Concurso

Concurso #64

Esta bitácora convoca una vez más a su concurso mensual. Los interesados pueden comenzar observando esta imagen:

Instrucciones:
1) Suponer que esta imagen ilustra una historia.
2) Imaginar cuál es esa historia: qué está pasando allí, qué momento se anuncia, por qué, quiénes están presentes, qué hacen. No se trata de explicar la imagen, ni de escribirle un pie de foto, sino de tomarla como punto de partida para imaginar una historia propia.
3) Escribir la historia, en forma de cuento brevísimo (minificción), en los comentarios de esta misma nota.

El o los textos ganadores recibirán un trofeo virtual y serán seleccionados considerando la opinión de quienes decidan opinar. La fecha límite para participar es el 24 de febrero.

Quedan invitados…

72 comentarios. Dejar nuevo

  • […] This post was mentioned on Twitter by Alberto Chimal, Círculo Lectura Roma. Círculo Lectura Roma said: Concurso #64: Esta bitácora convoca una vez más a su concurso mensual. Los interesados pueden comenzar observand… http://bit.ly/hQMobP […]

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  • La fiesta ha terminado.
    Todo quedó limpio,no hay bebidas que consumir ni caño que utilizar.
    No hubo peleas ni destrozos, todo queda en orden hasta la próxima ocasión.

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  • Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: Esta bitácora convoca una vez más a su concurso mensual. Los interesados pueden comenzar observando esta imagen: Instrucciones: 1) Suponer que esta imagen ilustra una historia. 2) Imaginar cuál es esa historia: qué está ……

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  • Solía asomarme desde mis edades inocentes a ver como el abuelo vendía en esa vieja hielera. Ahora, que llegó el refri nuevo y el pecado y la palabra «malo» ya no me hacen ver tan inocente, sólo la mirada inquietante y castigadora del abuelo acompaña al viejo artilugio.

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  • Susana me decía .- ellos saben todo de ti, lo que sueñas, lo que comes, lo que deseas…lo que tomas-. Están en todos lados, ellos te observan y te clasifican, y así sabrán que venderte la próxima temporada. Yo no le creí hasta apenas ayer.

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  • Wittgenstein
    01/02/2011 6:21 pm

    MIRO TU ROSTRO

    Miro tu rostro en todas partes, miro tu rostro ahora mismo con su lunar en la mejila y el cabello que cae sobre tu ojo…

    Detengo mis ideas, el teléfono suena, contesto, sigo mirando tu rostro a través de la ventana y no eres tú quien deja salir su voz…

    — Buey, ya llegó la banda y sólo nos falta la puta hielera. Si no quieres venir a la fiesta no vengas pero trae la puta hielera ¡no mames cabrón! Ya son las seis.

    De todas las veces que miré tu rostro, ésta es la más tangible, tus lágrimas caen como en aquella mañana que tomaste tus cosas y justo comprendí que habían dejado de ser también mías, tu silueta se pierde, tu voz se aleja y ahora escucho otras voces.

    –Pendejo, sé que estás ahí. Quedaste muy formal con la puta hielera y por tus mamadas tenemosn que enfriar las chelas en la cubeta con la que le echan agua al baño aquí en el taller del pinche Toño, creo que hasta mierda tiene esta madre.

    El sol se ocultará y dejaré de mirar tu rostro con mis ojos. No pienso moverme de aquí.

    –Buey, te voy a pasar a la Chofi, ya me dijo que está puestisima pendejo, ahí tu sabes si dejar escapar a este bizcochicho ¡Dí algo pendejo! Te la paso…

    Miro tu rostro y con él las historias que compartimos…

    –Mau, soy Chofi y tengo muchas ganas de verte…

    Empieza a oscurecer, miro tu rostro, no quiero hacer otra cosa…

    –Mau, ¿estás ahí?

    Oscurece, miro tu rostro. Se desvanece pero me aferro. Miro tu rostro…

    –Mau…

    Ahora la oscuridad y con ella mi corazón muerto de frío, como si estuviese en una hielera.

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  • Susan Rodca
    01/02/2011 9:07 pm

    El amanecer había llegado; el sol estaba tan irradiante que me trajo a la realidad de inmediato y ahí, sola en mi habitación me dispuse a observar la belleza de la vida… pero nada pasó, ya que quedé atrapada en las banalidades de nuestra existencia.

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  • Cada vez más solo, más débil, con sueño. Los párpados se me cierran y no puedo mover los brazos, como si no los tuviera.

    Te fuiste corriendo, sin decir nada. Ni siquiera volteaste para reírte de mí. De hecho, nunca te burlaste de mí, solamente me ignorabas.

    Por eso ahora que, cansado de tu indiferencia me atreví a mirarte a los ojos, a hablarte, a exigirte respeto, te quedaste muda, fría, rígida, haciendo un esfuerzo que, aunque trataste de disimular, evidenciaba que te costaba trabajo mantenerte en pie.

    Con lentitud, confieso que con miedo, saqué de entre las hierbas el machete que había escondido para terminar contigo, pero me fue imposible sostenerlo: pesaba tanto como tu mirada.

    No había terminado de caer, cuando tú ya estabas lanzándote por él, dejándome desconcertado y, al poco rato, diligentemente acomodado en trozos dentro de la nevera.

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  • El Vato Márquez
    03/02/2011 11:50 am

    PREGUNTAS

    ¿Cómo llegué aquí? Es tarde de sábado y tengo una resaca infernal, debería estar en casa, relajándome, bebiendo algo, y viendo fútbol, pero no, en lugar de eso estoy en una estúpida biblioteca, ¿cómo podría estar más jodido?, y todo por esta mujer, sólo a ella se le puede ocurrir algo así; sólo ella tiene el poder de sacarme de la cama, traerme a un lugar como este, y dejarme media hora esperando, pero ¿por qué?, ¿por qué carajos la sigo?, ¿por qué simplemente no le digo NO?, ¿por qué soy tan imbécil?, ¿por qué dejo que estas cosas me alteren tanto?, y otra cosa, ¿qué hace esa estúpida hielera ahí?, y lo verdaderamente importante, ¿tendrá algo bien frío que pueda beber? Tal vez sea hora de averiguarlo.

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  • MIRADA EXTRAVIADA
    Mirar hacia afuera fue el único consuelo que le quedó cuando se percató de que la casa nueva -sin atreverse a mirarle con los ojos que le había pintado, avergonzada de estar celosa de la vieja hielera- no iba a dejarle salir.

