo la sombra de un árbol frondoso y copa alta. Mi mirada regresa a Pedro, le grito que cuide a mi familia pero estoy seguro que solo lo imagine. La penumbra nubla mi mirada y percibo lo frío del suelo. No pienso levantarme. Qué calor.

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  • Y cuando por fin sucedió, el accidente definitivo no fue televisado. Catorce testigos afirmaron presenciar el momento en que la luz se reveló contra el presente. Tras una existencia entera sometida a la instantaneidad y el recuerdo, la tarde del pasado 11 de junio en el metro Tacuba, la luz finalmente se quedó en su lugar.

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  • silvia romero
    13/06/2011 10:31 am

    Los días son siempre los mismos días, los pasos, son copias de mis pasos, una y otra vez. La rutina va descascarándome… no sé como llego, pero hacia allá voy, inconsciente y ciega, sorda, insensible. La luz no es lo esperado ni lo diario. La luz me abre los sentidos, miro a mi alrededor, me reencuentro con quien soy, más allá de los modos repetidos. Atravieso la luz y vuelvo a ser anónima.

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  • El viajero del tiempo era, en realidad, un viajero de la luz. Se retorcía en el piso a carcajadas cuando miraba nuestros aparatos cronológicos. Todo para él, desde el más rústico reloj solar hasta el empolvado Big Ben, pasando por cada campana, manecilla, cuerda, engrane, calendario, agenda y cuenta de sistemas sexagenarios era para él un gigantesco cuento. Portaba el mismo viajero uno de pulsera y sonreía cada que lo miraba, divertido al encontrar un segundero en forma de mariposa que daba vueltas interminables hasta «el fin de los tiempos». Le platicaba, entonces, a su diminuta compañera alada que daba vueltas y vueltas que, en realidad, nada medían todos estos artilugios, porque todo lo que sucede lo hace en la luz y en ningún otro lado. Después de un brinco luminoso al que nadie puso atención en el túnel, el viajero se fue a otro tiempo, o a otra sombra, tal vez.

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  • Tania Ruíz
    14/06/2011 4:20 pm

    EN PAZ
    -La policía dejó de buscarla hace un mes. Cerraron el caso, su historia está archivada en una caja guardada dentro de una polvorosa bodega -. Le dije al desconocido que esperaba la salida del próximo tren.
    -Lo siento señora -me respondió.
    Sólo eso, no dijo nada más, me sostuvo la mirada unos segundos, dió media vuelta y corrió.
    Disparé tres veces, una de las balas le atravesó el corazón.
    Él se llevó a mi hija, lo reconocí por la camisa azul cielo, era la misma que usó aquel día. Se puede ver en esta foto, la policía no la aceptó como prueba porque el hombre está de espaldas y mi hija no se puede ver.
    Pero era él. Lo sé.

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  • Reduced, Reused & Recycled

    Un día, a cualquier hora, nos toca caminar hacia la luz al final del túnel, con esperanza unos, otros con fé, con incertidumbre la mayoría; tarde o temprano volveremos a recorrer el mismo camino, pero en sentido contrario, listos para un nuevo ciclo de vida.

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  • Wittgenstein
    14/06/2011 7:23 pm

    Es interminable… en lugar de llamarle el «tunel de la ciencia» deberían llamarle el «tunel del tiempo». Ahí murió Rodrigo ante la mirada de la gente, y es que tardaron en llegar los paramédicos más de 40 minutos. Literalmente siguió la luz al final del tunel, sólo alcanzó a decirme que veía resplandores de luz y que unas personas le llamaban. Yo le dije pues no vayas cabrón, aquí quédate pero, como siempre, no me hizo caso. Lo peor fue tener que explicarle a Rosa, quien ahora insiste en montar un altar con una veladora. Ya le expliqué que para cuando terminemos de salir de ese pinche hoyo ya se habrá apagado el fuego, como a otros se les extingue la vida.

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  • CAMINO AL CIELO

    El Padre Juan me había dicho que era muy probable que cuando llegara mi hora, iba a ver una luz brillante al final de un túnel. Me aseguró que como yo era muy joven, iba a ir al cielo. Esto que veo no nada tiene que ver con lo que imaginé.

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    CURARSE O MORIR EN EL INTENTO

    ¿Alguien me explica cómo hace un claustrofóbico para ir a terapia si su doctor se mudó justo del otro lado del túnel?

