Concurso

Concurso #49

(Nota: por si no lo vieron, el anuncio de los ganadores del concurso de cuarto aniversario está aquí)

Esta bitácora convoca una vez más a su concurso mensual. Los interesados pueden comenzar observando esta imagen:

Concurso 49

Instrucciones:
1) Suponer que esta imagen ilustra una historia.
2) Imaginar cuál es esa historia: qué está pasando allí, qué momento se anuncia, por qué, quiénes están allí, qué hacen.
3) Escribir la historia, en forma de cuento brevísimo (minificción), en los comentarios de esta misma nota.

El o los textos ganadores recibirán un trofeo virtual y serán seleccionados considerando la opinión de quienes decidan opinar. La fecha límite para participar es el 24 de noviembre.

Quedan invitados…

76 comentarios. Dejar nuevo

  • @erhector Hola, buenos días. No: será lo mismo, pero cada mes publico una convocatoria nueva. La de este mes está en http://bit.ly/44f5U2

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  • Está abierta la convocatoria al concurso de noviembre de LAS HISTORIAS: http://bit.ly/44f5U2

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  • Información Bitacoras.com…

    Valora en Bitacoras.com: (Nota: por si no lo vieron, el anuncio de los ganadores del concurso de cuarto aniversario está aquí) Esta bitácora convoca una vez más a su concurso mensual. Los interesados pueden comenzar observando esta imagen: Instruccio…..

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  • Parece una imagen inspirada en El estudiante, de Alejo Carpentier, jajaja, muy buena.

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  • ¡Júnior, cuántas veces tengo que decirte que no le des agua a tu mamá! ¡Mira cómo se pone! Ariel, amor mío, ahorita se te pasa.

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  • MISIÓN FALLIDA

    Atravesé océanos y mares. Ríos, lagos y lagunas. Playas, pantanos y dunas. Dejé atrás especies imposibles como aquella rosada de largas patas quebradizas. Lidié con salvajes especies como aquella de carbones encendidos en lugar de ojos. Soporté huracanes y tormentas. Especies chupa sangre y calores infernales. Decidí esperar (transmutado en una especie nativa) en ese bosque perdido dentro del manglar. Vencido por el cansancio y la incertidumbre de la misión fallida, cerré los ojos por un instante.

    Molestas vibraciones me despertaron. No sé cuántos eones transcurrieron. Todo se percibía diferente: el nivel del agua había bajado, el bosque se encontraba petrificado y el cielo había perdido su brillantez. Sumido en el asombro no pude evitar la red que me atrapó.

    Ahora –a pesar de mi insistencia telepática- esta especie no parece entenderme y está dispuesta a buscar en este cuerpo ajeno sus propias respuestas.

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  • Después de ganar las elecciones con ayuda de el gran pez, Enrique se atemorizó de que se conociera su secreto, fue así que decidió darle muerte a su amigo del mar. El gran pez al darse cuenta que de nada serviría rogar por su vida, pidió al político malagradecido le permitiera brindarle un último secreto. Era necesario recuperar el códice de Xubul, sumergido bajo las aguas del cenote catorce, cerca de la ciudad de Valladolid. Con el poder de ese pergamino, aunque el gran pez muriera si se le cortaba la cabeza, podría responder preguntas y dar sabios consejos, cualquier verdad que le fuera consultada sería dicha. Enrique encomendó la misión a sus hombres de confianza, que organizaron un escuadron de búsqueda y transcurrida una semana localizaron el códice Xubul. Enrique, el presidente electo, ordenó decapitar al pescado e hizo colocar su cabeza sobre una mesa, en su oficina. Al llegar la media noche, comenzó a leer el códice, grande fue la sorpresa cuando la cabeza del gran pez abrió los ojos y comenzó a hablar. Y lo que dijo fue: Político mal agradecido, ya que yo he muerto recibirás tu merecido, desde ahora hasta tu muerte no podrás pensar en silencio, todo lo que pase por tu mente será dicho, seras transparente para tus enemigos y detestable para tus amigos.
    Cayó el pez para siempre y Enrique no pudiendo ocultar sus temores pidió a sus guardaespaldas que salieran del cuarto. A gritos Enrique pensó en el suicidio, pues le aterraban los pensamientos que se le pudieran escapar cuando en un par de horas diera su primer discurso como presidente de la nación.

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  • Compadre, yo le dije que se me antojaba un pescado a la michoacana con mi familia, no un pescado estilo La Familia Michoacana.

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  • José Luis Peregrina
    04/11/2009 10:33 pm

    CONVERSIONES IMPOSIBLES

    Ya les dijimos hasta el cansancio que el gran pez vomitó a Jonás después de tres días. Pero como finalmente Nínive se convirtió a la fe de Alá y no a la de Yavé, estos fundamentalistas gringos siguen buscándolo.

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  • …-DESDE QUE LLEGO A NUESTRA CASA, SABÍA QUE ESA MUJER NO NOS HIBA A DEJAR NADA BUENO… SIEMPRE HÚMEDA, SIEMPRE AÑORANDO EL MAR.. ADEMÁS SUS PIES ERAN RAROS, COMO QUE EN VES DE CAMINAR, NADABA… ANDA HANS, PASAME UN CUCHILLO QUE ESTA NOCHE CENAREMOS SOPA DE PESCADO…. Y CUIDADITO DE ESCRIBIR ALGÚN CUENTO SOBRE ESTO, EL MUNDO ESTÁ CANSADO YA DE HISTORIAS DE SIRENAS. ..

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  • Mensaje oculto

    Todo comenzó como un día de campo. En algún lugar escuché, no recuerdo dónde, que salir de pesca ayudaba relajarse, a eliminar el estrés.
    Durante un par de años acudí religiosamente los domingos a las trajineras de Cuemanco; primero iba acompañado de mi familia, pero al poco tiempo descubrí que ellos eran uno de los tantos factores que me desquiciaban.
    No es fácil decirle a tus seres queridos la verdad, así que los convencí que los domingos me tocaba pasar hasta el mediodía en la oficina.
    Lo que descubrí primero en aquellas aguas fangosas fueron objetos comunes: zapatos, pantalones, condones, botellas de plástico…, y corrientes: muñecas sin ojos, balones ponchados y hasta una televisión.
    Tras un tiempo se hizo costumbre mi visita, los lugareños me volvieron parte del paisaje y me redujeron la cuota por usar una lancha; sobretodo creo que les ayudé a quitar una buena cantidad de basura. Entre lo descubierto, hallé esta fotografía: Dos hombres sujetando un pez gigantesco . Qué ironía, yo jamás encontré ni un charal.

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  • El señor R. introduce sus manos en la tina de sueños. Urga muy en el fondo de la sustancia viscosa; papalotes y escaleras que sólo sirven para bajar chocan contra sus brazos. Entonces siente la dentallada. El señor R. se resiste, le grita a su asistente y ambos unen fuerzas para jalar al animal. El pez de sus pesadillas, que lo ha seguido desde niño, ya tiene medio cuerpo afuera. De acuerdo con el plan, el asistente lo ayuda a asfixiarlo, aunque al señor R. le invade la nostalgia de soñarlo nunca más.

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  • – Es el último- dijo uno en blanco y negro.
    – Todos los años es lo mismo- revira el hombre de bigote y mangas cortas; suda
    El pez sale con dificultad, forcejea. El agua escurre por los costados de la tina.
    – El año pasado fueron tres los que nacieron de este sitio- responde el otro- . Secaremos esto Ya no habrá más.
    – ¿Lo crees?- murmura cansado. Los lentes se desajustan y las mangas le pesan por el agua.
    – No sé, pero, antes que amanezca, la vaciaré para destruirla – toma al animal por las agallas El otro guarda silencio mientras simula el peso y el pez.