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  • Tim Orato
    03/02/2011 4:38 pm

    La chispa de la vida

    Cuando era niño me gustaba mucho la coca-cola, pero los adultos no me dejaban ir solo a la tienda a comprarla porque podía perderme, decían. Entonces yo siempre pedía que me acompañara mi tía Esperanza. Un buen día los adultos, intrigados, me preguntaron porqué siempre pedía que me acompañara la tía Esperanza. Yo les dije: «Es que en algún lugar leí que la Esperanza nunca debe perderse». Se rieron mucho y yo me encabroné. Ahora que veo a través de la ventana la hielera con ese pinche elixir negro me parece estar escuchando las carcajadas y hasta veo los ojos en el cristal los cuales me miran burlándose de mi inocencia.

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  • Valeria H.
    03/02/2011 8:19 pm

    Juego

    «El que aguante más sin parpadear, gana», dijo el hombre mientras miraba por la ventana, retador, los ojos que él mismo había pegado en la pared del patio. Así solía jugar para dar tiempo a que su «golosina» se enfriara en la hielera, que no contenía ni una Coca-Cola

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  • Perdiste el partido, a los niños y la iglesia. Gloria gritará, como cada vez que olvidas algo pero, ¿qué importa? todavía te quedan algunas horas de tele y tranquilidad para pasar la cruda.

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  • Cristina y David

    -Entonces no podemos salir –preguntó Cristina
    con una voz temblorosa.
    -No. Ya se los repetí muchas veces –contesto la mujer
    sentada en el sofá.
    -Pero queremos salir. El calor en insoportable
    aquí dentro. Déjenos salir para tomar un poco de aire.
    -Tengo órdenes estrictas para no dejarlos salir. La última
    vez que salieron por poco se ahogan.
    -Prometo que esta vez voy a cuidar bien a David. Sentimos
    mucho lo que sucedió la última vez.
    -No salen.

    Cristina supo que sería imposible convencer a Rita y dejó
    la sala donde ella se encontraba. Buscó a David en el cuarto
    contiguo a la cocina y lo encontró recostado sobre el piso,
    viendo el techo.

    -Rita no nos va a dejar salir.
    – ¿Por qué?
    -Dice que nos podemos ahogar.
    -¿Y si nos hubiésemos ahogado aquel día, nos daría permiso?
    -No David. Si nos hubiésemos ahogado no estaríamos
    platicando en este momento.
    -¿Por qué?
    -Porque ya no estaríamos aquí.
    -A dónde fuimos.
    -Estaríamos enterrados
    -¿En la tierra?
    -Sí David, en la tierra.
    -A mí me gusta la tierra. Mejor nos hubiéramos ahogado.
    -No. Ya no estaríamos vivos.
    -¿Dónde vivo?
    -¡David!
    -¿Dónde vivo?
    -En esta casa, con papá y mamá y conmigo. Pero eso no tiene
    nada que ver con lo que quiero decir.
    -¿Y si nos salimos por la ventana?.
    – No David, quizá Rita tenga razón. Quizá no sea buena idea.
    – ¿Sabes? Se me antoja una Coca.
    -A mí también, pero no podemos salir a comprar.
    – Hay que salirnos por la ventana. Rita no nos va a ver.
    -No David. Hay que obedecer.
    David se levantó del piso y se paró junto a Cristina.
    -¿Te acuerdas de esta foto?
    -Sí. Quiero una Coca.
    -Yo también pero no se nos va a hacer.

    David se quedó pensativo. Después de un rato, sus ojos
    brillaron ilusionados como si hubiese encontrado una
    solución a su problema. Y dirigiéndose a Cristina preguntó:

    -¿Y si nos metemos en la foto?

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  • Sales del hospital, y ves una ventana, quieres salir corriendo, pero no puedes: ahora estas en una maldita silla de ruedas, y quieres llorar al pensar en eso. De repente, alguien te empuja, volteas a ver quien esa personas tan solidaria, pero no hay nadie, y la silla se detiene; regresas tu vista al frente con descepción, y la silla avanza de nuevo, vuelves de nuevo tu cabeza, y miras que es un hombre, y te sonríe.
    – Que tal, Fede. ¿Como has estado – te pregunta.
    – Bien. ¿Quien es usted?
    – No importa. ¿Quieres una Coca?
    Dudas, pero despues respondes: – Si, claro.
    El hombre empuja tu silla, y salen del hospital, y justo afuera, ves un enorme contenedor de Coca-Cola, y te das cuenta, de que ya tienes demasiado tiempo sin tomar una de esas, o tal vez lo hisiste en tu largo sueño, mientras estabas inconsciente.

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  • Noel Sánchez
    05/02/2011 2:57 pm

    – ¿Qué es esto? Parece una ventana.
    – No es una ventana, es un libro normal.
    – No es normal… ¿Por qué tiene ojos?
    – No tiene ojos, ahí metes tus dedos para jugar con el libro.
    – ¿Y por qué tiene una hielera de Coca?
    – ¿Y tú por qué eres tan preguntón?
    – No lo sé, quizá porque soy un niño.
    – Da lo mismo la marca, si le das vuelta a la página la hielera está llena de Pepsis.
    – No me gustan las pepsis. ¿Puedo ir a jugar videojuegos?
    – Vete ya, para la próxima te compro un libro para niños.

    Cada vez que veo el libro me acuerdo de los problemas que tenía de niño con mi madre, ella tratando de convencerme que me convenian los libros y yo siempre buscando zafarme de de aquellos aburridos momentos. Yo no leo ni las instrucciones de mis juegos – le decía cada vez que me quería obligar a tomar un libro. Los libros que te compro no tiene letras, sólo imágenes – reprochaba ella al instante.
    Ahora que recuerdo aquellos días le agradezco el no haberme obligado de verdad a aprender a leer a los 4 años. Seguramente sería escritor en lugar de publicista.

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  • Denise Monti
    05/02/2011 11:23 pm

    Si creían que nadie los había visto, estaban equivocados.

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  • Ojos y más ojos

    No hay nada más terrible que un cíclope y su ojo, que un humano y sus dos ojos, que una mantis y sus tres ojos, que un pez espectro y sus cuatro ojos, que una araña y sus ocho ojos, que una pared con ojos, que una ventana con ojos, que un espejo con ojos, que esos ojos tuyos (en teoría muertos) observándome desde el interior de una hielera.