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  • Es mi trabajo. Y me gusta.
    Dirán que soy aburrido, dirán que soy repetitivo, dirán que soy monótono, pero es lo que hago, es lo que sé hacer, es para lo que nací, es lo que hice toda mi vida y es lo que voy a hacer hasta el día que finalmente muera, que, espero, no sea pronto. Dirán que es fácil, que cualquiera puede hacerlo. Y yo les digo, están equivocados. No es fácil, y si bien parece que hago lo mismo una y otra vez, nunca es lo mismo. Cada ida y cada vuelta nunca son iguales, siempre hay pequeñas y casi imperceptibles diferencias, pero yo sé distinguirlas, y puedo asegurar que no hay dos iguales.
    Lo que más me gusta de mi trabajo es que conozco mucha gente, incesantemente. Hay caras que me son familiares, hay rostros que solo son eso, rostros, que pasan una vez y que nunca vuelvo a ver. A veces son muchos, multitudes caminando en un mismo sentido, multitudes que al final del día convergen para ir en el sentido opuesto.
    Hay épocas del año en donde me siento un Dios, en donde puedo ver que la gente me adora, donde algunos hasta se detienen para sentirme, para mirarme con los ojos cerrados, con sus rostros brillantes. Y hay épocas del año en donde me toca descansar, donde descanso, donde sé que la sola idea de llevar a cabo mis tareas, sin importar el grado de excelencia de éstas, espantaría a más de uno.
    Lo único que no me gusta de mi trabajo es que no tengo decisión alguna sobre mis tareas. No decido cuando empiezo, ni cuando termino, ni cuanta fuerza tengo que usar, ni en cuál es el día que me toca descansar, ni cuál es el día en que tengo que volver a empezar.
    Siempre fui de espíritu libre, independiente, y un tonto soñador. Soñaba con el día en que finalmente pudiera tomar mis propias decisiones, el día en donde pudiera trabajar a mi gusto, con la fuerza y ganas que yo quiero, durante los días que yo elija, y con la gente que yo quisiera.
    Durante años traté de lograr esto, sin éxito. Durante años hice un esfuerzo literalmente inhumano para independizarme. Hasta que, un día, un frio día de invierno, donde los transeúntes pasaban ignorando mi presencia, donde yo no era más que un feo adorno en un feo techo de un feo pasillo, logré empezar a trabajar solo, y fue todo lo que siempre había soñado y más. Pude ir para un lado, quedarme, volver, mirar para la izquierda, mirar para la derecha, y usar la fuerza que yo quería y no lo que algún estúpido ser en mono azul me imponía. Pude ver las caras de la gente, pude ver que volvían a saber que yo estaba, que estaba haciendo mi trabajo, que estaba cumpliendo con mis tareas estoicamente.
    Recuerdo de ese día es un técnico con el mono clásico de mantenimiento, mirándome, perplejo, rascándose la cabeza nerviosamente. Recuerdo que tomó su Handy, y, sin mucho preámbulo, pronunció las siguientes palabras:
    “Central, acá Ramírez. Fijate que alguien debe haber prendido el ventilador del pasillo 4, y con este frio la gente nos va a putear.”
    “Ramírez, acá central. La llave está abajo, no debería estar funcionando. Algo debe estar roto. Llamá a Galíndez y llévenlo a mantenimiento.”
    “Copiado central, en 5 lo bajamos.”
    Ahí me di cuenta de mi error, aunque era tarde. En mi mundo la independencia es una utopía, pensé amargamente.
    Y ese fue mi último pensamiento.

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  • (¿Se puede participar con varios textos? Si así fuere, acá dejo otro:)

    APRETADOS COMO VACAS

    Nadie lo sabía pero Calil vivía feliz en el túnel peatonal.
    Los transeúntes odiaban pasar por este lugar, los podías escuchar murmurar sobre el mal olor, el calor agobiante, la falta de oxígeno y era común que algún indignado reclamara por la falta de espacio para transitar. Pero para Calil todo esto era favorable.
    Le resultaba más fácil meter la mano en el bolsillo ajeno cuando la muchedumbre pasaba protestando.

    Responder
  • Fernando García
    15/06/2011 6:35 pm

    Todos los días a las 6:43 en los pasillos de una estación de trenes se enciende una luz blanca y cegadora. Qué raro.

    Responder
  • Fernando García
    15/06/2011 6:43 pm

    —¡Parece un ángel! -dijo la señora con ternura, quien no entendía que frente a ella había un rostro blanco, cuya mirada afilada podría arrebatarla de todas las cosas tiernas del mundo.

    Responder
  • Moisés Regner Ramírez
    16/06/2011 9:43 pm

    Como todas las mañanas atravesaba el túnel que me lleva a otra estación del metro de la ciudad. Todo ocurría con normalidad, era un martes común igual a todos esos pinches días que imaginas escapar de tu rutina.. Que piensas solamente en que hubiera pasado si hubieras cambiado en ese momento… Ese dia en el que la dejaste escapar, que no decidiste pelear por eso que te dolía, pero que sin embargo te hacia alcanzar el cielo cada que te venias en sus nalgas… Esas nalgas perfectas esculpidas por ángeles, que no dejabas de admirar cuando yacía dormida a un costado tuyo… Mientras allá afuera se escuchaba el estruendo de un dia cualquiera; así como este que hoy estas viviendo y pensando en que hubiera pasado… Si no te hubiera dejado ir.

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  • Fue un encuentro casual, desde que ella murió Miguel sólo podía verla en sus sueños y nunca quería despertar para estar sin ella. Sin embargo aquella vez Miguel la encontró caminando en sentido contrario por el oscuro túnel, no lo podía creer, intercambiaron miradas como la primera vez en que se vieron, y él se aseguró de que era ella, un poco más joven, un poco más fría, un poco más bella. Al final del túnel apareció la luz y sus manos se entrelazaron desvaneciéndose en la claridad.

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  • Nadie podía verme, así por muchos años; no obstante, un día, a lo mejor por desconfiaza, la gente comenzó a abrir más los ojos y se les pusieron agudos. Hoy ya no sé cómo se es estrella con alma de mortal, ni cómo deambular entre mis hermanos de carne, sin que, en los días de altas mareas solares, distingan mis enérgicas fulguraciones.

    Y de qué me preocupo…, mientras sigan culpando a esa herida en la capa de ozono…

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  • Modelo mental

    Esta visión de gente que va o viene y luz intensa dentro de un túnel siempre me lleva a lo mismo: terrorismo, muerte, gases tóxicos, explosivos, sacrificio…

    ¡Carajo, vaya si soy predecible! Mejor dejo de pensar las mismas estupideces de todos los días y me apuro, o voy a llegar tarde al trabajo otra vez.