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  • El judío errante
    07/11/2009 9:39 am

    Plomería Fantástica

    Al momento de mudarme a mi anterior apartamento noté algo extraño. Me dolían los huesos con frecuencia. ¡Debe ser la humedad!, pensé al principio y como siempre tenía yo razón. Las humedades entonces fueron en aumento. Llegó a ser tanta la humedad ahí que a veces con ayuda de mis invitados tenía que detener a algún ser marino que salía de las paredes o de los muebles y a la fuerza intentar devolverlo a su lugar de origen. Como siempre la situación tenía sus ventajas ya que de tiempo en tiempo podíamos disfrutar de sushi o un buen ceviche.pero no dejaba por ello de ser una molestia. Todo llegó al límite cuando un día, sentado en la sala leyendo el periódico, vi cómo de la húmeda alfombra surgía una enorme cola blanca para de inmediato desaparecer con un estrépito, salpicando todo alrededor de sí. No pude más. Busqué el contrato de arrendamiento y en efecto, como ya sospechaba yo, el casero era un tal Herman Melville. De inmediato cancelé el contrato y me mudé a otra parte. Mi actual casero se llama Francisco Tario. Aunque sospeché que pudiera ser un pseudónimo suspiré tranquilo cuando firmé pues nunca lo había escuchado y al parecer después de un tiempo al fin tendría unos momentos de merecida tranquilidad. ¡Qué equivocado estaba! En cuanto giré uno de los grifos para lavarme las manos noté que algo tapaba la salida del agua y al forzarla apareció un pequeño mico …

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  • Briagoberto Memelas
    07/11/2009 10:36 am

    Cuento de Borrachos (y para Borrachos)

    Estábamos hace tiempo tomando alcohol dos amigos y yo cuando de repente uno de ellos ya muy borracho fue al baño. Los dos que nos quedamos en la sala comenzamos a jugar con la botella vacía haciéndola girar en el piso. Resultó que esta botella era mágica y con tanta vuelta dio salida al clásico genio quien nos informó que por haberlo despertado nos concedería solamente un deseo y sería a la única persona que no había perturbado su eterno sueño. ..Que por favor lo expresara de inmediato… En eso regresó del baño nuestro amigo, cantando la canción de Juan Luis Guerra: «Quisiera ser un pez…» De inmediato nuestro amigo fue convertido en un bacalao enorme. Como no supimos qué hacer con él y como estaban cerca Navidad y su cumpleaños, para matar dos pájaros de una pedrada lo hicimos a la Vizcaína y armamos un gran pachangón que terminó, como siempre, en borrachera.

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  • Somoslegión

    No me importa nada, le había dicho. Ella lo vio irse y sabía que en realidad quizás eso era parte del problema. Que los últimos acontecimientos le habían importado demasiado. Regresó en silencio desandando el camino desde el charco de agua clara donde lo vio nacer a este mundo la primera vez.
    Afuera llovía, el cielo no había perdido esa oscuridad densa, casi pegajosa, pero ellos ya no estaban. Dejaron de raspar, y golpearse contra los techos; de horadar las maderas y los cuerpos. Por el silencio supo que ya había ocurrido. Que lo habían atravesado sin miramientos, que ya se habían apropiado de su materia escurridiza y frágil, y comprendió a su pesar que había sido necesario.
    Percibió que el caos volvía a replegarse lentamente, y que algunas cosas quizás por ese momento, volverían a su lugar. Sin embargo no pudo dejar de pensar en aquellas caras humanas que los siglos no habían transformado en su insolencia. Rostros acaso diáfanos y creyentes de que fue su acción la que detuvo aquel aliento voraz. Su torpe empeño, y no el sacrificio al que ella acaba de asistir, cuando él decidió su retorno sólo para que ellos tuvieran su escena

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  • (Corrección, tomar este en cuenta)

    El señor R. introduce sus manos en la tina de sueños. Urga muy en el fondo de la sustancia viscosa; papalotes y escaleras que sólo sirven para bajar chocan contra sus brazos. Entonces siente la dentallada. El señor R. se resiste, le grita a su asistente y ambos unen fuerzas para jalar al animal. El pez de sus pesadillas, que lo ha seguido desde niño, ya tiene medio cuerpo afuera. De acuerdo con el plan, el asistente lo ayuda a asfixiarlo, aunque al señor R. le invade la nostalgia de no soñarlo nunca más.

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  • REMEDIO.

    -Esto los salvará -dijo la angelóloga experimental-. No hagan necromancia con el pez, soló ábranle la boca.

    Dentro había una ciudad-cementerio de iglesias, llovía y en ella, una cosa entre música queda y voz alguna vez dicha, estaba sola, queriendo olvidarse de sí.
    Ellos la oyeron conocida, como si fuera alguna tatara-madre en común:
    -Hijo, te cobro la vida.
    Y los hombres volvieron al agua.

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  • ¡Me gustó el de La Maga!

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  • Subiendo minificción a Las Historias, del escritor Alberto Chimal. Participen: http://bit.ly/1Ks3Fw

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  • A mí también pero que le ponga H a su verbo.

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  • Delirio de grandeza

    Tras larga espera, el límite inter dimensional se dilata de nuevo. Ecos ancestrales surcan el umbral de las realidades, llevando un mensaje ya por los destinatarios conocido.

    Ph´nglui mglw´nafh Cthulhu R´lyeh wgah´nagl fhtagn
    Ph´nglui mglw´nafh Cthulhu R´lyeh wgah´nagl fhtagn
    Ph´nglui mglw´nafh Cthulhu R´lyeh wgah´nagl fhtagn

    Las plegarias aumentan en intensidad, a la par de los espasmódicos movimientos en los que los universos luchan por mantenerse inconexos. Del otro lado, alguien parece contestar el llamado. Los cánticos cesan, se han contenido los alientos. La grieta se abre. Entre las sombras de este mundo y el otro, un ente acuático atisba a la realidad de los hombres.

    Shoggoth, dios de los mares medita en sus salitrosos adentros antes de cruzar al otro lado.
    -Alquimistas… En extraños eones me habéis convocado. Inmortalidad, el móvil de vuestra búsqueda y la razón de vuestro pecado. ¿He de otorgaros o proceder a engulliros blasfemos hijos de la madre tierra?

    En dichos pensamientos se ocupaba la deidad primigenia cuando sin previo aviso, un par de pólipos enfundados en una membrana traslucida, traspasan la grieta y le jalan fuera de esta. Enceguecido por la luz blanca del exterior, Shoggoth no logra a contemplar el rostro de su captor, sin embargo entiende el dialecto de los hombres.

    – ¡Ph´nglui mglw´nafh Cthulhu R´lyeh wgah´nagl fhtagn!
    -¿Quieres dejar de repetir esas cosas? Me mareas…
    -¿Qué nunca has leído a Lovecraft… Te suenan ¿Los mitos de Chutlhu?… ¿Insmouth?
    – No. Yo me ocupo de la ciencia amigo. Este espécimen es impresionante. Anda y trae la tabla de disección, me muero por saber que secretos guarda en su interior.

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  • Voracidad

    Desde que Alfonsito llegó del campamento con el pececillo en el cubo de la playa las horas de las comidas dejaron de ser un suplicio para nosotros. El nene cortaba cuidadosamente los hamburguesas, las papas, las pizzas con el cuchillo y el tenedor y dividía equitativamente las porciones: una para Doggie, otra para él, una para Doggie, otra para él, hasta que terminaba rebañando el plato y repartiendo las últimas sopas de pan. Llegamos a olvidar los tiempos en que revolvía la verdura con el tenedor, esparciéndola por los bordes del plato sin probar bocado, o devolvía la carne masticada y convertida en una bola estropajosa. El niño y el pececillo se nos pusieron la mar de hermosos y Mercedes, entusiasmada por la fruición con la que los comensales devorábamos sus platos, desarrolló su afición a la alta cocina haciéndonos cada vez platos más sanos, exquisitos y sofisticados. ¡Pobrecilla!, siempre le dije que no merecía la pena echar margaritas a los cerdos, hoy Doggie, en un descuido, se ha zampado a Alfonsito… ¡crudo!, sin molestarse siquiera en aliñarlo con un poco de aceite y sal. ¡Qué disgusto se va a llevar cuando se lo cuente!

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  • […] Voracidad 2009 Noviembre 12 etiquetas: microficción, microrrelatos by Elisa Gripe ¿A?, pereza, bitácora abandonada (nunca había pasado tanto tiempo sin escribir)… así que más vale echarle un poquito de humor a la vida. Con mi agradecimiento, siempre, a Alberto Chimal, por sus sugerentes propuestas. […]

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  • (Corrección)
    REMEDIO

    -Esto los salvará -dijo la angelóloga experimental-. No hagan necromancia con el pez, sólo ábranle la boca.