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  • Es el hombre más serio y tímido que he visto en mi vida. Tras esos anteojos color rojo, está la mirada impertinente de la hepatitis pasada. Avergonzado, cuadrado, de facciones duras y con una que otra lágrima que de repente deja escapar; el tono de su piel no revela una excelente salud. ¡Mira qué tan seco es! Parece mentira que en sus labios haya miel y droga…

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  • el fantasma

    miraba tras la ventana, como ella llevaba aquellas bolsas negras a aquel purpureo contenedor de basura.
    la sangre escurría confundiéndose con la mirada de odio que mostraba Mariana. mientras no quedaba mas que mirar como se desasía de mi cadáver.

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  • Nick Letter
    06/02/2011 5:22 pm

    —Acá está —dijo.
    —Si, ya sé —contestó—. Pero te pedí que lo llevaras afuera.
    —Siempre lo mismo.
    —Dale llevalo, no tengo todo el día.
    —¿Por qué siempre tengo que ser yo?.
    —Para eso te pago.
    —No me pagas.
    —Te pagaré.
    —No te creo.
    —Si sacás el cajón de coca al patio te doy diez pesos.
    —No te creo.
    —Bueno, te doy dos pesos.
    Callado, con los dos pesos en la mano rodeó el local y regresó. Por la ventana veía el cajón. Se sintió ridículo, como si de alguna manera esos dos pesos valían su desvalimiento.

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  • Flor de otoño
    07/02/2011 3:40 pm

    Antesala

    Mientras los minutos transcurren insoportablemente lentos, Isabel, con cubrebocas y lentes oscuros que le ocultan la mitad de los pómulos, espera ansiosa y observa de lejos a la chica de la recepción: debe tener unos veintiocho, quzá treinta años, no muy alta, cabello castaño, con un rostro lozano, sin manchas, casi perfecto. Ésta parece haber sentido el peso de una mirada fija y voltea de forma repentina. Isabel de inmediato desvía la dirección de su mirada dando un vistazo al lugar. Pisos impecablemente limpios y pulidos, una planta de hojas gigantes en una esquina y una ventana.
    A través de las persianas puede ver el edificio de enfrente y el patio desierto. De pronto su vista repara en una hielera y un recuerdo la perturba. Siente odio por las marcas famosas y las redes sociales. Se pregunta por qué visitó aquel sitio, por qué vió ese anuncio y por qué llamó.
    Al principio, el efecto de la Antigua Fórmula de los Mayas, fue maravilloso: piel radiante y jóven la conviertieron en la nueva sensación de la agencia. Pero al cabo del quinto mes empezó a adquirir ese aspecto verdoso, cada día que pasaba se asemejaba más a una máscara de jade.

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  • Silvia Artasánchez
    08/02/2011 3:57 pm

    Nunca entendí por qué

    Nunca entendí por qué, a pesar de que hacía más de 80 años los humanos que quedábamos en el planeta habíamos sido transformados en cyborgs, seguían produciendo algunas bebidas y alimentos de los tiempos pre-catástrofe climática.
    A pesar de la avanzadísima síntesis de partes orgánicas y mecánicas, a los equipos científicos no se les ocurrió dotarnos de sentido del gusto. Eso sí, nos dejaron la memoria del sabor de las cosas que disfrutábamos cuando éramos simples humanos. ¡Estúpidos, estúpidos científicos!
    Con mi aguda mirada biónica, sólo me queda mirar de lejos, y con nostalgia, La Chispa de la Vida…

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  • Susana Garduño
    08/02/2011 4:08 pm

    La parada

    No supo cómo encontró esa edificación que parecía tan disonante con el resto el entorno. En medio de aquella carretera abandonada, estaba esa tienda bien construida, limpia, casi minimalista, pero eso sí, con los productos y servicios exactos para ser considerada un mini súper incluso ahí, en medio del desierto, en el área de tan mala fama que muchos conocen como la zona del silencio.

    Sergio Mayette se bajó de un salto de su jeep haciendo alarde de su agilidad juvenil, y sin despeinarse uno solo de sus brillantes cabellos negros entró a grandes zancadas a la tienda que tan oportunamente había encontrado, aunque no sin sentir un escozor en la nuca al entrar, le pareció que el ojo en el vidrio lo miraba, pero el pensamiento ni siquiera alcanzó a tomar forma en su percepción, tan absurdo le parecía.

    Mientras sentía que el tiempo huía de su alcance, tomaba algunos comestibles para el camino, el refresco que eligieron las celebridades, las garnachas que dicen en la tele que debes comer más de una… todo eso pensando que no llegaría a la firma del contrato, a la sesión de fotos, a la cita con su ex…

    Miró fijamente el estante de los cigarros. Pensó en tomar una cajetilla de esos cigarros, de los rojos, pero un momento de reflexión lo detuvo. Quería dejarlos. Dicen que te quitan décadas de vida. Que lo dejes ahora, que después será demasiado tarde.

    Tomó los cigarros después de una pausa que le pareció muy larga.

    Caminó arrastrando los pies, cabello y barba blancos larguísimos, hombros encorvados. Llegó hasta la puerta de salida donde otro ojo lo atravesaba con su mirada helada. Pero ya no sentía preocupación ni prisa.

    Afuera todo seguía igual. Pero él ya no perseguía al tiempo. Ahora el tiempo venía tras de él.

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  • Como los más grandes amigos; de esos que se encuentran siempre en un mismo lugar. Inseparables, como si se necesitaran el uno al otro… y sí, así era.

    Joaquín sabía que sin élla, no valía; no podría comer, no trabajaría, no podría vivir, no sería nada. Todos los días, terminada la vendimia, la limpiaba cuidadosamente, cargaba en hombros y hasta arribar a casa, la casa de los dos.
    Ella resguardaba lo más preciado que Joaquín pudiera tener. Era la guardiana de sus bienes; su caja roja, la hielera que rescató de un vecino (después de unas monedas).

    Joaquín fue un improvisado vendedor de cócteles de frutas. Un día simplemente desapareció…
    Fueron las inclemencias de aquel día y la ayuda de un individuo del que no se sabe más; con su sombrilla en mano, dejó encargado su bien más preciado, su compañera. Había ido a cambiar la morralla del día. Aquél día, en que el destino tuvo a bien -o a mal- culminar esa amistad.