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  • gerardo rivera
    18/06/2011 4:51 pm

    Sonámbulo Taciturno.
    Manifiesto mi visión de la vida, un sendero donde veo a mis camaradas y desconocidos. El pasaje parece tenebroso, angosto e incluso incierto. Paso tras paso, me envuelvo entre la impersonalidad, la indiferencia de los transeúntes, mas no dejo de pensar y recordar mis amores. Mi andanza se torna cada vez menos lúgubre, más cálida cual paraíso perdido. Luces a mi alrededor, sonrisas llenas de vida ilustran el paradójico escenario que transito.
    Soy aquello, un alma pasajera guiada por sus pasiones; sentimientos claramente destructivos. No por devastar lo bueno que hay en mí. Esto es, porque mis pasiones derrumban hasta el mínimo esbozo de desdicha. Llámenlo locura, pero solamente provocaran mi compasión, no hay corazón que lo resista. Quiero decirte (a ti, lector) que busques en tu felicidad, en aquello que te llena de vida y encontraras locura, entrega…pasión.
    MI travesía es invaluable, hermosa. Gracias a cada paso que doy, puedo entregar mi vida a mis amores, a mis pasiones. El camino tenebroso es -a su vez- elemento fundamental para cumplir mis deseos. No encuentro en él miedos ni tedio, sólo un camino de luces. Un sendero de paz.
    <<<>>>

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  • Jimena M. Vázquez
    18/06/2011 8:56 pm

    NOTICIA DE ÚLTIMA HORA.
    Explosión en el metro La Raza: los astrónomos no encuentran explicaciones.
    Esta mañana en un tramo del túnel de la ciencia, ante miles de miradas atónitas, hubo un Big Bang y surgió el cosmos.

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  • Moisés Regner Ramírez
    18/06/2011 9:37 pm

    Caminaba sobre el pasillo que me lleva a otra estación para transbordar y poder llegar a mi trabajo. Eran cerca de las 5:22, jamás había sentido esa sensación de estar pensando en alguien constantemente. Como si el pasado llegara después de mucho tiempo de ausencia y te agarrara a besos hasta hartarse, sin embargo, porque hoy jueves cuando el vagón empieza a agarrar velocidad, mi mente comienza a invocarte preguntandose… Porque te deje partir… Eran las 20:21 horas de un martes común, caminábamos sobre las baldosas del kiosco que esta ubicado a un costado de la iglesia donde te conocí, ese dia el viento jugaba con tu cabello largo mientras yo guardaba esa imagen en mi memoria. Como olvidarlo, como olvidar que olvidaste, y que ese dia nos perdimos en un manto de oscuridad hasta la recamara de un hotel. Ahí apartados de cualquier ruido, solo el silencio jugaba con nuestro secreto, y tu yacías en la cama recostada mientras tu mano me invitaba a postrarme al lado tuyo. No puedo describir ese momento (porque si lo hago me censuran como la ultima vez)… Pero lo único que diré es… Como me encantaba mirarte desnuda, recostada en mi pecho, con tus ojos cerrados y ese rostro que emanaba paz, que parecía observarme debajo de esos parpados maquillados levemente… Demonios!!. como me gustaba admirarte. Mi mente aun seguía pensando en ti aunque estaba frente a la puerta de salida del metro. Nuestra historia fue simple, inolvidable como todas las demás. Solo que… Esta tenía ese toque de pasión que rara vez encuentras. Cada que nos veíamos terminábamos cansados en el cuarto de algún hotel, y como siempre al final… Admiraba tu rostro y casualmente en esas ocasiones de algún modo sabia que no te quedarías a mi lado, pero mientras disfrutaba admirar esa tersa piel, suave melancólica y pálida. Llegue a mi oficina ese dia con muchas cosas en la cabeza, tu entre todas ellas, tu simple, tu introvertida, tu tan pasional, tu peleadora social convulsiva, tu amante de la naturaleza, tu muerta… Encontrada esa noche ultrajada en un gran charco de sangre en ese pasillo que me lleva a transbordar, y por donde paso a diario para llegar a mi trabajo.

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  • Abrí los ojos, la intensa luz me cegó. -Salí tan de repente- me dije, pero no fue decisión mía las cosas tenían que ser así –me hubiera gustado haberme despedido de todos ante de partir- murmuré, pero estas esto no se puede retrasar, cuando hay que hacer el viaje se hace y no se pregunta más. Caminé, mis pasos hacían eco en las paredes de aquel túnel, el frío pronto invadió mi cuerpo y mis pensamientos se congelaron; medite sobre todo lo que viví en esta ciudad: la buena comida, la familia, los amigos que conseguí, el auto nuevo, el perro que rescaté; hoy todo es un simple recuerdo. Es inútil recordar el pasado pero lo llevare conmigo en mi viaje. Mientras seguía avanzando pude ver como pasaban corriendo dos guardias de seguridad. Seguí caminando hacia aquella luz pasando los dedos suavemente por la baranda. Me detuve al pie de la escalera para mirar atrás, pude ver un paramédico que ponía una sábana blanca sobre mi cuerpo. Es el adiós.

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  • Es la rutina de todos los días.
    Mientras unos van a trabajar,a estudiar, etc; otros regresan.
    Van y vienen sin cesar como los días.
    La luz semeja a la vida,el movimiento es la vida.
    Sostenes hay para los humanos como los pisos y escaleras que pisamos a cada momento.

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  • 823, 000 desplazados en un término de 465 horas. 145, 377 desinfectados. En revisión: 587, 020. Estatus desconocido: La mayoría de la población. Son pocos los que llegan todavía. Algunos lloran, otros se aburren, otros ladran. Malditos zombies, tienen el país hecho una mierda.

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  • Así te recuerdo todavía, con la mirada perdida en el infinito y caminando por la costumbre de hacerlo, en aquel encuentro fortuito que acabaría en un segundo y que no supe aprovechar.
    Ahora soy yo quién camina sin rumbo buscando que aparezcas al final del tunel. Tal vez ahora podría detenerte, hablarte, invitarte a comer, decir que te amo, que no quiero perderte, que necesito caminar contigo, que me duele el olvido.
    Tal vez.