    Dentro había una ciudad-cementerio de iglesias, llovía y en ella algo, entre música queda y voz alguna vez dicha, estaba sola, queriendo olvidarse de sí.
    Ellos la escucharon conocida, como si fuera alguna tatara-madre en común:
    -Hijo, te cobro la vida.
    Y los hombres volvieron al agua.

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  • Estaban por finalizar uno de sus más grande inventos, solamente tenían que acomodarlo en el lugar más conveniente, centímetros de menos o centímentros de más, serían capaces de echar a perder el resultado del trabajo de dos largos años. Por fin, quedo centrada la gran cabeza y sin necesidad de antena, con girar un ojo suavemente, se sintonizó una estación de música big band. Los dos hombres sonrieron satisfechos entre sí.

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  • El pez negro como la pez

    Harto de los negocios por debajo del agua, agua que ya le llegaba hasta el cuello, el Capitán Big Kettle se propuso terminar con la situación. En un principio estaba más que apoyado, coaccionado por su homónimo el Capitán Arbusto, que al poco tiempo dejó de ser parte de la tripulación.
    Confiado en la sabiduría popular de que por su boca muere el pez, zarpó mar adentro. Al principio creyó estar ganando la batalla cuando un pez gordo mordió el anzuelo. Aunque las apariencias engañen, los peces gordos, no sólo no pierden la cabeza sino que tienen agallas. Agallas que en vano el Capitán ha querido desmembrar. Sin embargo, lo único que ha conseguido es llenarse las manos de sangre, sangre fría.
    El navío del Capitán Big Kettle, El Mérida, está destinado a naufragar en ese viaje contracorriente. Lo último en hundirse, será sin duda la sirena que no deja de cantar en lo alto de la nave.

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  • El pez negro como la pez

    Harto de los negocios por debajo del agua, agua que ya le llegaba hasta el cuello, el Capitán Big Kettle se propuso terminar con la situación. En un principio estaba más que apoyado, coaccionado por su homónimo el Capitán Arbusto, que al poco tiempo dejó de ser parte de la tripulación.
    Confiado en la sabiduría popular de que por su boca muere el pez, zarpó mar adentro. Al principio creyó estar ganando la batalla cuando un pez gordo mordió el anzuelo. Aunque las apariencias engañen, los peces gordos, no sólo no pierden la cabeza sino que tienen agallas. Agallas que en vano el Capitán ha querido desmembrar. Sin embargo, lo único que ha conseguido es llenarse las manos de sangre, sangre fría.
    El navío del Capitán Big Kettle, El Mérida, está destinado a naufragar en ese viaje contracorriente. Lo último en hundirse, será sin duda la sirena que no deja de cantar en lo alto de la nave.

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  • CIENCIA
    Un cuarto de sueños y de años de experimentos. Olores de moléculas rotas por las pisadas apresuradas de los cientificos. Y lo que fué durante años un secreto a voces, un día fue destapado por el científico en jefe. Un pequeño hoyo negro, creado entre esas paredes, se había escapado para apoderarse de una mesa revelándose para no querer irse nunca. Ya era demasiado, se había tragado desde portapapeles, lápices, tubos de ensayo, libretas llenas de ideas y vacías de verdades, hasta seres humanos con todo y sus almuerzos. Era hora de recuperar algunas cosas. Urgían unos apuntes muy importantes sobre un arma que ayudaría a poner fin a una guerra. Así, que aquél científico y su ayudante, se armaron de valor y comenzarón a urgar en el interior de aquél espacio infinito. Una columna dórica por aquí, el ala de un avión por allá, la cabeza de un pescado que servia cómo adorno en alguna casa Atlántida….

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  • ANUNCIO

    ¡Nuestras tropas le dan un revés al enemigo!

    El galardonado equipo de científicos de la Confederación interceptó la nueva arma biológica que el enemigo planeaba utilizar para envenenar nuestras aguas.

    ¿Qué estás esperando?

    ¡Enlístate!

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  • «Papá Hemingway»
    Se presentaron en mi casa, decían que eran admiradores, ¡mentira! Sin lugar a dudas eran del FBI. Yo ya lo sabía, hacía tiempo que me vigilaban, tal vez eran la causa de mis dolores de cabeza. De todas maneras los invité a pasar. Nos terminamos algunas botellas de Dom Pérignon mientras hablábamos de toros, de Cuba y de quién había tenido entre sus manos la mejor arma y la mejor mujer. Me ufané de la libertad que tenía para ir y venir de Cuba y ellos no pudieron soportar el que yo simpatizara con la causa. Se notaba en sus rostros el desprecio por los temas de conversación a pesar de querer aparentar lo contrario.
    Algo tramaban, en cuanto me derrumbé sobre el piso, ahogado de borracho y completamente vulnerable, colocaron un pez dentro de la pileta y lo estaban preparando para algo. A juzgar por el tamaño de la cabeza era un pez enorme, de seguro les había costado trabajo atraparlo. Recientemente me había enfrascado en una batalla para capturar uno, mi preferido un gigantesco marlín. Mientras observaba a esos hombres preparando al animal una idea me sacudió: de alguna forma, pretendían meter ese pez en mi cabeza. ¡No iba a permitir eso jamás! Me levanté dando tumbos, tomé la escopeta, la coloqué en dirección de mi cabeza y disparé.

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  • ¿Qué significa soñar con monos titi?
    Para Alfredo (pintor) era una mariposa con trompa de elefante,
    para Julián (soldador) era un sopa de intestinos parlantes,
    para Ernesto (malabarista) era un pez nadando en aguas negras,
    Los hermanos Jáuregui (psiquiatras) la llamaban psicosis.

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  • Lady López

    No era un tipo brillante, pero la ambición de su esposa y su capacidad para maniobrar en las enmarañadas telarañas del partido lograron impulsarlo hasta convertirlo en un auténtico pez gordo. Cuando la señora López consiguió un cuerpo de sirena a golpe de bisturí y el registro a su nombre de un sólido emporio inmobiliario para que la declaración de patrimonio del político no despertase sospechas, ella misma lo donó al Acuario Nacional.

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  • Ellos somos todos
    “¡Se está chorreando todo!”, dice John nervioso, mientras Martin intenta contener con las manos la gelatina que resbala por la mesa.
    El esfuerzo es en vano: la materia gris de Lonely Lawson, la mascota del condado de Duke, encontró su destino en el suelo.
    Aunque trataron de forrar su cabeza con egapack, no lograron frenar el fluir acuático de los pensamientos de Lonely. Era seguro: serían condenados a muerte. Como tantas otras cosas, las visitas al lago estaban prohibidas: la intolerancia reinaba en todo lugar.
    “¿Qué vamos a hacer, Martin?”, dice John histérico. “¿Qué vamos a hacer de qué?”, responde con los lentes de pasta resbalando por la nariz.
    “Lo vamos a tener que ocultar, nadie se puede enterar”, manifiesta John mientras mueve la cabeza de un lado a otro. Pero Martin estaba cansado de callar, no habían hecho nada malo, sólo querían un poco más de libertad. Ellos debían poner el ejemplo; luchar. Irritado, John sentencia: “¿qué, también voy a tener que lavar tus sesos de la mesa?”.

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  • El de Pablo es genial…

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  • BEATRIZ RIVERA-LUJÁN
    17/11/2009 4:03 pm

    LA CRIATURA.

    Ojalá no supiera lo que ésa foto muestra y representa. Fui llamado al Área 51 en Nevada. Allí me condujeron a una sala, estantes refrigerados con miles de frascos, probetas, cajas y archivos en láminas de vidrio, cubos de hielo con diversas criaturas congeladas en su interior y gavetas parecidas a las de una morgue cubrían las paredes de una sala rectangular de dimensiones extraordinarias. Una oficina adjunta contenía los archivos físicos y digitalizados. Me habían llamado para realizar un proceso de restauración en el papel de algunas de las fotografías que había tomado de los restos encontrados en Roswell en 1947. Fue allí donde volví a encontrarme con la criatura. Decidí leer el expediente. Sólo quería saber si la criatura había sido identificada. Lo que descubrí no me deja dormir una noche completa desde entonces y cada vez espero no despertar. Lo que fotografié durante aquellas sesiones eran muestras de animales. La mayoría de ellos se identificaron con los años. Pero otras no correspondían a criaturas de éste planeta. Lo que contenía aquella nave era una muestra de la vida de todo el universo. En cuanto a la criatura, sus características físicas y sus peculiaridades biológicas podían situarla como un ser de nuestro planeta o no, estudios más profundos descubrieron que tiene un código genético coincidente en un 80% con un ser humano, y al mismo tiempo coincidente en 62 % con el humanoide encontrado en la nave. La criatura reúne además características que le permitirían vivir en diversas atmósferas, reproducirse de manera ovípara o vivípara, por reproducción sexual o asexual. La criatura no es a criterio de los científicos un eslabón perdido entre el extraterrestre y los humanos, sino más bien, todo apuntaría a pensar que es el resultado de la hibridación de éstas dos especies y la de un anfibio, las hipótesis y los estudios tienden a la comprobación de que la criatura es una futura evolución manipulada de la especie humana.