    Es así como todos recuerdan a Joaquín a la vez y cada que observan, con extrañeza, aquella caja roja. Yaciendo en el mismo sitio día y noche; no mide el tiempo ni concede memoria esperando el retorno de su afable compañero. Ahí está…

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  • […] This post was mentioned on Twitter by S., S.. S. said: Se agradecen comentarios a la historia de Silvia Artasánchez en https://www.lashistorias.com.mx/index.php/archivo/concurso-64/#comment-12212 […]

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  • Amilcar Osio
    10/02/2011 2:32 pm

    Solo podré mirarte una vez más de esta manera:
    Ojos de papel y estomago de cristal…
    Enviaste a la diabetes por mi escencia, confirmo que aquello que decian de tus malas pasadas era real.
    Solo aquellos inciscientes que «te siguen tomando» algún día sabran lo hoy escribo…

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  • Amilcar Osio
    10/02/2011 2:37 pm

    Vivo detrás de un cristal y solo te bebo por otro que no soy yo, me siento vacio y transparente…
    Esta soledad me esta matando, si no te tengo más pienso que es porque todo aquello en verdad terminó…

    R.P.I. 10/02/2011

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  • Amilcar Osio
    10/02/2011 2:47 pm

    No es que muera de amor
    muero de ti, dolor
    de ti dolor…
    Yo muero, el muere, Sabines murió.
    Y tu sigues mirando nuestra agonia…

    Responder
  • Cuando finalmente los monstruos dejaron al vigilante en la ventana. Pudieron comerse al resto de los niños…

    Responder
  • Cuando finalmente los monstruos dejaron al vigilante en la ventana, pudieron comerse al resto de los niños…

    Responder
  • jmae@uabcs.mx
    13/02/2011 4:36 pm

    Cero no ser.

    ¡Si mi negra tienes razón! Sólo somos lo que se percibe de nosotros, pero ¿Qué hay detrás de una mirada?…

    Responder
  • P es una de las criaturas que viven detrás del espejo. Un día de su infancia, como nos sucede a veces a todos sin importar de que lado del espejo vivamos, se dio cuenta de la existencia del otro lado. Otro día creyó hallar el modo de pasar del otro lado sin ser visto: camuflajeo su rostro ingeniosamente en la forma de un espejo y permaneció quietecito esperando, probando el éxito de su camuflaje. Pero ahí se quedó, ya no supo nada, nunca pasó nadie. P ha conjeturado mucho al respecto. Lo último que se le ocurrió, a decir del paisaje que soportó desde el otro lado del espejo, el suyo, o sea, el nuestro verdadero y no el otro, es que cayó en un espacio carente del tiempo actual donde «suceden» las cosas. A decir por las inequívocas marcas de tiempo que él encontró en dicha panorámica, su espejo da 2000 años hacia adelante de su posición actual, donde la gente muerta, ya desbordados los panteones, es guardada en su calle en ataúdes refrigerados que llevan su nombre.

    A veces se pregunta como serán los nombres de ese lado y si más personas se llaman coca-cola y si comparten el mismo ataúd.

    Responder
  • Un día en el sofá puede ser aburrido. Para el «Douglas» no lo fue. «¡Ay güey! Ya le salieron ojos a la pinche tele!» dijo el «Douglas». Y pues siguió perdido en su viaje deseando una buena Coca-cola casi congelada.

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  • J.M. Agúndez
    13/02/2011 8:05 pm

    Cero no ser.

    ¡Si mi negra tienes razón! Sólo somos lo que se percibe de nosotros, pero ¿Qué hay detrás de una mirada?…

    Responder
  • Me gusta mucho el cuento de Fernando.

    Responder
  • Susana Garduño
    16/02/2011 11:02 am

    Sí, realmente impresionante el cuento de Fernando.

    Responder
  • Diana Y. Jara
    17/02/2011 6:37 pm

    Otra vez, esos ojos que miran sin mirar
    Eso ya es rutina
    Por eso el dicho «Ojos que no ven corazón que no siente»

    Es la neblina la que no deja ver
    lo que lastima
    Es la verdad, la que se esconde
    detras de la pared
    ahuyentada por la mentira
    mientras tanto esos ojos
    Te estan viendo.

    Responder
  • MAR Y SOL
    17/02/2011 8:33 pm

    La última y nos vamos .
    Ayer volví a soñar con ella . Estaba en una burbúja de cristal , podia verla doble pero no tocarla ni una sola vez .
    Y es que más de sesentra y cuatro veces me han dicho : ¡Olvídala! y yo les digo pero como chingados voy a lograrlo si esta cabrona esta por todos lados a donde volteo .
    Hoy tampoco pude dejarla , quizás mañana si lo haga .
    ¡SALUD !.

    Responder
  • Blas Femo
    18/02/2011 7:23 am

    Doppelgänger
    Mientras miraba al patio vi cómo se formaba en el cristal: Primero aparecieron sus ojos. Poco a poco éstos fueron acercándose entre sí y bajando hasta estar a la altura de los míos. Inmediatamente se formó el rostro y después mi imagen completa: una copia perfecta de mi persona . Hubiera pensado que se trataba de mi reflejo en el cristal pero vi cómo se formó . Me encontraba absorto en mis pensamientos cuando intentó agredirme. Lo esquivé y me di cuenta que se trataba de mi doble fantasmagórico o doppelgänger . Sabía que, como cuenta la leyenda, uno de los dos debía morir. Me lancé instintivamente contra el cristal haciéndolo estallar en mil pedazos. Cuando recuperé el sentido me dirigí penosamente a tomar un refresco. No me refrescó en absoluto y no me sabía a nada. A mis espaldas escuché una carcajada. Volteé la cabeza y vi mi cuerpo en el suelo, en un charco de sangre y rodeado por infinidad de trozos de cristal, incorporándose. En ese momento supe que no había eliminado a mi doppelgänger…

    Responder
  • La chispa de la vida.