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  • Así te recuerdo todavía, con la mirada perdida en el infinito y caminando por la costumbre de hacerlo, en aquel encuentro fortuito que acabaría en un segundo y que no supe aprovechar.
    Ahora soy yo quién camina sin rumbo buscando que aparezcas al final del tunel. Tal vez ahora podría detenerte, hablarte, invitarte a comer, decir que te amo, que no quiero perderte, que necesito caminar contigo, que me duele el olvido.
    Tal vez.

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  • Fulgor

    Seguían su camino sin distraerse siquiera.
    Nadie se animaba a verla directamente; sin embargo, todos en algún momento fueron víctimas de su presencia: cerraron los ojos.

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  • Omar Miranda
    21/06/2011 3:36 pm

    «Como los posos del café»
    Fueron 24 años, atragantados, vanos, conmigo prisionero en el delirio de una mente enferma; de una amante enferma de mí tanto como enfermo camino, todavía, alejándome de ella. La amé dos días; el resto, los 8.754 menos dos, los pasé convenciéndome de que lo más conveniente para mí era abondonarla, así como lo hice, sin decirle nada. No me importa su dolor ni mi estatus indeleble de cobarde. Soy libre. He llegado a la última estación, por fin. 20 minutos de viaje en tranvía hasta mi destino final: olvidarla, para siempre olvidarla, como arrancarle de tajo una flor al futuro. 8.754 días menos dos, atragantados, vanos, de minucioso y literal desamor, condensados en la siguiente parada. Mi mente enferma, de la cual debo confesar fui voluntario recluso, hoy, derramará su locura sobre las vías en el dibujo impresionista de mis sesos.

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  • Solo podía observar a las personas caminando, metidas en su propio mundo, sin voltear a ver a nadie, al parecer siguiendo la rutina; Jamás había pasado por ahí, ¿por qué no tomé el autobús a casa?, estaba tan arrepentida, nunca había visto a la personas como ahora, siempre fui tan distante, ahora solo esperaba que alguien que cruzaba por el mismo túnel que yo, volteara y viera en mi rostro lo mucho que estaba sufriendo temerosa por no saber que pasaría, eran tantas cosas en mi cabeza; Si tan sólo me hubiera tardado unos cuantos minutos en el salón no estaría aquí, quizás esto me pasaba por haber sido mala hija y no haber ayudado a lavar el auto de papá. Los señores que iban a mis espaladas solo decían que me fuera derecho que no volteara a ver a nadie, ni se me ocurriera gritar, podía arrepentirme. Pasó el tren, personas subiendo y bajando; los hombres solo me empujaron, para mi sorpresa vi a una mujer levantándose con un modo muy característico, no podía creerlo era mi hermosa madre, quería gritarle, correr hacía ella, ella se detuvo un momento pero volteo al lado equivocado y bajo del tren; no pensé que fuera la última vez que la vería.

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  • Y COLORÍN COLORADO ESTA MUERTE SE HA PROLONGADO .
    Eso fue lo primero que vi antes de morir .
    Mi reloj marcó cinco minutos transcurridos …
    Después de pellizcarme el brazo derecho desperté y volví a dormir en aquella fría cama de concreto.

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  • Martha perdió a su hijo hace 15 años en una manifestación que salió mal, a la que la invitaron sin que ella supiera bien de qué se trataba. Se le zafó de la mano izquierda a la hora de los macanazos de los granaderos, se le escurrió como entre sueños, y en la mano derecha sólo le quedó la torta de acarreada y un bolso barato de mujer con ilusiones.

    Durante meses le suplicó a Dios, a La Virgen y a San Ministerio Público por una noticia de su hijo, aunque estuviera muerto.

    -Pero ni Dios ni La Virgen me respondieron-me dijo hace años -Y para el MP mi hijo estaba desaparecido: ni vivo ni muerto.

    Siguiendo el impulso de tener un final, en Agosto de 2008 Martha comenzó a escribir historias en las que se despedía del niño. «El dolor punzante se convirtió en un tintineo parecido al consuelo» publicó el mes pasado en Facebook «y todo gracias a escribirme a mí misma unas cuantas mentiras».

    Sin embargo el tintineo se volcó en campanadas a principios de este mes cuando vio en Internet, en un concurso menor, la fotografía del interior de una estación.

    -Es él- me dijo
    -¿cuál?
    -el muchacho de la izquierda
    -pero, Martha, esa foto está muy borrosa, podría ser cualquier muchacho
    -es él, tú confía en mí

    Reconocí la estación y nos pusimos a buscarlo, a esperarlo. Nada. Hasta ahora seguimos esperando, atentos, y no aparece. Y mientras escribo esto sigo pensando que no aparecerá. A veces la observo de reojo y, sin voltear a verme, sólo me repite «es él, tú confía en mí». No le contesto porque la quiero pero no puedo evitar el eco de sus palabras de hace años: «ni vivo ni muerto».