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  • Aceite de hígado de bacalao hembra

    -Como ves… -dice el fosforense a su ayudante-, esta autopsia a la hembra bacalao, mujer de la muerte galante, nos revela que: en la vida hay odios que nunca pueden olvidarse, imborrables momentos que siempre guarda el higadito.

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  • No sé lo que fue…

    En la habitación, una mujer ha sido desgarrada desde las entrañas de su alma.
    Esperaba ansiosa una llegada, sin embargo, está no pudo ser ni sería jamás lo que tanto anhelaba, nunca pudo acudir al médico pues su comunidad estaba muy lejana.
    Sabía, que el gran momento se acercaba, fue entonces cuando con determinación, tomó sus pocas pertenencias y caminando sola por tres días, al hospital por fin llegó.
    Al entrar al fin en labor de parto, los médicos le indicaron que debía ser fuerte ya que debido a su condición, tenía que ser anesteciada para roceder a una cesárea.
    Ahora, al preguntar por su pequeño, los doctores guardan un absoluto silencio… el producto, no puede ser visto ni por su madre, tendrá que ser estudiado por la ciencia, ya que no saben lo que fue… pez, hombre o quizá….

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  • Hola…
    Es la primera vez que participo, espero que no sea la última y tampoco espero mucho y menos después de leer el trabajo de algunos participantes, sin embargo, creo que es una buena forma de fomentar la escritura y lectura, son para mí, una de las más bellas artes.
    Ojalá y me puedan decir, cómo hago para que algún especialista de la SOGEM, revise mi trabajo?
    Me gusta escribir poesía y un poco de cuento, y pues por infortunio no tengo el tiempo necesario para acudir a los cursos, además del costo, porque negarlo.
    Felicidades a los credores de este espacio y gracias por la oportunidad que nos brindan en este tipo de concursos.
    Saludos a todos.

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  • RATONES DE LABORATORIO
    Pasaron dos días enteros y Carlos no regresó a la guarida. Bajo la palida luz de un palido sol, Aldo y Clemente se arriesgan a salir. Recorren el laberinto de angulos obtusos siguiendo las marcas que Carlos dejó.
    –¿Donde crees que vayan a esta hora? Pregunta Clemente un paso atras de su compañero.
    –¿Quien sabe? –Responde Aldo, se detiene a mirar en todas direcciones antes de avanzar. — Puede ser su hora de siesta, o van a rezarle a su Meca; lo que sea es un condicionamiento muy poderoso.
    Se detiene ante una marca dibujada en el suelo: señala la dirección que deben seguir.
    No desean encontrarse con los habitantes del laberinto, Carlos les conto escalofriantes historias de lo que llego a ver.
    — No hay evidencia de tu depredador. –Murmura Clemente.
    — La teoría del gato es más probable. — Replica Aldo. — Nunca encontraras rastro de él, hasta que este sobre ti.
    — Hay un 30% de probabilidad que Carlos haya experimentado una teleportación espontanea.
    — En verdad quisiera que asi fuera. — Confiesa Aldo con tristesa. — La única forma de salir de aqui es reproduciendo el experimento; tarde o temprano alguien lo hará; ¡Aqui es !
    Encuentran una habitación de paredes desnudas, sobre las mesas encuentran restos de comida. Toman lo que parece más comestible: una enorme cabeza de pescado.
    Los hombres cargan el botín, regresan al escondite al tiempo que los sonidos extraños del laberinto se reanudan, como el murmullo de una multitud que se acercara a la vuelta de la esquina.

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  • Últimos días del concurso #49 de Las Historias. Para participar visite http://bit.ly/44f5U2

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  • RT @albertochimal: Últimos días del concurso #49 de Las Historias. Para participar visite http://bit.ly/44f5U2

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  • micro-ficción

    De esto, nadie nunca supo nada.

    Fin.

    (no es la mejor ficción para la fotografía, pero la fotografía es la perfecta ilustración para el micro cuento.)

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  • María Elena
    19/11/2009 4:17 pm

    ¡Todo lo tienes que comprar en barata! Como siempre, tus semillas mágicas fueron un fraude. El pez ni siquiera está completo.

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  • El castigo fue ser decapitado. Le dijeron mil veces al señor Pez que se alejara de las jóvenes. La lujuria lo venció y lo encontraron sumergido en la piscina abrazado un cadáver azul. Los taxidermistas preparan la cabeza para exhibirla a la entrada del pueblo. Es una advertencia, ninguno de esos fenómenos asesinará otra vez sin recibir su merecido.

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  • Cuando los Agentes de inmigración de Terranova, ayudaron a traspasar la frontera mar-tierra al recién llegado;
    se dieron cuenta porque era exiliado del Reino de las Sirenas.

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  • María Dyada
    19/11/2009 8:36 pm

    Una pizca de suspiro añejo, una cucharada de desvelos, una pedazo de su órgano cardiaco. Eso fue lo que mezcló Artemio una noche en que lo asaltó la necesidad de tener a alguien que apaciguara el frío de su cuerpo, sus días sin sentido. De la tina se asomó un ser, fiel reflejo de su enmohecida y húmedo corazón. Artemio se enamoró. Llamó a su asistente en el laboratorio de sueños para presentarle a Cirenia (así la nombró); pero el hombre, quien había observado de lejos toda la escena, se lanzó horrorizado sobre el animal acuoso, quería ahogarlo con una bolsa de plástico que Artemio luchó por quitarle de inmediato, pero las fuerzas no le respodieron a los deseos de su corazón…

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  • El pez se mantuvo húmedo, como la buena mascota de pretendía ser.
    Aprendió a escuchar a través de los limitantes de su espacio, del agua turbia y fría.
    Su dueño lo alimentó de frutas podridas, arrojadas con miedo, de sabor a indiferencia y hastío.
    Fue entristeciendo hasta la exasperación.
    Lloró tanto de noche que por las mañanas el agua se desbordaba por las esquinas de la caja
    minúscula que lo contenía.
    Su blando corazón no podía soportar el tic tac del reloj, distorsionado por las aguas, la
    oscuridad y desolación. Su sueño se interrumpía al escuchar pasos apurados sobre
    la losa, el vapuleo de puertas cerrándose miles de veces bajo llave, voces detractando su
    presencia, sus lágrimas mudadas tan inconvenientemente en charcos que abatían zapatos
    malhumorados, ojos que advertían repulsión, curiosos poco considerados y una que otra
    agresión de algún fanático del crimen con vara en mano.
    Su existir se tornó tan salado y denso hasta el día que decidió morir para cerrar ojos y oídos
    que jamás serían renovados.

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  • Escarmiento en cabeza ajena.
    Ni las ediciones comentadas, ni el farragoso fluir de notas al pie, ni esas traducciones en cuyo prurito radicaba el orgullo, ni el descubrimiento precoz de gran literatura los habría de salvar de la verdad de su condición de bestias de profundidad literal, de viles mariscos de cocina gramática. El mismo director ya lo experimentaba.