    Antes de irse, le pareció ver en la ventana los ojos de su esposa.
    Debo estar enloqueciendo, pensó.
    -No, no puede ser. Los ojos me los he comido y el cuerpo en pedazos se encuentra en la hielera, debajo de las cocas- dijo.
    Se quedó parado un par de minutos observando la ventana. Nada.
    -Por cierto, no me caería mal otro refresco -salió de nuevo al patio.
    Al abrir la hielera, vio la cabeza que parecía gritarle entre los hielos.
    -Por eso me comí tus ojos. ¡Odio tu mirada! – cerró la puerta de golpe.
    Destapó la coca y se la tomó toda de una buena vez.
    – Aaaah, la chispa de la vida.

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  • La puerta siguió con la mirada aquella pareja que se separaba. El hombre cruzó esa puerta quedándose triste de verlo alejarse por última vez. Su dueña quedó sola y abandonada como el patio humedecido por las lágrimas que derramó tras una incomprensible discusión. Le quedó el corazón helado como el de la hielera, a la espera de satisfacer a quien se acerque a ella a probar su interior.

    Responder
  • edrei villegas
    21/02/2011 10:07 pm

    Y con este último suspiro su alma se desprende de su cuerpo. El asesino es bastante creativo y todos lo saben, le gusta jugar con la mente de las personas. Deben concentrarse en buscar a la joven en los lugares más bizarros. Lamentablemente ellos saben que cualquier desdichado ser que cae en manos de éste, jamás lo devuelve con vida. Es parte de su juego.
    y en aquél solitario callejón el asesino depositó los restos de la joven, en una hielera color carmín que resaltaba en medio de tan triste y grisáceo escenario. Él ya había analizado el lugar con anticipación. Ése lugar especial debe tener cada uno de los detalles que le encantan y que solo una persona con mente lo suficientemente analítica podría notarlas.
    Él se esmera en los ángulos visuales. si observas correctamente desde el lugar indicado podrás notar la cruz que se forma con objetos insignificantes delante de la desdichada hielera.
    Ella sigue esperando y él está ansioso de que alguien adivine su acertijo. Así son las reglas del juego. La afortunada persona que se dé cuenta será su siguiente víctima.

    Responder
  • Totraika Mime
    22/02/2011 2:50 am

    I
    Inicio de nuevo mis apuntes.

    II
    Hace unos días tuve un sueño relacionado con vampiros-demonio que lograban encontrar a sus presas a traves de glándulas receptoras de calor, por lo que, la presa si deseaba escabullirse debería colocar agua de por medio, hielo, o algún tipo de líquido frío para aislar el calor proveniente de su cuerpo y la percepción de calor del vampiro-demonio, en última instancia durante el sueño entre mis escapadas termine en una guarida demonio que me garantizo tranquilidad y confianza e incluso conocer algunos secretos no revelados.

    III
    Ya no me gusta la coca cola.

    Responder
  • Fernanda Ponce
    22/02/2011 5:13 pm

    Lamentablemente, los únicos espectadores del crimen son ese rostro conformado por el vitral y la hielera abandonada por la victima y esa persona que vio todo, oculto bajo una mesa.
    Están desesperados por contar la verdad, algo que no pueden hacer ya que ambos carecen del mas preciado medio de expresión. Esta ausencia les es frustrante; realmente quieren gritar la terrorífica historia que fueron obligados a presenciar por las circunstancias.
    ¡Que triste para ambos!… quieren hablar, decir, ¡gritar la verdad!, pero al Rostro le falta boca y a la Persona le falta valor.

    Responder
  • PÓSTERS
    Cuando al señor R. le dio pereza el paisaje (la misma ventana de siempre, el patio sin niños, las cocas sin abrir) rascó desde abajo de la pared, desprendió la escena como si fuera un póster y la hizo bolita entre sus manos. Luego se sentó a mirar el muro gris y descarapelado que quedó tras su acción, mientras alguien se hartaba del paisaje (un hombre hastiado, sentado, mirando un muro descarapelado) y rasacaba desde abajo de la pared, desprendía la escena como si fuera un póster y la hacía bolita entre sus manos …

    Responder
  • …siempre dicen que los ojos son las ventanas del alma. ¿Será verdad que solo a través de su mirada podemos conocer las verdaderas intenciones de alguien? Yo creo que no es verdad. Yo más bien creo que los ojos son el filtro para lo que cada quien ve. Yo, por ejemplo, no puedo ver nada. ¿A quien diablos se le ocurre pegar un poster setentero de una hielera de Coca-Cola en la ventana de una casa?

    ¿Que pasa cuando en realidad las ventanas son mis ojos?

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  • CRIMENCRIMEN

    ¿Cómo logró la bella asistente de Ilucens esas coartadas? Por lo demás todo apunta a que fue ella.
    Registrando de nuevo la casa del Gran Ilusens, el detective se topa con la ventana que da al patio. Unos ojos rotulados en el cristal cobran sentido; apuntan a la hielera que se usó en las funciones al aire libre. ¿Una pista que le dejó el dueño?
    El detective destapa la hielera. Otro detective destapa el fondo que es otra tapa en otro lado, el que da a otro patio. Tarda en enfriarse la sorpresa, después, fuego cruzado de miradas cómplices.

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  • Yo tenía un maestro que se echaba sus Cocas en plena clase de «Valores» y decía que el hombre era la llave y la mujer la cerradura. Lo afirmaba de una manera tan seria, que todos quedábamos totalmente convencidos de sus palabras. Muy dentro del subconsciente de cada quién, esa aseveración evidentemente se prestaba a malas interpretaciones. En fin, para no hacerles el cuento largo, en la ventana del salón 43 a las niñas les había dado por decorar el interior del mismo con motivo de los 20 años de la publicación de «1984» de George Orwell. Nadie había leído el libro en su totalidad, pero eso de poner unos ojos con franjas rojas nos parecía de lo más intelectual y de izquierda. Pinches prepos, ¿qué íbamos a entender de la vida, de la política, del sexo? Absolutamente nada. El maestro tenía tanta adicción a la Coca Cola que mandó poner una hielera alusiva en medio del patio de la preparatoria. Cuando era fin de mes nos invitaba a todos una Coca bien fría y así soñábamos que éramos los más cultos, que dominábamos la ideología de Orwell y que efectivamente el hombre era la llave y la mujer la cerradura.