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  • Jova Nevarez
    21/06/2011 9:03 pm

    Era verano, uno demasiado caluroso y yo estaba caminando por ese túnel de mi ciudad natal, aquellas luces provocaban en mis ojos un poco de lucidez, era difícil pensar en las cosas importantes en aquel momento. Miraba sólo a las personas pasar, me entretenía observar a cada una en sus asuntos; madres con sus hijos, regañándolos o muy hundidas en su pensamientos mientras ellos, sólo caminaban en espera de un poco de intensión, ancianos esperando el día en que cesarán sus dolores en cada parte de su cuerpo, hombres apurados, en fin tantas historias que contar de sus vidas.
    Yo sólo esperaba poder llegar a mi destino, a él a quien yo deseaba ver, estar y poder abrazarlo con toda mi fuerza. Me consumía la ansiedad que el tren haya tenido algún problema, tantas cosas creaba mi paranoica mente que no soporte más, miraba el túnel y quería salir de allí ahora mismo. Sin embargo, fui paciente…

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  • Belldandy (Mónica Orozco)
    21/06/2011 9:09 pm

    Algunas personas son «normales» y otras simplemente no era su día.
    Me encontraba esperando la parada del tren, y como siempre, en Guadalajara, millones de personas pegándose una con otra.
    Son 7 pesos, dijo el guardia con una voz algo molesta.
    Cómo es posible que el pinche gobierno no piense en el precio del transporte público. Estaba nublado aquel día de Junio, aunque es muy raro que no llueva, igual, no le di importancia. El aire era sofocante pero sin previo aviso un joven sale corriendo rápidamente sin ninguna razón, ¿acaso robo algo?
    ARRIBA LAS MANOS – escuche a lo lejos unos gritos de desesperación.
    me dirigí lentamente al lugar de los hechos, escondido detrás de un poste viejo.
    TE MATARÉ DESGRACIADA!
    En ese instante reconocí a la chica, era Anett, la chica que amo de mi clase. Me sentía desesperado y con miedo, quiero ir a su rescate pero arriesgo mi vida, pero mi vida sin Anett no vale nada.
    Corrí sin pensar las consecuencias, mi objetivo era claro, el maldito ladrón, mientras corría, la multitud gritaba y en un abrir y cerrar de ojos, puse el puño y golpee la cara del desgraciado ladrón. DÉJALA grite desesperadamente.
    El ladrón se limpia la sangre de su rostro, inesperadamente sostuvo mi playera y fijamente mirándome con desprecio, me arrojo a las tubos de fierro de la estación casi cayendo el ventilador que se encontraba arriba de mí. Me levante aunque estaba muy adolorido me empeñe a golpearlo hasta matarlo pero toma a Anett de rehén. Saca de su chaqueta una pistola y lo coloca en la cabeza de Anett.
    Temía por ella no quiero que muera, pero mis piernas no se movían y mostraba un rostro de pánico ¿que acaso la policía lo ayuda?
    Veía las lágrimas de Anett cayendo sobre su hermoso rostro, no resistía más no poder salvarla…. En en suelo vi una piedra, lo suficiente para darle un buen golpe en el brazo, me agache rápidamente y sin pensarlo arroje la piedra que dio directamente a su ojo, corrí para quitarle la pistola de su mano, estábamos forcejeando, pero el ladrón era demasiado fuerte y la pistola ya apuntaba a mi estomago ….. moriré. Cuando se escucha el sonido del disparo cerré mis ojos…………………
    …………………………………………………………………………………….
    Por un milagro, abrí nuevamente mis ojos, sólo vi muchísima sangre , veía borroso por mis lágrimas. Me las limpie y veo a Anett tirada en el suelo junto a mis piernas en cuclillas .
    Tome su cabello lleno de sangre… porqué tuvo que ser ella, en qué momento pasó! … El ladrón había escapado. Me costó trabajo acostarme a su lado y abrazarla.
    Tome su mano, la voltee y le di un beso en la frente. Ella ¡despertó! me dio tanta alegría; pero, ¿de quién es esa sangre?
    Roberto……….. Te estás desangrando, escuche de su cálida voz de Anett.
    Vi mi pecho, tenía dos disparos directo al estomago, sin darme cuenta estaba en agonía, Anett yo te amo…………………

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  • Solo podía observar a las personas caminando, metidas en su propio mundo, sin voltear a ver a nadie, al parecer siguiendo la rutina; Jamás había pasado por ahí, ¿por qué no tomé el autobús a casa?, estaba tan arrepentida, nunca había visto a la personas como ahora, siempre fui tan distante, ahora solo esperaba que alguien que cruzaba por el mismo túnel que yo, volteara y viera en mi rostro lo mucho que estaba sufriendo temerosa por no saber que pasaría, eran tantas cosas en mi cabeza; Si tan sólo me hubiera tardado unos cuantos minutos en el salón no estaría aquí, quizás esto me pasaba por haber sido mala hija y no haber ayudado a lavar el auto de papá. Los señores que iban a mis espaladas solo decían que me fuera derecho que no volteara a ver a nadie, ni se me ocurriera gritar, podía arrepentirme. Pasó el tren, personas subiendo y bajando; los hombres solo me empujaron, para mi sorpresa vi a una mujer levantándose con un modo muy característico, no podía creerlo era mi hermosa madre, quería gritarle, correr hacía ella, ella se detuvo un momento pero volteo al lado equivocado y bajo del tren; no pensé que fuera la última vez que la vería.

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  • Versión 2.1

    Te vi pasar una vez más, al igual que ayer, que antier y que cada día desde que salió la versión 2.1, como todas las veces, una música y efectos especiales te acompañaban.
    El mundo subterráneo se volvió tu reto, cada vez que llegabas a él lo hacías con una mochila en la espalda y vestido con tu característico traje de Luis. Siempre era igual, en cuanto caías al túnel, seres distintos a ti te consumían de formas insospechadas, combatías con toda la fuerza de tu naturaleza, pero nada podías hacer y al instante perdías todas las vidas que te fueron dadas al inicio.
    Ese día fue diferente, lograste avanzar hasta el punto de ganar mil estrellas, mismas que iluminaron por completo el túnel, logrando finalmente romper tu propio récord. Miles de colores se deslizaron por tu mirada hasta que del altavoz oíste: «próxima estación, Juanacatlán», y seguiste caminando, como todos los días, rumbo al trabajo.