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  • El pez grande se come al chico
    Esa noche, el doctor Fishermann se va a la cama convencido que que no volvera a soñar la misma pesadilla, pero ineludiblemente vuelve a soñar lo mismo. En su sueño, se ve así mismo en su consultorio observando una foto en blanco y negro, donde aparecen dos de sus ancestros, hombres delgados, pescadores barbados que muestran sus trofeos colgantes. Luego, él y otro hombre tratan de sacar a un gigantesco pez de un diván donde antes se encontraba la corpulenta paciente Madam Pomfritz; el diván se convierte repentinamente en una mesa de operaciones. El hombre que está con él lleva unos anteojos y se parece mucho al hombre que fue un día a pedirle su cooperación. Los dos hombres continúan forcejeando con la gigantesca pescada, el agua empieza a escurrir en el piso, los dos hombres llevan guantes para no ensuciarse las manos. El doctor conserva la calma hasta que la pescada va directamente hacia él con la intencion de devorarlo, entonces, el hombre de los anteojos saca un harpón minúsculo de su bolsillo y se lo da al doctor, el cual, lo usa y la mata de un pinchazo. La sangre empieza a correr junto con el agua y ella se vuelve a sumergir sin vida adentro de la mesa. En ese punto del sueño, el doctor se despierta y se siente triste sin una razón aparente. Trata de conciliar el sueño de nuevo y recuerda el día que el hombre de los anteojos llegó a su consultorio para pedirle que hipnotizara a Madam Pomfritz.El pez grande se come al chico
    Esa noche, el doctor Fishermann se va a la cama convencido que que no volvera a soñar la misma pesadilla, pero ineludiblemente vuelve a soñar lo mismo. En su sueño, se ve así mismo en su consultorio observando una foto en blanco y negro, donde aparecen dos de sus ancestros, hombres delgados, pescadores barbados que muestran sus trofeos colgantes. Luego, él y otro hombre tratan de sacar a un gigantesco pez de un diván donde antes se encontraba la corpulenta paciente Madam Pomfritz; el diván se convierte repentinamente en una mesa de operaciones. El hombre que está con él lleva unos anteojos y se parece mucho al hombre que fue un día a pedirle su cooperación. Los dos hombres continúan forcejeando con la gigantesca pescada, el agua empieza a escurrir en el piso, los dos hombres llevan guantes para no ensuciarse las manos. El doctor conserva la calma hasta que la pescada va directamente hacia él con la intencion de devorarlo, entonces, el hombre de los anteojos saca un harpón minúsculo de su bolsillo y se lo da al doctor, el cual, lo usa y la mata de un pinchazo. La sangre empieza a correr junto con el agua y ella se vuelve a sumergir sin vida adentro de la mesa. En ese punto del sueño, el doctor se despierta y se siente triste sin una razón aparente. Trata de conciliar el sueño de nuevo y recuerda el día que el hombre de los anteojos llegó a su consultorio para pedirle que hipnotizara a Madam Pomfritz.

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  • juan luis araiza
    20/11/2009 2:19 pm

    Erre con erre pescado. Pescado de gran sabor. De noche corren los corros de ofishcinistas que no saben mentir. Miente Alberto Chimal con su cara de cigarro.

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  • “La llamada Felina”

    Pedro Escobar

    Durante su juventud, el excéntrico millonario Alexander Von Lafayette se inscribió al seminario de Nigromancia impartido por el afamado profesor George Gammel Angell, de la Universidad de Miskatonik. El viajero y coleccionista de piezas excentricas tenía la sospecha de que el joven catedrático poseía los conocimientos necesarios para contactar a los muertos vinculándolos con sus restos físicos, de manera que se las ingenió para introducir al Campus la gigantesca cabeza de una criatura sub-acuática que no se había visto en años y que le había sido vendida por unos pescadores griegos una semana antes.

    Después de varias negativas y múltiples excusas, Von Lafayette convenció al profesor para hacerle una “demostración personal” a cambio de una generosa cantidad de dinero. Angell indicó a Von Lafayette y sus hombres que se reunirían en un Auditorio a la medianoche para realizar el ritual, de modo que los asistentes del millonario citiaron el recinto, alistaron fotógrafos para registrar todo y colocaron la cabeza sobre el escritorio.

    Valiéndose de libros antiguos y tablillas con inscripciones, Angell logró contactar al espíritu de la criatura, que de pronto reaccionó de forma física tratando de morder a los hombres. Von Lafayette sujetó con fuerza a la cabeza y ordenó al Nigromante: “¡Profesor! ¡Pregúntele dónde esta escondida la Atlántida!”

    Angell concedió, pero de la cabeza solo salieron balbuceos y una extraña palabra: “¡Cthulhu! ¡Cthulhu!” El profesor insistió: “¿Existe o no la ciudad perdida de Atlantis? ¡Habla!” pero la respuesta fue siempre la misma “¡Cthulhu! ¡Cthulhu! ¡Cthuuuuuulhu!””.

    Después de varias horas de infructuosos intentos, Lafayette y Angell, soltaron la cabeza, que comenzó a revolverse libremente por el suelo.

    “Es inútil, posiblemente estamos ante el espíritu de un marinero irlandés, esta cosa es igual de peleonera y necia” comentó el profesor.

    “Muchachos, llévense esta peste de aquí, ¡Dénsela de comer a los gatos!” ordenó el sudoroso y desilusionado Von Lafayette.

    Al darse cuenta de su destino, la cabeza dejo de moverse y suplicó: “¡No! ¡No lo hagan! ¡No entienden, yo soy Ctuuuuuuulhu!” Pero a los asistentes, que soportaban fastidiados el nauseabundo olor no pareció importarles, tampoco a la docena de gatos que, atraídos por el aroma, se relamían los bigotes afuera del Auditorio.

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  • FAUNA DE FE

    No creían posible haber encontrado un pez que tuviera religión.
    Luego de tantos análisis no hallaron el origen en mi cuerpo, (sospechaban una patraña de un cerebro distribuido, bah, eso valida mi hipótesis de que el cerebro no se puede descifrar usando el cerebro).
    Veo que están locos y me guardan, en una cámara de hibernación, con la fe de que alguien me entienda con la ciencia de otro futuro.
    Es lo mejor, duérmanme, idiotas, arrullen al último hombre cuerdo.
    A ver cuándo despierto. A ver si entonces alguien, mucho más cuerdo que yo, me dice que no me ve como un pez de aguardiente que respira sangre, y que lo que veo no es un hombre más cuerdo que yo, sino algo más, algo mejor, algo de mi fe.

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  • Mi papá, tíos, abuelo y tátara-tátarabuelo son de Tantoyuca. Yo viví mucho tiempo allá antes de mudarme a la capital pero me traje en la maleta recuerdos muy gratos del pueblo. Todos pescadores y algunos también huapangueros, nos levantábamos antes de que el Sol despertara a los pescados y salíamos despacito en muchas lanchas de remos -no se usaban esas cosas ruidosas de Acapulco – tratando de hacer el menor alboroto posible.

    El tío Aurelio se alzaba a medio camino entre la arena y la raya última del mar, se rascaba la barriga, se fijaba bien su gorra del PRI y nos hacía la señal -silenciosa- a todos para lanzar las redes al mismo tiempo. Apenas se escuchaban las delgadas telarañas rozar el agua y caer rápido hasta las camitas de los pescados. Entonces, apenas se despertaban un poco y ¡chaz! ya estaban casi fuera del agua, primero zangoloteándose mucho -algunos sí lograban escapársenos y regresaban a sus almohadas- y luego durmiendo pa siempre.

    Volvíamos sonrientes, cantando, haciendo un fandango en las lanchas, y mis tías y hermanas nos recibían bailando y luego cocinaban con carbón y epazote y sal arenosa todos los pescados. Mi abuela, que era mamá de mis veintiún tíos, era la más enojona de la cocina y siempre tomaba al pescado más grande, le arrancaba con sus manos el cuerpo y preparaba durante horas la cabeza de algún robalo de buen tamaño. Le ponía veinte mil yerbas y salsas y rellenos; con que te tocara un pedacito de cabeza que pudieses chupar y agarrar el sabor de mar eras afortunado, yo me peleaba con mis primos por un ojo en salsa roja.

    Cuando me vine a la capital, mis tías quisieron vaciarme la maleta de nostalgia y mejor me echaron frascos de arena, uno que otro son envuelto en hoja de plátano, pambacitos de Coscomatepec y medio kilo de salsa de Chiltepín para todo el año. La abuela no quiso que nadie viera lo que me empacó y me dio dos besos en el ojo y nariz.

    Llegando a casa de mis tíos en la capital, me ayudaron a sacar -muy sorprendidos y poco acostumbrados- mis regalos. En la vida citadina no hay mucho lugar para el son, ni para el Chiltepín ni para un pedacito de arena donde echarse a dormir. Entre dos de ellos sacaron, envuelta en periódico, la cabeza de robalo más grande que he visto. La abuela era muy lista y sabía bien a dónde venía yo. Me amuebló la cabeza como si fuese mi cuarto en Tantoyuca. Casi siempre entra el sol capitalino por mi ventana de ojo izquierdo y me despierta en mi cama de arena.