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  • Coca Cola, Orwell y la hielera

    Yo tenía un maestro que se echaba sus Cocas en plena clase de “Valores” y decía que el hombre era la llave y la mujer la cerradura. Lo afirmaba de una manera tan seria, que todos quedábamos totalmente convencidos de sus palabras. Muy dentro del subconsciente de cada quién, esa aseveración evidentemente se prestaba a malas interpretaciones. En fin, para no hacerles el cuento largo, en la ventana del salón 43 a las niñas les había dado por decorar el interior del mismo con motivo de los 20 años de la publicación de “1984? de George Orwell. Nadie había leído el libro en su totalidad, pero eso de poner unos ojos con franjas rojas nos parecía de lo más intelectual y de izquierda. Pinches prepos, ¿qué íbamos a entender de la vida, de la política, del sexo? Absolutamente nada. El maestro tenía tanta adicción a la Coca Cola que mandó poner una hielera alusiva en medio del patio de la preparatoria. Cuando era fin de mes nos invitaba a todos una Coca bien fría y así soñábamos que éramos los más cultos, que dominábamos la ideología de Orwell y que efectivamente el hombre era la llave y la mujer la cerradura.

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  • María Fernanda Durand Hernández
    23/02/2011 10:05 pm

    Abro la hielera y voy tomando uno a uno los cadáveres por el cuello para acomodarlos entre el hielo. Me hace sonreír el tacto de mi piel sobre sus cuerpos tiesos.
    Al terminar mi trabajo admiro el cuadro frente a mi: Los cuellos yacen erguidos, las cabezas chocan unas contra otras,
    la piel brilla ya por el hielo que se ha derretido y ahora resbala enfriando a todos por igual.
    ¿Qué haría sin este hielo? Nadie compra si no están fríos; después de todo, ¿a quién le gusta una Coca-Cola caliente?

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  • María Fernanda Durand Hernández
    23/02/2011 10:06 pm

    Entre Hielos

    Abro la hielera y voy tomando uno a uno los cadáveres por el cuello para acomodarlos entre el hielo. Me hace sonreír el tacto de mi piel sobre sus cuerpos tiesos.
    Al terminar mi trabajo admiro el cuadro frente a mi: Los cuellos yacen erguidos, las cabezas chocan unas contra otras,
    la piel brilla ya por el hielo que se ha derretido y ahora resbala enfriando a todos por igual.
    ¿Qué haría sin este hielo? Nadie compra si no están fríos; después de todo, ¿a quién le gusta una Coca-Cola caliente?

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  • Mar y Mar
    24/02/2011 2:27 am

    La semilla

    Hace un rato resbaló una maceta, como hace años lo hizo él.

    Mi tío Joaquín tenía una obsesión con las semillas. Se pasaba horas en el jardín admirado del crecimiento de sus plantas. -Este es el verdadero propósito de la vida!- decía -¡Reproducirse! ¡Crear vida!- exclamaba, como tocado por la mano de dios. No soportaba que la misma vida le negara la oportunidad de tener descendencia. Claro, la culpa la tenía su mujer y no dejaba de acusarla por frustrarle su misión en la vida.

    Nunca antes tomé en cuenta que la decoración de la ventana eran semillas. Hace mucho que, creyendo en la capacidad premonitoria de mi tío, me sonreía al pensar que había dibujado un par de ojos que lo observarían siempre -¡¿Quien verá por mi cuando yo esté viejo?!- gritaba el muy loco, y no he dejado de asociar ambas cosas desde entonces.

    Finalmente abandonó a mi tía para engendrar, en suelo fértil. Pienso que, aunque en el fondo no se lo esperaba, era lo que él hubiera querido, de darse cuenta de lo que hablaba.

    Al escuchar el golpe me asomé por la ventana para ver de qué se trataba. -Uuy, ya se rompió toda la maseta- la escuché decir desde arriba. A penas bajó recogió a la planta, no queriendo que le diera frío en las raíces, mi tía decidió plantarla en la jardinera, cerca de Joaquín.

    Me puse nostálgica de pronto y salí al patio -¿Nos echamos unas frías tía?- le dije, y ella me sonrió -Pus nos las echamos, mija, cómo no- Me gusta verla sonreír.

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  • Felipe Kadick
    24/02/2011 6:58 am

    Ya están aquí…

    Desde 1886 nos alimentaron con esa sustancia negra; Como jabugos a los que engordan con bellotas; Con el mismo fin: Que nuestra carne les resultara más apetitosa y por ende más fácil de digerir; Elaboraron la fórmula de dicha sustancia de tal manera que fuera deliciosa a nuestro paladar… adictiva… Así aseguraban que la consumiéramos pese a saber que era un veneno; Para colmo, la corporación mantuvo la fórmula en secreto para que no sospecháramos su finalidad al conocer los componentes; Ahora se alimentan de nuestra deliciosa carne aderezada por mucho tiempo con ese oscuro elixir que, después de años de ser consumido ya transita alegremente por nuestras venas combinado con nuestra hemoglobina y hasta con nuestros genes pasando de padres a hijos; Merced a ello nos huelen a kilómetros de distancia; No hay escapatoria posible; El momento ha llegado… Salen de entre las sombras para devorarnos vivos; Incluso se dan el lujo de marcar los lugares donde hay sobrevivientes, indicando la presencia de alimento para ellos en ese lugar por medio de unos misteriosos ojos que aparecen dibujados en puertas y ventanas. Ojos los cuales parecen mirarnos fijamente, como diciendo:
    «No importa cuánto corras… te alcanzaremos; No importa dónde te escondas… te encontraremos… Y si te suicidas no escaparás porque de todas maneras serás parte de nuestra dieta. Solamente, si acaso, sufrirás menos»

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  • Felipe K. Dick
    24/02/2011 7:50 am

    Atrapado en la Red

    En el principio fue Facebook que llegó para quedarse. Y se volvió plataforma de innumerables aplicaciones: Facebook Memorials pensado para los usuarios que fallecían; Facebook Deals para revolucionar las forma de vender de las empresas volviéndolas «más sociales»; Facebook Maps que muy pronto desplazó a la ya obsoleta Google Maps; Facebook Travels que nos indicaba, con innumerables ventajas, descuentos y promociones, los destinos que más nos convenían; Facebook Entertainment para el ocio y la diversión (incluía por supuesto las recién adquiridas «Facebook Farmville» y «Facebook Mafia Wars»); Facebook Trade llegó para indicarnos la forma en que se debía comerciar al mayoreo y aún al menudeo(«…Y nadie podía comprar ni vender, si no tenía la marca o el nombre del monstruo, o el número de su nombre…» ); Facebook Diet nos decía qué debíamos comer (y de alguna manera que no podíamos explicarnos Facebook Materializing nos proporcionaba tales satisfactores al hacer click a los respectivos iconos en la pantalla) ; Facebook Parking nos estacionaba el auto, etc.