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  • Solo podía observar a las personas caminando, metidas en su propio mundo, sin voltear a ver a nadie, al parecer siguiendo la rutina; Jamás había pasado por ahí, ¿por qué no tomé el autobús a casa?, estaba tan arrepentida, nunca había visto a la personas como ahora, siempre fui tan distante, ahora solo esperaba que alguien que cruzaba por el mismo túnel que yo, volteara y viera en mi rostro lo mucho que estaba sufriendo temerosa por no saber qué pasaría, eran tantas cosas en mi cabeza; Si tan sólo me hubiera tardado unos cuantos minutos en el salón no estaría aquí, quizás esto me pasaba por haber sido mala hija y no haber ayudado a lavar el auto de papá. Los señores que iban a mis espaladas solo decían que me fuera derecho que no volteara a ver a nadie, ni se me ocurriera gritar, podía arrepentirme Pasó el tren, personas subiendo y bajando; los hombres solo me empujaron, para mi sorpresa vi a una mujer levantándose con un modo muy característico, no podía creerlo era mi hermosa madre, quería gritarle, correr hacía ella, ella se detuvo un momento pero volteo al lado equivocado y bajo del tren; no pensé que fuera la última vez que la vería.

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  • Desde que se descubrió que nuestro universo forma parte de un organismo más grande aún no definido (el cual dicen los científicos que seguramente forma parte de algo más grande aún) he decidido aprovechar mejor mi tiempo viajando para ver todo lo que pueda, porque todo lo que conocemos fácilmente podría ser destruído en cualquier instan

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  • octavio ruiz charre
    22/06/2011 2:31 pm

    Deslumbrante
    Octavio Ruiz Charre
    La luz intensa pasaba entre las rejillas y los vidrios , su choque contra la superficie no parecía incomodar a los caminantes del pasillo , el de la izquierda cavilaba en su poca claridad para resolver sus problemas, el de la derecha deslumbrado por unas bellas nalgas mantenía el paso detrás de un sueño inalcanzable, alguien pensó caminar hacia la luz para vivir iluminado aunque se ciegue en el intento.
    La pareja había bajado hacia la otra dimensión sin darse cuenta mientras recorrían el brillante lugar y se acercaban al principio de todo, esa ventana del observador , en busca de su autor del habitante.
    De éste lado intentaba recomponer la estructura ,revalorar los números , buscar las escalas ,reconstruir la iluminación y calmar esa deslumbrante cascada de rayos divinos que a nadie importaban, Tantos esfuerzos por una pinche sobreexposición.

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  • Dana Cuevas
    22/06/2011 3:37 pm

    La nota fue hallada en una bóveda del tiempo, por exploradores en el planeta Tierra, en el año 2666:
    «Siempre vimos en películas y se dijo que todo ocurriría en los Estados Unidos, por ser el país más poderoso del mundo. Lo cierto es que la invasión comenzó en el metro Auditorio de la Ciudad de México. No hubo manera de detenerlos, los extraterrestres, como sí habíamos previsto, venían con afán destructor. Guardamos esta cápsula en espera del resurgimiento de la vida en nuestro planeta. 22 de junio de 2011».

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  • Jova Nevarez
    22/06/2011 3:58 pm

    Era verano, uno demasiado caluroso y yo estaba caminando por ese túnel de mi ciudad natal, aquellas luces provocaban en mis ojos un poco de lucidez, era difícil pensar en las cosas importantes en aquel momento. Miraba sólo a las personas pasar, me entretenía observar a cada una en sus asuntos; madres con sus hijos, regañándolos o muy hundidas en su pensamientos mientras ellos, sólo caminaban en espera de un poco de intensión, ancianos esperando el día en que cesarán sus dolores en cada parte de su cuerpo, hombres apurados, en fin tantas historias que contar de sus vidas.
    Yo sólo esperaba poder llegar a mi destino, a él a quien yo deseaba ver, estar y poder abrazarlo con toda mi fuerza. Me consumía la ansiedad que el tren haya tenido algún problema, tantas cosas creaba mi paranoica mente que no soporte más, miraba el túnel y quería salir de allí ahora mismo. Sin embargo, fui paciente…

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  • Krystal (Karla Orozco)
    22/06/2011 4:09 pm

    Estoy en aquel atardecer, con mis brazos cruzados, sentado en la parada del tren ligero, decepcionado de la mi vida; mi hija de tan solo 8 años como le puede pasar esto a mi princesa, pienso en mi mente con mis lagrimas recorriendo mi rostro… ella tiene cáncer y yo sin un centavo para que procedieran sus quimioterapias, el gobierno el otro día me desalojo de mi negocio, los hijos de puta dicen que México tendrá trabajo, !puras mentiras, ami me lo quitaron y sin compasión de que mi hija me necesita! empece a gritar silenciosamente golpeando la silla de la parada…
    Pasaba en tren y yo sin importancia, no quería subir, !quien carajo contrataría un anciano de 56 años!, aunque tenia que ir a al centro de la ciudad hacer el esfuerzo por mi pequeña princesa…
    el ventilador gira, refresca mi cara, aunque yo no tenia ganas de golpear a alguien o robar …. un momento…. !claro! no hay otra manera, si es por mi hija, empiezo a robar en este mismo instante. Mire fijamente una pareja con facha de dinero,espere en momento preciso para robar la cartera o mínimo un celular, llego el momento me les acerque, le solté el golpe al joven y callo, la mujer esta histérica, nomas me gritaba : ¡Bastardo!…. yo estoy sordo, solo buscaba que me diera su dinero, le grite: ¡Dame todo tu dinero!… pero después sentí un frió, vi a la izquierda y una pequeña niña asustada perdía el control, se dirigía directo a las vías del tren y se escucho el tren acercase, corrí de inmediato, solo pensé que si no hacia algo, aquella niña moriría por mi culpa…
    extendí mi brazo para sostener su mano, la pequeña perdió en control callo directo a la vías el tren y en ese momento escucho la velocidad del tren, sostuve su mano, me alegre por un instante, le salve la vida, pero al darme cuenta que solo tenia su mano y su brazo…. capto de inmediato que su cuerpo se lo llevo el tren……
    el dolor en mi corazón no lo aguante, tenia su brazo ensangrentado… ¡nomas su brazo!, no pude salvar a nadie ni a mi hija, ni a la pequeña que murió a mi causa de desesperación….