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  • Para entender porque el pez miraba al hombre a los ojos y él lo sostenía con fuerza, a veces golpeandolo contra la mesa mientras otro los observaba, atónito, con cámara en mano, es necesario contar la historia completa: Una señora había marcado a información para preguntar si, dada su falla en casa, debía llamar a la compañía de agua o a quien lidiara con los asuntos de la electricidad. El asunto se tornó más complejo cuando la señora dijo que el agua que salió de su llave era naranja, levemente fosforescente y que de repente, como si la llave estuviera conteniendo algo de electricidad, les daba toques a quienes la tocaban. Tan pronto llegó la compañía de agua, dándose cuenta de que aquello no les competía, éstos llamaron al servicio de inteligencia mexicano. El fenómeno había sido esperado y llegado el momento de su aparición en las calles, debía encubrirse. Evidentemente, el asunto se salió de proporciones, sino el hombre no estaría batallando con una cabeza de pez en un cuarto embarrado de sangre humana. Los peces salieron de la llave; inundaron la casa; salieron de otras llaves; vaciaron la colonia y a los pocos meses ya nadaban entre los pasillos de la escuela primaria que estaba a pocas casas de la primera llave. Cuando llegó el jefe de gobierno, en pants y lentes oscuros, ordenó reubicar a las familias en unas casas bien bonitas y bien pequeñas en otro estado pero nadie se dejó. No fue necesario. No estaban. Si estaba la primera señora, hecha ya de puras lagrimas, muda pero jadeante de tanto no entender nada pero nada más.
    Un cartel sobre el zaguán de la primaria decía “No hay clases”: nadie se paró por ahí, como si fuera lo más natural que no hubiera clases por que una colonia de peces había hecho de la escuela su casa. Gobernación aplicaba el método infalible de encontrar un culpable, de tranquilizar a los medios, de burlarse de la sola idea de un pez que no fuera hijo de otro pez.
    Fue más difícil encontrar un villano puesto que ellos bien sabían quién era el responsable del desastre; el nuevo e impreciso Prometeo. Entonces sólo hubo dos cosas razonables por hacer: deshacer y esconder. Deshicieron el mecanismo de cierta máquina implementada en el sistema Cutzamala, que utilizando el enorme caudal de agua controlada, había sido capaz de fusionar elementos naturales para la creación de un producto: peces (por decirlo de algún modo, genéricos, pues no se parecen a ninguna otra especia de la región). Por la enorme cantidad de agua, mucho mayor que la cantidad de cualquier otro elemento en ese caudal que también estaba lleno de tierra y de máquinas funcionando por combustión, se cree, que se generaron estos peces rapidísimos que parecen volar entre las aguas. El agua, al abrazar al fuego, desprendió de ella esos cuerpos aerodinámicos deseosos de encender sus ojos amarillos.
    Entonces, bien acostumbrados a la destrucción, la secretaría se ha dado a la tarea de eliminar a estas criaturas por la siempre eficaez fuerza bruta. La sangre en la foto no pertenece a los hombres que intentan matarlos pues debe saberse que estas criaturas no son asesinas y si de algo puede culpárseles es de no tener esa bestialidad de los otros animales “naturales”. Su mirada está llena de intelecto, de compresión, y la de sus asesinos de una estupidísima crueldad. La sangre es culpa de los vecinos, quienes víctimas de apagones (pues cuando un pececillo de estos se enoja, cuando es castigado, termina por conectarse a las fuentes de luz dispersando a todos a su alrededor pero causando cortos circuitos) van a reclamar. Y es en ese momento cuando empieza las operaciones para esconder el fenómeno; es sucio pero es efectivo.
    Antes de que vaciaran el agua de los patios y cortaran la electricidad para ese bloque de casas, podían verse desde las azoteas, las largas estelas luminosas que dejaban los peces al saltar. Cuando dormían parecía que un mundo entero descansaba, incandescente, esperado el día de despertar. En ese momento aparecía la primera señora, saliendo de un cuarto de azotea, vaciando cualquier electrolito sobre el agua luminosa ya tan llena de aceite para coche, liquido de batería, agua con sal y bebidas energizantes. Después de comer, ya todos reunidos, iban saltando todos esos peces hacia sus propios patios dejando una estela anaranjada mientras saltaban.

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  • Jimena M. Vázquez
    22/11/2009 10:30 pm

    La cena de Eugène.

    (Sacan el pez del horno)
    — ¡Ay! ¡Está caliente!
    — Cuarenta grados a ciento ochenta minutos, ¿qué esperabas?
    — Auch
    — Ponte cebolla. O mostaza, cocacola. Todo cura las quemaduras.
    — ¿mostaza? que asco. Mejor Vi%$%cilina. ¿Ya le ponemos el relleno?
    — ¿Relleno? ¿No se lo pusiste antes de meterlo al horno?
    –¨No… creí que iba encima.. Como salsa…
    — ¡Pendejo!
    — Bueno, todavía lo podemos arreglar, ¿no?
    — Pásame el relleno y cállate
    (le da el relleno. Lo ponen encima, como salsa. )
    — ¿Lleva manzana?
    — ¿Manzana?
    — Sí, estas cosas siempre llevan una manzana en la boca.
    — Esos son los cerdos… y esto es como un pez…
    — ¿Entonces sin manzana? Se vería bonito… a tu esposa le gustará.
    — Tienes razón. Dame la manzana.
    (Le da el relleno. Lo ponen encima, como salsa.)
    — ¿Lo metemos al horno?
    — ¿Horno? ¿No lo metiste al horno antes de ponerle el relleno?
    — No
    — ¿Por qué?
    — Iba a estar muy caliente. Ya no hay cebolla, ni cocacola, ni mostaza…
    — Cierto, no podíamos arriesgarnos.

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  • Las historias » Concurso #49 http://bit.ly/44f5U2

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  • GONZALEZ Y GONZALEZ

    A la de tres levantan la cabeza del pescado. Gonzalez dice que parece que no pero que pesa un quintal. Gonzalez con un resoplido corrobora la observación y añade que si no la hubieran hervido el traslado sería más fácil. Ambos temen que se disgregue. La puerta por la que hay que sacarla es tan estrecha que no pueden evitar que se desprenda un ojo, el cual les señala. Entonces se desata una alarma enrabietada.

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  • ATENTADO DE GREEN PEZ

    -YA VERÁS LO QUE LE PASA al preciso ´ora que se lo trague. Este fish se lo trajimos directo desde el psicotrópico de cáncer, carnal -le explicaba el activista al pinche simpatizante-. Antes de matarlo le hicimos que se fumara toda una tabla cuija de esas de las de acá.

    El presidente, ya casi al terminar de comerse al animal, le halló un papelito en la boca, como si fuera su galletita de la fortuna.
    La tinta se le escurrió bajo las uñas.
    Una voz le gritó en el estómago:
    -¡Soy Chaac!

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  • Osiris Gaona
    23/11/2009 5:34 pm

    El fantástico pez
    Claro que este pez tan diferente, tan fantástico hablaba y les preguntaba:
    ¿ Por qué si me admiran y están sorprendidos de mi existencia?
    Me tienen que esconder, ocultar a todos su congéneres y meter en un cajón ó en un expediente la pequeña historia de mi existencia. Que poca curiosidad habita en Uds. A mí me gustaría saber más de su especie. Como se reproducen, como sienten. Que es sentir para Uds. En mi especie sentir es vivir intensamente, aunque algo nos haga sentir miedo, queremos experimentar las sensaciones más extremas, llevar a sus últimas consecuencias el conocimientos y poder compartirlo con los demás de nuestra especie.
    Me rehúso a creer que me van a guardar en un acuario, con una solución de etanol-alcohol para que en el futuro solo se escuche decir: que bizarro animal, que increíble debió haber sido. Fue lo último que dijo el pez más enorme que se había conocido.
    Reflexión
    La diversidad, lo diferente hace temblar de miedo, siembra el pánico en la sociedad. Nuestra sociedad debe ser toda homogénea, todos debemos ser pobres, todos debemos tener poco criterio, todos debemos no tener sentido común. Por ello cuando existen seres tan diferentes a lo que estamos acostumbrados a ver, se debe actuar con mucha cautela, limpiar (sinónimo de borrar), todo lo que pueda crear pánico.
    Cállate!!! Nadie de saber que lo hemos encontrado…