    Hace unos días, cuando vi que existía Facebook Eternal Life no quise llenar la forma de inscripción (con más de mil millones de almas reclutadas y contando a velocidad de vértigo me negué, pues paranoico como soy siempre tuve mis dudas con respecto a los contratos con letras pequeñas).

    Justo hoy leyendo Facebook News me entero que SOLAMENTE pueden adquirirse productos a través de Facebook Trade. Cansado y sediento traté de conseguir (por medio de Facebook Diet por supuesto) una Coca-Cola pero como me negué a suscribirme a Facebook Eternal Life cuando trato de obtener la lata de Coca-Cola del icono de la hielera, para saciar mi sed, Facebook Materializing autómáticamente interpone una barrera bloqueadora con unos ojos dibujados. La barrera parece recordarme que Facebook lo vigila todo y que yo primero moriré de sed antes de poder trasponer ese obstáculo, claro, a menos que me suscriba ¿gratuitamente? a Facebook Eternal Life

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  • Mi consciencia es transparente y quiso comunicarse en un idioma universal por eso como boca lleva una coca cola.

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  • Lydia Jiménez
    24/02/2011 9:44 am

    No quedaban seres humanos, ahora la única observadora era la ventana, quien por cierto, se aburría mucho al observar, que de todo aquello sólo había quedado, un refrigerador, vacío, del imperialismo.

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  • El fisgón
    Nadie ve lo que siento. Lo que pude, o no, haber hecho para estar aquí. Mi vida ha sido apariencia, siempre. Lloro piezas de vidrio. Adentro de la hielera hay un fresco que relaja. Sé que tú observas desde tu sitio, a través de la ventana, únicamente a la hielera. Pero, ¿acaso nadie te observa a ti?

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  • Y el asesino contemplaba mis riñones por la ventana.

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  • Ricardo Ortega
    24/02/2011 11:56 am

    ESPERANZA
    Llevo días con los ojos hinchados y rojos. Por qué se cambiaron. Tenía el café entre las manos. Me acerqué a la ventana. Vi la hielera, allí, abandonada. Miré el reloj. Sí, ya era tarde. Deberían estar allí. Boté el café. Salí. Bajé las escaleras. Salté. Corrí. Miré desde la acera del frente. Miré a los lados. No era sueño. Por qué se cambiaron. Caminé lento, sin atención. Al cruzar la calle un carro pitó. Me acerqué a la hielera. Nada, fondo blanco, manchas de óxido. Fuck. Lancé un golpe al aire. Pinche cobarde. Por qué. Por qué se cambiaron. Pegados a la ventana, dejo los ojos. Pero sé que jamás la volveré a ver.

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  • Hugo Enrique Vázquez
    24/02/2011 12:08 pm

    ¿Era esa la última coca cola del desierto… edificio? Difícil saberlo sin echar un vistazo al interior de la nevera. Ese relicario custodiado por tu impávida mirada. Me miras con recelo, te miro con cautela, y justo en ese momento comienza la carrera por la supervivencia.

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  • La conferencia adoctrinante había terminado. Todos los asistentes estaban resueltos a llevar una vida sana y penitente. Pero las voces no dejaban de atormentarlo. ¡Tienes que pecar una ultima vez! El ansuelo, imposible, estaba puesto. El gran hermano, expectante. No reparó en el absurdo de la situación. Cuando salió y llegó al oasis de plástico, lo vió lleno de tierra y mugre. Un coro de odio inmediatamente se abalanzo sobre él. ¡Traidor! Él, al voltear, ya no vió la mirada cómplice. Sólo la mueca de burla, igual que una cerradura. Al menos habrá un líquido derramado esa tarde, aunque no negro.

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  • Ismael Rodríguez
    25/02/2011 6:52 am

    José Del Toro es Inocente

    José del Toro me cae que no jué… A José del Toro lo conocí desde que era infante y no tenía esas mañas. Se parecía rete harto a un actor famoso. Hasta le decíamos de apodo «Pedrito». Tenía harta lana y una novia bien bonita que se llamaba Blanca Estela, también de la alta y bien chocante la chamaca porque se la pasaba todo el tiempo pavoneándose mientras nos repetía frases como: «Nosotros los ricos» y «ustedes los pobres». Por eso digo que Pepe no jué… no tenía ninguna necesidá de robarse la Coca-Cola y… y pus .. pus… por otra cosa que sé y que llevo aquí dentro… No sé porqué lo encerraron. Todos pensaron que jué una trastada del tuerto que le tenía harta envidia de que tuviera tanto jale con las chamacas y encima una novia tan bonita. Pero la mera verdá el que se robó la Coca-Cola jui yo …y …es que tenía yo rete-harta sed. Pero cuando apañaron al «Pedrito» nunca dije esta boca es mía por cobarde. Por eso ahora que deviso la hielera con Coca-Colas ahí mero en medio del patio a través del vidiresote ese me imagino ahí pintadotes unos ojos como esos de …una película donde un tipo se roba un dinero y… los ojos de una viejecita paralítica lo persiguen culpándolo…. ¡Chaaaale! es tanta la culpa que me cargo porque encerraron al pobre de Pepe que ya ni me acuerdo cómo se llama esa mentada película…

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  • Emilio Ramos Mateos
    25/02/2011 12:36 pm

    ¡Qué! !Qué! ¿Qué es eso de lo que hablas? desde que me convertí en ventana no puedo voltear a la calle ¡Maldición! Me hubiera ventanificado con los ojos puestos fuera de esta casa donde solo veo tu cara babeante por algo velado para mí por siempre.

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  • J. Agúndez Espinoza
    25/02/2011 7:43 pm

    Invento

    ¿Que haré mi chikita, con esos tus ojos tan negros, con ese frio mirar… con esas curvas de cuarzo, donde mi aliento condensas ?… ¡ah, ya se!… ¡una coquita!.