    Responder
  • Unos se acercan sin miedo y sin pena a la luz que les hace creer les indica la salida, lo que no saben que es el camino a la gloria con la que serán premiados por haber vivido en este mundo terrenal sin haber hecho nada malo, haciendo el bien a los demás, quizás hasta sin vivir, nadie puede ser completamente bueno, pocos los que merecen ver la luz al final del túnel.

    Otros regresan-pocos-los que aún no les tocaba, cuando la hora final no estaba marcada para ellos. retornan sin saber nada de lo que vieron, solo recordar la luz que les señalaba el camino de regreso.

    Camino de muchos ires y pocos venires, la vida y la muerte reflejada en un túnel.

    Responder
  • Nystagmus
    22/06/2011 9:29 pm

    Números asesinos.

    -Uno, dos, tres, cuarto…- cuento las lozas del piso en la estación, camino apresurado.
    -Cinco seis, siete, ocho…- las personas que me han mirado de manera extraña, distante y hasta un poco asustada, como si tuviera alguna especie de enfermedad contagiosa.
    -nueve y diez- son las veces que el policía me ha preguntado “¿qué estoy tramando?” durante el mes.
    Regreso a casa, revuelvo un poco mis cajones y encuentro lo que buscaba…si, esto es perfecto, si; regreso a la estación.
    El ventilador en aquel pasillo concurrido del metro me alienta más y más; es lo correcto, si.
    -Uno, dos tres cuatro…- cráneos destrozados con mi arma de fuego.
    -cinco, seis, siete, ocho…- veo las miradas aterradas huir de mí.
    -nueve y diez- noveno el policía por sospechar de mí y el décimo yo, para completar la cuenta perfecta.

    Responder
  • Gabriel B.
    23/06/2011 4:06 am

    EN EL TÚNEL

    Lo último que Ignacio recordaba era que le estaba mirando el culo a la azafata. Azafata que se encontraba ahora, a unos metros delante de él, caminando, como los demás, hacia esa blanquísima luz al final del túnel. Dudó en sumarse al grupo, hubiera preferido dirigirse hacia aquel resquicio, casi a oscuras, detrás de ellos, donde aún se veían los restos humeantes del avión; pero él nunca fue de ir a contracorriente. Además, aquel soberbio culo era como la promesa de otro cielo.

    Cuando los caminantes se hubieron adentrado lo suficiente en la luz como para sentirse consustanciados con ella, se volvió oscuridad, y donde antes pisaban firme, reinó el abismo. Por suerte, a Ignacio tal evento lo tomó con capacidad de respuesta e hizo la lúgubre caída jubilosamente aferrado al culo de la azafata.

    Responder
  • Jenyshaman
    23/06/2011 8:12 pm

    Adiós Carol

    No sabía que hacer no podía verte, todos pasaban sin mirarme por ese oscuro pasillo. Paso una hora, dos horas, tres horas y no había señal de ti, ¿que se supone que haría ahora? ¿Acaso todo lo que había planeado para ese momento tan especial habría sido en vano? no importa cuánto me tardé sé que estas aquí y sé que te encontrare. De repente pude verte, tan hermosa como siempre, tu cabello brillaba como el día en que te conocí. Justo antes de que me miraras jale el gatillo, por un instante la multitud corría y gritaba mientras tu caías lentamente al suelo. Jamás debiste dejarme Carol, mi Carol, apenas termine de decir las últimas palabras cuando terminaron de ponerme la camisa de fuerza mientras gritaban: Lo encontramos, al fin lo encontramos.

    Responder
  • Transcurrían aproximadamente las doce del medio día, el momento esperado estaba muy cerca ya. La gente transitaba como en un día cualquiera, al menos eso yo podía percibir. Quizás ellos también pensaron lo mismo de mí, o simplemente nada pasó por sus mentes al verme. Sin embargo, en mi interior la emoción me embargaba, mis pasos sin ser muy acelerados en su curso, me conducían hacia ese encuentro, hacía esa instancia mágica que había anhelado y deseado desde mucho tiempo atrás. Mi corazón palpitaba de manera inusual, es decir, mis latidos eran cada vez más incesantes, mis pensamientos, aunque diversos, apuntaban hacia un mismo objetivo. El tiempo de espera estaba a punto de llegar a su fin.
    No, no era un día como cualquier otro en el que te conduces hacía los vagones del metro para trasladarte a un destino cualquiera. Este día, al momento de abrirse los vagones, la persona más querida y amada por mí saldría de uno de ellos para estrecharla entre mis brazos y nunca más volver a separarnos. Tras casi ocho años de ausencia, de no tener contacto físico, por fin el reencuentro entre mi madre y yo se volvería una realidad.

    Responder
  • Esteban Dido
    25/06/2011 12:46 pm

    El viajero del tiempo

    Los mexicanos siempre fuimos buenos para hacer cosas ingeniosas con pocos recursos . Comenzamos con los puentes: En mis recuerdos infantiles, estos iban de día festivo a día festivo y los disfrutábamos muchísimo. Después vinieron los túneles: Nos iniciamos con los narcotúneles en la frontera pero los túneles que construimos actualmente son de alguna manera como los puentes de mis recuerdos infantiles y nos permiten ahora, una vez construidos, ir de cualquier fecha a cualquier fecha que se nos antoje.