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  • IL CAPO

    I
    El muchacho escucha en voz de Dorsett el plan para atrapar a Al Capone: evasión de impuestos. Como su detención terminará en unas horas, eso le dará apenas tiempo para poner sobre aviso al mafioso de Chicago. Sale corriendo.
    II
    Se colocan las mangas plásticas para no ensuciarse camisas ni brazos.
    — Tenemos mucho que arrastrar el lápiz.— dice con voz trágica.
    Están atrapados en el tercer piso del edificio Lexington, sin posibilidad de salir hasta haber ordenado la contabilidad del capo.
    —¿Cómo espera que lo logremos en una noche?
    —¡Porque es capaz de degollar a nuestras familias!
    III
    — Bien, muchachos, una vez en sus puestos esperen mi señal y entran escudando a Wilson para que revise sus números y recoja los papeles. Ya lo tenemos—, confirma Ness por adelantado.
    IV
    “Atraparemos al número uno tendiéndole un cuatro”, escuchó susurrar al detective en la estación antes que soltaran esas carcajadas, que lo persiguen en su carrera por entregar la noticia.
    La prisa lo lleva por la calle 22 rumbo a los muelles, al lugar donde hace apenas unas semanas, torpe e ignorante, tratara de extraerle la cartera al mismísimo jefe de jefes. “Mira, hijo”, e iba a agregar algo más, tal vez a amenazarlo, pero viendo su escuálida captura, con desprecio regresa el pez al estanque.
    Tiembla, necesita llegar, notificarle.
    Nadie custodia la puerta ni nadie responde a su llamado, como escabulléndoseles. Regresa sobre la avenida Michigan, al costado del edificio donde vio a la única ventana con luz.
    Los nauseabundos olores de la basura de los restaurantes lo hacen mirar un bulto de cabezas de pescado envueltas en papel estraza. Arranca un pedazo de papel y con un trozo que parecía carbón garabateó su aviso urgente.
    — ¡Una piedra! —. Amarrarlo a una piedra y hacerlo pasar por aquella ventana, abierta, como a propósito.
    — Una cuerda… una cuerda…—. No tiene manera de atarla. Una botella desde el suelo le señala la solución. Introduce la nota, que termina de beber el resto del líquido ocre en su fondo.
    “De haber tenido la oportunidad, sería el lanzador que poncharía a Babe Ruth”. La botella sale silbando hacia la caja de bateo, yéndose a estrellar mucho más allá del cuarto piso. Maldice su suerte mientras es abucheado por la desesperación.
    Nuevamente traza el mensaje. Sopesa las cabezas de pescado hasta encontrar una de buen tamaño. Nervioso arruga el papel, lo mete por la boca de la carpa. Con ambas manos, calibrada la puntería, dispara el proyectil.
    V
    La esperanza de terminar y salvar a sus familias los tiene braceando en papeles. “Ya pronto”, respiran mientras en el horizonte se perfila arenoso el amanecer. Entonces escuchan un ruido seguido de un lamento cuya procedencia parece ser la otra habitación. La curiosidad los trasladaba cuando una explosión sanguinolenta de vidrios, escamas y dentros de pescado llueven sobre la contabilidad. Aunque procuraron reaccionar rápido ante la estupefacta mirada del pescado, ya la tormenta hacía que los números perdieran su balance perfecto y desaparecieran en un mar de sangre, café y tinta.

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  • El lindo pescadito fue finalmente ejecutado, encontrado culpable de haber estrangulado a su víctima con su propio aro que éste había usado para instar al pescadito a salir a jugar.

    Los jueces dictaminaron que aunque el aspecto y comportamiento en su ambiente natural de estos seres es sano e inofensivo, al entrar en contacto con el ambiente terrenal, el asfixiante aire con un alto índice de plomo, desordenaron los instintos del pescadito convirtiéndolo a su vez en una víctima del impulso, el desorden y la frustración que al encontrarse sin salida, descargó toda su furia en quien, ante sus ojos, era el culpable de esos males contraídos al salir de su ambiente natural.

    Los padres de la víctima asistieron a la ejecución y en una entrevista, instaron al gobierno a vetar la popular ronda escolar para salvar futuras víctimas.

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  • Hans y el Dr. G. usaron un par de bolsas transparentes a manera de guantes para transportar la enorme cabeza de pez y colocarla en una de las mesas del salón de clases. Grisácea, con finos toques plateados, lisa al tacto y un tanto viscosa a pesar de su aspecto metálico. Seguían sorprendidos de que el rojizo líquido no dejara de fluir, como si el pez transpirara, era un hecho impensable, la vieja fuente de la cual formaba parte no tenía nada de especial, el agua que la alimentaba, al desmontar la cabeza, siguió siendo como había sido siempre un poco verdosa y turbia, revuelta por las lluvias de los últimos días. La causa debía estar en el interior, tomaron una muestra de lo que antes era un material inanimado y ahora se había transformado en un tipo de organismo vivo. Comprobaron que la materia original de la escultura no había sufrido ningún cambio, pero tenía canales microscópicos en su interior, las vías por donde el liquido se desplazaba. Minuciosamente examinaron el resto de la cabeza, hasta que dentro de los ojos dieron con una colonia de microorganismos, reesponsables de segregar esa sustancia.

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  • Enel Tintero
    25/11/2009 6:20 am

    Distractor informativo

    En 1968 Jacobo Zabludovsky urdió un plan para distraer a la audiencia televisiva. Tuvo la brillante idea de crear una cortina de humo para que la sociedad civil no se enterara de la masacre de estudiantes en Tlatelolco. La idea era sencilla: Avisar que en el Lago de Xochimilco se habia encontrado un ejemplar de Celacanto, pez fósil, como el que había sido hallado en 1938 en las costas de Sudáfrica. Con esa «noticia bomba» distraería a las masas que jamás se enterarían de los crímenes cometidos por el gobierno. Al fin que, según él nos creemos todo. Se dio a la tarea de hacer, con la ayuda de uno de sus reporteros, una réplica de gelatina del celacantimorfo para ir a echarla al lago de marras aprovechando la oscuridad de la noche. La idea no cuajó. La gelatina tampoco pero el germen del distractor informativo está ahí y desde entonces tenemos cortinas de humo de todo tipo: náufragos que sobrevivieron por canibalismo, influenza AH1N1,… en fin hay quienes han llegado a decir que el sismo del 85 nunca ocurrió que fue una histeria masiva a raíz de una cortina de humo desde la radio provocada por el genial Zabludovsky.

    El pez de gelatina no cuajó pero terminó en la panza de Zabludovsky y el reportero.

    Jacobo Zabuldovsky mucho tiempo después reconocería que «recibió línea» del gobierno para no dar información de la masacre. Salió de la televisión y ahora desde una estación radial continúa con sus labores de distracción (¡pregúntele al vecino!)

    El anónimo reportero que le ayudaba quiso quitarle el puesto a Zabludovsy chantajeándolo con decir la verdad acerca del ocultamiento de la verdad de la masacre de Tlatelolco y terminó, ese sí, en el Lago de Xochimilco com alimento para los peces celacanto que solamente salen por las noches porque detestan el protagonismo

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  • Mien Trasalbert Odespierta
    25/11/2009 7:23 am

    Textículo esdrújulo
    Opúsculo ridículo

    Formábanse en la estratósfera nigérrimos cúmulos, prolegómenos de anécdotas catastróficas…

    Ictiófagos solazábanse ante opíparo ágape. Máximo espectáculo gastronómico

    Un clérigo hipócrita gritábales desde su púlpito:
    – ¡Epicúreos!, ¡émulos de Heliogábalo! ¡Arrepiéntanse!