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  • CRIMEN/crimen

    ¿CÓMO LOGRÓ LA BELLA ASISTENTE DE ILUCENS ESAS COARTADAS? POR LO DEMÁS TODO INDICA QUE FUE ELLA/ ¿cómo le hizo la mujer misteriosa para borrarse del mapa cuándo estaba tan cerca de ser atrapada?
    REVISANDO LA MANSIÓN DEL GRAN ILUSENS, EL HOMBRE SE TOPA CON LA VENTANA QUE DA AL PATIO. UNOS OJOS ROTULADOS EN EL CRISTAL COBRAN SENTIDO: APUNTAN A LA HIELERA QUE SE USÓ EN LAS FUNCIONES AL AIRE LIBRE. ¿UNA PISTA QUE LE DEJÓ EL DUEÑO?/el sujeto registra la casucha abandonada y se sorprende de no encontrar una cama, ni un colchón, solo una hielera, una corazonada.
    EL HOMBRE DESTAPA LA HIELERA/el sujeto destapa la hielera.
    TaRdA eN eNfRiArSe lA sOrPrEsA, dEsPuÉs, FuEgO cRuZaDo De MiRaDaS cÓmPlIcEs.

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  • La ventana (in)discreta

    Un (in)dígena se convirtió primero en (in)digente y después en (in)migrante (in)documentado. Antes de su aventura se dedicaba al comercio (in)formal sin tener siquiera un (in)salubre (in)mueble. Fue (in)dispensable dejar el negocio (in)activo por (in)cumplir con los pagos de unas multas por (in)salubridad. Ante la (in)capacidad de cubrir el monto de la (in)fracción anduvo (in)defenso por las calles, pero al poco tiempo recurrió a su (in)genio. Se marchó a con rumbo (in)cierto a probar nuevos horizontes. En la nueva nación, recibió (in)humanos tratos, pese a ese (in)coveniente nunca se sintió (in)competente o (in)capacitado, aunque todo le parecía (in)coloro, (in)saboro, (in)oloro e (in)odoro. Después de muchos años de trabajar comenzó a estudiar con (in)agotables fuerzas. Tanto que llegó a comprender la (in)creíble historia de su país de origen y los festejos de su mal llamada (in)dependencia, así como el (in)admisible pasado de su país huésped. En la historia de la relación de los dos países encontró tan sólo in(dig)nación.

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  • ILUSIA

    ALLÁ MANDÓ EL MAGO A BIANCA en el acto de la hielera vaciadora.
    -¡Por arte de birlibirloque, vuelve aquí! -pero ella está en esa ciudad de una sola calle enciempedada, capital de fascinacionalistas, sede viajera que los prestidigitadores sólo hacen aparecer durante las convenciones.
    Bianca escuchó las campanadas de la Primera Iglesia Patafísica de Ilusia y se encaminó a pesar de que aún traía su ciudad de Somnora en la cara, comulgó, luego halló a una feligresa; pordiablera con carisma, Bianca le dio su ropa y la caridad de toda su vida: el fondo enrevesado de una hielera, el diablo casado por la iglesia.
    -¡Abramacabra! -y el mago hace volver en su acto a otra Bianca, una que el público no alcanza a reconocer, como tampoco a la calle al salir del espectáculo de magia, como si anduvieran en un lugar puesto sobre otro, una ciudad con los vacíos llenos de otra. Quizá cada asistente sentía de pronto muy despierta a toda piedra y ventana de esa otra Somnora, como hipnotizando sus pies, atrayéndolos a nuevas direcciones, a las de unas calles que coleccionan gente.

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  • Squibirish
    03/03/2011 1:04 am

    Pinche perro ese día estaba pedísimo, hasta la madre cabrón. Ya era de día, no quedaba nada de chupar, hasta me había tomado el pinche Reyes con Coca que sabe de la verga. El caso es que ya andaba hasta la madre, por eso ni me di color cuando pasó wey.
    Primero que veo a la pinche Susana que se veía bien sabrosa; mostrando sus melones bien pulidos detrás del escotazo de una blusa del color que tú quieras wey. Sus tetotas me prendieron un chingo, ya sé que está bien culera de la jeta pero con la peda encima ya vale madres eso, además puto el que no se la coja si es re buen pedo. Pss en chinga que la abordo, me la llevo al pinche rincón donde menos gente había según yo; desabrocho mi pantalón, bajo el cierre, me saco la pinga ya dostres erecta y se la empiezo a embarrar entre su culo, disque haciendo simulacro.
    -Dame culito Susy.-
    -¡No mames pendejo, nos van a ver!-
    -Aguanta Susy, no hay pedo, nadie se está dando cuenta, cada quien anda en su pedo; mientras más placa menos placa.-
    Y así le seguí de pendejo un rato con mi sirlon entre sus piernas con todo y pantalones. Después de un ratito que se los bajo con todo y calzón, le paso dos tres dedazo pa irla preparando, agarro mi sirlon y le doy la estocada. Y ya wey, dostres le dimos un rato. Yo así sin pedos como si nada; de repente le chupeteaba los melones, le succionaba sus pezones y ya wey. Cuando sentí que ya me venía pss en chinga saco el sirlon pa no dejarle caer los mecates dentro y, ¡no mames!; veo que además de semen había sangre.
    -¿Estás en tus días?-
    -No, según yo todavía me faltan unas semanas.-
    Y ¡verrrgaaaa mamón! No mames la punta de mi sirlon toda rosada por la fricción con la mezclilla. Ese fue el pedo wey, por eso me talle la pinga bien culero ¿quieres verla?.

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  • ¿No lo oyes?

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  • Buenas noches. Los ganadores del concurso de febrero son el cuento sin título de Emilio Ramos Mateos e «Ilusia» de Neftalí; ganan el premio, respectivamente, por la contundencia de su imaginación y por su juego con el lenguaje, a partir de una imagen que, por lo visto, resultó un poco más desconcertante de lo habitual.

    Esta nota llega tarde porque, en estas semanas, el trabajo me ha impedido ocuparme como es debeido de esta bitácora. Por la misma razón, y para ponerme al corriente con un par de proyectos de los que pronto les contaré, no habrá concurso en el mes de marzo. En abril se reanuda la secuencia…, pero entretanto habrá un par de notas y sorpresas aquí. Estén pendientes.

    Gracias a todos los participantes y felicidades a los ganadores.

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  • […] noches. Los ganadores del concurso de febrero son el cuento sin título de Emilio Ramos Mateos e “Ilusia” de Neftalí; ganan el premio, respectivamente, por la […]

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