    Los mexicanos siempre hemos sido conocidos también por ser los paladines del desmadre.

    Responder
  • ¿De veras crees que hay otra vida al final de esta?
    -Bueno, esta escrito ¿no? al final del tunel, una vida mucho mejor que esta, solo para los elegidos.
    -Patrañas, solo quieren tenernos controlados, yo aquí me quedo.
    -¿Estas seguro?
    -Si
    -Bien, entonces es el adios, buena suerte.
    -…
    Apenas avanza un poco más, se encuentra de frente con el ovulo.

    Responder
  • El Señor Ruiz
    26/06/2011 8:15 am

    El risueño ruiseñor del señor Ruiz

    Todos los días a primera hora, en el túnel del subterráneo aparecía el amable señor Ruiz vestido impecablemente y correctamente peinado, corriendo al trabajo, saludando a todos y llevando en una jaula a un ruiseñor cuyo canto semejaba una alegre risa. ¡Qué risueño es el ruiseñor del señor Ruiz!, todos gritaban al verlo. Los hombres lo admiraban, las mujeres lo querían y los niños reían porque el grito parecía un trabalenguas: ¡Qué risueño es el ruiseñor del señor Ruiz!.

    Los días se suceden y sucede que un día un niño pequeño se confunde y grita en ese túnel: ¡Qué risueño es el señor Ruiz del ruiseñor!… Todos ríen, pero…

    A partir del día siguiente aparecerá todos los días a primera hora en ese túnel, un ruiseñor enfundado en un traje mal arreglado, con las plumas de la cabeza en completo desorden corriendo y alateando de manera incontrolable y llevando en un ala, en una jaula, al señor Ruiz. Los hombres le temen, las señoras le huyen corriendo, los niños lloran y el señor Ruiz se aferra a los barrotes y grita y grita advertencias que nadie puede escuchar pues lo único que se oye son las carcajadas del ruiseñor que son tan macabras que hacen doler hasta los huesos de los que por desgracia se encuentren cerca.

    Responder
  • Buenas noches. Se me pasó dejar el mensaje de cierre de este concurso el día 25, así que participarán en él todos los textos que se hayan dejado hasta este momento. Los resultados aparecerán en breve. Gracias y saludos a todos.

    Responder
  • Buenas noches. He aquí los resultados del concurso de minificciones de este mes.

    Obtienen el premio los cuentos «En el túnel» de Gabriel B, por su juego irreverente con una idea muy popular sobre la muerte y la otra vida, y «El risueño ruiseñor del señor Ruiz» de El Señor Ruiz, por lo extraño y atrayente de su personaje central.

    Reciben menciones «Noticia de última hora» de Jimena M Vázquez, el cuento sin título de :O, «Suerte» de Fémina Sanguinaria y el cuento sin título de Ahuizotl.

    Muchas felicidades a los ganadores y gracias a todos los participantes. En pocos días aparecerá la convocatoria al siguiente concurso. Saludos y suerte…

    Responder
  • […] de minificciones de este mes.       Obtienen el premio los cuentos “En el túnel” de Gabriel B, por su juego irreverente con una idea muy popular sobre la muerte y la otra vida, y […]

    Responder
  • El Señor Ruiz
    27/06/2011 8:22 am

    ¡Muchas gracias Alberto!
    En cuanto encuentre la forma de salir de esta jaula celebraré el premio
    Felicidades a los ganadores, a las menciones y a todos los participantes en general. De mi parte y de parte del risueño ruiseñor 😀

    Responder
  • ¡Muchas gracias, Alberto! Siempre es un placer prenderse en tu propuesta. Felicitaciones a todos los participantes, en especial a El Señor Ruiz, me ha encantado lo original y desconcertante de tu cuento.

    Saludos.

    Responder
  • El Señor Ruiz
    27/06/2011 7:21 pm

    Gracias Gabriel y Felicidades. Nada más que salga de la jaula y te busco para que me presentes a la azafata de tu cuento 😀

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  • El Risueño Ruiseñor (dueño ahora y para siempre del señor Ruiz)
    28/06/2011 8:13 am

    Gabriel:
    El señor Ruiz ya no saldrá jamás de la jaula por más que agite los barrotes y los haga sonar con su platito de agua. Mucho menos por escribir que yo «alAteo». Yo no «alateo», en todo caso: «alEteo». Aduce que es un error debido a la velocidad con que tecleaba pues lo hizo con prisa para que el cuento estuviera ahí antes de que apareciera el mensaje de Alberto indicando que se terminaba el plazo pero YO NO admito pretextos y como aquí ahora mando YO, pues….¡Jamás saldrá! muahahahahahahahaha

    Responder
  • Risueño Ruiseñor,

    No hay derecho de que no deje salir al Señor Ruiz; y menos por algo tan insignificante como una vocal. Espero que al menos esté alimentándolo bien y le pague lecciones de canto. No hay nada más triste que ver a un hombre mecerse en el columpio de una jaula sin saber cantar.

    Saludos.

    Responder
  • El risueño ruiseñor
    30/06/2011 10:02 pm

    Estimado Gabriel:

    Alimento al señor Ruiz con vocales, como castigo, ya que son solamente cinco variedades y una que otra consonante. siempre de tipo diferente, como premio cuando deja de hacer ruido en los barrotes. Él insiste en las visitas a la jaula por parte de la azafata de tu cuento pero de momento se lo tengo terminantemente prohibido 😀

    ¡Saludos!

    Responder

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