    -¡Santísimos mamíferos acuáticos! díjole asustadísimo su discípulo al homínido murciélago,
    presagiándole problemática.
    – Hábitat, océanos: Índico, Atlántico, Pacífico y Ártico – respondíale el héroe noctámbulo
    – Faltábale el Mediterráneo- agregábale su púrpura cuasi-cónyuge.
    – Ese no es océano – reprochábale el lóbrego entre los lóbregos líderes

    Epílogo: ictiófagos muriéronse entre hórridos cólicos. clérigo robábales ágape. Homínido murciélago y discípulo ya son legítimos cónyuges

    Responder
  • Deúl Timo Minuto
    25/11/2009 8:12 am

    Historias debrayantes (1)

    Charles De Brayantes (antes Charles Debray) realizó un cambio ingeniosísimo de nombre para despistar a los enemigos. He aquí su Historia:

    Charles De Bray nació en Brighton mucho antes de morir. Desde niño tuvo gran gusto musical. Mostró a temprana edad gran afición por el piano y lo devoró pero notó que tenía sus bemoles los cuales no le gustaron y escupió sin más. Creció y con su amigo Paul viajó a Londres con el fin de hacer negocios. Una vez que bajaron del tren fueron asaltados por las dudas (2). Ahí perdió toda pista de Paul. Sin dinero y sin Paul se dedicó a vagar solo por Londres. Pronto corrió con gran fortuna pero para su desgracia fue denunciado el robo y tuvo que devolver lo sustraído. Conoció a dos mujeres: Eva Nescente la cual siempre que Charles se acercaba a declararle su amor, desaparecía. Y Boba Licona la cual cumplía todos los caprichos de Charles. Mucho tiempo pasó para que Charles pudiera hacer un gran negocio, Un día conoció a su primo Genito con el cual trabó una gran amistad. La cual se quedó así trabada para siempre. Ni amigos ni enemigos se les ocurrió poner un negocio de adivinación del futuro. Por medio de una cabeza mítica de pez engañaban a la gente diciéndoles que era la voz de un oráculo la que les hablaba.

    -¡Ora Culeros!- les gritaba la multitud. Ya digan el futuro.
    Y ellos anticipaban los acontecimientos… Y cobraban una gran cantidad de drinero por ello…

    Un día Charles se dio cuenta de que había entendido mal y en realidad su primo Genito era su pimogénito. No sabía entonces cuál de las dos mujeres sería la madre de su primogénito pero al día siguiente descubrió que quizás ninguna pues su primogénito no tenía madre: Huyó con todo el dinero…

    Sumido en una crisis Charles pronto recibiría una gran noticia. Lo buscaba su amigo Paul el cual al parecer ya tenía una compañía, pues le dijeron que de buena fuente se sabía que lo bucaban Paul y Cía. Una vez más había entendido mal. Lo buscaba la policía. Por embaucador. Charles corrió y se escondió en un kindergarten vecino pero pronto fue encontrado pues era fácilmente identificado ya que todos los alumnos lo superaban en inteligencia.


    (1) Se cree que su apellido dio origen al neologismo «debrayar»
    (2) Las dudas era una banda delictiva londinense. Desde entonces al parecer se acuñó el término «Por si las dudas» No sabemos cómo fue que pasó del inglés al espanol…
    (3) En realidad no sabemos porqué fue que debrayamos tan grueso escribiendo tanta jalada. Debe ser un exceso de cafeína. N del E.

    Responder
  • Mien Trasalbert Odespierta
    25/11/2009 12:24 pm

    Corríjome rápido

    Textículo esdrújulo
    (Opúsculo ridículo)

    Formábanse en la estratósfera nigérrimos cúmulos, prolegómenos de anécdotas catastróficas…

    Ictiófagos solazábanse ante opíparo ágape. Máximo espectáculo gastronómico

    Un clérigo hipócrita gritábales desde su púlpito:
    – ¡Epicúreos!, ¡émulos de Heliogábalo! ¡Arrepiéntanse!

    -¡Santísimos mamíferos acuáticos! díjole asustadísimo su discípulo al homínido murciélago,
    presagiándole problemática.
    – Hábitat, océanos: Índico, Atlántico, Pacífico y Ártico – respondíale el héroe noctámbulo
    -Especímenes: Cetáceos- agregábale y sonreíale irónico
    – Faltábate el Mediterráneo- reprochábale sarcástico el púrpura discípulo.
    – Ese no es océano – recriminábale cólérico el lóbrego entre los lóbregos líderes

    Epílogo: ictiófagos muriéronse entre hórridos cólicos en el estómago y ácido clorhídrico (gástrico) en el esófago. clérigo que ignorábalo robábales ágape. Homínido murciélago y discípulo ya son legítimos cónyuges

    Responder
  • Mien Trasalbert Odespierta
    25/11/2009 12:31 pm

    Versión Final

    Corríjome rápido

    Textículo esdrújulo
    (Opúsculo ridículo)

    Formábanse en la estratósfera nigérrimos cúmulos, prolegómenos de anécdotas catastróficas…

    Ictiófagos solazábanse ante opíparo ágape. Máximo espectáculo gastronómico

    Un clérigo hipócrita gritábales desde su púlpito:
    – ¡Epicúreos!, ¡émulos de Heliogábalo! ¡Arrepiéntanse!

    -¡Santísimos mamíferos acuáticos! díjole asustadísimo su discípulo al homínido murciélago,
    presagiándole problemática.
    – Hábitat, océanos: Índico, Atlántico, Pacífico y Ártico – respondíale el héroe noctámbulo
    -Especímenes: Cetáceos- agregábale y sonreíale irónico
    – Faltábate el Mediterráneo- reprochábale sarcástico el púrpura discípulo.
    – Ese no es océano – recriminábale cólérico el lóbrego entre los lóbregos líderes

    Epílogo: ictiófagos muriéronse entre hórridos cólicos en el estómago y ácido clorhídrico (gástrico) en el esófago. clérigo que ignorábalo robábales ágape. Homínido murciélago y discípulo ya son legítimos cónyuges

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  • Hola a todos. Con este mensaje se cierra el concurso de noviembre. Los resultados estarán en breve; mientras, agradezco –como siempre– a todos los interesados. Quienes lo deseen pueden recomendar –también como siempre– sus textos favoritos.

    Saludos y hasta pronto…

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  • Hubo varios que me gustaron, pero los que más recuerdo son el de CIENCIA de Assul y el cuento de borrachos.

    Saludos a todos!

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  • Alicia Arámbula L.
    27/11/2009 6:20 pm

    Hola, ante todo este concurso me parece un ejercicio excelente para estimular la imaginación. Se me pasó la fecha de participación, pero igual me gustaría comentar sobre los que más me gustaron:

    El de Pablo (no. 3) -> Como minificción me parece extraordinario, resume lo que pasa, integra todos los personajes y le agrega un contexto emotivo, me encantó.

    El de El Judío Errante (no. 12) -> Fantástico, no digo más.

    El de Assul (no. 26) -> Me parece que planteó un escenario muy vívido, por poco se pueden percibir los olores del laboratorio, y la combinación con los elementos fantásticos (hoyo negro) le añade interés, despierta la curiosidad.

    El de Guadalupe (no. 57) -> Muy claro, ágil y bien resuelto.

    ¡Felicidades!, ojalá los siga leyendo.

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  • Buenos días a todos. El ganador del concurso de este mes es el cuento «Lady López» de Elisa de Armas, que juega a convertir una metáfora en «verdad» literal para construir un argumento fantástico muy curioso. Reciben menciones «Plomería fantástica» de El judío errante, el cuento sin título de La Maga y «La cena de Eugène» de Jimena M. Vázquez.

    Mañana aparecerá la convocatoria del concurso número 50 de esta bitácora. La ganadora recibirá su trpofeo virtual próximamente. Muchas felicidades a los ganadores, gracias a todos y hasta pronto.

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  • ¡Qué sorpresa! No me lo esperaba. Quiero darle también mi enhorabuena a las menciones. Mis favoritos eran el cuento de La Maga y Plomería fantástica.
    Y gracias, Alberto, por el concurso.

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  • Jimena M. Vázquez
    01/12/2009 1:24 am

    ¡Oh! Soy muy feliz. Gracias, Alberto. Felicidades a Elisa y a los compañeros mencionados.

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  • El judío errante
    01/12/2009 7:08 am

    Muchas gracias por la mención, Alberto. Felicidades a la ganadora y a las demás menciones 🙂
    Me siento «Bendito entre las mujeres» 😀

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  • Estaban por finalizar uno de sus más grande inventos, solamente tenían que acomodarlo en el lugar más conveniente, centímetros de menos o centímentros de más, serían capaces de echar a perder el resultado del trabajo de dos largos años. Por fin, quedo centrada la gran cabeza y sin necesidad de antena, con girar un ojo suavemente, se sintonizó una estación de música big band. Los dos hombres sonrieron satisfechos entre sí.

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